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Opinión

21 de Septiembre de 2018

Columna de El Tío Mamo: Las dos almas de Chile

Retomando (¡Salud!, diría un comunista) la idea inicial, es de toda lógica decir que en nuestra comarca con forma de serpiente habitan dos almas: Un Yin y un Yang, un Trentren Vilu y un Caicai Vilu (gracias Pedro Cayuqueo), un Káiser y un Mayol... en fin, se entiende la metáfora.

Tío Mamo
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Pocas festividades reflejan tan fielmente el actuar de los habitantes de nuestro terruño como la del 18 de setiembre. Y es que durante la celebración de nuestra primera independencia (la segunda, como ya saben, se produjo el 11 de setiembre del 73 y su gesta heroica nos libró para siempre del marxismo de Allende y su Combo) se desatan ciertas pulsiones que por lo general se mantienen reprimidas durante el resto del año.

Una cosa que me sorprendió este 2018 fue que haya sido un diputado de la actual pseudoderecha (Jorge Durán, hijo del Obispo Durán, ese que le dio una cordial bienvenida a la expresidenta Verónica Bachelet durante el Te Deum evangélico del año pasado) quien impulsó la idea marxista de dar feriado toda la semana del dieciocho, como si esto se tratara del carnaval de cualquiera de los países tercermundistas que nos rodean, y no de celebrar ordenadamente la obtención de la Independencia. Y es que las ideas que trae esta nueva derecha que abjuró del legado de Augusto poco y nada hace por mantener el perfil sumiso y domesticado que tanto costó forjar en el temple del chileno medio.
Según la prestigiosa empresa encuestóloga CADEM más de un millón de santiaguinos abandonará la capital este fin de semana festivo para ir a gastar sus aguinaldos (no aguiRnaldo, por favor, manga de ignorantes), preferentemente al litoral central, confirmando que la mayoría de los habitantes de la capital preferiría vivir en Quintero o Puchuncaví antes que en el hoyo que fundó Pedro de Valdivia.

Retomando (¡Salud!, diría un comunista) la idea inicial, es de toda lógica decir que en nuestra comarca con forma de serpiente habitan dos almas: Un Yin y un Yang, un Trentren Vilu y un Caicai Vilu (gracias Pedro Cayuqueo), un Káiser y un Mayol… en fin, se entiende la metáfora.

En la vereda más derecha y luminosa tenemos a los ciudadanos que día a día trabajan y se esfuerzan por hacer de este un país más próspero y desarrollado, esos que aunque en su mayoría no tienen un CI muy alto, suplen su falta de pensamiento crítico con una desbordante energía al momento de realizar las tareas que se les encomiendan. Son los que algunos zurdos malacatosos llaman ofensivamente “fachos pobres”.

Y hablando de los reyes de Roma, en la otra vereda (esa que prometió alegría, arcoIris y un sinfín de alegorías coléricas) tenemos al zurderío; gente alegre, floja y despreocupada que es algo así como una banda de hippies con charango versión 2018, y cuyo único afán es vivir de la teta del Estado. No es de extrañar que sean ellos quienes acuñaron ese chiste fome de SEDtiembre.

Dicho lo anterior es que procedo a iluminar la limitada capacidad intelectual de usted, mi querido lector, con mi sencilla hipérbole: Comience usted tomando como escenario el Parque O’Higgins; es allí donde un grupo de gallardos militares, en su mayoría de extracción muy humilde, desfilan durante horas para el deleite de otros como ellos, gente ligada de alguna u otra forma a la familia de las Fuerzas Armadas y de Orden, o simplemente simpatizantes de la obra magna de mi General. Gente humilde y abnegada que con tal de observar el rito republicano de cada 19 de septiembre es capaz de soportar las inclemencias del tiempo, sean estas una lluvia torrencial o el calor soporífero que traerá como consecuencia una desagradable insolación. Setiembre es veleidoso, como el corazón de Doña Lucía.
Y tan sólo a unos metros de ese gratificante cuadro se levanta la otra escena, esa que está en sus antípodas. Fondas y ramadas que más parecen una importación del barrio rojo holandés, sólo que agiornado por litros de chicha en lugar de porros. Pero en fin, qué más se le va a pedir al zurderío,si el amor por el mosto proviene de sus líderes. Por Dios, todo esto sería más soportable si por último se fueran a gastar dinero fiscal al Monticello, como lo haría cualquier buen militar que se precie de tal.

Y toda esta escena es observada desde el palco por los que realmente importan: Las élites de nuestro país, Presidente junto a generales, ministros y otra gente “importantaza” (diría Tito Fernandez el Temucano, gran artista de derecha) que mezclan en el cacho de chicha su saliva y su desprecio por todo lo que ocurre fuera de la platea.
Ya para finalizar esta columna, una advertencia: Cabe esperar que ningún lector de este pasquín bolchevique sea tan tontorrón como para manejar en estado de Merino durante estas festividades, de esa forma no tendremos que lamentar ningún fallecido, aunque auguro que habrá tantos zurdos con caña lamentándose de haber tomado en exceso como votantes arrepentidos de Tatán.

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