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Cultura

4 de Febrero de 2019

RESEÑA | Macha & El Bloque Depresivo: 100% lúcidos

"Así las cosas, tras diez años de conciertos en vivo (y con la figura de Macha absolutamente vigente en el medio, tras el memorable y bailable show de Chico Trujillo en el Festival del Huaso Olmué), el debut de Macha y El Bloque Depresivo en vinilo y CD, se convierte en un hito tan esperado como notable. El disco contiene parte de lo mejor del repertorio de la banda", dice Cristóbal González en esta reseña.

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El show de Macha & El Bloque Depresivo, literalmente, no se vende. Es casi imposible verlos en festivales, eventos de empresas o shows municipales, Macha y sus amigos prefieren siempre autoproducir los recitales del bloque, para mantener el clima de intimidad y melancolía que la música que ellos tocan, evoca.

Sin embargo el año pasado hicieron una excepción y en el verano tocaron para un municipio, en Mostazal, una localidad cercana a Santiago. Allí, su líder, Macha (que no suele dar entrevistas) le dio una pequeña nota a un Francisco Javiera, un niño de la zona ( la nota está en YouTube), Francisco le preguntó si no tenían planes de grabar discos. Ninguno, le dijo Macha. Hicimos esta banda para tocar en vivo, nunca ha estado en nuestros planes grabar, le respondió.

A veces hay que escuchar la voz del pueblo, de ese público que por años ha repletado las incontables funciones de la banda, en lugares como el Teatro Cariola, el Teatro Caupolicán o la Quinta de los Nuñez para verlos, ese público multi generacional que sufre, que se desgarra y que canta a todo pulmón en sus recitales y que con la misma fuerza, les venía pidiendo y diciendo hace tiempo: graben un disco.

Así las cosas, tras diez años de conciertos en vivo (y con la figura de Macha absolutamente vigente en el medio, tras el memorable y bailable show de Chico Trujillo en el Festival del Huaso Olmué), el debut de Macha y El Bloque Depresivo en vinilo y CD, se convierte en un hito tan esperado como notable. El disco contiene parte de lo mejor del repertorio de la banda.

El álbum comienza con ese bello bolero llamado “Vergüenza Ajena”, pieza original de Los Jaivas, con un sonido emotivo y una estética musical ambientada en la bohemia porteña antigua, con un coro chachachá y un brillante solo de trompeta.

La carretera (de autoría de Macha), evoca absolutamente la melancolía y el sonido de Los Panchos, es un viaje directo a los años 50 o 60. La pluma del líder de la banda aparece también en Isla de Errores y en Los Continentales, esta última una bella balada, también cincuentera, con ciertos aires a Elvis Presley, Ritchie Valiéns y a la nueva ola. Existe un divertido video de este tema, hecho en cromaquí, estrenado muy recientemente en redes, con la figura de Macha manejando en un trayecto onírico, en el cielo, con sus lentes, barba y una polera del grupo ska británico The Specials.

“La Nave del Olvido”, de Dino Ramos, es otra de las piezas emblemáticas del disco, con una cadencia muy sentida de blues acústico tocado con acordeón y la inconfundible voz de Álvaro Henríquez de Los Tres, clásico socio y aliado de Macha y El Bloque.

“Pequeña Serenata Diurna”, del cubano Silvio Rodríguez, es un homenaje conosureño a la música popular brasileña, con sonidos de cascadas y la sorprendente voz de Luciano Cardoso (voz del popular grupo Café con Leche, recordados por su participación en el programa Mekano), que aquí demuestra que con su voz puede evocar tanta alegría como melancolía.

“No hay novedad”, evoca los mejores Ska o Rocksteady de La Floripondio (estilo “Bailando como mono”), pero con aires mexicanos, esto gracias al aporte del grupo mexicano Son Rompe Pera y a la cita en trompetas a Juan Gabriel.

“El Gran Tirano” es un tema muy alto del disco, uno de los tracks más queridos del público de la banda, que canta a todo pulmón en los shows: “Según tu punto de vista, yo soy el malo”.

“Solo tú”, pieza de Matia Bazar, y también grabada con Alvaro Henríquez, se constituye como uno de los puntos más altos del disco, evocando la nostalgia de la música italiana.

El vals peruano impresiona en las voces de Juli laso y Julian Herreros, en el tema “Cada domingo a las doce”.

Todos estos invitados maravillan pero a la vez no sorprenden, pues es parte de la magia del bloque, un grupo polifónico, donde siempre, en sus shows, hay muchos cantantes invitados, es parte del ritual al que invita la banda, sorprenderse con la variedad y emoción de cada registro vocal.

Cuentan que el año antepasado Mon Laferte (quien es originaria de Viña del Mar y también una apasionada por los sonidos antiguos), fue a verlos a la Quinta de los Nuñez, en Valparaíso, ciudad vecina de Viña, a convencer a Macha de subirse con ella a la otra Quinta (Vergara) en el Festival de Viña.

No es de extrañar la invitación; en su último disco la viñamarina sale en la portada pelando una cebolla y llorando (referencia a la música cebolla, o romántica), a la vez que el logo del Bloque, es una navaja de afeitar, como para cortarse las venas. Ambos proyectos evocan cosas parecidos, la emoción y el sentimiento de este cancionero popular latino.

Agradecido, el hombre de Chico Trujillo habría, en todo caso, declinado el honor. Tanto como Chico y El Bloque han mantenido distancia de los grandes festivales televisados, llegando solo, hasta ahora, a tocar en Olmué, como decíamos al comienzo. Un festival más pequeño que Viña en impacto pero más acorde al espíritu de la banda. La gestión entonces, habría sido en vano, como el vals peruano.

Y es que como ellos mismos cantan, todo tiene su porqué. Para Macha es importante mantener la intimidad del vínculo que ha construido con su público, ese público fiel que lo ha seguido diez años con el Bloque, de teatro en quinta, generando así un verdadero culto alrededor de la banda y para el cual, un público para el que este vinilo, es sin duda, una joya, un premio.

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