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Opinión

10 de Septiembre de 2019

“Hoy RD no es el partido que ayudé a fundar”: La carta con la que Ricardo Díaz se despide de Revolución Democrática

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"No sé que nos pasó. Pero de tanto considerarnos el baluarte moral de la política, nos enfrascamos tanto en cuestionar a los otros que perdimos el horizonte de nuestro propio actuar", escribe Ricardo Díaz Cortés, CORE de Antofagasta.

Ricardo Díaz Cortés
Ricardo Díaz Cortés
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Se me hace muy difícil escribir estas líneas de despedida, dado el gran trabajo que hemos realizado para levantar a nuestro partido. Mientras lo hago no dejo de recordar los rostros de quienes he ido conociendo con el paso de los años, construyendo juntos una Revolución Democrática para nuestro país. Mi afán siempre fue trabajar en pos de la región a la que pertenezco y en dicho trabajo renovar la política, en tal sentido la épica que tenía RD en sus inicios era convocante y encantadora. Entre todos buscábamos tener las herramientas para incidir y mostrar todos los desencantados de la política y al mismo tiempo proponer una nueva alternativa. Por ello hice mía las campañas que juntos levantamos a lo largo de todo el país: éramos la nueva esperanza y por ello invitábamos a “crear para creer” en un nuevo horizonte. Levantamos la idea de competir para asegurar una sociedad de derechos en donde la educación pública gratuita y de calidad era una aspiración realizable. Y también hice mío el desafío de “cambiar la historia” con una propuesta de gobierno local en mi comuna. Teníamos épica, teníamos convicción.

Hoy RD no es el partido que ayudé a fundar. No puede ser que nuestro relato actual sea “solo nos falta gobernar”. No sé que nos pasó. Pero de tanto considerarnos el baluarte moral de la política, nos enfrascamos tanto en cuestionar a los otros que perdimos el horizonte de nuestro propio actuar. Hemos naturalizado en nuestro partido malas prácticas como el uso del padrón electoral solo por un grupo, instrumentalización del feminismo como medio de matonaje, parlamentarización del trabajo territorial, falta de respeto a nuestros estatutos y un largo etcétera. Todo eso hace que gran parte del trabajo partidario, al menos en Antofagasta sea estar tratando de tender puentes y no estar resolviendo los graves problemas que nos aquejan. Hoy en mi región hay 80 familias viviendo en la calle por un desalojo del gobierno y mi partido discute una pésima programación electoral. Hoy en mi región no hay recursos para salud, la gente no tiene atención de urgencia y se arriesga la atención para enfermos terminales de cáncer y mi partido hace cuentas públicas con 10 personas o se dedica a crear espacios fantasmas para tener más votos en el CPR. Hemos perdido la razón de ser de nuestro partido, nos hemos convertido en lo mismo que criticábamos.

Desde el CORE he trabajado con ahínco en defender nuestro ideario. Nuestro trabajo ha sido relevar el trabajo del Consejo regional para que la ciudadanía supervise mejor nuestra labor y según una encuesta llamada Barómetro Regional, la labor del Consejo Regional aumentó en conocimiento de un 19% a un 38%. Ello porque hemos logrado en un trabajo coordinado con el resto de la oposición sentar en la opinión pública temas que antes eran censurados: El año pasado dijimos con fuerza a Minera Escondida (del grupo BHP) y a Minera Zaldívar (del grupo Luksic) que no les autorizaríamos el uso de agua dulce para sus procesos y que debían dejar de explotar este líquido de las cuencas que alimentan a las comunidades indígenas de la región. Fue primera señal potente de independencia de este consejo de la gran industria minera. Luego, con la misma fuerza hicimos la declaración de asumir el Cáncer como problemática regional e iniciar gestiones que nos permitieran un trabajo por recursos para tratamientos paliativos pero también preventivos. Esta también era una señal fuerte puesto que la alta cifra de cáncer en nuestra región se explica por los altos niveles de contaminación provocados por la minería, por lo mismo el tema del cáncer era un tema tabú. Ambos gestos políticos los impulsé en mi calidad de presidente de la comisión de salud y medioambiente.

En el área de probidad, también como miembro de esa comisión denunciamos con fuerza y expusimos a la opinión pública la corrupción que se daba en el Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, en donde gracias a nuestro quehacer fiscalizador, mostramos con evidencia las faltas de probidad de exfuncionarios del gobierno anterior quienes aparecían como ejecutivos con altísimos sueldos en la nueva institución.  Una situación que generó revuelo mediático en nuestra ciudad. A partir de ese trabajo se ha creado una nueva gobernanza para ese Hospital Clínico y hoy trabajamos para recuperar el sentido inicial de ese proyecto: formar los especialistas para nuestra región.

Todo este trabajo, más el cotidiano de fiscalizar al gobierno y denunciar irregularidades, atender a las comunidades y trabajar en conjunto con varias juntas de vecinos nos ha permitido posicionarnos como el CORE mejor evaluado, tal como lo reconoció el medio digital Diario de Antofagasta.

Sin embargo, nada de eso es suficiente. Hoy  un sector, que trabaja para la presidenta del partido, que no reconoce ni apoya nuestra labor y que al contrario de lo que uno esperaría solo entraba más aún el trabajo, dificulta mi gestión en pos de la región. Tenemos  flancos externos generados por un  gobierno que precariza  a los pobladores y utiliza recursos del Estado pata hacer una campaña del terror, los que hay que enfrentar diariamente, por lo que no estoy es condiciones de lidiar con un flanco interno que no quiere construir colectivamente, sino que inhibe cualquier acción que se pueda ejecutar. Hoy no se trabaja en un proyecto de partido, más bien se responde a intereses particulares de un grupo de militantes que no pudieron valorar la riqueza en el trabajo colectivo, teniendo como único objetivo transformar esta instancia en una “plataforma electoral”, con el fin de postular a cargos, sin tener un proyecto que ofrecer a la ciudadanía y sin plantear una mitigación a la actual condición de abandono, que el centralismo ha provocado de manera histórica en la región.

En tales circunstancias no puedo seguir trabajando desde RD. Estamos en presencia de malas prácticas, que emulan lo peor que hemos visto en partidos políticos que hoy criticamos, como son, las votaciones internas que no respetan el padrón, el desconocimientos de acuerdos previos, la creación de espacios fantasmas -en donde participan los mismos militantes de otros espacios basales-, la tergiversación de la información y la falta de compañerismo, que desencadenó un ambiente nocivo del que ya no es posible seguir participando, dañándose, además, la honra de compañeros y compañeras, incluyendo la mía. Y esta vez han traspasado límites que ya no puedo tolerar.

Hoy mi prioridad es la región de Antofagasta, por lo que concentraré mi trabajo en el territorio, lejos de las polémicas y disputas que sólo desvían mi atención de lo verdaderamente importante.

Agradezco el cariño recibido en estos siete años de militancia por cada uno de ustedes, RD tiene entre sus filas a personas muy valiosas, a ustedes con quienes trabajé en conjunto y a quienes les pido que sigan en la misma senda. Por mi parte, en lo personal cuenten conmigo, estaré desde fuera alentándolos y apoyándolos, siempre con el recuerdo de la épica que vivimos juntos y que dan sentido a nuestro trabajo.

Un gran abrazo y hasta siempre compañeres.

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