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17 de Septiembre de 2019

La historia de Juan Painevil, medallista panamericano en tiro con arco por equipos: “Estuve a muy poco de dejarlo porque no me daba el tiempo”

https://youtu.be/kaMCkzhlFY0

Tiene 20 años, es descendiente mapuche y originario de La Bandera, población a la que dedicó su presea plateada en la transmisión oficial de los Juegos Panamericanos Lima 2019. Va en su cuarto semestre en la carrera de Técnico en Electricidad y Automatización Industrial en el Duoc, entrena en una cancha de Peñalolén entre cuatro y cinco horas diarias y le encanta jugar pool. Lo que más disfruta del tiro con arco es la tranquilidad, a pesar de definirse a sí mismo como “exaltado o gritón”. Con un tono amable y tímido, Painevil saca sus mejores flechas con The Clinic y apunta a clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. ¿Un pilar fundamental en la vida? Su abuelita.

Por

Fotos y video: Emilia Rothen.

Concentrado, pausado y amable. Tan tranquilo como para disparar, Juan Painevil (20) muestra las instalaciones del Centro de Entrenamiento de Tiro con Arco, ubicado en el Parque Peñalolén, justo en el límite con La Reina. Explica detalladamente para qué sirven todos los elementos de su arco, que en conjunto cuestan 2 millones 700 mil pesos. A eso se le suman las flechas, cuya docena bordea los 450 mil pesos y se gastan al disparar 220 veces en promedio al día. “Varias partes del arco me las prestan”, reconoce el joven arquero oriundo de La Bandera, lugar donde conoció el deporte que lo ha llevado, por el momento, a hacerse un nombre y conquistar los parapetos del continente.

Es algo reticente para las cámaras, pero luce feliz y orgulloso su uniforme del Team Chile. En esta conversación con The Clinic, repasa un poco de su historia, su pasión por un deporte que estuvo cerca de abandonar y uno de los instantes más emotivos de su vida: la obtención de la medalla de plata por equipos en los Juegos Panamericanos de Lima, organizados en agosto pasado.

UN “POQUITO” DE JUAN

¿Qué te gusta hacer? ¿Cómo te definirías?

Soy bien disperso, me gusta hacer de todo: salir con amigos, entrenar, me gusta la carrera que estoy estudiando, tengo una novia y salgo mucho con ella. De hecho, paso la mayor parte del tiempo con ella ya que entrena conmigo, fue una deportista muy destacada y ahora está volviendo. Me gusta mucho jugar pool, mi familia fabrica mesas de pool y toda la vida he estado relacionado con ello. Ellos me dicen que mi puntería es gracias al punto de bola, que es el punto de precisión de jugar pool.

Respecto a tus orígenes mapuche, ¿cómo son tus relaciones con tus antepasados?

Hay mucha relación, desde mi papá hacia atrás ya son los dos apellidos mapuche, son puros, yo ya vendría siendo como el “wingka”, por así decirlo. Siempre estamos relacionados, de hecho yo pertenezco a una etnia mapuche llamada Palife Janequeo, ubicada en la población La Bandera. Siempre nos han inculcado ciertas formas de ver la vida, nunca ha sido algo a la fuerza. Tenemos muchos familiares en el sur, nos sentimos identificados con la cultura mapuche y celebramos ciertas festividades, como el año nuevo o la noche de San Juan.

¿Cuál es tu opinión sobre lo que ocurre en la Araucanía?

La verdad, lo que sucede ahora es lo que ha estado sucediendo siempre. Siempre ha estado la misma situación que quieren ser reconocidos y recuperar su territorio, pero están bajo un gobierno establecido, y ese es el gran problema. España ya reconoció a los mapuche como un pueblo con su espacio… Ahora, me parece muy triste, la verdad.

Eres oriundo de La Bandera. Cuando te entrevistaron apenas ganaron la medalla de plata en los Panamericanos, se la dedicaste a la población. ¿Cómo es el vínculo con ese origen?

Súper, ahí es donde tengo el núcleo familiar, mis primos más directos, mis mejores amigos, ahí donde fui al colegio desde kínder a octavo básico, siempre me he relacionado ahí, conozco mucha gente. Me gusta, cuando era chico jugaba a la pelota, tuve varios campeonatos en la población, así que… siempre me he sentido orgulloso de La Bandera.

¿Te sientes un ejemplo para los jóvenes de La Bandera que pueden motivarse con el deporte?

Sí, muchos amigos me ven y dicen que encuentran muy bien lo que hago. Igual, me hace sentir más fuerte y yo siento que doy un ejemplo. Ellos mismos entienden cuando les digo que no puedo ir a alguna fiesta o alguna junta porque al otro día tengo competencia o un viaje. La disciplina demuestra que puedo lograr grandes cosas y siento que ellos están orgullosos también de eso.

PASIONES Y OBSTÁCULOS

¿Desde cuándo te gusta el tiro con arco?

Yo salí de un proyecto que se hizo para escuelas de bajos recursos. En este caso se hizo un taller de tiro con arco en la escuela Galvarino 286, y ahí fue donde comencé. Eso llevaba más o menos dos años, pero yo no sabía, hasta que un día un profe con el que comencé pasó por las salas reclutando deportistas. Me interesó, además que me gusta probar cosas y le di. Desde el comienzo, en octavo básico era más grande que el resto, tenía el tren superior un poco más ancho, así que me daba facilidades de abrir arcos más potentes y de llegar a más distancia.

¿Y desde ahí cómo diste los siguientes pasos?

Después de las escuelas o talleres, uno puede pasar a ser iniciante, una categoría más elevada donde entrenas por dos horas y media al día. Ahí uno recibe el apoyo y la enseñanza de entrenadores con más aprendizaje, y de la misma manera luego se pasa al ser avanzado, que es casi la cúspide. Luego viene la pre-selección, que es el tope más alto, donde entrenas cuatro o cinco horas diarias. Por decirlo de cierta manera, el tiro con arco chileno no tiene selección. Los deportistas están preseleccionados para una competencia pero la selección es cuando viajan. 

El primer año cuando estuve en octavo básico, ya me estaba adentrando en ser iniciante hasta que entré en primero medio (al Liceo Nº6 Andrés Bello) y se me dieron muy pocas facilidades de seguir, así que lo tuve que dejar por un año. Después me cambié de colegio (al Carlos Castro de La Cisterna) para poder volver, y avancé demasiado rápido. Ahí me dieron muchas más facilidades, pude retomar, en un año me ascendieron a avanzado. Alcancé a estar una semana y los entrenadores me ofrecieron estar en la preselección. Y ahí me he quedado entre tres o cuatro años.

¿Qué es lo que más te gusta de entrenar este deporte?

Que es tranquilo. Igual soy exaltado o gritón, pero me gusta estar tranquilo. Aquí hay muy poco ruido. Este deporte enseña a desafiarte, porque para poder ganarle al contrincante, uno tiene que vencer sus propios miedos y el nerviosismo, siendo que este deporte es muy táctico, muy específico, de mucha concentración, es completamente pensar en uno mismo para poder lograr el objetivo que es achuntarle al centro.

¿Qué es más difícil? ¿Concentrarse cuando uno compite individualmente o por equipos? 

Siempre son tácticas similares, pero aun así la dinámica es distinta porque -por equipos- uno dispara más rápido, hay menos tiempo de preparación para cada flecha, y si uno lo piensa, por set, son solamente dos flechas en las que uno dice: “O tenís que rendir o tenís que rendir, porque no hay más oportunidad”. No es que uno se sienta con la carga de hacer el mejor puntaje, pero igual uno tiene las ganas de rendir lo mejor posible.

El año pasado estabas estudiando la carrera de Técnico en Electricidad y Automatización Industrial en San Bernardo y ha cambiado un poquito ese panorama, ¿Cómo es tu día a día en la actualidad?

Siento que los resultados son claros, me cambié este año a Vespertino y este semestre al Duoc de San Joaquín. El año pasado estuve a muy poco de dejar tiro con arco porque no me daba el tiempo. Salía de allá a las dos y media, tres, hasta cuatro… y con el transporte llegaba acá hasta las seis, y en invierno se hace de noche a las seis, no se puede disparar bien. De que se puede, se puede, pero rendir y hacer un trabajo consciente… es más complicado. Ahora llego tipo once de la mañana o al mediodía a entrenar y salgo de aquí a las 18. Me atreví a estudiar de noche, dejé a todos mis amigos de lado, me la jugué y los resultados estuvieron a la vista.

Cuando estuviste a punto de dejarlo el año pasado, ¿cómo fue ese momento de decisión?

Además de entrenar y estudiar, trabajaba. Mi tío me daba la facilidad de ocupar su camión, con mudanzas, transporte, vendiendo material de construcción y son trabajos que no tienen horario, así que los podía complementar al entrenamiento y al estudio, hasta que un momento no estaba funcionando bien y lo dejé por cinco meses. Preferí aprobar los ramos, pero sentía que podía haber rendido mucho más, que mi carrera no terminaba ahí. Así que, conversando con mi mamá, en un momento me dijo: “Dale, fijo todavía te queda mucho más por recorrer”. Mi papá igual, siempre ha estado ahí. Como la canción de Luis Miguel, ese apoyo incondicional.

HACIENDO HISTORIA EN LIMA

Después de retomar su carrera deportiva, el arquero volvió a rendir. Clasificó entre sus pares al circuito de este año para la preselección y tuvo tres competencias mundiales: Medellín (Colombia), Antalya (Turquía) y ‘s-Hertogenbosch (Holanda). Ahí compitió codo a codo con Andrés Aguilar y Ricardo Soto, sus compañeros en la aventura de los Panamericanos de Lima en agosto pasado.

¿Habías competido antes junto a Andrés y Ricardo?

Con Ricardo Soto (que reside en Arica) tenemos la misma edad, y desde cadetes que siempre llego a las finales con él, regularmente. Con Andrés Aguilar, los dos entrenamos en la misma cancha, nos vemos todos los días, somos del mismo equipo -Chile Archery Club (CHAC)- y hemos ganado cuatro veces la Liga Nacional desde que se creó. Así que siempre he tenido una experiencia con ellos.

¿Se esperaban una participación así de destacada en su disciplina en los Panamericanos?

Chile había ganado la medalla de plata en los Panamericanos específicos de tiro con arco, nos llegó el momento de renovarla y buscar el oro. Con trabajo se pudo lograr, con la concentración que tuvimos, que a mí me sirvió muchísimo, fue una semana completa antes de los Juegos en Iquique. Son muy parecidos los climas, están al nivel del mar, así que nos sirvió bastante.

¿Cómo resumirías tu experiencia en Lima 2019?

Muy bonita. Fueron muchas cosas nuevas, es mi primer mega evento, y que sea un Panamericano me enorgullece mucho. Me vine a dar cuenta de la magnitud cuando estaba allá y se veían cientos de voluntarios ayudando para todo, estábamos en una villa donde estaban todos los deportistas de todos los deportes, llegaba la prensa todo el día, hay muchas más cámaras… También fue muy inesperado que es el primer viaje que me acompaña mi mamá. Llegó a la mitad de la competencia, tipo miércoles o jueves, y fue su primera vez que viaja fuera del país, así que yo también tenía una leve preocupación porque ella se encontrara bien.

¿Qué sentiste cuando te recibieron los vecinos y familiares en tu casa al volver de Perú?

Se juntaron mis dos familias en la casa de mi abuelita, que es como la residencia de mi familia. Estaban todos los vecinos y me recibieron afuera en el pasaje, con globos, champaña, todo… una bienvenida súper grande. Me dijeron antes de viajar que si llegaba a sacar medalla me hacían algo cototo, nunca creí que fuera a pasar y lo hicieron, así que me sentí muy feliz.

¿Qué significan para ti tus papás?

No sé si directamente mis papás, porque tengo que aclarar que mi abuelita ha jugado un papel muy fundamental, quizás más que ellos dos. No por el hecho de que no quieran, sino que mi mamá cuando me tuvo estaba estudiando, trabajaba y nos cuidaba, y mi papá por otro lado, también trabajaba demasiado, lo veía muy poco. La que siempre ha estado conmigo, es mi abuelita. Aun así, siempre he estado con gente cerca.

EL SUEÑO OLÍMPICO

Deportivamente, ¿hay algún techo que te gustaría alcanzar?, siendo que a corta edad ya tuviste un logro súper importante…

Ahora viene sacar el cupo para los Juegos Olímpicos y siempre he soñado con eso. Siendo honesto, veo el nivel muy alto, pero sé que lo puedo lograr. Me propongo cosas grandes no a tan largo plazo y aun así las cumplo, siento que si me preparo profesionalmente y muy serio, puedo llegar a ganar unos Juegos Olímpicos.

¿Y qué posibilidades hay de clasificar a Tokio 2020?

Se complicó un poco la situación, ya que cambiaron las reglas. Por ponerte un ejemplo, en América lidera principalmente Estados Unidos, si en un campeonato ellos sacan los cupos, y vuelven a ganar en otro campeonato, el cupo no corre al que sigue, sino que se cambia para otra competencia. Ahora las siguientes competencias van a ser en Europa, llegan los otros continentes y Asia es el más fuerte en tiro con arco, así que ahí se nos empina un poco el objetivo de lograr los cupos. Pero aún están las instancias, además que con los logros que pudimos demostrar en Lima, siento que nos van a dar muchas más chances de llevarnos a esos viajes, que son carísimos.

Y si no es Tokio 2020, puede que también te proyectes a otros JJ.OO…

Claro, y viendo la situación en que estoy, que me gusta este deporte, se me hace muy difícil ver cuándo me voy a retirar, porque ya puedo complementar todo de buena manera, se me empiezan a aclarar las cosas. Se me facilita el estudio, de cierta manera, con la ayuda que tengo del Duoc, aquí igual, ahora puedo recibir una beca Proddar (Programa de Becas para Deportistas de Alto Rendimiento) que me financia… me tengo que olvidar de trabajar, que era lo que más me quitaba tiempo.

¿Piensas dedicarte laboralmente a lo que estás estudiando?

Sí, me gusta mucho. Siendo honesto no voy a trabajar de eso toda la vida, máximo unos 15 o 20 años, pero siento que después voy a estudiar otra cosa. Siempre me gusta estar activo y lo más probable es que a lo que egrese de la carrera, esté trabajando y entrenando, así que… si la energía me da, yo feliz.

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