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Coronavirus

23 de Marzo de 2020

Presidente (s) de la Federación de Enfermeras y Enfermeros de Chile: “No vamos a dar abasto”

Enfermeros de Viña del Mar. Foto: Agencia UNO

Inexplicablemente, los enfermeros quedaron fuera de la llamada Mesa Social del Covid-19, el centro neurálgico de la toma de decisiones para frenar el coronavirus. En conversación con The Clinic, el presidente subrogante de la Fenasenf, José Luis Espinoza, realza el papel que cumple su gremio frente a la enfermedad. "Somos la primera línea", dice. Sin embargo, no tarda en darle una cuota de realismo y adelanta el eventual colapso al que podría ser sometido el sistema de salud: "El panorama, no es por ser desalentador, es ominoso y preocupante. Nos da una especie de temor no poder dar las soluciones a las personas que la requieran".

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“Somos la famosa primera línea”, se le escucha decir a un funcionario del servicio de urgencia en uno de los tantos videos virales que se han grabado en los centros asistenciales para concientizar a la población sobre los peligros del Covid-19, la pandemia que ya registra 746 casos positivos y dos muertos en Chile.

Para José Luis Espinoza, presidente (s) de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf), el apelativo recae perfecto en los trabajadores que él representa.

Somos la primera línea. Nosotros como profesionales estamos en toda la red y en todos los niveles de atención, desde que el paciente entra por la urgencia o desde la admisión electiva. Somos un pilar fundamental y no creyéndonos más de los que somos, sino que de verdad estamos ahí presentes en la continuidad de la atención, las 24 horas del día. Un paciente, donde sea que se atienda, siempre va a encontrar una enfermera”, explica en conversación con The Clinic.

José Luis Espinoza, presidente (s) de la Fenasenf

Recientemente, desde el gremio le enviaron una carta al subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, pidiéndole formar parte de la Mesa Social del Covid-19. “Vemos con inquietud que en dicha convocatoria no se ha mencionado la participación de la profesión Enfermera”, señalan en la misiva.

De hecho, la Fenasenf fue uno de los primeros gremios en solicitarle a Mañalich “extremar las medidas de prevención y protección” cuando se habían detectado 156 casos positivos. Eso fue exactamente hace una semana. Con el pasar de los días, se sumaron al llamado de la mayoría de los gremios de la salud, pidiendo la cuarentena nacional. Sin embargo, los casos prácticamente se han quintuplicado en los últimos siete días.

Espinoza toma una postura pedagógica a la hora de hablar del coronavirus. Transmite una paradójica mezcla de optimismo y desazón frente a la crisis sanitaria. Conoce bien los límites del sistema público.

-¿Cuál es tu evaluación del plan de contingencia del Gobierno para enfrentar la pandemia del coronavirus hasta ahora?

Se han tomado medidas para sacar a las personas mayores de 65 años que tienen patologías crónicas, entonces, la dotación general está disminuida. También se ha disminuido la atención electiva en los controles, las horas de atención ambulatoria y las cirugías programadas. Por ese lado, la cantidad de pacientes que está dentro de los hospitales es menor. También se han implementado estrategias de disminuir las visitas, disminuir los tránsitos dentro del hospital y, así, disminuir los contagios.

Sin embargo, como organización, creemos que una medida importante, necesaria de manera inicial, es que se declare una cuarentena en todo el territorio nacional. La única forma de controlar los contagios entre las personas es disminuir el contacto entre todos nosotros. Cada persona va contaminando superficies, entonces, la contaminación cruzada es abismante. La evidencia que tenemos desde la epidemiología es que, la única forma de aplanar la curva, y de frentón idealmente disminuirla, es declarando la cuarentena.

-El Gobierno ha sido reacio a implementar una cuarentena total. ¿Por qué es tan urgente decretar esta medida?

Algunos dicen que no es apropiado todavía, porque estamos recién empezando, pero muchos otros países lo han declarado en etapas avanzadas, donde ya son miles y miles los contagiados, donde es mucho más difícil el control. Un contagio masivo tendrá como gran repercusión un colapso real de los servicios asistenciales. Ese colapso, si tenemos personal de salud enfermo, con menos dotación, y con toda la población consultando en un mismo momento, claramente terminará en un colapso y eso conlleva a mayor mortalidad. Ese es el gran riesgo. Por eso, somos tan insistentes para que se creen las condiciones ahora, para que podamos aplanarlo y que este contagio sea mucho más paulatino en los días. Actualmente, ya vemos que la curva va en ascenso, la curva exponencial es tal que los contagios llegan a 80 o 100 diarios.

-¿Cómo está preparada la red de salud frente a la pandemia, entendiendo que el ministro proyectó a 40 mil los contagiados de aquí a abril y que incluso ahora se han visto problemas con los insumos?

Primero que todo, no ha habido un liderazgo efectivo a nivel central en decir “estas son las medidas y todos las deben cumplir”. Se deja muy abierto a la autogestión hospitalaria. Cada director decide, dentro de sus competencias y sus condiciones locales, cómo resuelve. Entonces, en algunos hospitales compraron, previeron que tenían que tener más insumos, en otros no. En unos tienen una calidad ideal de mascarillas, en otros lados tiene sólo la quirúrgica, que es la más básica. En unos lados tienen estos overoles o “pijamas” que le llaman, en otros simplemente una pechera. Eso no está bien regulado en todo el país. En algunos ya se está viendo que hay escasez porque desde el Minsal se comprometieron a que iban a hacer compras masivas de estos elementos de protección personal y de insumos, que iban a ser distribuidos por la Central de Abastecimiento (Cenabast), pero en estricto rigor no lo hemos visto tan así en los hospitales.

-Pero hemos visto, por ejemplo, que hay hospitales que están fabricando mascarillas artesanales por la falta de insumos.

En el hecho puntual de Talcahuano, en el hospital La Higuera, donde las enfermeras estaban fabricando sus propias mascarillas, ellas tienen su explicación: efectivamente lo estaban haciendo, pero no porque les falten insumos, estaban previendo que en algún momento, ante la contingencia que es tan abismante, les iban a faltar.

-Pero más allá del caso puntual, ¿el sistema tiene la capacidad de enfrentar la crisis?

Sacándole un poco el foco a los insumos, la red de salud tiene la capacidad de atender a los pacientes más graves, porque tenemos una dotación de cerca de 25 mil camas en el país. De todos los niveles de atención, de todas las complejidades. El 5% son de camas críticas con un cupo de ventilador mecánico. Ahora, con toda esta contingencia, se están haciendo las gestiones para complejizar las camas, para que tengamos la atención de unidades críticas en mayor número. Como se está priorizando la atención, hay muchas camas disponibles en espera de esta gran ola de pacientes. Aunque, si bien esas son las proyecciones y la planificación, no todos los hospitales están armados con los equipos para recibir al total de pacientes.

-¿Pero cómo ves la proyección de aquí a abril? ¿está el sistema de salud preparado?

Mira, si seguimos con la curva exponencial, deberían duplicarse los casos en un par de días. De aquí a abril, ya tendremos miles de casos. Ahora, no todos son de gravedad, lo hemos visto en estas semanas. Sin embargo, si no se toma el control apropiado hoy día, no vamos a dar abasto. No tan sólo por la capacidad de la infraestructura y el equipamiento, sino también por el personal de salud. Nosotros también nos estamos viendo contagiados y es probable, porque somos tan lábiles como cualquier persona, que podamos tener aún más bajas. Entonces, el panorama, no es por ser desalentador, es ominoso y preocupante. Nos da una especie de temor no poder dar las soluciones a las personas que lo requieran.

También me gustaría dejarle claro a la comunidad que, no porque tenga un cuadro respiratorio, sea un estornudo, una tos o una secreción con flema voy a ir a un recinto asistencial a consultar. Seamos precavidos de que la mejor medida es guardarme en mi casa. Quédate en casa. Y así se puede restringir el contagio. No porque tenga una sintomatología voy a salir corriendo al centro asistencial más cercano, porque lo voy a colapsar.

Enfermera del Cesfam de San Javier, mostrando implementos para enfrentar el Covid-19. Foto: Agencia UNO

-¿Qué te pasa a ti con estas personas que no se toman en serio la pandemia del coronavirus, que se van a la playa, que piensan que estas son una especie de vacaciones?

Hay un llamado que hemos tratado de hacer a la responsabilidad de cada uno, pero muchas veces queda a criterio de cada persona. Eso no corresponde, porque tiene que haber una fiscalización de cada caso positivo, como se dio en Chillán, que una persona positiva fue al gimnasio, después salieron cuatro positivas y ahora van en casi 200 casos sólo en la ciudad. Estamos con esta visión individualista, que es parte también del sistema en el que estamos, en el que no tenemos una mirada colectiva, donde no me importa lo que le pase al otro. Si yo me siento bien, da lo mismo, hago mi vida normal. Y ojo, que eso no depende del factor cultural o educacional, simplemente es desconocimiento, irresponsabilidad o no consideración de las recomendaciones de los expertos. Y da rabia finalmente. Es complejo. Desde nuestro ámbito, nosotros tenemos que seguir. Si llega esta misma persona en otro momento a pedir ayuda, o llega en peores condiciones de salud, hay que entregarle la atención de todos modos. En eso si que no hay duda.

-En Chile se registró durante el fin de semana la primera muerte por Covid-19. Fue en el Hospital San Juan de Dios, donde te toca trabajar ¿Cómo se enfrentó este caso, particularmente?

No me tocó tratarlo específicamente, pero sí sabíamos del caso, de una adulta mayor, que estaba en una sala de aislamiento. El ministro salió a decir que hubo “manejo compasivo de la paciente” y tú dices “ah, la dejaron morir”. No es tan así. Es una persona de 80 y tantos años, que está en estado de postración, que está con una enfermedad grave, que necesita tratamiento invasivo e intensivo con un ventilador mecánico. Es complejo para la familia estar en esa condición de estrés, de incertidumbre. Si llega a salir bien de esta enfermedad, va a volver a su estado de postración, igual como estaba antes. Son más bien decisiones humanitarias, que es mejor tomarlas con la familia y mirando el bienestar de ese paciente. Sino, va a seguir sufriendo a través de los días, los meses, incluso años.

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