Nicole Quezada, actriz de “Chicago Girls”: “Las mujeres también pueden humillar, violar y torturar cuando operan desde el lado más oscuro del poder y los privilegios”

En plena reforma económica de la dictadura, seis esposas de seis economistas liberales chilenos educados en la Universidad de Chicago, expresan el orgullo de ser las bisagras de un cambio financiero basado en la teoría monetarista del infame pero influyente Milton Friedman. En escena, la obra de la compañía La Descriteriá, se toma con humor negro esta anécdota y la transforma en una postal macabra sobre el destino que, medio siglo después, convertiría a Chile en la extensión de un campo de batalla neoliberal e inhumano. Un experimento corporativo exitoso, describe el montaje.

Desde el corazón del elenco, la joven actriz Nicole Quezada, cuenta que la dramaturgia se hace cargo de responder quiénes fueron estas damas de clase acomodada -y no tanto- que fueron el soporte de los cómplices pasivos de la doctrina del shock.

Desde una lujosa suite de hotel, en EEUU, Dora, Bernardita, Blanca, Marilyn y Estela, oprimen a una sirvienta que es testigo de la moral golpista e ignorante de estas señoras ansiosas de atención mientras se gesta un homenaje a los Chicago Boys. Quezada-Estela, es el estereotipo de la mujer hippie de los 70, inyectada en Flores de Bach que no escatima en parodiar referentes como Piedra Roja, Yoko Ono y las vanguardias pacifistas de una década extraordinariamente violenta en espera de que la nueva era traiga consigo un cambio de conciencia y una nueva historia política.

“Trabajamos el texto de Chicago Girls a partir de distintas metodologías e investigación que abarcaron desde el diálogo más duro para abordar los contextos de la macroeconomía de entonces, los principios más relevantes de El Ladrillo de Friedman o la Doctrina del Shock y los direccionamos en tres ejes: las bases del neoliberalismo, la urgencia del patriarcado y la conciencia de clase”, explica la actriz. El resultado es un trabajo coral en el que las chicas en escena aportan a la construcción de los personajes desde distintos lugares. También lo es el surrealista momento en que las genuinas y longevas Chicago Girls se han acercado a la sala para evaluar si la obra se trata de un halago o de una funa.

El “éxito” del neoliberalismo

El fin de semana de apariencia, de exceso y vicios de estas cinco mujeres alterna con la omnipresente mirada de la empleada del hotel que no habla español y sostiene la bandeja en que los Chicago Boys entregaron a otros privados diversas áreas clave de la economía como la generación de energía, suministro de agua potable, telecomunicaciones, el sistema de pensiones, las carreteras y una escalada depredadora de los recursos naturales. Paradójicamente, la obra financiada totalmente por crowdfunding, propone una lectura original sobre las mujeres detrás de este supuesto gran despegue económico.

En “Chicago Girls”, la crítica del elenco no va contra la revolución de las flores o el amor, sino contra quienes protestaban desde una posición de privilegio o el balcón más lujoso, lejos de la realidad, desde donde se promulga la paz. Nicole cree que en las Yoko Ono de entonces se aprecia ya el germen de lo que es la “cultura progre” de hoy en día: “Un concepto brechtiano que opera desde la contradicción”, agrega antes de citar a la feminista francesa Simone de Beauvoir respecto al texto que una a estas mujeres por el frenesí capitalista y una rancia mochila valórica para mutilarse entre sí y celebrar cómo –a su vez- sus hombres las denigran a ellas y a un país entero: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”, recita Quezada.

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“Es muy importante que en la escena teatral se visibilicen diferentes debates y se hable de feminismo y género, pero en el caso de “Chicago Girls” más que plantear un enfoque de género lo que queremos mostrar es el feminismo de clase, es decir cómo una clase predominante opera con violencia sobre otra clase que es la obrera proletaria. Y esto es algo que no está muy alejado del tipo de opresión que ejerce el hombre sobre la mujer. Quiero decir que no hablamos de sus precariedades y opresiones para mostrar sus “tristes realidades” o defenderlas sólo por el hecho de ser mujeres. Es un tema de clase transversal al género binario: las mujeres también humillan, también violan y torturan, también operan desde un lugar oscuro”, explica la egresada de la Escuela de Teatro de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

-¿En qué realidades cotidianas identificas hoy “el éxito” de éste modelo económico que los esposos de las Chicago Girls impusieron en Chile?

Es algo tan cotidiano que lo ves camino al trabajo, cuando vas de vuelta a la casa pensando en cosas para comprar: respiramos capitalismo en la totalidad de las actividades de nuestra realidad. Se pierde la noción de cómo le van creando necesidades a una sociedad dormida. La manera en que el sistema hace eso es algo muy inteligente, es constante y triste desde sus inicios. Es algo que se ha impulsado a punta de torturas, desapariciones, masacres y violaciones a mujeres como las que ocurrían en la “Venda Sexy” en dictadura. El resultado somos nosotros, somos lo que dejó este proceso que se llevó a cabo para beneficiar a unos pocos y adormecer a una clase proletaria y empujarla a un modelo de enajenación social y político. Con todo, los puntos débiles de este modelo neoliberal son poco tangibles pero imposibles de negar porque la evidencia es una sociedad completamente idiotizada, presa de un individualismo que destruye comunidades y medio ambiente. El relativo éxito del modelo neoliberal imperante fue para muy poca gente, una mala inversión a la larga que algunos llaman “desarrollo”, pero que ha generado consecuencias que no tocan a quienes se llevan la parte más grande de la torta, sino a quienes se quedan con las migajas.

“Chicago girls”
Milenka Abrego, Andrea Bustos, Fernanda Carvajal, Javiera Cornejo, Pascale Larrosa, Karen Muñoz, Nicole Quezada, Francesca Santoro, Valeria Uribe, Elizabeth Valdebenito
Viernes y Sábado a las 21 hrs, Domingo a las 20 hrs. Hasta el 1 de septiembre en Teatro del Puente. Valores: $6.000 entrada general, $4.000 tercera edad y $3.000 estudiantes.