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Cultura

5 de Junio de 2019

Crítica de cine “Parasite”: Una lección de cine Made in Corea

"Con gran maestría Boon Joon-ho pone frente a frente estás dos Coreas del Sur que no tienen vocación de encontrarse, una burguesía opulenta, que goza de todos los beneficios de un país desarrollado y los olvidados de la sociedad, los pobres que tienen que ingeniárselas para poder sobrevivir día a día. Y el lugar que cristaliza toda esta confrontación es el seno de la familia y el hogar".

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Si comparáramos el filme Parasite con el universo culinario, se podría decir que es un plato de cocina fusión, ya que mezcla diversos géneros cinematográficos que, gracias al toque de genialidad del chef Bong Joon-ho, se combinan de manera armónica y dan vida a una película única y sorprendente. Es tal vez este equilibrio perfecto lo que sedujo al jurado del Festival de Cannes quien, según afirmara su presidente, Alejandro González Iñárritu, le otorgó la Palma de Oro de manera unánime.

La cinta narra la vida de Ki-taek, el patriarca de una familia surcoreana compuesta por su esposa, Chung-sook, hijo, Ki-woo e hija, Ki-jung, quienes viven en un miserable entrepiso de un barrio mal frecuentado de Seúl. Todos cesantes, la familia se mantiene gracias a trabajos informales y aprovechan todas las cosas que puedan obtener gratis. Sin embargo, cuando a Ki-woo, que se cambiará el nombre a Kevin, se le presenta la oportunidad de hacer clases de inglés a una estudiante que proviene de una familia rica, la hija adolescente de la familia Park, todo el mundo se pone manos a la obra para poder sacar el máximo provecho a este evento. Sin diplomas ni preparación, no solo Kevin se hace pasar por un estudiante universitario, sino que además introduce a su hermana, que se hará llamar Jessica, como profesora de artes plásticas para que le haga clases al más pequeño de la familia Park.

Y hasta aquí llega la sinopsis, ya que el mismo Bong Joon-ho pidió a la prensa no dar ninguna pista al público que pudiera orientarlo hacia el desenlace: “Todo cineasta desea que su público pueda vivir plenamente los diferentes vuelcos de la historia, por poca importancia que tengan, y que sean absorbidos por todas las emociones que les genera. Por eso les pido, por favor, proteger las emociones de los espectadores […] Les pido que no mencionen lo que pasa después que el hijo y la hija comienzan a trabajar en la casa de los Park”. Lo que sí se puede contar es que el director coreano consigue combinar varios géneros al mismo tiempo, entre ellos, la comedia de humor negro, el cine social, el drama y el thriller. Por lo que el espectador pasa por un torbellino de emociones, que vale la pena preservar.

Con gran maestría Boon Joon-ho pone frente a frente estás dos Coreas del Sur que no tienen vocación de encontrarse, una burguesía opulenta, que goza de todos los beneficios de un país desarrollado y los olvidados de la sociedad, los pobres que tienen que ingeniárselas para poder sobrevivir día a día. Y el lugar que cristaliza toda esta confrontación es el seno de la familia y el hogar.

Un tema social que el director ya había abordado anteriormente en la cinta de ciencia ficción Snowpiercer, donde los pasajeros de los últimos vagones del tren viven hacinados y comen solo porquerías, mientras que los pasajeros de los primeros vagones disfrutan de las comodidades y la abundancia. Pero, a diferencia de Snowpiercer, donde la lucha de clases es una metáfora, y los personajes “buenos” y “malos” se pueden identificar claramente, en Parasite el carácter real de los personajes hace que las líneas entre lo “bueno” y lo “malo” sean mucho más difusas, ya que todos los personajes tienen matices, debilidades y fortalezas que no permiten encasillarlos de manera binaria.

La película también reposa en un excelente elenco, que logra dar vida de manera convincente a toda esta sociedad que el director coreano desea recrear, y que, además, le permite al espectador identificarse con los diferentes personajes de la cinta. Mención especial merece Song Khan-ho, actor fetiche de Bong Joon-ho.

Parasite es la revancha en Cannes de Bong Joon-ho, luego de que en 2017 su película Okja estuviera en el ojo del huracán debido a que, al ser producida por Netflix, no fuera estrenada en cines, lo que representaba una gran desventaja frente a las otras películas, y antes de comenzar la competencia el presidente del jurado, Pedro Almodóvar, señalo que era una “paradoja” entregar un premio a una película que no se proyectara en la pantalla grande.

Parasite le entrega así, la primera Palma de Oro a Corea del Sur, pero, por sobre todo le entrega al mundo una clase magistral de lo que es hacer buen cine: entretenida, inteligente y sorprendente, una película que no está reservada a un pequeño grupo de iniciados del séptimo arte, sino que espera con las puertas abiertas a cualquier mortal que quiera disfrutar de ella.

Título: Gisaengchung (Parasite)
Duración: 131 minutos
Año: 2019
País: Corea del Sur
Director: Bong Joon-ho
Reparto: Song Khan-ho, Lee Sun-kyun, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-shik, Park So-dam

Este artículo fue publicado originalmente en Culturizarte, un blog chileno especializado en cultura. Si quieres ver contenidos culturales, visita www.culturizarte.cl.

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