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27 de Noviembre de 2019

Columna de Carlos Chávez: De Puente Alto para el mundo

Agencia Uno

“Prefiero hablar en la cancha, discúlpame”; “No hablo mucho amigo, perdón”; Otras veces, simplemente, un gesto de la cara. En varias ocasiones me ha tocado toparme con Charles Aránguiz, ese jugador que pasa desapercibido, que no tiene el boom social de otras estrellas como Arturo Vidal y Alexis Sánchez, pero que hoy es uno de los pocos de la generación dorada que juega regularmente en su equipo, muchas de esas veces, de titular indiscutido. La estrella entre las sombras, el capitán escondido, el hombre tímido que la mayoría de las veces prefiere no hablar, pero que dentro del campo de juego es un verdadero director de orquesta. Muy pocas veces saca la voz, pero tras la crisis social no ha dudado en mostrar su pensamiento, su visión frente al tema y su mirada crítica ante un sistema que terminó explotando en la cara de las autoridades de nuestro país.

Carlos Chávez
Carlos Chávez
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Si te das una vuelta por Puente Alto, existe una calle que se llama Charles Aránguiz Sandoval. Lugar donde se encuentra la casa de la madre del jugador y la de su tío, personas que pueden vivir en carne propia lo que significa el volante del Bayer Leverkusen. Varias de las murallas de las calles cercanas a la casa de sus familiares tienen retratos del jugador, su cara, alguna de sus camisetas o su nombre. Un cierto recordatorio del fanatismo de la gente que dice no ver mucho al jugador de la roja, pero que siente sus logros como propios. El mismo volante lo ha dicho en más de una ocasión. Su origen es humilde y sabe perfectamente bien lo que significa pasar hambre, frío. La casa de su madre es una más en el sector, no tiene nada que la haga ser evidentemente distinta de la del resto de los vecinos. Cuando termina la temporada, el jugador prefiere volver a Chile y pasar tiempo con los suyos. No es de ir al extranjero, al Caribe o alguna isla paradisíaca por algún rincón del mundo. El chileno es de bajo perfil, visita las canchas de su lugar de origen, pasea un poco, se resguarda con los suyos. Hoy, con 30 años, su pensamiento sobre la crisis social y la situación que vive Claudio Bravo y Arturo Vidal lo han hecho destacar en medio de la gente, han permitido que el pueblo descubra que el jugador que prefería guardar su opinión a la sociedad tiene una opinión marcada y fuerte.

No tuvo ningún problema en decir que no quería jugar ante Perú (En el último encuentro de la Selección de cara a las eliminatorias que comienzan en Marzo). Palabras que calaron hondo en el resto de sus compañeros. Su opinión vale, al parecer, más de lo que uno pensaba. En circunstancia complejas ha respetado al resto de sus compañeros, como cuando le pidieron que fuera capitán en la fecha FIFA ante Argentina y Honduras, pero no lo hizo por no pasar a llevar a Claudio Bravo “Me da risa que hablen de miedo, vivo hace 30 años en la población” dijo el príncipe cuando le preguntaron si no había aceptado por terror a ser el líder.

El 18 de Octubre estalló la crisis social de nuestro país y el volante siempre fue claro en sus pensamientos, mostrando que tiene eso que tanto pedimos los hinchas, claridad en la cancha y una figura fuera de ella. Un tipo que no ha dudado en estar con la gente, que se siente identificado con la lucha, con esa que tiene su madre, su tío, su familia… que el también vivió… Debutó en Cobreloa, llegó a Colo Colo y después de ganarlo todo con la Universidad de Chile saltó al extranjero, al Inter de Porto Alegre de Brasil. Sus compañeros siempre lo recuerdan con cariño, como el hombre divertido, el que jugaba con Eduardo Vargas y hacía reír a sus pares a destajo y sin complicaciones. Hoy tiene una gran duda, una que podría resolver prontamente. Nunca ha jugado en un gigante europeo. Sonó en el Chelsea… Después de la última Copa América el Bayern Munich habría ofrecido 50 millones de dólares por el volante, pero nunca logró concretar su traspaso. Su actual estabilidad llamó la atención del Milán, del PSG y otra vez del Munich. Con 30 años, el crack de la roja tiene su gran oportunidad, esa ocasión de darse su último gustito… jugar en un grande y demostrar que la pasión que eligió para vivir fue el camino correcto.

Así es Charles Mariano Aránguiz Sandoval, ese jugador que disfruta jugando videojuegos, que le gusta la música, que mandó a realizar máquinas arcades para que sus hijos y él pudieran revivir épocas pasadas y que al parecer, eran mejores que las que hoy vivimos. Un jugador que aprendió desde abajo lo que significa el sacrificio. Sin ir más lejos, uno de sus descubridores, Héctor Cáceres lo llevó a jugar en Cobreloa y en una oportunidad contó que el volante tenía miedo de volar porque jamás había estado en un avión y no sabía a qué se podía enfrentar. Su madre lo obligaba a ir a jugar sino, en palabras del propio jugador, le mostraba la Chancleta. En las divisiones inferiores de la U no lo consideraron por ser muy pequeño, después volvió y logró lo que quería… Brillar. Así podríamos estar todo el día hablando del príncipe, que ahora en Europa sigue demostrando que su reinado está lejos de acabar.

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