Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Actualidad

24 de Septiembre de 2019

Ernesto Ottone desclasifica la vida personal de Karl Marx: “Le gustaba la bohemia y la ingesta generosa de alcohol”

En un fragmento de su libro "Marx y sus amigos", el exasesor de Ricardo Lagos relata que uno de los más grandes pensadores de la historia era "juerguista" y se metía "en peloteras con facilidad".

Por

El sociólogo Ernesto Ottone reveló un fragmento de su libro “Marx y sus amigos, para curiosos y desprejuiciados” a través del diario La Segunda, donde entrega algunos detalles de la vida personal de uno de los pensadores más influyentes de la historia.

Portada. Editorial Catalonia.

En el texto, el exasesor de Ricardo Lagos relata que el reconocido filósofo y economista prusiano creció en el seno de un hogar de raíces judías y buena situación económica en la localidad de Renania. Sin embargo, con los años decidieron hacerse luteranos debido a cierto antisemitismo que comenzó a resurgir después de los años de Napoleón.

De joven, Marx destacó por su afición a la lectura y su “increíble memoria, que le permite dominar desde muy joven el latín, el griego y el francés”. Pese a ser consentido por su madre y tías, “muestra tempranamente un carácter explosivo, y un cierto mal genio recurrente cuando siente alguna frustración”.

“A los 17 años parte a Bonn a estudiar derecho, donde destaca desde un comienzo por su inteligencia, su capacidad de polémica, su carácter peleón y su abundante cabellera y barba. Pero no es un “mateo”, es juerguista; se mete en peloteras con facilidad, le gustan la bohemia y la ingesta generosa de alcohol“, agrega.

Según Ottone, al padre de Marx le preocupaba “la escasa capacidad y la falta de interés de Karl para ganarse la vida y la extrema facilidad que tenía para gastar el dinero. A su madre le inquietaba sobre todo su despreocupación por el orden y la limpieza, incluso a nivel personal”.

Pese a ello, aclara que “al contrario de lo que solía decir mi madre, “ese viejo parece que no le trabajó un día a nadie”, Marx era un trabajador incansable; era capaz de escribir muchas horas, noches enteras, sin detenerse”.

“Si lo interrumpían alzaba la vista, respondía y se ponía a discutir, retomando después con facilidad la escritura. Se detenía solamente para leer novelas o más tarde para contarles y escribirles cuentos a sus hijas, o simplemente para jugar con ellas”, añade.

Para Ottone, el gran conflicto personal de Marx es que “había decidido no vender su fuerza de trabajo por un salario, principio que le hizo pasar las de Quico y Caco, y que estuvo a punto de abandonar en momentos trágicos”.

En el mismo extracto, el autor se da el tiempo de hablar de Friedrich Engels, quien congenió desde el primer minuto con Marx y cuya vida transcurrió “a través de dos carriles: el de su deber empresarial hacia su familia y el de su vocación intelectual y política”.

“De una parte, un serio joven industrial y, de otra parte, un radical, bohemio, ateo, juerguista e intelectual“, cierra.

Notas relacionadas