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11 de Noviembre de 2019

Gabriel Salazar: “Esta vez el enemigo es la clase política; la gente no quiere nada ni con la derecha, ni con la izquierda ni con el centro”

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El historiador Gabriel Salazar analizó el movimiento social que ya supera las tres semanas en Chile y en entrevista con La Segunda aseguró que tiene para rato, y que la clase política no se da por aludida como uno de los focos de malestar de la ciudadanía.

Respecto al tipo de manifestación espontánea y el origen de la rabia, el académico reflexiona que “la gente se reúne en grupos chicos para deliberar por su cuenta. Aparecen las redes sociales, los colectivos. Los partidos políticos y los gobiernos no le hicieron caso ni al Mochilazo, ni al Pingüinazo, ni a la movilización estudiantil de 2011″.

En este sentido precisa que “Nadie los tomó en serio. Entonces, lo que ha ocurrido en estos días es la culminación de este proceso de transformación de la ciudadanía a través de una revolución interna y que ahora aparece en la calle de forma masiva”.

Sobre el tipo de organización que se ha dado en estos momentos, Salazar contesta que “antiguamente la gente se asociaba en una organización legalizada. En cambio, el movimiento de pobladores (mediados del siglo XX) no se regía por estatutos. Se armaba para hacer algo y luego se desarmaba. Esa es la red social. Por ejemplo, los delincuentes se asocian así. Microorganizaciones que se arman, desarman y multiplican. Pinochet pudo destruir las organizaciones con torturas, pero cuando se enfrentó a las jornadas de protestas del 83 al 87, cuando se enfrentó a las redes sociales populares, perdió. Esta forma de juntarse es típica del bandolerismo social”.

Este último concepto es descrito a nivel histórico por Salazar: “El bandolerismo social del siglo XIX, desde 1780 hasta 1940, y que nadie pudo destruir, tenía la misma forma de estructuración. Hoy en día, los manifestantes actúan en red; se arman y se desarman, aparecen los celulares, y eso potencia el movimiento. Por eso es ridículo que el gobierno diga que hay un grupo detrás que organizó todo”.

Consultado por la destrucción de monumentos, lo primero que dice el también sociólogo, es que “si examinas la estatuaria chilena, son puras estatuas de la oligarquía dominante: Diego Portales, Manuel Montt, Bernardo O’Higgins, los Carrera; la élite. Por tanto enemigos del pueblo mestizo”.

A continuación Salazar añade que “En Chile, a diferencia de México, no hay estatuas de los luchadores del pueblo. ¿Dónde hay una estatua de Lautaro? Él derrotó a los españoles. ¿Dónde está la estatua de Violeta Parra o Luis Emilio Recabarren? Bueno, por esa razón el pueblo mestizo no se identifica con los monumentos y la historia cultural hispano-europea”.

Cuando le preguntaron si justifica la violencia de los manifestantes, Salazar contesta tajante que no, pero que su rol como historiador es “explicar los fenómenos”. Luego añade que “Si este sistema exacerba el consumismo, no podemos extrañarnos que se produzcan los saqueos. Por eso se ven escenas penosas como personas robando plasmas. Por un lado está la apoteosis del consumismo, pero, al mismo tiempo, está la rabia contra el sistema que los lleva a incendiar los supermercados”.

Siempre en entrevista con La Segunda, el sociólogo señala que el neoliberalismo fue un modelo “impuesto con intervención extranjera y a través de una Constitución en la que no participó la ciudadanía. Por tanto, este modelo nació ilegítimo. Luego fue perfeccionado por una clase política civil, la Concertación, que lo administró mejor que Pinochet. Así se fue creando una olla de presión donde hubo una crisis de representación y plusvalía. Cualquier chispa iba a hacer estallar la protesta social popular. Por ejemplo, un alza del precio del metro”.

“Esto no es cíclico. El movimiento de ahora es un estallido único en la historia de Chile. Porque no es una reacción sectorial de un grupito que está afectado. Tampoco es una reacción que se da en una sola ciudad. Es todo Chile. No es una reacción clasista, aquí hay de todo: es pluriclasista” sentencia.

Respecto a si la movilización podría tener consecuencias electorales para el PC y el Frente Amplio, hay un rotundo “No”, explicado en que a diferencia de grandes huelgas anteriores, “esta vez el enemigo es la clase política. La gente no quiere nada: ni cola derecha, ni con la izquierda ni con el centro. Lo sorprendente es que ellos no se dan por aludidos y por eso quieren controlar el proceso de Asamblea Constituyente. Por eso, Gobierno y oposición se van a unir para defenderse“.

Salazar reconoce que no hay una conducción en el movimiento y lo que sí ha aparecido es una asamblea que no opera como cabeza de movimiento, que es la mesa de unidad social. “Todo esto es nuevo. Estamos en una situación histórica inédita. Hay que pensarla en sí misma. Ya no calza recoger modelos antiguos. La ideología de la Guerra Fría aquí no funciona“.

Consultado por si continuarán las manifestaciones, el profesor asegura que “sin duda” y que “las movilizaciones no terminarán porque ya está el modelo hecho. Los encapuchados aprendieron a saquear. Ni el Ejército ni los policías pudieron evitarlo. En cierto modo, Piñera tenía razón, estamos en guerra. No es militar, es una guerrilla política. Y va a continuar.

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