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Opinión

22 de Abril de 2019

Columna de Pablo Ortúzar: No lo ubico

Pablo Ortúzar es investigador del IES. En contextos de clase alta todavía ocurre a veces que dos personas que no se conocen se “ubiquen” repasando vínculos familiares e institucionales hasta dar con todas las coincidencias posibles. El otro queda “ubicado” una vez que se le encuentra un espacio dentro del entramado de lo familiar. Así […]

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Pablo Ortúzar es investigador del IES.

En contextos de clase alta todavía ocurre a veces que dos personas que no se conocen se “ubiquen” repasando vínculos familiares e institucionales hasta dar con todas las coincidencias posibles. El otro queda “ubicado” una vez que se le encuentra un espacio dentro del entramado de lo familiar. Así funcionan los sistemas de identificación tribal.

En Chile pasa lo mismo con la lectura. Como casi nadie lee, pero igual hay que seguir opinando, las personas suelen usar indicadores para tratar de “ubicar” libros y autores. El primer libro que saqué de la Biblioteca de Ciencias Sociales de la Chile, allá por el 2004, fue “Economía y sociedad” de Weber. En la primera página, bajo el nombre del autor, alguien había escrito “Weber burgués culiao”. Obviamente esa persona no leyó el libro, pero quizás escuchó en algún lado que Weber discutía con Marx, y llegó a esa conclusión. “Ubicó” a Weber, pero como parte de otra tribu.

Digo esto a propósito de la publicación de la primera traducción al español del libro “Tomás de Aquino: teoría moral, política y jurídica”, escrito por el profesor de Oxford John Finnis y publicado por el Instituto de Estudios de la Sociedad, del cual formo parte. Mientras lo leía, pensaba que muchas de sus reflexiones serían de una tremenda utilidad para el debate interno de la izquierda, pero que la posibilidad de que alguien de izquierda llegase a leerlo –aparte del rector Carlos Peña, que lo presentó- es, lamentablemente, muy baja.

Basta googlear a Finnis para notar rápidamente su perfil “conservador”. Por lo demás, ¿por qué nuestra izquierda que se considera laica, lo que muchos entienden como desprecio a la religión, querría leer algo sobre Tomás de Aquino?

Sin embargo, si se va más allá de los indicadores de pertenencia tribal, al contenido del texto, el lector se encontrará, primero, con un lenguaje familiar, del que nuestro debate público está empapado: dignidad, subsidiariedad, derechos humanos, bien público, bien común, persona humana (sólo por mencionar algunos). En ciertos casos, las elaboraciones de estas ideas causarán rechazo al lector, en otras sorpresa. Por ejemplo, podrá descubrir que el principio de subsidiariedad nada tiene que ver con el “neoliberalismo”. Lo que en todo caso ocurrirá es que podrá contrastar sus propias ideas con la mejor versión de la elaboración tomista.

Lo más provechoso, sin duda, será la extensa discusión sobre el carácter y rol del Estado y su relación con el bien común y con la sociedad. Este es el gran debate de la izquierda post-transición. Y Finnis, lejos de lenguajes formulaicos y lugares comunes petrificados, lo aborda en toda su complejidad y sofisticación, ofreciendo un aparataje conceptual que permitiría a la izquierda aclarar su propia postura y comenzar a salir de la confusión en que se encuentra sumergida. La pregunta es si alguien estará dispuesto, justamente en tiempos de utopías regresivas y afirmación grupal, a pensar por fuera del territorio de la tribu.

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