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Emporio

14 de Enero de 2021

Arquitectura en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano: Un viaje hacia ciudades diseñadas a escala ciudadana

La jefa de la carrera de Arquitectura en la UAHC, Andrea Rojas, anticipa los desafíos que tendrán las próximas generaciones de arquitectos y arquitectas en un país con nuevas demandas técnicas, sociales y territoriales. “Estamos ante una década formidable para estudiar arquitectura”, señala sobre la manera en que esta carrera con el sello de la UAHC puede impactar en el urbanismo, la edificación y la justicia social.

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La convención urbanística más innovadora del último tiempo es el “modelo de ciudad de los 15 minutos”. Es decir, generar diseños metropolitanos donde no se tarde más de 15 minutos (en bicicleta o a pie) en llegar al trabajo, el colegio, el metro, un parque u otros servicios. Andrea Rojas, arquitecta y Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos, considera con optimismo que, si bien la urbe chilena difícilmente podría adecuarse a esta definición, sí estamos en un punto de inflexión relevante para transformar el entorno urbano desde “lo que hay” hacia una mejor calidad de vida ciudadana desde el diseño de este tipo de ciudades. 

“Esta ciudad del cuarto de hora, claro, es un modelo europeo, pero es muy interesante porque propone a los urbanistas locales grandes metas, como buscar maneras de depender menos del auto o hacerse cargo de soluciones temáticas en materia de salud, educación, vivienda, trabajo y esparcimiento entre otros”, señala.

Rojas advierte sobre la necesidad de reducir la escala de la megalópolis y sus complejidades hacia unas proporciones más humanas. “Si identificamos patrones específicos como el hacinamiento, los sitios eriazos, la falta de áreas verdes, las necesidades de la tercera edad o conflictos medio ambientales, se pueden trazar estrategias de intervención y planificación urbana para mejorar la vida de muchos”, cree sobre un trabajo en el que, hasta ahora, la política pública no ha conseguido impactar con eficacia.

Sobre el proyecto que educa profesionales orientados a afrontar desafíos espaciales, sociales y ambientales desde la disciplina, la profesora Rojas cree que “en estas problemáticas, el rol de las próximas generaciones de arquitectos y arquitectas es crucial”. La arquitecta a cargo de la carrera en la UAHC destaca también esta alternativa académica que responde de manera crítica a la falta de visión técnica que origina la ciudad extensa que conocemos hoy. 

Acortar brechas en la ciudad extensa

La arquitectura vinculada a los desafíos de hoy requiere un enfoque centrado en la necesidad social, la sustentabilidad y no sólo en el levantar edificios, dice la académica. En ese aspecto, las preguntas: ¿cómo dignificar la vivienda básica?, ¿cómo intervenir espacialmente territorios urbanos abandonados por la política pública?, ¿cómo desplazar la gestión inmobiliaria depredadora por una acupuntura urbana del territorio más específica?, guían una malla curricular innovadora donde las ciencias duras, conceptuales y de las bellas artes profundizan también un trinomio: arquitectura, vivienda sustentable y participación ciudadana. 

La profesora Rojas destaca corrientes contingentes de la formación del/la arquitecto/a, como la posibilidad de integrar en ese conjunto de conocimientos perspectivas sobre inclusión y género en la disciplina. “¿Cómo se puede aplicar esto? Pues, a la hora de construir ciudades amigables también es necesario considerar a ciudadanos/as y usuarios/as del espacio público y doméstico, que muchas veces no son considerados”, dice antes de citar exitosos casos internacionales de bancos de plaza para mujeres que amamantan (con respaldo, sombra y apoyabrazos), veredas que acogen por igual a peatones y familias con coches de bebé, el diseño de hogares para familias monoparentales o con gran cantidad de hijos/as, etc. Agrega el enorme potencial de incluir también conceptos interculturales, de la tercera edad, la sustentabilidad y otros desafíos para los arquitectos y arquitectas del futuro.

La arquitecta a cargo de la carrera en la UAHC destaca también esta alternativa académica que responde de manera crítica a la falta de visión técnica que origina la ciudad extensa que conocemos hoy. 

“Esta base teórica y técnica son atributos que fortalecen el perfil y empleabilidad de un arquitecto o arquitecta. A esto hay que sumar las prácticas tempranas de los/as estudiantes que cuentan con la posibilidad de interactuar -a través de ramos comunes- con otros estudiantes de antropología, trabajo social, psicología o la Facultad de Artes para ampliar visiones del desarrollo y aplicación del diseño urbanístico”, imaginando un extraordinario trabajo en duplas que reúna, quizás, a un antropólogo interesado en la investigación sobre las viviendas de pueblos originarios del norte y una arquitecta recién egresada de la carrera con propuestas frescas e innovadoras sobre sustentabilidad.

El plan común de cátedras sobre Derechos Humanos, justicia social, inclusión y género, transversal a todas las carreras de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, marca un sello particular de la UAHC que es inédito respecto de otras universidades. “Esto es un aporte maravilloso, junto a la posibilidad de tener estudiantes con propuestas propias y un pensamiento crítico de la sociedad que les permita elaborar visiones comprometidas con su entorno humano, material y cultural. Algo que no he visto antes a lo largo de 20 años de docencia”, revela la académica.

En tanto, el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Álvaro Ramis, reitera la idea de una formación de profesionales de la arquitectura sensibles a la realidad social como rasgo caracterizador. “Este plan común de cátedras sobre derechos humanos y justicia social, es algo muy relevante y que nos enorgullece como institución, pues permite a cada estudiante formado/a en la Academia, jóvenes interesados/as en la arquitectura, en este caso, contar con esta instrucción orientada principalmente en generar profesionales respetuosos de los Derechos Humanos, del medio ambiente y sus comunidades. El resultado lo vemos en el buen desempeño laboral y social de estos actores relevantes del proyecto de una sociedad más justa y democrática”, agrega.

“Esto es un aporte maravilloso, junto a la posibilidad de tener estudiantes con propuestas propias y un pensamiento crítico de la sociedad que les permita elaborar visiones comprometidas con su entorno humano, material y cultural”.

Ambos realizan la invitación a todo/a joven interesado/a en transformar sus comunidades a través de buenas prácticas arquitectónicas y urbanas de temáticas recientes. “En definitiva, estamos abriéndonos a una década formidable para estudiar arquitectura respecto a las necesidades socioespaciales de una ciudadanía en busca de cambios profundos y porque, en ese sentido, hay lugares que no han sido tocados todavía. Que son ajenos a toda realidad arquitectónica conocida”, señala.

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