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25 de Septiembre de 2019

Las piruetas olímpicas de Macarena Pérez, ciclista freestyle triunfadora en los Panamericanos

Emilia Rothen

En agosto, la ciclista de BMX, Macarena Pérez (22) logró sumarse a la exitosa campaña del Team Chile en los Panamericanos de Lima 2019 ganando una de las 19 medallas de plata que logró el seleccionado nacional. Ahora, de cara a a Tokyo 2020, Macarena conversa con The Clinic para contar su historia, su vida entre California y Santiago, el machismo en su disciplina y qué significa ser la única mujer representando a nuestro país como ciclista. “De repente escucho comentarios: ‘Oh, la Maca es como un hombre, la Maca anda como hombre’, y no. Yo ando como mujer”, afirma.

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Fue hace dos años que la disciplina de ciclismo freestyle fue incluida para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, algo que antes solo era exclusivo para la modalidad carrera. Eso tomó por sorpresa a Macarena Pérez, a quien nunca se le pasó por la mente vestir el uniforme de Chile, competir por puntos olímpicos y menos subirse a un podio con una medalla colgada de su cuello. Pero así fue; Macarena ganó la presea de plata para nuestro país.

El ciclismo freestyle BMX consiste en realizar trucos, saltos y piruetas con una bicicleta, en donde lo importante es la técnica. La competencia transcurre en un skatepark, un espacio que tiene rampas y módulos en donde los participantes pueden moverse libremente, para lograr acumular la mayor cantidad de puntos en un minuto.

Pérez creció entre esas rampas. A los 11 años, junto a su hermano, frecuentaban el Signal Park del Parque Araucano. Ahí se encantó con los pedales, los saltos y las bicicletas. Se sintió atraída por la adrenalina y el miedo a caerse, algo que ya experimentaba desde más pequeña, escalando cualquier árbol que se le cruzara en su camino.

Esa adrenalina instintiva la ha llevado a viajar por el mundo, pero también a sufrir lesiones propias del BMX. A Pérez ya la han operado dos veces por fracturas. Se quebró la clavícula en una competencia en Japón y ahora una placa de titanio y siete pernos son parte de su cuerpo. Además se ha roto la nariz y ha quedado inconsciente dos veces. Pero para la ryder son cosas que son parte del proceso y del deporte. “Por eso uno entrena y practica: para no fallar. Hay muchas variables, a veces estás desconcentrado o el piso está resbaloso. Un mal cálculo te puede llevar al piso”, dice.

Pérez tiene su lugar de entrenamiento en Woodward, Estados Unidos, y le arrienda una pieza a Coco Zurita, uno de los exponentes chilenos más reconocidos en el mundo de la BMX. Cuando vuelve a Chile entrena en el lugar en donde ha estado toda su vida, el Signal Park del Parque Araucano. Pero los implementos de los skateparks no son los mismos. Para ella entrenar acá es como “retroceder” lo avanzado allá. Por ejemplo, allá hay unas rampas que utilizan unas espumas especiales para amortiguar los golpes. En el Parque Araucano, en cambio, solo está el suelo de madera, por lo que tienen que usar unas colchonetas para suplir la misma función.

Un poco después de que Macarena Pérez llegó desde Perú, viajó hasta México para participar en la Vans BMX Pro Cup 2019, competencia que también se celebra en Alemania y Australia. Hace unas semanas llegó a Chile, luego de cuatro meses afuera y ya se prepara para la final del campeonato Vans y el Mundial de BMX, torneo decisivo para juntar puntos olímpicos y clasificar a Tokyo 2020. “Se viene duro, tengo que entrenar de cabeza para eso”, dice. 

Macarena Pérez en la final del Mundial de BMX en 2017

¿Cómo fue la experiencia del Panamericano?

-Fue un poco rara, pero fue bonita. Estar con uniforme, con buzo, pantalón, zapatillas de Team Chile, era medio raro. Veías a toda la gente vestida de su país. Yo no me visto deportiva todos los días, ando en bici con jeans. El hecho de estar en una villa también, te levantabas, desayunabas y entrenabas. Después quedabas libre y te podías pasear. En el departamento que yo estaba, se suponía que había tres mujeres chilenas pero no las conocí, nunca nos topamos. Yo estaba más con la gente de otros países que andaban en bici, que son mis amigos, me juntaba con ellos. No me encerré en el Team Chile. Fue cómo una vida normal de campeonato, en que estás siempre con la gente de todo el mundo. Con las otras competidoras somos casi todas amigas, nos conocemos harto. Yo me he quedado en las casas de ellas en Estados Unidos, si ellas vienen algún día también se pueden quedar conmigo. Andamos juntas, nos motivamos. Porque si cada una fuera individualista, no sé si funcionaría mucho esto, porque si estás entrenando con la otra persona se pueden ver lo que están haciendo, y hay progreso, porque te vas empujando y te motivas.

¿Pensaste en algún momento en participar en un panamericano?

-No. Todo esto de las olimpiadas y juntar puntos para clasificar es demasiado nuevo. Esto de los panamericanos fue así como “ya Maca, clasificaste a los Panamericanos, vay el próximo año”.

¿Qué sentiste en ese momento?

-No estamos tan acostumbrados a ese mundo, entonces no me lo tomé muy en serio, fue como “ya, bacán”. Pero después fue como: “Oye, es el medio evento, el medio campeonato, son los Panamericanos, estoy representando a mi país”. En BMX van nueve país y un representante por país no más, entonces se reduce a una competencia súper chica. Es como “wow, yo soy una de esas nueve”. Antes había participado en copas mundiales, pero no es lo mismo, no tiene el privilegio de un Panamericano, en verdad estás ganando una medalla, ¿cachai? Es demasiado raro.

Tiene otra carga simbólica…

-Claro. Y ahora clasificar a las olimpiadas, y ojalá tener una medalla olímpica sería como “wow”. Uno nunca se lo espera. No es que hayas empezado en el BMX diciendo “yo quiero llegar a las olimpiadas”, sino que a mitad de tu camino te dicen que va a ser olímpico y que vas a clasificar a las olimpiadas. Lo asimilas de a poco.

¿Cómo fue ese momento en que te entregan la medalla y estás en el podio? ¿Qué pasó por tu mente?

-Estábamos las tres del podio, nos mirábamos y nos reíamos. Es una ceremonia linda. Hay mucho de lo que pasó en los Panamericanos que no sabría cómo explicarlo, pero hay mucha emoción, mucha felicidad. Fue mi mamá a verme allá a Perú. La estaba mirando a ella y toda la gente que me apoyó en esta carrera, mirándome con la sonrisa de oreja a oreja. Ver la felicidad de ellos me hacía sentir emoción.

LOS INICIOS Y EL MACHISMO

Y los comienzos, ¿fueron muy difíciles?

-O sea, al principio tener una bici y todo eso fue un regalo de mis papás. Tenía una bici que era cualquier cosa antes, y después pude acomodarme un poco. Al principio era chica, entonces era como salir a jugar a la plaza e ir a andar en bici. Después conocí a los cabros de ahí del parque y me invitaban. Siempre me junté con hombres, era la única mujer. A veces salía con otras chicas pero ya no andan en bici. Yo nunca había visto esto como una carrera, como algo a lo que me dedicaría, entonces no sé si fue fácil o difícil, pero fue algo a lo que yo iba a pasarlo bien, a distraerme, como un hobby. Después lo empecé a tomar más profesional. Y ahí también empezaron algunos problemas. Es difícil ser mujer en este mundo porque las oportunidades no están abiertas para nosotras, todo es más hacia los hombres. Ha habido un balance entre las dos cosas, de fácil y difícil, en lo que llevo de carrera.

Macarena Pérez en el Mundial de BMX 2017

¿Y cómo ha sido lidiar con el machismo?

-De repente escucho comentarios: “Oh, la Maca es como un hombre, la Maca anda como hombre”, y no, yo ando como mujer. El grupo de mujeres a nivel mundial somos unidas, tratamos de que no nos traten como ahombradas, la mayoría somos súper femeninas, y si te identificas más como un hombre igual está bien, es la personalidad de cada uno. Pero todas las oportunidades las tienen los hombres, el último año se nos han abierto un poco más a las mujeres, pero aun así es muy difícil llegar a la par con los hombres en cuanto a los campeonatos, las marcas que auspician…

Es algo más comercial.

-Sí. No sé cómo lo ven las marcas pero no saben el esfuerzo que hay detrás de nosotras, que tratamos de empujar el nivel cada vez más. En algunos campeonatos, por ejemplo en hombres, el primer lugar son 10 mil dólares, en mujeres el primer lugar son mil dólares. Ahí está la diferencia. Ahora, en Vans, hay una serie que se llama Vans BMX Pro Cup que están haciendo el equal prize, que es igualar hombres y mujeres. Ese fue un paso que dieron ellos.

En ese contexto, ¿tú te consideras feminista?

-No, no me considero feminista. Pero estoy muy a favor y en defensa de las mujeres, de que hay que apoyarse, salir adelante, de que no nos tienen que tratar solo como mujeres, sino que como personas. Nos merecemos lo mismo, porque nos esforzamos y tenemos las mismas cualidades que un hombre, solamente que quizás deportivamente hablando no podemos llegar a un nivel tan alto como los hombres, porque hay una gran diferencia. No me considero feminista para nada, pero estoy con las mujeres. Quiero representarlas, quiero dar lo mejor de mí y si puedo ayudar a la del lado lo voy a hacer.

DEL COLEGIO AL SKATEPARK

¿En qué momento viste que esto se podía transformar en una carrera profesional?

-Saliendo de cuarto, a los 18 años. Ahí empecé a viajar y a abrirme a otro mundo, a Estados Unidos, allá hay más lugares para entrenar, más oportunidades, más gente y más mujeres. Y casi llegando a los 20 me di cuenta que esto era lo que quería hacer, es mi trabajo pero también es algo que me encanta, que amo. Es como el sueño hecho realidad.

¿Cómo sientes que ha sido el apoyo de tu familia?

-Me han apoyado el cien por ciento desde el día uno. Mi mamá, Carolina, lo ha dado todo por mí y por nosotros, se tiene que dividir entre los cuatro. Mis hermanos me apoyan demasiado. Ella fue la que me impulsó a dedicarme a esto y viajar.

¿Qué te decía?

-Es que salí de cuarto y fue como “o estudio o ando en bici”. No sabía qué podía pasar. El mundo femenino del BMX no era tan grande, entonces no tenías muchas expectativas de “oye, quiero llegar hasta esta parte y con estos auspiciadores”. De hecho, después te das cuenta que esos auspiciadores no apoyan a mujeres. Ninguna mujer está en lo alto, con miles de auspiciadores y viajando por todo el mundo. En su momento, mi mamá me dijo “dale, inténtalo”. Yo intenté trabajar y juntar las lucas, pero saliendo de cuarto uno no gana muchas lucas, entonces mi mamá me apoyó con eso para poder viajar. Traté de devolverlas como sea, hasta el día de hoy le debo la vida. Sin el apoyo de mi familia yo creo que no estaría acá. Ahora Vans me empezó a apoyar. Así puedo viajar, y hacer rendir la plata. Con esto de los Panamericanos me gané la beca Proddar (Programa de Becas para Deportistas de Alto Rendimiento) y me pagan los eventos FISE, que son los campeonatos en que se juntan puntos para los Juegos Olímpicos.

¿Y tus amigos qué te decían?

-Lo encontraban cuático. A mucha gente le sorprende que una mujer haga este deporte. Incluso las mujeres, quedan como “qué aperrada, qué brígida”. Me hablan y me dicen que están demasiado orgullosas. Mis amigas están estudiando y yo también estoy orgullosa de ellas. Aparte ando viajando, entrenando, y uno se cierra mucho. Mi grupo de amigos se ha alejado un poco, por el hecho de estar concentrada en otra cosa y además que no estoy en Chile. Paso más de la mitad del año afuera.

¿Tuviste miedo de dedicarte a esto?-Sí, de repente me dan como crisis y períodos en que me da miedo hacer todo, como que no me quiero caer ni pegar. Esos son también los desafíos que tienes que ir superando, no todo es tan bonito.

Macarena Pérez, con camiseta roja, participando en Francia

DEPORTISTAS CHILENOS

¿Cómo es para tí el presente de los deportistas olímpicos en Chile?

-Creo que, si bien hay apoyo desde las federaciones y becas, falta más apoyo todavía. Hay que tener resultados para que te apoyen, yo tenía resultados a nivel mundial y dijeron “ya, la vamos a apoyar, porque es una posible medalla olímpica”. En el caso de los hombres en BMX no están apoyando a nadie. No han tenido resultados. A nivel mundial los niveles están demasiado altos. Aquí en Chile hay mucho potencial pero estar en el top 20 a nivel mundial es casi imposible. No han tenido un resultado de top 10 o top 20, entonces no los apoyan no más, porque dicen que no tienen posibilidades de clasificar a las olimpiadas. El cupo es muy reducido en las olimpiadas, son nueve personas también, eso lo hace muy difícil para los países estar apoyando a la gente.  

¿Qué crees tú que es lo más difícil de ser deportista aquí?

-De partida no estar en Chile, para poder entrenar afuera. Uno está lejos de la familia, de tu casa. Me gusta viajar pero a veces necesitas volver para recargar energías. No tenemos lugar de entrenamiento. Puedo estar muchos meses entrenando afuera, pero después yo llego a Chile y todo ese progreso se reduce, porque no puedo seguir entrenando tan duro, porque no me puedo caer. No está en mis planes lesionarme y pasar 6 meses o un año así.

¿Crees que hay una deuda con los deportistas de parte del Estado?

-Sí. Falta mucho compromiso. En los Panamericanos a Chile le fue súper bien, pero les podría haber ido mejor a nivel mundial, en las olimpiadas y campeonatos de todo tipo. Ese apoyo falta para las nuevas generaciones, para que ellos tengan un sueño, en algo en qué creer, y si los están ayudando, aunque sea con las instalaciones para cada deporte, cambia mucho la forma de pensar de cada uno.

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