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Opinión

24 de Mayo de 2018

Columna de Claudio Martínez: Desafíos frente a la diversidad sexual y actitud de los terapeutas

"Terapeutas heterosexuales que tratan pacientes LGBT necesitan familiarizarse con la cultura de la diversidad sexual, tener plena conciencia y una visión crítica de las creencias y estereotipos contra las personas LGBT y así ganar confianza con sus pacientes".

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El 17 de mayo se conmemoró el “Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia”, cuyo lema para este año, acordado por las organizaciones LGBT del mundo, es “Solidaridad y Alianzas”. Considerando esta conmemoración me parece importante reflexionar sobre la actitud de los terapeutas y el rol de la psicoterapia ante la diversidad sexual.

Durante años los diferentes modelos psicoterapéuticos compartían una visión patologizadora de la sexualidad diversa o que estaba fuera de los límites de la heteronormatividad. Muchas generaciones de psicólogos y psiquiatras se formaron bajo esta visión y crecieron profesionalmente con las creencias y conceptos que estos modelos promovían. A pesar de los sucesivos descubrimientos, declaraciones de despatologización, actualizaciones de los manuales diagnósticos, posteriores a 1980, los cambios en las creencias y actitudes son lentos y difíciles de erradicar.

Pocos estudios han sido publicados sobre experiencias de pacientes LGBT en psicoterapia o consejería psicológica. Por ejemplo, en una encuesta a 217 mujeres y hombres bisexuales realizada el año 2004, se encontró que las experiencias de estas personas con los profesionales de salud mental no fueron muy positivas. Los participantes reportaron desconocimiento, descalificación y patologización por parte de sus terapeutas hacia sus identidades bisexuales, incluyendo supuestos como que la bisexualidad estaba conectada con conflictos y problemáticas clínicas, las que al ser superadas haría desaparecer tales conductas.

En general, estereotipos y creencias contra gays están frecuentemente presentes en tratamientos LGBT. Estas posturas pueden ser alimentadas tanto por pacientes como por terapeutas. Por ejemplo, la creencia que un hombre gay no necesita casarse si habitualmente tienden a sostener relaciones no monogámicas y sus vínculos no son duraderos. Esta puede ser una creencia estereotipada que ambos – terapeuta y paciente-compartan y no exploren en profundidad. Esto es lo que Lingiardi & Drescher (2003) llaman “homoignorancia” y el “homopreconcepto”.

Algunas de estas creencias se sostienen en factores sociales convertidos en estereotipos identitarios, otras están fuertemente ancladas en teorías que la propia psicología o la ciencia han ayudado a construir. Por ejemplo, las teorías biológicas y hereditarias sobre la naturaleza de la homosexualidad permiten sostener una serie de conceptos implícitos que las personas utilizan al hablar o relacionarse con personas gays o lesbianas.

Sin embargo, en los últimos años han surgido prácticas terapéuticas exitosas con pacientes LBGT, particularmente aquellas que utilizan una aproximación “afirmativa”, no es un modelo psicoterapéutico específico, sino una práctica que incluye ciertos conceptos y creencias que incluyen la aceptabilidad, comprensión de la naturaleza y desafíos de la diversidad sexual y de género. A pesar de estas buenas experiencias, algunos pacientes LGBT continúan reportando discriminación, hostilidad y experiencias terapéuticas donde han estado con psicoterapeutas pocos apoyadores, sesgados o ignorantes.

Muchos de estos pacientes relatan experiencias de sutiles y encubiertas formas de hostilidad y discriminación que, potencialmente se convierten en las llamadas microagresiones.

Las microagresiones son comunicaciones que implican prejuicios, creencias erróneas y discriminación que son expresadas a través de formas comunicacionales que aparentemente son inofensivas o sin sentido. Pueden ser verbales o a través de gestos desdeñosos, miradas evitativas o tonos de voz despectivos. Consciente o no conscientemente, una microagresión busca denigrar de manera oculta o enviar un mensaje hostil o negativo a una persona.

Muchas veces, y a diferencia de lo que ocurre con la tradicional discriminación abierta, los sesgos encubiertos y las microagresiones son expresadas por psicoterapeutas bien intencionados que explícitamente están en desacuerdo con las prácticas heteronormativas y apoyan causas por los derechos de la diversidad sexual. Estos terapeutas no están inmunes a los sesgos y prejuicios sociales y a la estigmatización psicológica, y no intencionalmente e inadvertidamente perpetúan estos sesgos en su práctica con pacientes LGBT.

Uno de los efectos más importantes de estas microagresiones es el silenciar e invisibilizar las prácticas sexuales diversas, lo que se instala en la estigmatización internalizada (homolesbobitransfobia internalizada) que muchos pacientes ya traen a psicoterapia. Muchas veces este efecto genera más daño psicológico y es más destructivo que los eventos externos y abiertos (Speight, 2007). Más aún, cuando estos sutiles mensajes negativos provienen de terapeutas confiables, con quienes a veces existe una fuerte alianza terapéutica, el efecto puede ser más penetrante y el paciente se va silenciando y se va absteniendo de luchar contra sus propias agresiones cotidianas, las que se van reforzando aún más, dando lugar a sentimientos de desesperanza y depresión.

En un estudio realizado por los investigadores Shelton y Delgado-Romero (2011) sobre la experiencias de haber vivido microagresiones sobre la orientación sexual en psicoterapia, los autores realizaron varios focus group a 16 pacientes identificados como LGBT y lograron identificar siete tipos de microagresiones que agrupan en categorías temáticas: “El supuesto que la orientación sexual es la causa de todos los síntomas y conflictos del paciente; Evitación y minimización de la orientación sexual como temática durante el tratamiento; Intentos por parte del terapeuta de sobreidentificarse con los pacientes LGBT; Hacer comentarios que implican supuestos estereotipados sobre personas LGBT; Tener expresiones con sesgo heteronormativo; Supuesto de que todo individuo LGBT necesita psicoterapia; y Comentarios que advierten los potenciales daños de identificarse como LGBT”.

Estudios como los anteriores muestran que, a pesar de las buenas intenciones que puedan tener los terapeutas, la falta de entrenamiento específico, el desconocimiento de la cultura y la psicología LGBT, y la falta de autoconciencia acerca de los propios preconceptos, creencias sobre la sexualidad y género diverso, pueden dar por resultado tratamientos donde los pacientes LGBT experimentan estas agresiones o ven confirmadas sus temores y desconfianza con la psicoterapia y, en algunos casos, aumenta su desesperanza con respecto a la ayuda posible de recibir.

En otros casos, si esto no es percibido, puede dar lugar a colusiones entre los prejuicios y creencias erróneas de un terapeuta y un paciente autoestigmatizado, lo que podría profundizar las inseguridades y las angustias sobre sí mismo de este último.

Ante este escenario, autores recomiendan que terapeutas heterosexuales que tratan pacientes LGBT necesitan familiarizarse con la cultura de la diversidad sexual, tener plena conciencia y una visión crítica de las creencias y estereotipos contra las personas LGBT y así ganar confianza con sus pacientes.

En Chile aún no existen investigaciones que exploren las actitudes, sesgos y prejuicios de psicoterapeutas frente a la diversidad sexual e identidad de género, pero sabemos que tampoco hay programas formales de entrenamiento y formación de terapeutas culturalmente competentes.

Es un desafío para los centros universitarios el preparar a las nuevas generaciones de profesionales en salud mental para los cambios sociales y culturales que están ocurriendo. También constituye una oportunidad para que psicoterapeutas con experiencia puedan mirar con atención y reflexionar sobre sus propios prejuicios y sesgos que subrepticia e inadvertidamente se deslizan por su práctica cotidiana.

Dr. Claudio Martínez Guzmán
Director Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia (CEPPS -UDP)

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