Desde $500 mil a 1 millón y medio: La trastienda y el costo de los jingles políticos

El 2021 está marcado por un fuerte cronograma electoral. A las elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales se le suman dos nuevas votaciones: los gobernadores regionales y los constituyentes. Con un total de seis escrutinios, los candidatos deberán esforzarse para que entre tantos nombres, el suyo sea recordado. 

Una práctica de antaño a la que suelen recurrir los aspirantes, son las canciones políticas y esta vez la situación no es distinta. “La segunda semana de enero ha sido bastante fuerte. Hay varios candidatos en diferentes partes de Chile que ya están enviando sus solicitudes de jingles y también de frases radiales. Principalmente candidatos a alcaldes y concejales, no así constituyentes o consejeros regionales” dice Fabian Abasolo, director ejecutivo de CRPC Producciones.

Francisco Larraín, dueño de La Makina Producciones, lleva 25 años dedicado a la música política y concuerda en que los candidatos municipales son quienes más utilizan este recurso, el que asegura que no pasará de moda. “Creo que van a variar los estilos y las formas, porque la música y los jingles son una forma auditiva que identifican a la persona y la hacen más recordable, entonces siempre van a estar”, afirma.

Los estilos ya están cambiando. En los últimos años hemos oído desde cumbias hasta reguetones, pasando por canciones de moda como Gangnam Style o Balada. Eso sí, una de las producciones más solicitadas, según Abasolo, son los himnos “porque tienen un doble sentido, se pueden ocupar en actividades masivas como en la radio”.

“Hay algunos candidatos que te dicen los conceptos no más y uno hace una propuesta de letra. Y otros les gusta hacer la letra, a veces no calza por ningún lado y hay que hacer magia, cambiar palabras y hacer que rimen”

¿CÓMO SE CREAN?

Ciertos candidatos participan directamente en la composición de sus jingles, otros solo entregan ideas claves y aprueban la versión final. “Hay algunos que piensan que pueden usar la canción tal cual y le cambian la letra no más. Lo que uno hace es copiar cómo suena, los instrumentos, el estilo y se hace una melodía nueva” cuenta Rodrigo Mardones, compositor y dueño de Neosonic.

En la teoría, los jingles funcionan ”igual que cualquier campaña de cualquier producto” explica Larraín.  “Tienes que saber a qué grupo objetivo va, cuáles son las características, los elementos diferenciadores, que es lo que quiere decir. Según eso escoges los estilos y formas musicales que funcionan con esa gente” agrega.

Para las elecciones parlamentarias de 2013, CRPC Producciones creó “Soy el Urrutia”  el jingle que promocionaba al diputado Ignacio Urrutia, bajo una puesta en escena campestre, para atraer a los votantes del distrito 18 en el Maule Sur.

“Representa una zona ‘huasa’ donde suena mucho la música mexicana. En su momento, copiamos una canción de la teleserie Los Carmonas de TVN, bajo la responsabilidad del diputado, y más que tener problemas con los derechos de autor fue casi una humorada porque él era bastante serio y duro en su discurso, y logramos hacer algo bastante más lúdico”, cuenta Abasolo.

En el caso de la letra “hay algunos candidatos que te dicen los conceptos nomás y uno hace una propuesta de letra. Y a otros les gusta hacer la letra, a veces no calza por ningún lado y hay que hacer magia, cambiar palabras y hacer que rimen” señala Mardones.

EL IMPACTO TECNOLÓGICO

Los precios de los jingles fluctúan entre los $500 mil y $1.5 millones, lo que depende de diferentes factores, como la cantidad de músicos, instrumentos y la duración. Sin embargo, hace algunos años, estas canciones podían costar alrededor de $3 millones, pero gracias a la tecnología se puede prescindir de ciertos costos.

“Antes tenía que usar músicos en vivo, y muchas de esas cosas hoy las reemplazas por la tecnología. Hoy en día hay mucha gente que tiene pequeños estudios de grabación en su casa, pero con pocos equipos”, explica el dueño de La Makina Producciones.

Dónde se difunden los singles también influye en el valor final, ya sea a nivel municipal, regional o nacional, principalmente por los derechos de autor y es que si bien los candidatos pagan por estas canciones, estas son propiedad de los músicos y compositores.