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Cultura

5 de Junio de 2019

Columna de Pablo Dittborn: ¿FILSA 2020?

La idea es sentarse a trabajar para mejorar en mucho lo que hay y no para ver cómo se pelean y reparten los fondos de acuerdo a intereses mezquinos.

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La FILSA debe constituirse como uno de los eventos culturales más importantes de cada año en Chile, tanto cuantitativa como cualitativamente.

Para llevar adelante una tarea como esta, deben hacerse cargo de su realización, gestión, administración y promoción, los cuatro actuales gremios que aglutinan a los principales actores de la industria del libro en Chile, estos son: Cámara chilena del Libro, Asociación de editores de Chile, Colectivo La Furia del Libro y Corporación del libro y la lectura. Estas cuatro agrupaciones deben dar origen a la Fundación El Libro, una entidad civil sin fines de lucro que se encargará básicamente de la promoción del libro y el incremento de los hábitos de lectura.
La Fundación El Libro será una entidad de derecho privado libremente constituida que asume las representaciones de los distintos Gremios o Asociaciones profesionales de editores existentes en Chile y que forman parte de esta Fundación.

La Fundación, como máximo representante de los intereses e inquietudes del sector editorial chileno, proclama, de acuerdo con la legislación chilena, que entre sus misiones e intereses figuran no sólo la defensa y promoción de la industria editorial chilena, sino también: la defensa de las libertades de creación, cátedra, expresión y pensamiento de los derechos humanos según la Declaración Universal auspiciada por la ONU y de los valores democráticos y de convivencia entre diferentes sensibilidades, culturas y religiones, así como la libre circulación de las ideas y la defensa de la Propiedad Intelectual.

De forma similar, la Fundación se compromete a defender y hacer valer ante el Estado de Chile, e instituciones internacionales, la diversidad de lenguas, expresiones y culturas de nuestro país, muy especialmente por lo que se refiere a la edición en todas las lenguas y su relación con el ámbito de actuación del sector editorial.

La Fundación fija, en ese sentido, su voluntad de proteger a todos los chilenos en el ejercicio de sus culturas y tradiciones, de promoverlas y de favorecer el comercio de toda la actividad desarrollada por el sector editorial, entendiendo ese en su más amplio concepto y como vehículo esencial de transmisión del conocimiento, la cultura, la enseñanza y el entretenimiento.

La Fundación El Libro debe buscar su propio mecanismo de sustentación económica por intermedio de las cuotas de sus asociados, ingresos derivados de la agencia chilena de ISBN, excedentes de FILSA, que deberán reenvertise en nuevas y mejores ediciones de FILSA y finalmente de fondos concursables para proyectos específicos.

Dentro de sus obligaciones estará también la de producir y generar información y estadísticas sistemáticas sobre la industria, ya sea por intermedio de los datos recogidos por la agencia ISBN Chile como por el desarrollo de encuestas sobre venta y lectoría en Chile. Los recursos generados por cualquiera de las actividades de la Fundación, deben estar destinados exclusivamente al incremento de la calidad de las actividades y obligaciones de la misma.

Definido el marco jurídico y legal, la Fundación debe abocarse a la busqueda de las mejores condiciones para hacer de Filsa una gran Feria del Libro, que consite la mayor cantidad de público y la mejor calidad de los invitados a exponer sobre su obra, sobre la industria y sobre el desarrollo de hábitos lectores en nuestro país.
Filsa debe ser un escenario donde se encuentren los creadores con sus lectores, y los diferentes actores de la industria (Editores, distribuidores, libreros e impresores) entre si.
La actividad comercial debe ser solo un buen complemento de toda la enorme actividad cultural generada por Filsa.

Dentro de las primeras medidas a llevar a cabo, se debe establecer una muy buena coordinación con diferentes Ferias internacionales del Libro existentes en Sudamérica, vale decir, integrarse al circuito de las ferias de Bogotá y Buenos Aires, con el objeto de poder compartir invitados internacionales, abaratando sustancialmente la traída de los mismos. Esto significa en concreto, trasladar la fecha de ralización de Filsa de los meses de octubre-noviembre a los meses de abril-mayo.

Con el objeto de lograr el verdadero carácter internacional de Filsa, es recomendable establecer alianzas permanentes con gremios o fundaciones extranjeras ligadas al mundo editorial que estén gestionando eventos similares al nuestro, de forma tal, que podamos contar con su presencia en nuestra feria todos los años, lo mismo que nosotros en las de ellos. De esta manera podríamos tener todos los años como invitados internacionales a México, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay y España. Como contrapartida, nosotros tendríamos presencia todos los años en esos mismos países, sin necesidad de hacer grandes gastos en arriendo, solo se trataría de un canje de espacios. La presencia de siete o más países permanentemente en nuestra Feria y la correspondediente asistencia nuestra a esos mismos paises, posibilitará de manera sustancial el desarrollo de nuestra industria a nivel de toda la lengua. Esta es una manera mucho más eficiente en el uso de los recursos de Internacionalización y de Apoyo a eventos considerados en el Consejo del Libro y la Lectura, dependiente del Ministerio de las Culturas evitando de esta manera la permanente inseguridad sobre nuestra presencia en el exterior. Todo esto debe estar debidamente auditado, ya que si no se produce una real circulación de libros de autores nacionales o de traducciones, estaremos perdiendo el tiempo y los recursos.

Filsa y la Fundacíon El Libro deben realizar, al mismo tiempo de su actividad central, un claro y decidido proyecto de extensión con un programa muy bien coordinado de visitas de autores, nacionales y extranjeros a colegios de la región Metropolitana, inicialmente y luego extenderlo a otras regiones. También debe colaborar en el desarrollo de ferias regionales, de tal forma de cubrir en un plazo de cinco años, la mayoría de las regiones del país, con niveles de calidad muy exigentes en toso aspecto.

En definitiva, partiendo de Filsa, que obliga a la creación de una Fundación, se podrán implementar una serie de actividades y sugerirencias en el ámbito de las políticas públicas con respecto al libro y la lectura con un claro aporte del esctor privado, que son quienes tienen mucho conocimiento de la industria del libro, el que hoy brilla por su ausencia en el sector público.

La idea es sentarse a trabajar para mejorar en mucho lo que hay y no para ver cómo se pelean y reparten los fondos de acuerdo a intereses mezquinos.

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