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Entrevistas

19 de Agosto de 2020

El revival de Carmen Frei: “En la oposición tenemos que ser muy firmes de que el plebiscito se va a hacer sí o sí”

Tiene el sello de su padre marcado a fuego. Hoy, convertida en el rostro de la DC para la campaña por el Apruebo, la ex senadora ha hecho potente equipo con Beatriz Sánchez, Maya Fernández y Carmen Hertz para empujar una nueva Constitución. Totalmente activa políticamente, la historia de Carmen Frei también será inspiración para una miniserie sobre el asesinato del ex Presidente Eduardo Frei Montalva. Los focos parecieran haberse puesto sobre ella.

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Siempre tuvo un pálpito, una intuición, de que su padre, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, no había fallecido de muerte natural. Tuvieron que pasar 37 años para que esa intuición -que le costó tensiones familiares y miradas escépticas- fuera acreditada como una verdad oficial y quedará establecido el primer magnicidio en la historia de Chile. 

Sin embargo, esa verdad no ha sido suficiente para encontrar la calma. “La herida no va a cerrar nunca”, confiesa Carmen Frei durante esta entrevista.

La presencia del padre sigue muy presente en ella. De los siete hijos que el ex Presidente tuvo con María Ruiz-Tagle, Carmen es la única que se mantiene políticamente activa. Es la vicepresidenta de la Democracia Cristiana y el rostro del partido para la campaña del Apruebo.

En ese rol de coordinadora, ha hecho buenas migas con Beatriz Sánchez , Maya Fernández y Carmen Hertz. Juntas presionaron la salida del ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, y juntas han viralizado el primer video a favor de una nueva Constitución, para el plebiscito fijado para el próximo 25 de octubre.

En el pálido mundo de la oposición, muchos dicen que la ex senadora cumple un rol de estatura ética y, aunque tiene un modo más bien pausado, es categórica en sus juicios. Algunos dicen que Carmen Frei está viviendo un revival. 

Porque además su historia servirá de base del guion para una miniserie basado en el largo trayecto que caminó Carmen Frei para reunir pruebas sobre el asesinato de su padre. Otra protagonista será la periodista Mónica González, quien cumplió un rol decisivo en ayudar a armar el puzzle del asesinato ocurrido en dictadura. “Mónica fue clave. La veo sentada en el suelo con Eugenio, mi marido, llenos de papeles uniendo cosas. Ella tenía un conocimiento de todo lo que pasaba en la dictadura. Y fue de las primeras que nos ayudó en armar este tremendo puzzle”, señala emocionada y agradecida.

-Con dos crisis sucesivas, el estallido y ahora la pandemia,  ¿qué realidades se han desnudado en el país?

-Estamos en un momento muy, muy difícil. La pandemia ha producido mucho dolor e incertidumbre. Veo a la gente muy angustiada. En muchas partes hay chilenos que están pasando hambre y sienten que el gobierno no los ha entendido en la magnitud que impone lo que se está viviendo en los hogares. Desde el principio de la crisis, éste ha sido un gobierno que perdió el rumbo.

-Convengamos que es una crisis complejísima que sorprendió al mundo… 

-Sí, pero todos habríamos anhelado tener un gobierno capaz de entender la magnitud de lo que está viviendo la gente. ¿Pero que ha pasado? Las medidas han llegado tarde y sin la profundidad que esto requiere. Hay mucha grandilocuencia en los anuncios y, al final, siempre se topan con la letra chica del ministerio de Hacienda. Eso ha terminado por cansar a la gente. Y si ya había un desprestigio de la política, esta crisis vino a demostrar que realmente no hay conciencia del país en que vivimos. Lo que se ha desnudado es que aquí conviven dos países diferentes.

-¿Será desconexión con el país real o estrategia política?

-Ellos están en un esquema distinto. Están apurados por reactivar la economía, por tener logros económicos, pero no ven lo que vive la mayoría de los chilenos. No conocen nuestra realidad. Viven más de las encuestas y de alabarse mutuamente que de intentar conectar con el Chile real. Creyeron que vivíamos en un país con estándar europeo y no habían visto las tremendas carencias. Esta crisis demostró la fragilidad de nuestro sistema político y la ceguera para ver al país completo. Es un gobierno desconectado.

Las medidas han llegado tarde y sin la profundidad que esto requiere. Hay mucha grandilocuencia en los anuncios y, al final, siempre se topan con la letra chica del ministerio de Hacienda. Eso ha terminado por cansar a la gente

-Usted conoce al Presidente Sebastián Piñera. Ambos provienen de una familia democratacristiana. ¿Cómo lo ve en su rol actual?

-Él siempre fue un empresario y gobernar el país con ese esquema es muy difícil. Por un lado, está la realidad de las personas que quieren cambios reales. Y por otro, creo que él está comprometido con sectores que no están dispuestos a perder sus privilegios. Cuando se gobierna debe ser para todos. No sólo para un grupo que ya es el más favorecido en todos los sentidos. 

-¿La oposición no se ha encapsulado también? ¿Hay una autocrítica? Tampoco han recogido la aprobación de la gente.

-Es verdad. A partir de los años 90 se hicieron muchas cosas, pero nos fuimos quedando en la satisfacción, pensando que se estaban haciendo las cosas extraordinariamente bien. Y claro que hay una autocrítica. Nos olvidamos de escuchar. Nos olvidamos del contacto directo con la gente, pero sobre todo nos olvidamos de que el poder es para servir a los demás y no para servir parcelas políticas. Por eso es que hoy la gente no tiene confianza en las instituciones ni en los políticos. Falta retomar un verdadero diálogo ciudadano. 

-¿Y en qué minuto se abrieron los caminos y se desconectaron del país? 

-No hubo un minuto preciso. El tiempo nos fue desgastando y al irnos desgastando nos fuimos olvidando de conversar y de tener un proyecto común. Creo que también hubo mal uso del poder. Desgraciadamente, perdimos un poco el norte. Pero este momento de crisis nos obliga a reflexionar y buscar caminos de unidad y de consenso. A pesar de todas nuestras diferencias, sigue siendo mucho más lo que nos une. 

Hace un rato que usted viene haciendo un llamado a la unidad, pero ¿hay voluntad, hay ganas? Todavía no logran ponerse de acuerdo para hacer una campaña por el Apruebo.

-Sí, ha sido difícil. Las cosas cuesta madurarlas, pero yo creo que estamos entrando en un momento en que vamos a lograr una unidad. Con nuestras diferencias, pero estableciendo un proyecto común. Nos ha faltado ese piso común. 

“(Piñera) siempre fue un empresario y gobernar el país con ese esquema es muy difícil. Por un lado, está la realidad de las personas que quieren cambios reales. Y por otro, creo que él está comprometido con sectores que no están dispuestos a perder sus privilegios. Cuando se gobierna debe ser para todos

-Tienen otro problema: el vacío de liderazgos en la oposición. ¿Eso no hace más difícil ordenarse?

-Los liderazgos surgen en los momentos de crisis y creo que es sólo cuestión de tiempo. Hay personas muy capaces que pueden asumir la tarea de gobernar en el futuro. Pero éste es el momento de trabajar por el Apruebo. Más adelante veremos cómo logramos recobrar el poder de manos de la derecha. Yo no me apuraría. 

-¿Y usted no se ve como candidata? Hace un tiempo dijo que le gustaría…

-Lo que yo dije es que, obviamente, cualquier político o política aspira al máximo que es llegar a ser Presidente de la República. Si yo dijera que no me gustaría, sería una mentira. Pero no creo que estén dadas las condiciones para mí.

-¿No?

-No. Mi labor hoy día es trabajar para que tengamos una nueva Constitución, pero además creo que se necesita alguien joven… Los años pasan también.

-¿Y qué le parece Beatriz Sánchez? ¿La ve como opción posible? Ustedes, junto a Maya Fernández y Carmen Hertz, han constituido un equipo.

-Yo agradezco que nos hayamos encontrado las cuatro. Ha sido un encuentro con mujeres valiosas, muy preparadas y de gran calidad humana. Para mí ha sido algo bien importante. Puedo decir que me siento agradecida de tener una amistad con ellas. Y respecto a lo que me preguntas, por supuesto que no veto a nadie, pero nuestra labor ahora es ganar el plebiscito. Ya se verá más adelante. 

“Claro que hay una autocrítica. Nos olvidamos de escuchar. Nos olvidamos del contacto directo con la gente, pero sobre todo nos olvidamos de que el poder es para servir”

El Frente Amplio no parece interesado en juntarse con la generación de la Concertación. Al contrario, son muy críticos de lo que ustedes hicieron. ¿Por qué cree que podrían tener un piso común?

-Nos ha faltado diálogo, conocernos. A veces los jóvenes creen que las generaciones pasadas ya cumplieron y que ahora tiene que prevalecer su nueva mirada. Yo creo que están equivocados. Nosotros tenemos experiencia para aportar. No nos miremos con recelo. Creo que si a los jóvenes les hablamos con consecuencia, con verdad, nos vamos a encontrar. Tenemos que romper con muchas imágenes preconcebidas.

DOBLE DISCURSO

-Faltan poco más de dos meses para el plebiscito. El gobierno ha dicho que será prescindente. En la UDI creen que no deberían serlo. ¿Qué cree usted? 

-No les creo. El gobierno tiene un doble discurso muy engañoso. Primero, no están siendo prescindentes. El ministro Andrés Allamand dijo abiertamente que él va a votar Rechazo, y Mario Desbordes dice otra cosa. Ese desorden es un reflejo más de lo que es el gobierno. Y segundo, los he visto actuar en este tiempo. Ya hay una campaña desplegada en contra del plebiscito. 

-¿En qué consiste esa campaña?

-En lo mismo que vimos en los años 80. De nuevo están creando un clima de miedo, de que si gana el Apruebo vamos a volver al caos, que será un retroceso. Creen que con eso asustan a la gente. El gobierno se está equivocando. La gente se da cuenta, ve las incongruencias y termina no creyéndoles nada. 

Nos ha faltado diálogo, conocernos. A veces los jóvenes creen que las generaciones pasadas ya cumplieron y que ahora tiene que prevalecer su nueva mirada. Yo creo que están equivocados” 

-¿Teme que pueda venirse abajo el plebiscito? 

-Hay que estar atentos. En la oposición tenemos que ser muy firmes de que el plebiscito se va a hacer sí o sí. Obviamente, tienen que haber condiciones de seguridad sanitaria. Pero lo que más me preocupa es que el gobierno se ha demorado mucho en tomar la iniciativa. El Servel ha tratado de buscar todos los caminos para que esto se haga bien, pero el gobierno no ha sido diligente. Para mí, eso es una mala señal.

-Hay gente que estaba por el Apruebo, pero que ahora va por el Rechazo porque -dicen- no hay condiciones políticas ni económicas para un proceso constituyente. ¿Podría instalarse ese clima?

-No lo creo. La gente sabe que la Constitución que nos rige se hizo entre cuatro paredes. No participó nadie más que el grupo que estaba trabajando con Pinochet. ¿Y cuál era el argumento? Que venía el caos. Esas son las películas del terror que les gusta usar a sectores de la derecha. Y ya lo están haciendo. Al mundo evangélico los están asustando diciendo que la nueva Constitución va a poner fin a la libertad de culto. Mire, están diciendo lo que sea para engañar. 

-Hay también un tema con las expectativas. Jacqueline Van Ryselberghe decía que no es cierto que va a estar la señora Juanita redactando la Constitución…

-Pero la señora Juanita va a poder elegir a sus representantes para que redacten la Constitución. A varios de la derecha se les olvida que, a lo mejor, la señora Juanita tiene más sentido común que los que hoy están en el poder. Porque la señora Juanita sabe en qué país vive. Ella no tiene privilegios por su buena posición social. Con una nueva Constitución, la señora Juanita va a tener la certeza de que sus hijos y nietos van a tener las mismas oportunidades y que ella va a tener una pensión digna. Será la casa de todos y no de los que se sienten privilegiados porque creen que nacieron, por derecho divino, en otras circunstancias.

Hay que estar atentos. En la oposición tenemos que ser muy firmes de que el plebiscito se va a hacer sí o sí. Obviamente, tienen que haber condiciones de seguridad sanitaria. Pero lo que más me preocupa es que el gobierno se ha demorado mucho en tomar la iniciativa”

-Su discurso social es más subido de tono que varios de sus compañeros de la DC. ¿Algo la ha hecho cambiar? 

-Quiero recordar que la Falange Nacional y la DC nacen en base a las encíclicas sociales y al compromiso de los jóvenes de esa generación que vieron la injusticia, las desigualdades y supieron prepararse para llegar a un gobierno de revolución en libertad. Yo leo los escritos, lo que fueron los años políticos de mi padre… A él la derecha siempre lo acusaba de ser comunista, de querer hundir al país, de querer llevarlo al caos. Al final, eso le costó le vida. Mi padre fue de una sola línea. Siempre consecuente. Fue el Presidente de los campesinos, de la revolución del campo, la sindicalización, el cobre, la construcción de escuelas. Yo estoy siguiendo esa línea. 

-¿Pero se ha izquierdizado un poquito…?

-No. No me he izquierdizado. Hay otros que se han equivocado un poquito en lo que fueron nuestros principios para lograr la justicia social. Yo sigo lo que dijeron Jaime Castillo, mi padre, Radomiro Tomic. Esa es mi tradición y de ahí no me voy a mover. 

LA TRAGEDIA 

-A pesar de que su hermano Eduardo fue Presidente, da la impresión de que usted ha tomado la bandera del legado de su padre; como un revival de Frei. 

-Nunca he estado alejada de la política. Lo que pasa es que no me gusta estar en primera línea. No ando mostrándome. Ahora me ha tocado más exposición, lo cual es un tremendo desafío y una obligación.

¿Tiene ese sentido de la Historia puesto hoy?

-Este momento me trae a la memoria lo que fue mi padre en los años 80 y que le costó la vida. Justamente, la próxima semana, el 27 de agosto, se cumplirán los 40 años del Caupolicán, donde mi padre se enfrentó directamente al dictador. Pidió un plebiscito, una asamblea constituyente. Ahora me ha tocado a mí hacerme parte de este plebiscito que también será un avance importante para nuestro país. 

-De algún modo, ¿es como en honor a su papá?

-Más que a mi papá, siento que si yo puedo ser una voz para muchos que no pueden hablar, ahí voy a estar. Pero sin esperar nada. No tengo ninguna aspiración de nada…

-Entonces, ¿la aspiración de ser candidata la dejamos en un cajón? 

-Absolutamente.

Justamente, la próxima semana, el 27 de agosto, se cumplirán los 40 años del Caupolicán, donde mi padre se enfrentó directamente al dictador. Pidió un plebiscito, una asamblea constituyente. Ahora me ha tocado a mí hacerme parte de este plebiscito que también será un avance importante para nuestro país” 

-Van a hacer una miniserie con su libro. La DC la eligió por ser un rostro ético. ¿No tiene la sensación de estar siendo una figura como emblemática? 

-No, no… ¡Por favor! Yo no me siento una figura de nada. En la vida, ya he vivido las cosas buenas y las malas… Y uno tiene que ser consecuente y estar en el momento que se necesita. Pero fuera de eso, no soy nada más que una mujer común y corriente.

Después de décadas de investigación, se comprobó que la muerte de su padre fue un magnicidio. Fue usted la que luchó e insistió por encontrar la verdad; incluso marcó diferencias con sus hermanos. ¿Cuál es su emoción hoy? ¿Calma? ¿Dolor? 

-Bueno, la herida no se cierra nunca ni se va a cerrar nunca. O sea, que calma… No. No siento calma. ¿Dolor? Siempre sentiré el dolor de que mi padre fue asesinado. No quisiera que nadie tuviera que pasar por lo que yo he pasado. A muchas personas les costó imaginarse que podía haber tanta maldad. Yo me siento muy solidaria con las personas que todavía no logran justicia y verdad. 

-¿Y no la calma haber encontrado esa verdad?

-La verdad y la justicia, claro, ayudan a que la herida sea menos dolorosa. Pero yo mientras esa verdad y esa justicia no sea para todos, las heridas siempre nos va a hacer vivir en un país que no está reconciliado.

No, no… ¡Por favor! Yo no me siento una figura de nada. En la vida, ya he vivido las cosas buenas y las malas… Y uno tiene que ser consecuente y estar en el momento que se necesita. Pero fuera de eso, no soy nada más que una mujer común y corriente

-Hubo tensiones con sus hermanos, especialmente con Eduardo que fue más reacio a creer en la tesis del asesinato. ¿Cómo quedó esa relación? 

-Yo creo que las reacciones de ellos y de muchas otras personas fueron porque no podían creer que existía ese nivel de maldad. Es difícil comprender que pueda eliminar a las personas por temor a su pensamiento. Yo creo que eso, a gente buena, le cuesta creerlo. Y eso fue lo mas duro. Pero cuando ya avanzó el proceso y la verdad se fue comprobando con hechos, mis hermanos entendieron… Bueno, tuvieron que reconocerlo y aceptarlo dolorosamente. Y no es fácil vivir con esa realidad. 

-Usted dice que ha pasado de las buenas y las malas. Imagino que la situación judicial de sus hermanos Eduardo y Francisco, debe ser un tema complejo para usted, ¿no? 

-No quisiera ahondar en ese tema… Ha sido un asunto muy, muy difícil y que nos golpeado mucho. La verdad de las cosas, es una tragedia. Nunca pensé que podía pasar esto. Ha habido mucho sufrimiento. Es un tema que cuesta mucho. Es una tragedia, y las tragedias en las familias son muy difíciles e incomprensibles.

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