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Nacional

12 de Julio de 2018

Carta abierta de un general (r) a Longueira: “a llorar a la Iglesia”

Lo observo con indiferencia, con la misma indiferencia que Ud. y miembros de su partido, parapetados y silenciosos, han condenado la “Dictadura” y sus “horribles” crímenes, sin informarse de los procesos y a pesar de haber nacido de la costilla del gobierno militar; y especialmente Ud., un privilegiado del Pdte. Pinochet.

Por

Sr. Longueira:
Suerte la suya de poder defenderse de las acusaciones formuladas por la Justicia, con tanta difusión. Los militares, apenas detenidos y procesados, somos colgados en la plaza pública comunicacional, sin posibilidad de defendernos y recibir toda clase de ofensas, aun cuando seamos inocentes.

Lo observo con indiferencia, con la misma indiferencia que Ud. y miembros de su partido, parapetados y silenciosos, han condenado la “Dictadura” y sus “horribles” crímenes, sin informarse de los procesos y a pesar de haber nacido de la costilla del gobierno militar; y especialmente Ud., un privilegiado del Pdte. Pinochet.

Jamás ha abierto la boca en nuestra defensa.

Siento el allanamiento a su casa y el amedrentamiento a su familia. Pero no lo oí condenar, y a nadie de su partido, la patética escena de 2 ancianos generales, uno sacado en pijama de su casa, y el otro, prácticamente en vilo por funcionarios de la PDI con profusa difusión.

Conozco muy de cerca el caso de un militar cuya mujer moría de cáncer y a escasos metros, en otra dependencia de su departamento, funcionarios de la PDI insistían lograr alguna respuesta que los satisficiera. Al no lograrlo, lo llamaron intermitentemente durante la noche para que “resfrescara la memoria”, interrumpiendo el descanso de la moribunda.

A nosotros también nos han amedrentado, pero hemos callado; nuestras esposas, hijos y nietos han tenido un llanto silencioso y solitario, sufriendo la ingratitud e indiferencia. ¿Donde están, incluido Ud, aquellos que se vanagloriaban de ser nuestros compañeros de ruta en el gobierno militar? A veces se ven en las páginas sociales de diarios y revistas, y en la farándula.

A pesar de todo eso, ahí estamos, de pié, luchando y esperando lo que sea y enfrentando el futuro.

Siento mucho su situación Sr Longueira y le deseo desde mi corazón cristiano la mejor de las suertes, pero al único lugar donde un hombre de su estatura puede acudir en vez de quejarse por los diarios, es ir a llorar a la Iglesia

Lo saludo.
Gral (R) Hernán Núñez Manrique

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