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Opinión

17 de Julio de 2020

Columna Josefina Rivera: “Cómo veníamos haciendo las cosas: las preguntas que nos dejará la pandemia”

"Cada una de estas dudas nos recuerdan lo poco eficiente que hemos sido en dar soluciones a distintos aspectos que impactan nuestra calidad de vida en lo personal y en lo laboral, por el mero hecho de actuar sin cuestionar", dice Josefina Rivera en esta columna.

Josefina Rivera
Josefina Rivera
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El Covid-19 impone un estado de emergencia mundial que desafía a todas las dimensiones de la sociedad. Ya no sólo son las estructuras externas al individuo las que entran en crisis, tal como el gobierno, la religión o las instituciones, sino que también surge un cuestionamiento al sentido común, aquel depósito de ideas y prácticas que se heredan y conducen el actuar de forma automática. Es así como el orden social basado en este “sentido común” comienza a desarticular la vida diaria de todos. Este nuevo invitado “invisible” viene a poner en jaque el eje social, el que ya venía golpeado, en nuestro caso, desde el estallido del 18 de octubre.

Con la irrupción del coronavirus, la sociedad se ha visto obligada a mirar sus rutinas y a apartarse de su tradicional día a día, tomando conciencia de aquellas pautas que rigen su actuar. Esta nueva forma, que se impuso sin previo aviso, cuestiona las cosas tal y como vienen dadas, ¿tiene alguna lógica que nos demoremos horas en desplazarnos hacia nuestros lugares de trabajo, si existe la posibilidad de hacerlo de manera remota? ¿Se justifica que las empresas paguen grandes cantidades de dinero en arriendo, cuando los empleados trabajan eficientemente desde sus casas? ¿Se crea un ambiente productivo óptimo en la oficina? ¿Son las reuniones físicas necesarias? 

Cada una de estas dudas nos recuerdan lo poco eficiente que hemos sido en dar soluciones a distintos aspectos que impactan nuestra calidad de vida en lo personal y en lo laboral, por el mero hecho de actuar sin cuestionar. Era necesario un evento disruptivo como lo está siendo la pandemia para desnudar aquello que era invisible y generar, así, una restauración de aquello que se tenía como normalidad.   

El Covid-19 trae consigo un cambio de paradigma transversal que permea las distintas esferas de la sociedad, acuñados bajo el concepto de “nueva normalidad”. Esto genera efectos incluso en los códigos más básicos de interacción como, por ejemplo, el saludo. Mientras en algunos casos se promueven propuestas alternativas e ingeniosas, para una gran mayoría, el saludo se vuelve un tema incómodo. El saludar, que hasta ahora funcionaba de forma espontánea e inconsciente, se pone en cuestión: ¿Cuántos metros de distancia mantengo con el resto? ¿Le doy la mano? ¿Saludo con un beso? ¿Basta con una sonrisa y un hola?

Era necesario un evento disruptivo como lo está siendo la pandemia para desnudar aquello que era invisible y generar, así, una restauración de aquello que se tenía como normalidad”  

Considerando la relevancia del “distanciamiento social” como medida básica para combatir el virus, esta nueva forma de relacionarse exacerba la línea divisoria entre los sanos y los enfermos, entre la población de riesgo y los que no, aquellos que tienen recursos y quienes no los tienen. Este fenómeno divisorio deja en evidencia que el modelo operante sigue reproduciendo diferencias. Este escenario mundial sin precedentes, donde todas las esferas han sido tocadas, nos obliga a buscar un nuevo orden social que va más allá de ver resultados a partir de cifras.

La pandemia es una oportunidad insospechada de cambiar nuestras conductas, basadas en antiguos paradigmas instalados por generaciones en nuestras consciencias, que han determinado nuestro actuar y que hoy, es mandatorio analizar y modificar. En situaciones extremas,  el ser humano toma consciencia de que los cimientos culturales son precarios, y su aparente solidez descansa en el hecho que se los da por sentado. Al volverse visibles, se cuestionan y el status quo pierde fuerza. 

El Covid-19 viene a generar una discusión sobre cómo veníamos haciendo las cosas y qué cambios debemos implementar para el futuro. El gran desafío para la humanidad es focalizarse en aquello que es esencial, buscando abrir nuestra mirada y acoger las necesidades de todos, abrazando el bienestar colectivo. Esta oportunidad de cambio que trae consigo la pandemia permite replantarnos: ¿qué persona me gustaría ser?

*Josefina Rivera, es socióloga PUC.

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