Los recuerdos de los únicos sobrevivientes de la Comisión Ortúzar
Han pasado casi 47 años desde la primera reunión que tuvo el grupo de abogados que sentó las bases para la Constitución de 1980. Fueron nueve hombres y dos mujeres quienes participaron en esa instancia. Sólo dos sobreviven: Alicia Romo y Raúl Bertelsen. The Clinic conversó con ellos acerca de ese trabajo, sus inspiraciones, sus quiebres.
Por Camilo Espinoza 25 de Septiembre de 2020Compartir
Dos semanas después del golpe, la Junta Militar había disuelto el Congreso Nacional y su sede en Santiago comenzó a ser utilizada por el Ministerio de Justicia. Ese lugar -curiosamente, el mismo donde se firmó el pacto constituyente del 15 de noviembre de 2019- se convertiría en el centro de operaciones para conseguir uno de los principales objetivos de Augusto Pinochet: elaborar un proyecto para una nueva Constitución.
Para eso se formó la llamada Comisión Ortúzar, un equipo de abogados encabezado por Enrique Ortúzar que se reunió 417 veces en cinco años. Por allí pasaron 11 integrantes, de los cuales sólo dos quedan vivos: Raúl Bertelsen y Alicia Romo. Luego de su paso por la Comisión Ortúzar, ambos siguieron caminos distintos. Bertelsen permaneció ligado al régimen -integró la Comisión de Estudios de Leyes Orgánicas- y ya en democracia fue nombrado ministro del Tribunal Constitucional. Hoy es académico en la Universidad de Los Andes. Alicia Romo, en tanto, en 1981 fundó la Universidad Gabriela Mistral, la primera privada del país.
A un mes del plebiscito que podría dar el puntapié inicial para cambiar la Constitución del 80 que ellos diseñaron, The Clinic conversó con ambos sobre cinco temas concretos. “Creo importante desmitificar lo que se dice y piensa sobre la forma en que se elaboró nuestra Constitución”, advierte de partida Alicia Romo.
1.¿DESAVENENCIAS?
La Comisión Ortúzar funcionó casi siempre con ocho integrantes más un secretario. En los primeros cuatro años hubo dos abogados militantes de la DC y uno del Partido Radical. Sin embargo, los tres salieron en 1977, por desavenencias con decisiones de la Junta Militar.
Alicia Romo -que se integró al grupo en diciembre de 1973- explica que, pese a ese quiebre, en la comisión “éramos homogéneos en el sentido del respeto y la capacidad de escuchar al otro; pero teníamos pensamientos e ideas diferentes en diversas materias”. De hecho, a los tres abogados que renunciaron los califica como “brillantes”. “Sus ideas quedaron aún cuando se retiraron antes de concluir el trabajo”, agrega.
“La Comisión era un espacio de discusión de alta calidad”, remata Romo. “Había diferencias, pero estas se conversaban (…). Nos dábamos cuenta que en cada reunión se aprendía mucho del grupo”.
En los primeros cuatro años hubo dos abogados militantes de la DC y uno del Partido Radical. Sin embargo, los tres salieron en 1977, por desavenencias con decisiones de la Junta Militar.
Raúl Bertelsen llegó a la Comisión cuando ya había ocurrido este cisma. Sobre su período aclara que “no hubo sectores en que se dividieran sus integrantes. Hubo, por cierto, diferencias en algunas materias y eso es algo que se aprecia en el estudio de las actas de las sesiones. Tampoco hubo una agrupación de jóvenes frente a mayores”.
2.RELACIÓN CON LA JUNTA
Pese a que libros como “La historia oculta del régimen militar” (Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Óscar Sepulveda) detallan que había un control formal de la Comisión Ortúzar por parte de la Junta Militar, tanto Alicia Romo como Raúl Bertelsen son tajantes en decir que no era sí.
Bertelsen es categórico en asegurar que “no había una relación; las diferencias que hubo aparecen del cotejo entre el anteproyecto de la Comisión Ortúzar y el texto final aprobado por la Junta”. Romo, en tanto, explica que dicho vínculo fue “siempre profesional”.
3.EL LEGADO
Frente al proceso constituyente que se avecina, Romo y Bertelsen asumen un rol de rescatar elementos de la Constitución del 80.
Bertelsen, por ejemplo, subraya que “el capítulo III sobre derechos y deberes constitucionales es, tal vez, la parte de la Constitución que ha sido menos alterada. Y, en el mismo, el recurso de protección es una pieza clave en el constitucionalismo chileno cuya importancia es indiscutible y no creo que alguien quiera eliminarlo”.
Libros como “La historia oculta del régimen militar” (Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Óscar Sepulveda) detallan que había un control formal de la Comisión Ortúzar por parte de la Junta Militar, tanto Alicia Romo como Raúl Bertelsen son tajantes en decir que no era sí.
Por su parte, Alicia Romo rescata “la visión antropológica de la persona humana; la familia, como célula principal y base de la sociedad; el reconocimiento de los grupos intermedios; el derecho de propiedad, esencial a la persona y anterior al Estado; los derechos y obligaciones del artículo 19, el recurso de protección; la autonomía del Banco Central; el Tribunal Constitucional; la organización del Estado; la unidad del Estado de Chile. Muchos de estos valores y principios venían de las Constituciones anteriores: 25 y 33”.
4.EL ROL DE JAIME GUZMÁN
Respecto del papel supuestamente protagónico que habría tenido Jaime Guzmán en el trabajo de la Comisión Ortúzar, Raúl Bertelsen manifiesta una opinión breve, sin personalizar: “El aporte de todos los comisionados fue valioso y no me corresponde a mí, como uno de sus integrantes, valorarlo”.
Alicia Romo se explaya más. Asegura que Guzmán “fue un hombre brillante, sabía mucho, manejaba buena información, su papel fue muy importante a la hora de definir algunos conceptos. Pero todos los integrantes de la comisión eran muy valiosos y manejaban diversos temas con mayor propiedad que otros. De la discusión amplia y cuidadosa se aclaraban conceptos y de la experiencia, jurídica y legal de todos, se lograba llegar a los acuerdos finales. El mito de Guzmán es una creación ideológica, que cobró su vida”.
Romo se refiere también al rol de la ministra de Justicia Mónica Madariaga, quien estuvo a cargo de redactar el proyecto constitucional definitivo en 1980: “Sólo nos visitó un par de veces y nosotros le contamos sobre nuestro trabajo. Nunca hizo algún tipo de planteamiento, ni sugirió alguna materia. Era una mujer muy inteligente como para no captar quién era y cómo era esa Comisión, que ella respetó en términos absolutos”.
5.ORTÚZAR VS. ALESSANDRI
Tras la presentación del anteproyecto de la Comisión Ortúzar, la Junta Militar se la entregó al Consejo de Estado para su revisión. Dicho espacio se había conformado como un órgano consultivo para distintas materias. En el tema constitucional tuvo un rol más protagónico, principalmente por la figura de quien era su presidente: Jorge Alessandri Rodríguez.
En el Consejo de Estado se le realizaron una serie de modificaciones al documento de la Comisión Ortúzar, lo que desencadenó una pugna. Alicia Romo puntualiza que “en ese momento no hubo tal confrontación, sino más bien en el Consejo de Estado, compuesto por personas muy valiosas en lo personal, pero hechas al estilo del país, había una visión, típica de la herencia francesa, con alto estatismo. Y nosotros, en cambio, teníamos mayor conciencia de la economía, y de la necesidad de mayor libertad de la persona; en eso, éramos mayoría”.
“Lo mismo sucedía con la Junta de Gobierno -continúa Romo-, donde lo francés, napoleónico, se imponía, no sólo en la discusión final del texto constitucional, sino en leyes y posiciones mayoritarias. Lo que salvó al país y le permitió un cambio total fue la intuición del Presidente, que acogió las posiciones de la gente de Chicago”.
Bertelsen aclara que en esos años “no hubo quiebre alguno entre la Comisión Ortúzar y el Consejo de Estado, porque estos órganos asesores actuaron sucesiva y no simultáneamente en la elaboración de la Constitución. La comisión termina su labor en octubre de 1978 y en ese momento ni siquiera se sabía que el Consejo de Estado revisaría su propuesta”.
“Lo que salvó al país y le permitió un cambio total fue la intuición del Presidente, que acogió las posiciones de la gente de Chicago”
El abogado añade que “cuando se conoció a mediados de 1980 el informe y proyecto del Consejo de Estado, no se pidió que opinara la Comisión Ortúzar, la cual ya había dejado de funcionar”. De hecho, las diferencias entre el proyecto de Alessandri y el de Ortúzar finalmente fueron dirimidas por un tercer grupo, encabezado precisamente por Mónica Madariaga, quien en 12 días volvió la balanza en favor del ortuzarismo.
Esto es algo que rescata Bertelsen: “El legado de la Comisión Ortúzar es el anteproyecto de Constitución que, con algunas modificaciones sugeridas por el Consejo y otras surgidas del debate final de la Junta de Gobierno, es la base de la Constitución de 1980 cuya estructura se ha mantenido hasta ahora”.