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Agencia UNO

Entrevistas

27 de Noviembre de 2019

Juan Moreno, presidente Sindicato Interempresas Walmart: “Cuando saquean un supermercado no se están llevando sólo la mercadería, también se llevan tu trabajo”

Un empleo legal pero precario y la incertidumbre de trabajar muchas veces en la primera línea de saqueos e incendios. Esas son las principales inquietudes del líder sindical en estos días de estallido social. En conversación con The Clinic, Moreno habla sobre la necesidad de valorizar los oficios y sus trabajadores. Además, instala en tiempos movidos una preocupación totalmente plausible: “Hay más de 4 mil personas a las que le han saqueado su fuente de trabajo”.

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Partió hace veinte años trabajando en una cadena de supermercados que ya no existe y hoy es el presidente de un sindicato que agrupa a 17 mil trabajadores de una de las marcas más prestigiosas del retail. Por lo mismo, conoce de primera fuente las necesidades y los problemas que tienen sus asociados, las que son prácticamente las mismas que la gente reclama en las calles desde que comenzaron las movilizaciones el pasado 18 de octubre. Sin embargo, por estos días también le ha tocado lidiar con los saqueos e incendios de las que han sido víctima muchas sucursales de Walmart y que tiene a sus trabajadores –“los viejos”, como les dice él- con más problemas que de costumbre. Aún así, dice Moreno, “los trabajadores están en la calle manifestándose”. 

De alguna manera ustedes se adelantaron a las manifestaciones que vemos ahora con la huelga del pasado mes de julio.

-Sí, estuvimos conversando un buen tiempo con la gente de Walmart acerca de lo que venía en la empresa, que era la multifuncionalidad. Pero ellos no se dieron cuenta que además de conversar se necesitaban hechos concretos, porque los trabajadores no podían seguir escuchando que les iba a tocar hacer más cosas en el trabajo sin recibir nada a cambio en cuanto a remuneraciones; algo parecido a lo que pasó después en el país. Por eso llegamos a parar por seis días.

No había espacio para cargar más la mano sin algo a cambio.

-Claro, porque tienes que tomar en cuenta que los salarios, el horario, la carga de trabajo… todas esas condiciones van generando resistencia en la gente. Y por eso es que se hizo todo complejo y finalmente llegamos a la huelga. Porque se venían los temas que te contaba de la multifuncionalidad del trabajo y más temprano que tarde, la automatización. Y para eso tenemos que estar preparados como trabajadores. De hecho, en medio de todo esto acuñamos la frase “el futuro es con nosotros”, porque más que lucas, lo que ganamos fue estar en buen pie para lo que viene. 

¿Qué lograron concretamente con la huelga?

-Más allá del bono de término de conflicto, aseguramos unas lucas para el momento en que partan estos procesos de automatización. Y en el tema de la multifuncionalidad, que eso se pague y que no sea más trabajo por las mismas condiciones.

Huelga de supermercados Líder. Foto: Agencia Uno

Pero con el proceso de automatización irremediablemente se necesita menos trabajadores por lo que se producen despidos, ¿cómo verán eso?

-Bueno, justamente estábamos empezando a conversar todos esos detalles que quedaron tras el acuerdo post huelga cuando vino el estallido social y la verdad es que después del 18 de octubre comprenderás que hemos estado ocupados en la contingencia. 

Si no hubiesen tenido un sindicato como el que tienen, ¿qué crees que habría pasado con todo esto de la multifuncionalidad y la automatización?

-En ese caso la empresa simplemente nos pasa por encima.

Antes en los supermercados trabajaban o hacían carrera panaderos como tú, carniceros y algunos otros oficios ¿Podemos definir un perfil del trabajador de supermercados hoy?

-Este gremio actualmente se hace cargo de la vulnerabilidad del empleo, porque acá hay mucha mano de obra no calificada. Porque como tú dices, antes aquí había oficios… ya no hay. En nuestro caso (Walmart) el 60% de nuestros trabajadores son mujeres. Además, tenemos una tasa alta de trabajadores migrantes, que para muchos de ellos este es su primer trabajo en términos formales y legales; y de no existir terminarían en el mercado negro. También se recogen acá los adultos mayores que jubilan, pero como no les alcanza con la pensión, siguen trabajando en este sector. Además hay que sumar el 1% de trabajadores con algún grado de discapacidad que obliga la ley incorporar y que Walmart decidió subirlo a un 2%. Todo eso está acá. Entonces, si bien este sector no es como la minería o los exportadores, que produce mucha riqueza, si no existieran los supermercados, ¿dónde estaría toda esa gente? 

Entonces, aunque precario, se trata de empleos formales, con todas las de la ley.

-Claro, y eso es rescatable. Pero aquí tienes a mucha gente que gana menos de 400 mil pesos y con eso tiene que tratar de llegar a fin de mes, cosa que es imposible. Porque además el 60% de esos trabajadores son mujeres y un porcentaje muy alto a su vez son jefas de hogar. 

DESPUÉS DEL ESTALLIDO

¿Cómo han sido estos días tras el 18 de octubre para los trabajadores de Walmart?

-La verdad es que nadie se esperaba que a partir de ese viernes ocurrieran cosas de la magnitud de lo que hemos visto. Porque uno sabía, por el mismo trabajo que hacemos, la cantidad de rabia y frustración que hay acumulada entre la gente. Pero nadie imaginó, jamás, que sería así. Y por lo mismo, nadie estaba preparado para aguantar algo así. Si tú te pones a pensar los supermercados, en general eran construidos con mucho vidrio, amplias vitrinas; lo que contrasta con las latas que hay ahora y que no se ve que se vayan a sacar pronto. Antes de esto por ahí en algunas sucursales había preocupación por alguna banda que entraba a robar, pero poco más. En cambio, esto fue brutal. 

¿Cuál es el nivel de daños que tienen ustedes?

-En Wallmart hoy (lunes 25) son 69 locales los que fueron siniestrados brutalmente. Es decir, saqueados completamente, que se llevaron hasta las cajas registradoras. De ese total hubo 18, contando el de hoy en la madrugada, que tuvieron cierto grado de incendio. Y por otro lado hay más de cien locales a los que han entrado en más de una ocasión a robar. Con todo esto, el nivel de angustia e incertidumbre de nuestros trabajadores es muy fuerte. Y a todo esto tienes que sumarle 4 mil personas que están un poco en el aire, esperando a ver qué pasará con sus puestos de trabajo. 

Mucho se habla ahora de la primera línea de las protestas, pero podríamos decir que los trabajadores de supermercados han estado también en una primera línea, en muchos casos yéndose minutos antes de que llegue la gente a saquear o incluso incendiar un local.

-Sí, todo eso ha pasado y hay trabajadores que incluso se han cruzado con la gente que viene a saquear. Son 38 días trabajando de una manera muy estresante, con horarios distintos a lo normal, muchos trabajando en locales distintos y así. Incluso en el comercio se ha visto a los propios trabajadores manifestándose, eso es algo inédito. ¿Y sabes por qué también reclaman? Porque los trabajadores van a trabajar a lugares privilegiados de la ciudad: Las Condes, Vitacura, La Dehesa. Y en algunos sectores, la mayoría, el cien por ciento de los trabajadores vive fuera de esas comunas, y no en la del lado, lejos, en la periferia: La Pintana, Cerrillos, Lo Prado. A un par de horas de distancia y ahora se demoran el doble sin el Metro e incluso gastan más plata en Uber y otras cosas. Y la inseguridad, porque tenemos trabajadores que han sido asaltados o que han recibido perdigones porque se toparon con una manifestación y los carabineros. 

Más allá de los problemas inherentes a las movilizaciones, uno podría suponer que los trabajadores de supermercados están justamente en el núcleo de las demandas de estos días.

-Es que la gente siente que el sistema los castiga. Porque como te decía antes, gana menos de 400 lucas -sin contar a la gente de jornadas parciales, que gana menos- y con eso tiene que pagar arriendo, medicamentos carísimos, útiles escolares para sus hijos, comida… Al final ellos cumplen con la formalidad del trabajo. Les cotizan para la salud y AFP, cumplen con todo; pero el sistema aún así los castiga, porque no hace nada por ellos. ¿Tú me preguntas si esa gente sale a marchar? Yo te puedo decir que sí, esa gente está en la calle. Conozco trabajadores que terminan su turno y se van a Plaza Italia u otro lugar a manifestarse. Y no está organizados, no se juntan con tal o cual si no que simplemente salen a la calle. Porque se sienten castigados por el sistema. 

Más encima los saqueos a supermercados ponen en riesgo este precario empleo de los trabajadores.

-Exactamente. Por eso nuestra gente quiere reclamar pero pide que no saqueen, que no les quemen su fuente de trabajo. Porque cuando te saquean un supermercado no se están llevando sólo la mercadería, también se llevan tu trabajo. Y ya hay más de 4 mil personas a las que le han saqueado su fuente de trabajo. Y los viejos no sienten dolor por la mercadería que se han llevado o por los fierros quemados, es por la incertidumbre que surge en su trabajo. Y eso a pesar de que ganan un salario indigno, o para no usar esa palabra, que no tiene justicia social. Es un salario que no tiene relación con lo que produce y más encima no les permite llegar a fin de mes. 

Saqueo en supermercado Acuenta, Maipú. Foto: Agencia UNO

¿Hasta el momento Walmart ha podido mantenerse reubicando a la gente, sin despidos?

-Sí. Hay gente que se ha ido porque llevaba mucho tiempo y ha aprovechado el momento. Pero el 80% se ha ido reubicando en supermercados que no han sido saqueados o quemados. Hay otro 10% de gente a plazo fijo que logramos que la empresa les pague completo aunque no puedan trabajar más por estas circunstancias, pero hay un 10% restante que no ha sido reubicado porque no hay dónde.

Como Arica, donde sólo había un supermercado y fue quemado.

-Claro. Por más que nosotros forcemos a la empresa a hacer algo, ahí no tenemos manera. Por lo mismo en ese caso lo que debería pasar es que el Estado tiene que ser garante del empleo. Y pasa lo mismo ahora con los programas de ayuda a las pymes, que están muy bien, porque los ayudarán a reconstruir los que tuvieron saqueos, pero eso debería ir amarrado también con que no despidan a ningún viejo. Porque esto es un problema social, no se trata sólo de reconstruir lugares de trabajo.

¿Por qué crees que se ha dado tanto el saqueo e incendio en los supermercados?

-Pasa mucho por la ubicación. En nuestro caso están los supermercados Acuenta, que justamente están en comunas como Renca, Pedro Aguirre Cerda o La Pintana. Comunas que antes no tenían supermercado hasta que llegaron éstos, y ahora nuevamente no tienen. Y es un tema cívico, porque el supermercado en esos lugares también se transformaba en un centro de servicios. Porque llegaba con farmacia, cajero automático, Servipag… Es como el Metro, quemaron lo poquito de igualdad que había en esas zonas. El panorama en la periferia es muy complejo, está todo cerrado, todo con fierros. No hay comercio y la gente está botada en esos lados. Y el estallido social tiene que ver con eso también, con la defensa de los viejos. Porque nosotros tenemos sindicato, ¿pero quién defiende a los empleados de las farmacias que quemaron?, ¿quién defiende a los zapateros y otros oficios que van quedando por ahí que se quedaron de brazos cruzados? Nosotros compartimos las manifestaciones y hemos marchado como sindicato, porque es nuestro deber. Otra cosa es ir a robar, a vandalizar, a quemar; eso no. Y la gente que hace esas cosas no es gente trabajadora, no es gente que se levanta todos los días a trabajar. Es gente… no sé. Que le hace daño a las manifestaciones y a la sociedad.

Saqueo en supermercado Acuenta, Maipú. Foto: Agencia UNO

¿Quiénes son los que saquean?, ¿Se sabe algo en la calle?

-Yo creo que es una mezcla. Pero hay algo que no cuadra, porque no son los manifestantes los que parten con esto. Llega gente y abre los locales, pero es otra gente. Obvio que después con todo abierto entra más gente. Pero los que parten todo no son los manifestantes. 

¿Más allá del proceso constitucional tú crees que es urgente una agenda corta en lo social?

-Sí, el proceso constituyente yo lo valoro y habrá que hablar mucho para ver los mecanismos para avanzar en ese tema. Pero están dejando de lado el empleo y varios temas sociales que son para ahora, no para enero ni marzo. Como lo que hablábamos antes de sueldo mínimo o del precio de los medicamentos ¡Esas son cosas urgentes! Porque si no, esto no va a parar. 

¿Cuánto sería a tu juicio un sueldo mínimo acorde a las necesidad de los trabajadores?

-Llegar cerca de las 500 lucas, eso daría algo más de dignidad al empleo. Pero eso no puede venir del Estado, porque lo terminaríamos pagando todos. Tienen que ser los empresarios. 

ANTES Y AHORA

Partiste trabajando con los franceses de Carrefour, luego vinieron los tiempos de Nicolás Ibáñez y con la venta a Walmart se pensaba que la cosa se despersonalizaba, hasta que apareció la figura de Lucy Ana Avilés…

-Mira, a nosotros no nos toca relacionarnos con la estructura de los accionistas de la empresa, así que lo que uno le toca es lo que escucha o ve por la prensa. Y eso me pasó en el caso de ella junto con este cantante que ahora habla tanto.

¿Alberto Plaza?

-Ese. Cuando hicimos la huelga ambos nos atacaron duramente. Y la verdad es que ante ese tipo de conductas uno entiende por qué la gente está en la calle, ¡porque no entienden nada! No entienden a los trabajadores ni sus necesidades, porque ninguno de ellos podría vivir con 400 lucas, yo no puedo sobrevivir con 400 lucas. ¿Y cómo vive la gente? Endeudada. Y si en Walmart no tuviéramos negociación colectiva, ¿cómo estaríamos? Ahí tendríamos que volver a los tiempos en que estaba Ibáñez.

¿Eran más duros esos años para ustedes?

-Empezar ese sindicato fue la madre de todas las batallas. Generar un contenido de igualdad dentro de la empresa en esos años, fue muy difícil, pero yo creo que la ganamos. Porque partimos con un sindicato único en Carrefour y que al momento de pasar a D&S (la empresa de Nicolás Ibáñez) nos repartieron con el multirut en varios sindicatos más pequeños. Pero logramos unificarnos y ser un sindicato grande, que es algo atípico en Chile. 

Partiste como pastelero, algo que se externalizó y ya casi no se ve en los supermercados.

-Sí, me gustaba mucho. Pero es triste cómo se han ido perdiendo los oficios en esta industria ahora que llega todo hecho, todo industrializado. Y ahí te das cuenta que este país avanzó en industrialización, productividad y eficiencia en estas últimas décadas, pero lo hizo sin los trabajadores. Porque se perdieron los oficios, que eran un delta, una aspiración para muchos trabajadores que partían como ayudantes y podían llegar a ser maestros o incluso jefes. Ahora llega todo listo. La gente repone, hace caja y poco más. No hay transmisión de conocimiento. Imagínate antes, alguien sin conocimiento llegaba, hacia carrera y se transformaba en carnicero, en panadero. ¿Dónde está esa gente? Es triste ver cómo se va generando esa frialdad y no se potencia a la persona y ese es un problema de Estado que también vamos a tener que ver en algún momento. Porque un trabajador antes decía yo soy esto, yo soy maestro, porque había pasado un tiempo y se había capacitado para llegar a ser algo importante. Hoy no, cualquiera mete a un horno una masa que ya viene lista. La gente perdió un valor que tenía: su oficio, porque algunos no tenían ni cuarto medio, pero eran maestros. 

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