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Humor

3 de Agosto de 2018

Cómo entender al pendejo de mierda que tiene en casa, parte 2

Gracias al cariño y solicitud del público ofrecemos la segunda parte de estas pautas para sobrevivir en un mundo lleno de anglicismos incomprensibles propios de juventudes que se solazan en el fracaso y la miseria, la decadencia de la sociedad de consumo, la quiebra de las instituciones y el aumento exponencial de los vendedores de pan amasado con chicharrones en la vía pública, señal indiscutible de la profundización de la crisis económica y social cuyo corolario será una revolución socialista que entregará todo el poder a los soviets, asunto que por distintas razones no alcanzaremos a ver.

Por

Barsing

También llamado “Asalto de cócteles”; una de las últimas tradiciones universitarias que aún subsisten, luego de la abolición del mechoneo y los aranceles de referencia, consiste en comer delicias poco frecuentes, es el de hacerse pasar por estudiante de pregrado de todas las disciplinas solo para asistir a los cócteles que se ofrecen en los recintos universitarios. Así, despistando a los camareros con disquisiciones sobre los trabajos de Santiago Ramón y Cajal, logras comer un montón de tapaditos de camarón, empanadas de salsa alfredo y otras cosas inexplicables que ni siquiera sospechabas se podían masticar.

Merming

El bello arte de ir a las distribuidoras de alimentos para adquirir productos en conservas a bajo precio. Así, un arte que databa de los tiempos en que este país era monoproductor y colapsaba cual hoyo negro por la política de sustitución de importaciones, renace, como si acaso el ADN transmitiera algo más que simple información genética. Comer mermas de fideos, de tarros de conservas, de atún. Una nutrición inédita que de otro modo no se podría acceder, no al menos con el limitado presupuesto de menesteroso que otorga la Tarjeta Junaeb. Una versión extrema de esta es la de aquella que se ubica a la salida de los restoranes de comida rápida y espera a disputar con otros curados a la salida del Bella pedazos de pizza que no fueron consumidas. Peor aún, aquellos que acuden a los casinos universitarios y buscan platos de sopa, postres y hasta platos de fondo dejados por mañosos que no comen todo, en una vieja práctica conocida como “rapiña”

Colgandosing

Porque todos tenemos un poco de MR. ROBOT adentro (sobre todo en la parte de las alucinaciones producto de una esquizofrenia mal diagnosticada), si quieres ahorrar algo de tu abultada cuenta y hacer rendir la pensión de tu abuelo, ¿por qué gastar diez lucas en una línea de internet a medias con el degenerado que tienes de vecino, cuando puedes sencillamente robarles las contraseñas? Eso, hasta que la disminución en la velocidad de descarga lo haga sospechar. Aunque no pasará muy pronto; con las mierdas de ISP que tenemos, las bajas de velocidad son tan frecuentes como las bajas de azúcar.

 

 

Pechanding

El arte de vacacionar gratis en paisajes rurales a cambio de tu agradable compañía. Tu abuela vive en un ambiente campestre — sus costumbres antediluvianas te harían decir rupestres — y buscas huir un tiempo del mundanal ruido. Entonces llegas con la bella ofrenda citadina: tu compañía. Todo, a cambio de nada. A la semana dejaste el veganismo, animalismo y todos tus ismos para bailar guaracha, rumba, samba, mambo. O a la inversa, si eres de provinciars y debes ir a Santiagors y no quieres terminar arrendando un cupo en un galpón a por 300 mil, no hay nada como hacerse un espacio arriba del clóset de tu familiar que se vino a la capitale para buscar un futuro mejor (y no lo encontró) y poder dormir.

 

Desperting

La desidia no es una buena forma de vida, el dinero de los papis no durará para siempre. Debes comenzar a emprender el vuelo. Pero no logras reaccionar: sigues en el inmovilismo. ¿Cómo abrir tus chacras agrícolas? ¿Como aterrizar? ¿Cómo caer del techo hacia la cama y dedicarse a caminar? Necesitas algo fuerte, algo extremo que te despierten. No basta con un café, no basta con Buvi Cola. Sería bueno que te tironearan un poco el pelo. Podrías probarlo. El BDSM es el condimento que le faltan a los insípidos fideos del sexo, ¿sabias?

 

Serveling

Otrora los carretes eran pagados con la plata de los viejos, pero eso ya pasó de moda, especialmente para esta nueva generación autosustentable. La nueva forma de pegarse un buen carrete -para combatir el estrés de esta vida arrebatada- con chimbombo, pisco, chelas y unas prietas es el Serveling: comprar todo al contado, guardar las boletas y después pedir reembolso en el SERVEL. Esa es la verdadera Revolución… Democrática.

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