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Foto: Hospital Comunitario de Til Til

Selección Nacional

24 de Septiembre de 2020

Ignacia Toledo y su cruzada por llevar los remedios a la puerta en Til Til

En la comunidad hospitalaria donde trabaja, se han organizado durante la pandemia para apoyar a sus vecinos. Muchos han cambiando sus funciones y se las arreglan para despachar insumos a familias que no se pueden exponer, además de elaborar nuevas metodologías para renovar recetas de forma remota y así permitir que los beneficiados no se expongan a contagios.

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Ignacia Toledo (30) es nutricionista del Hospital Comunitario de Til Til, pero, la irrupción del coronavirus en Chile cambió totalmente su trabajo en el ámbito de la salud. En abril, en pleno ascenso de la crisis sanitaria, debió asumir funciones distintas a las habituales: encargarse de entregar medicamentos y alimentos a pacientes que no pueden exponerse a contagios.

“Al principio pensé ‘Chuta, ¿cómo lo vamos a hacer?’, porque no tenía tanta experiencia en despachos” cuenta, y agrega que, al inicio, tuvo miedo de hacerlo mal, porque “era arriesgado. Los pacientes cuentan contigo, en el sentido de que ellos necesitan que tú les lleves las cosas a su casa”. 

Partió desde cero, experimentando. Diseñó un plan de entrega, buscó al equipo y definió los grupos de riesgo para armar una metodología de trabajo, que hoy, explica, la hace sentir totalmente gratificada. 

Para ella, la pandemia lo cambió todo. Pasó de un día para otro de atender consultas nutricionales, a trabajar en un programa para que la renovación de recetas se hiciera por sistema, de modo que las personas no tuvieran que acudir tanto al hospital.

También coordinó las entregas de insumos a los pacientes. “Ha sido muy bonito, todos lo hacemos en equipo. Una administrativa que entró al equipo es de la zona y hace las rutas para optimizar tiempos y recursos, tenemos una kinesióloga que llama a pacientes desde su casa, una química farmacéutica que nos prepara los paquetes de medicamentos y así. Si bien yo organizo y dirijo el tema, es un trabajo que ha sido súper colaborativo”, comenta Ignacia.

Foto: Hospital Comunitario de Til Til

Aunque esta profesional vive en Santiago, se quedó durante tres meses viviendo en el sector El Manzano de Til Til con una amiga, debido a esta completa transformación en sus actividades diarias. “Tratamos de que cuando el paciente llegue al médico o visite al nutricionista, ya tenga todos sus exámenes. En todo lo que podamos ayudar, lo hacemos”, confiesa orgullosa.

CAMBIO DE RUTINA Y MUERTE

El viaje desde Santiago a Til Til en auto es de aproximadamente una hora y media, por lo cual Ignacia debe levantarse cerca de las 5.20AM para llegar a la hora.

“Hay un desgaste físico y emocional, porque aparte de los traslados, también tengo otras actividades y pacientes particulares en Santiago que no he dejado” cuenta como una de las razones por las que decidió quedarse en los momentos más complejos de la pandemia.  

Aunque esta profesional vive en Santiago, se quedó durante tres meses viviendo en el sector El Manzano de Til Til con una amiga, debido a esta completa transformación en sus actividades diarias.

“Sobre todo con mi pololo” continúa. Con su pareja están juntos hace siete años y conviven hace cuatro. Explica que antes del coronavirus, nunca habían dormido separados. “Fue mucho tema para ambos que no nos viéramos en un mes, por ejemplo. Aunque igual me vino a visitar un par de veces. De repente me sentía triste y él venía por la semana a quedarse conmigo con Marty McFly, mi perrito, que es como una guagua para mí”. 

¿Cuáles son las cosas que más te han afectado en este proceso?

-Han sido complicadas las situaciones en que no podemos interceder más allá. Hay pacientes que están con muchas carencias y si bien les llevamos alimentos y medicamentos, tú sabes que no es suficiente. En Til Til, hay mucho adulto mayor y mucha pobreza, entonces a uno le choca eso.  

La muerte también fue un factor que le impactó al igual que a sus colegas. Por ejemplo, la del alcalde Nelson Orellana el 16 de junio, quién “días atrás había estado inaugurando una ambulancia con nuestra directora”. Recuerda que fue fuerte para ellos, porque si bien no se podía acompañar el cortejo fúnebre, la gente puso globos blancos en las puertas de sus casas. “Acá son súper unidos en estas situaciones, todavía tienen esa vida de barrio donde todos se conocen, algo que ya perdimos en Santiago”. 

“Han sido complicadas las situaciones en que no podemos interceder más allá. Hay pacientes que están con muchas carencias y si bien les llevamos alimentos y medicamentos, tu sabes que no es suficiente. En Til Til hay mucho adulto mayor y mucha pobreza, entonces a uno le choca eso”

Agrega a su relato el deceso de tres pacientes, que vivían en el hospital. “Si no estuvieran aquí, estarían en la calle, porque no tienen cuidadores ni nada en la vida. Esperaban un cupo para un hogar y nosotros los manteníamos, porque estaban muy comprometidos, viejitos con muchas enfermedades” explica.

Fueron al Hospital San José y el Covid agudizó sus enfermedades de base. Recuerda especialmente a uno, Alfonso, un señor que vivía en el recinto hace tres años y murió a finales de julio: “La mayoría estábamos acostumbrados a verlo todos los días”, rememora Ignacia. 

APOYO A LOS MAYORES 

Para apoyar a los adultos mayores, el equipo del Hospital Comunitario de Til Til levantó información e hizo una evaluación y escala de riesgo de vulnerabilidad, para que la asistente social pudiera abordar cada caso. “Gestionamos la entrega de cajas de alimentos y la toma de muestras a domicilio si la persona lo requiere, va la enfermera o una técnico. Somos como los ojos de los doctores, porque los estamos cuidando. Ellos no salen del hospital. Así es que apoyamos vía telefónica o en terreno. Ahora, estamos visitando a los pacientes postrados como equipo multidisciplinario”, señala Ignacia. 

Para optimizar los recursos, los profesionales de la salud están trabajando colaborativamente con el grupo del adulto mayor de la Municipalidad de Til Til. “Así vemos la real necesidad y tomamos un solo examen y no dos”, explica la nutricionista.

Foto: Hospital Comunitario de Til Til

Para apoyar a los adultos mayores, el equipo del Hospital Comunitario de Til Til, levantó información e hizo una evaluación y una escala de riesgo de vulnerabilidad, para que la asistente social pudiera abordar cada caso. “Gestionamos la entrega de cajas de alimentos y la toma de muestras a domicilio si la persona lo requiere, va la enfermera o una técnico. Somos como los ojos de los doctores”

Además, cuenta, que han contado con el apoyo privado para llegar a más vecinos de la comuna y entregar herramientas para evitar contagios. Es así como la corporación Pro Til Til aportó recursos para acordar la confección de 20 mil mascarillas reutilizables con 60 mujeres de la Fundación PRODEMU de las comunas de Til Til, Lampa y Colina, que fueron distribuidas en las mismas zonas. 

¿Cómo describirías la relación con los pacientes?

-Todos los del equipo hemos llegado con distintos tipos de agradecimiento de parte de los pacientes. Algunas hemos vuelto con zapallos, otras con aceitunas de aquí de la zona. A modo de trueque es la manera que tienen los pacientes de reconocer el servicio que les entregamos. 

¿Ha sido muy duro dejar tus labores para dedicarte a hacer algo completamente distinto?

-Todo el equipo del consultorio entiende que estamos haciendo una labor de contingencia. Hay que hacerlo sí o sí. La mayoría, cuando salimos de estudiar, juramos que cumpliríamos en mantener la salud de la comunidad, es un trabajo 100% para los pacientes y tenemos que darlo todo por ellos.

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