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Reportajes

8 de Junio de 2020

Radiografía a fondo: Esa clase media frágil y (hoy más que nunca) al borde del precipicio

Foto referencial. Crédito: Agencia Uno

Lejos de ser un segmento socioeconómico consolidado y estable, la clase media baja colinda con los segmentos pobres de la población. Siempre al borde de la cornisa. Y ante una crisis como la actual, tiene un alto riesgo de volver a caer. De acuerdo a estudios, este grupo representa entre el 40% y el 45% de los chilenos, tiene ingresos promedios por hogar que bordean los $600.000, están sobreendeudados y su situación laboral es precaria: menos de la mitad de los jefes de hogar tiene contrato.

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Lo que han evidenciado las dos crisis que ha sufrido Chile -el estallido social, primero; luego la pandemia- es que gran porcentaje de la población está teniendo dificultades para obtener ingresos debido a la pérdida de empleo. Muchos, por esa razón, no han podido cumplir siquiera con la cuarentena obligatoria. Eso mueve las aguas de la protesta social: a mediados de mayo, vecinos de El Bosque salieron a las calles a exigir al gobierno mejores paquetes económicos a las familias vulnerables y de clase media. Alegaban cansancio y hambre. 

Entre un 60 y 70% de la población en Chile se autodefine como de clase media. Sin embargo, todavía no hay ninguna definición oficial que produzca un consenso entre los diseñadores de políticas públicas y los investigadores. Los políticos se dirigen a la gran clase media como a un gran grupo homogéneo; sólo basta recordar el programa del Presidente Sebastián Piñera para la “clase media protegida” lanzado el 2019. Pero la realidad es que la clase media incluye varias capas y es muy heterogénea. De ellas, hay una que es altamente vulnerable a las crisis y a los shocks económicos como los que estamos viviendo: la clase media baja. Es este segmento de la población, coinciden los especialistas, el que está en mayor riesgo de volver a caer a la pobreza tras la doble crisis. La Ocde ya lo alertaba en marzo: el 53% de los chilenos está en riesgo de caer en la pobreza si deja de percibir por tres meses su sueldo.  

Foto referencial. Av. Vicuña Mackenna con Américo Vespucio durante la cuarentena pandemia de COVID-19. Crédito: Agencia Uno.

QUIÉNES SON, DÓNDE VIVEN

Según el estudio “Hacia una definición y caracterización de la clase media en Chile” de Libertad y Desarrollo, el 42,5% de los hogares en Chile pertenecen a la denominada clase media baja o vulnerable. En cuanto a su nivel de ingresos familiares, obtienen entre 1,5 y 3 veces la línea de la pobreza; es decir,un hogar de cuatro personas gana entre $650.000 y $1.300.000. Si se hace un paralelo con los clásicos deciles del 1 al 10, donde el 1 es el más pobre y el 10 es el más rico de la población, la clase media baja se encuentra entre el tercero y el sexto.

Otra característica que identificó el informe de LyD fue el nivel de escolaridad de los jefes de hogar. Los sostenedores de este segmento tienen 9,6 años de escolaridad en promedio, lo que los ubica por debajo del resto de la clase media (11,4 años la clase media-media y 13,2 la media-alta). 

María Paz Arzola, coautora del estudio y coordinadora del Programa Social de LyD, explica: “Es importante distinguir entre la escolaridad de los adultos y la de los niños. La cobertura educacional para los niños o adolescentes es más pareja. Los adultos vivieron en un Chile más desigual, por lo tanto tienen un nivel menor de escolaridad que ya no se compensó. En realidad, ellos no van a volver a estudiar. Eso repercute en su capacidad de generar ingresos, el tipo de ocupación a la que pueden acceder, y a una mayor informalidad laboral. A su vez, esa mayor informalidad hace que enfrentan con menos certeza todos estos eventos desafortunados”.

Por su parte, el último informe de clasificación socioeconómica de la Asociación Investigadores de Mercado y Opinión Publica (AIM) dice que un hogar de clase media baja (C3) tiene un ingreso promedio de $1.000.000, que el 51% de sus sostenedores de hogar completaron la educación media y que el 80% pertenece a Fonasa. 

De acuerdo a esta categorización, que es la más utilizada en la industria de la publicidad y el marketing, el 14% tiene acceso a tarjeta de crédito, el 45% posee vehículo propio y el 62% tiene un teléfono móvil con plan de datos.

Las comunas de la Región Metropolitana donde se concentran estos hogares son Quilicura, Conchalí, Renca, Quinta Normal, Lo Prado, Estación Central, San Miguel, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, Maipú, La Granja y Puente Alto.

Gráfico Santiago Concentración hogares AIM.

MUNDO LABORAL PRECARIO

El estudio LyD, basado en cifras de la Casen 2017, midió el nivel de formalidad laboral de los jefes de hogar en la clase media. El 40% de los jefes de hogar en el segmento bajo tiene contrato, comparado con el 50% y 55% de la clase media-media y la clase media-alta, respectivamente. María Paz Arzola opina: “Yo creo que tenemos que sacar lecciones a largo plazo para cuando empecemos a recuperar normalidad. Y en ese sentido es bien importante el tema de la formalidad laboral. Al final, ésta es la que te permite estar protegido en tiempos de crisis. Tenemos que de alguna manera generar incentivos para que la clase media mejore su formalidad. Te das cuenta cómo las circunstancias de crisis pueden hacer a una familia retroceder los avances que ha logrado en el último tiempo”. 

Tabla Características Laborales Lyd.

Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que la formalidad laboral es un salvavidas en tiempos de crisis. El informe del PNUD “Desiguales”, publicado en 2017, dimensiona las diferentes desigualdades que existen en la sociedad chilena y realiza una “foto” acerca del mercado laboral actual. Rodrigo Herrera, economista y coautor del estudio PNUD, explica: “Por un lado, tienes empresas muy buenas, donde los trabajadores pueden hacer carrera, tienen estabilidad laboral, son capacitados, tienen beneficios y tienen más salario. Son empresas grandes e importantes, pero pocas. En el resto, la gente está trabajando en un segmento que es más bien de trabajo inestable. Son empresas más chicas, que tienen vaivenes, que no ofrecen estabilidad laboral, tienen mucha rotación y ofrecen menor salario”. 

Rodrigo Herrera, economista y coautor del estudio PNUD.

Es posible que muchos trabajadores asalariados de la clase media baja estén trabajando en el segundo tipo de empresas, dice Herrera. “Hay un grupo que hoy día se había podido insertar en el trabajo asalariado, pero que finalmente no va a poder sortear esta crisis. La está pasando muy mal ahora. Piensa, por ejemplo, en toda la gente que trabaja en el retail y en servicios. Tenían contrato de trabajo y un horario. Tal vez tenían un salario que no era alto, pero lo recibían mes a mes. Probablemente en su historia biográfica ellos venían de una mayor precariedad y hoy estaban en una situación más favorable, pero esta crisis los va a hacer retroceder probablemente a un par de años donde era más factible que se desempeñaran en la informalidad”. 

¿Cuáles son las ocupaciones que generalmente toman las personas del sector medio bajo? Según el mismo estudio, que toma como referencia datos de la Casen 2015, este grupo de la población obtiene trabajos asalariados manuales calificados y semicalificados en los sectores extractivos, secundarios y agroindustria. Por ejemplo, pueden ser albañiles, mecánicos y mineros.  También obtienen empleos asalariados no manuales del sector servicios. Se destaca en esta categoría a los vendedores de retail y secretarias.  

Tabla clasificaciones ocupaciones estudio Desiguales.

¿EL SUEÑO DE LA PROPIA VIVIENDA?

El acceso a la vivienda propia para la clase media baja puede llegar a ser complejo. Por una parte, este grupo no es beneficiario de las viviendas sociales 100% subsidiadas (DS49), ya que están dirigidas a la población 40% más pobre del país. Y por otro lado, el subsidio de clase media (DS1) va a depender de la capacidad de ahorro y el endeudamiento que tenga cada familia, ya que este subsidio opera a través de un crédito hipotecario, un monto de ahorro y un monto de subsidio. 

A mayor valor de la vivienda, mayor es el monto de ahorro y el porcentaje de crédito hipotecario, explica Yessenia Millones, arquitecta de la Fundación Vivienda. “Este último punto se vuelve relevante a la hora de solicitar un crédito, ya que se deben cumplir con los requisitos exigidos por cada entidad financiera, que van desde ingreso mínimo promedio de 500 mil pesos, tener antigüedad laboral, buenos antecedentes comerciales, no tener deudas, entre otros, más una capacidad de ahorro mínima exigida”. 

Yessenia Millones, arquitecta de la Fundación Vivienda.

Estas exigencias de los bancos perjudican a las personas de clase media baja que en muchos casos no tienen trabajo formal; por consiguiente, no tienen cómo acreditar ingresos. Además, muchas de estas familias no tienen capacidad de ahorro porque están sobreendeudadas. 

Por otro lado, la escasa regulación del mercado inmobiliario y una planificación urbana basada en un modelo de libre mercado ha traído como consecuencias que la brecha de acceso a la vivienda en Chile sea muy alta, explican desde la fundación. Un informe de la Universidad Católica en conjunto con INCITI demuestra que el valor de las propiedades ha subido hasta 150% en el Gran Santiago en la última década, mientras que los ingresos lo han hecho sólo en 25%. 

Sin la posibilidad de acceder a una vivienda propia, muchas de estas familias optan por vivir en zonas más centrales, con buena conectividad y buen equipamiento, pero con precios de arriendo excesivos y con pocas superficies, explica Yessenia. “Está el ejemplo de las grandes torres hiperdensificadas de Estación Central. Ahí funciona el mercado inmobiliario, más que el subsidio. La vivienda puede tener un valor de hasta 2.200 UF, pero con superficies de 54 y 57 m2. Donde hay harta oferta, acceso a equipamiento y oportunidades urbanas, el precio sube muchísimo y suben los precios de arriendo”, dice la arquitecta. 

Otras comunas donde se han instalado desde la década del 2000 estos “guetos verticales” son Independencia, Quinta Normal, Santiago Centro, y San Miguel. La teoría de la Fundación Vivienda es que la gran mayoría de esos departamentos los adquieren inversionistas para poder arrendarlos. 

Gráfico Santiago déficit habitacional y desarrollo inmobiliario

“En Santiago centro, el arriendo de uno de esos departamentos de 40 a 50m2 puede costar entre 250 y 350 mil pesos sin gastos comunes”, dice Yessenia. Un estudio del Centro Producción del Espacio de la UDLA midió la relación entre el precio de arriendo contra el ingreso autónomo por hogar según datos de la Casen 2017. Los quintiles 3, 4 y 5 (la clase media baja) gastan 47%, 37%, y 33% de sus ingresos en arriendo en la Región Metropolitana. Según expertos internacionales, lo recomendable es que hasta el 30% del ingreso disponible del hogar se destine a pago de vivienda.

SOBREENDEUDADOS

En Chile existe una variedad de instrumentos a través de los cuales las personase pueden endeudadarse. Están los créditos de tarjetas y líneas bancarias, créditos de consumo, créditos educacionales, créditos en casas comerciales, en cooperativas, en cajas de compensación y hasta en farmacias. 

Emmanuelle Barozet, socióloga y investigadora del COES.

Emmanuelle Barozet, socióloga y investigadora del COES, ha estudiado muy bien el segmento de clase media y la clase media vulnerable. “El problema de endeudamiento que tiene el sector que nos interesa es que muchas veces se endeudan en espacios distintos. Pueden tener una línea de crédito en el Banco Estado, además pueden tener dos o tres tarjetas de casas comerciales, más alguna en otro banco. Entonces se produce lo que llamamos ‘la bicicleta’. Hay momentos en que las familias quedan estranguladas con el pago de las deudas.”

De acuerdo a la última Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central, los créditos no hipotecarios (créditos tarjetas y líneas bancarias y créditos educacionales) son los más importantes en el estrato 1 de ingreso inferior a $869.000. Por otro lado, los hogares del estrato 3 de ingreso -sobre $1.922.000- tienen mucha más deuda hipotecaria. El 47% de los hogares del estrato 3 tiene este tipo de crédito en comparación con el 9% de los hogares del estrato 1. 

Según Barozet, académica de la U.Chile, hay un mito sobre la “clase media chatarra” que se endeuda para gastos suntuarios como la televisión, el auto, o el refrigerador último modelo. Cree que es una concepción errónea. “En general, no es para gastos suntuarios. Es para cosas básicas, por ejemplo, educación de los hijos, o medicamentos. No es lujo, es necesidad. Con ingresos de 600 mil pesos, ¿cómo puedes sobrevivir sin endeudarte si pierdes tu empleo o alguien se enferma? No es un tema de educación financiera, es un tema de que no tienes opción”. 

EL MIEDO A CAER

Según el estudio de la OCDE (2018), Chile es el país con mayor probabilidad de que una persona del quintil 4 -el de segundo mayor nivel de ingresos- retroceda al quintil 1, el de menor ingreso, en un período de cuatro años. Por otro lado, la encuesta longitudinal nacional ELSOC del COES midió la movilidad social de individuos del 2016 al 2018: encontró que entre el 20% y 30% de las personas volvió a caer en la pobreza. 

Gráfico Caer de Quintil OCDE.

El economista Dante Contreras, investigador principal del COES, dice: “Esto habla de gente que es de clase media, pero que es altamente vulnerable. Es decir, alguien pierde el trabajo, alguien tiene un shock de salud y rápidamente converge nuevamente a una situación de pobreza porque no existen blindajes. Uno rápidamente disminuye sus niveles de bienestar. No hay un sistema de protección social fuerte, un estado de bienestar social como en los países europeos. Eso muestra que Chile tiene una estructura económica social muy frágil”.

El mismo estudio OCDE concluyó que para que para que un niño chileno de una familia en la parte inferior de ingresos suba a la mitad de la escala, se requerirían al menos seis generaciones.  Sin embargo, todavía no se sabe la velocidad de caída desde los sectores medios hacia la pobreza, indica Dante Contreras. “Este dato se midió cuando todas las economías estaban en una situación de crecimiento. Ahora estamos justamente en el escenario contrario. Entonces ahora es cuándo deberíamos medir esto: con qué velocidad y con qué magnitud se cae”. 

Es el miedo a caer el que más tienen las personas de clase media baja, explica la socióloga Emmanuelle Barozet: “Nosotros entrevistamos a la gente de este sector vulnerable. Ellos no aspiran llegar a una posición consolidada, lo único a lo que aspiran es a no caer porque conocen su posición vulnerable, por el tema del endeudamiento, por la dificultad de conseguir trabajo estable. Hay que recordar que el mercado laboral chileno tiene una muy alta rotación en los puestos de trabajo. Esta gente sabe que, ante el desempleo, enfermedad o jubilación le significaba perder el poco estatus que había logrado ganar”. 

¿REALMENTE ES CLASE MEDIA?

Cuando usualmente las personas hablan de “clase media”, probablemente se les viene a la mente el imaginario de un grupo consolidado y estable, con blindaje ante las crisis. Sin embargo, eso está lejos de los sectores medios bajos, asiente Barozet. 

“Me cuesta hablar de ellos como clase media, porque si fuera así habrían tenido un nivel de consolidación que les habría permitido aguantar el shock que estamos viviendo. Pero lo que estamos viendo es que ya antes de estallido estaban en niveles altos de precariedad -razón por la cual llega el estallido- y en teoría están cayendo ahora”, dice la socióloga.

Ella más bien le gusta llamarles “sectores populares” o “vulnerables”, que no son pobres pero tampoco pertenecen a la clase media consolidada. Según datos de la socióloga, este segmento representa al 40% de la población de Chile y tiene un ingreso familiar promedio de 600 mil pesos. 

El problema fundamental que existe en Chile es que la mediana de los ingresos es muy cercana a la línea de la pobreza, explica la socióloga. La mediana se define como el umbral de ingresos para el 50% de los trabajadores. “La mediana del ingreso en Chile (400 mil pesos) está muy cercana a la línea de la pobreza (434 mil pesos), lo que es un real problema. Significa que los ingresos en Chile son bajísimos. En Europa hay una distancia muy grande entre la mediana y la línea de la pobreza”, dice. Así, agrega, si se define a la clase media como la gente que gana en torno a la mediana del ingreso, en estricto rigor está colindado con los sectores pobres.

Economista Dante Contreras, investigador principal del COES.

Dante Contreras complementa y dice que gran parte de la población en Chile gana muy poco ingreso: “Cuando ves la distribución del ingreso en Chile, la curva es bien plana y cuando llega al nivel del 90% más rico, ahí se dispara. Eso significa que hay muy poca variación entre gente que está entre el decil 3 al 7”.

Gráfico Ingreso per capita Casen 2017

“Tanto la crisis social como la pandemia han dejado claro que Chile todavía es súper pobre. Hay una fantasía de querer ser un país desarrollado cuando sólo una fracción de la población vive en un país desarrollado, la elite que está en el 10% de la población. Cuando uno ve la realidad del país, los números lo ilustran y las imágenes de las protestas sociales también: Chile sigue siendo un país pobre. Hemos mejorado en un montón de dimensiones, somos menos pobres que antes, pero estamos muy lejos de convertirnos en un país desarrollado”, dice Dante Contreras.


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