Rodrigo Avilés ante sentencia del ex carabinero que lo agredió: “yo creo que es bajo”

El ex sargento de Carabineros, Manuel Noya, fue condenado a dos años de pena remitida por el delito de uso excesivo de la violencia, con resultado de lesiones graves en contra del joven universitario Rodrigo Avilés,  al lanzarle a la cabeza el chorro del carro lanzaguas que conducía, en medio de una marcha el 21 de mayo de 2015.

Así, Noya deberá firmar mensualmente en Gendarmería por un período de dos años y medio, lo cual fue cuestionado por la víctima y su familia.

“Comprendiendo que hay un accionar de un ex funcionario de un institución que causa una lesión tan fuerte como una casi muerte de un ciudadano, no sé si creen ustedes que corresponde a lo que hoy día se sentenció. Yo creo que es bajo”, indicó Rodrigo Avilés a T13.

Además, aseguró que esta situación genera un mal precedente para situaciones similares a la que le tocó vivir hace cuatro años.

Noya atacó con el chorro del guanaco al estudiante, quien permaneció un mes con riesgo de muerte. Accionó en contra de una masa de manifestantes a menos de cuatro metros de distancia y con una potencia que se compara a un choque de un automóvil a 120 km/hrs.

“El pasado 8 de marzo tenemos otro accidente de agresión similar a lo que fue la mía. Eso habla también de que necesitamos una reestructuración de Fuerzas Especiales y Carabineros o sino acciones como la mía o como lo que pasó el 8 de marzo seguirán reproduciéndose”, declaró.

Rodrigo hizo un llamado a reformular la formación en Carabineros, especialmente en Fuerzas Especiales, ya que “hemos visto cómo históricamente hemos tenido heridos y muertos en este país. Lo tenemos hoy día y los vamos a tener siguiendo si no hay una reestructuración de los protocolos y de la formación de los carabineros mismos”.

Félix Avilés, padre y abogado de la víctima, cuestionó la sentencia, asegurando que “es en términos comparativos una pena muy menor entendiendo que a un civil, por una fractura de un dedo a un Carabinero le asignaron 5 años”. Por otro lado, reconoció que conseguir una pena de presidio efectivo “era muy improbable. Para ser honestos públicamente, el presidio efectivo requería otros elementos”.