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Entrevistas

15 de Julio de 2021

Axel Callís, sociólogo: “Sichel es el Boric del otro lado. Tienen mucha adhesión y poco votante”

Para este analista político, la fotografía del momento dice que Lavín y Jadue están estacionados, pero cuentan con un voto duro irreductible. No ve lo mismo en el resto de los candidatos. A su juicio, las primarias definirán si Yasna Provoste tiene espacio para saltar a la cancha. Y en el caso de la candidata socialista, Axel Callís es tajante: “Si gana Boric el domingo, a partir del lunes Paula Narváez ya no tiene razón de ser”.

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En pocos días más, se resuelve uno de los primeros misterios en la carrera hacia La Moneda: quiénes serán los candidatos de la izquierda (Apruebo Dignidad) y de la derecha (Vamos Chile). Las primarias del próximo domingo 18 de julio van a dibujar la cancha de la próxima elección presidencial. 

Y eso no es poco en un escenario revuelto. En las últimas semanas se instaló incertidumbre en la medición de fuerzas entre Daniel Jadue y Gabriel Boric. Lo mismo pasa en la vereda del frente, en que Sebastián Sichel ha ido tomando vuelo frente a Joaquín Lavín, pero ahí también juegan Mario Desbordes e Ignacio Briones. Todavía falta saber qué pasará con la centro izquierda y si, finalmente, Yasna Provoste saltará al ruedo.

Axel Callís, sociólogo y analista político, sigue el paso a paso de los candidatos. Lo hace con cifras y estudios de opinión pública. En su experiencia, lo clave será cuánto electorado logren movilizar los candidatos. Desde ya, dice, Lavín cuenta con un votante mayor, que confía en él porque conoce su trayectoria. Algo parecido sucede con Jadue que cuenta con el voto militante del PC, más disciplinado e incondicional. Los signos de interrogación los pone en las figuras de Sichel y Boric. “Hay que ver cómo pasan de los ‘likes’ a convertir eso en un electorado propio”, afirma el director  de Tú Influyes.

-¿Con cuánta incertidumbre se está llegando a las primarias del domingo?

-O sea, entró tanta incertidumbre que la candidatura de Daniel Jadue cambió su estrategia en la última semana. Hasta entonces, eran todos amigos,  peace & love, pero Jadue decidió endurecerse.

-Se entiende que su contendor, Gabriel Boric, ha ido tomando vuelo, pero ¿endurecerse para qué?

-Para contener a su electorado. Su desempeño en el último debate de televisión forzó un cambio estratégico. El escenario que teníamos es que Gabriel Boric iba a ser una especie de sparring de Jadue, pero el sparring se convirtió en un rival que le puede ganar. O sea, pasó de ser Rocky I a ser Rocky III. Podría ganar el campeonato.

¿Jadue se vio forzado a un cambio de estrategia por sus propios errores o porque nunca imaginó que Boric lo podía alcanzar? ¿Qué movió el eje? 

-No es que Jadue haya cometido errores o que Boric lo haya hecho muy bien. Es que los aciertos de uno se transformaron en errores del otro. Por ahora, la única certeza es que si Jadue hubiese estado en una posición cómoda, no habría cambiado su estrategia. Y lo que tenemos ahora es un endurecimiento para apostar por su votante tradicional, que no es poco.

-El PC ha tenido un votante estable que se mueve cerca del 5%…

-Sí, pero hay que ver qué otros sectores nuevos se suman. Eso le podría permitir ganar perfectamente, porque está peleando con alguien que no tiene un electorado. Boric tiene muchos adherentes, pero ¿cuántos votos tiene asegurados? ¿100 mil, 150 mil votos? Eso no le alcanza. Boric tiene que generar electorado. Jadue ya tiene electores tradicionales y un grupo de gente nueva. En cambio, lo que tiene Boric son los votos del Frente Amplio y un cheque en blanco. No sabemos si los likes van a transformarse en votos.

El escenario que teníamos es que Gabriel Boric iba a ser una especie de sparring de Jadue, pero el sparring se convirtió en un rival que le puede ganar. O sea, pasó de ser Rocky I a ser Rocky III. Podría ganar el campeonato.

-O sea, ¿Jadue puede confiar en que su electorado se va a movilizar?

-Las primarias se dividen en tres grandes grupos: los militantes de los partidos, que normalmente son entre el 5 y el 10% de los que van a votar. Luego están las personas que saben en qué sector votan y finalmente está el gran público que pocos quieren ver.

-¿Y cómo se mueve ese gran público? ¿Hacia dónde se inclina y por qué razones?

-Es un público que participa en la medida que la primaria se hace más competitiva. Es decir, está asociado a quién pueda ganar las elecciones. El año 2013, ese público fueron cerca de 2 millones de personas de los 3 que votaron. Son electores que tienen un sentido cívico que va más allá de estar matriculado por un sector u otro. El domingo habrá un grupo significativo de personas que no sabemos si van a ir a votar o no, ni tampoco sabemos cuántos serán. Puede ser desde 500 mil a 1 millón de personas.

¿Dónde podría darse el golpe más potente: en la derecha o en la izquierda?

-O sea, yo me caigo de espaldas si Apruebo Dignidad supera el millón 200 mil de personas que vayan a votar a las primarias.

-¿Por qué? Qué marcaría eso?

-Porque eso es comprar la primera vuelta. O sea, si Apruebo Dignidad tiene 1 millón 200 para arriba quedan asegurados de pasar a segunda vuelta

-¿Podría pasar que alguna gente vaya a votar por a Boric sólo para detener a Jadue?

-Son elucubraciones. Esas cosas no ocurren en realidad. El elector cívico que va a ir a votar el domingo tiene claro su deber, pero no tiene un voto estratégico.

Jadue ya tiene electores tradicionales y un grupo de gente nueva. En cambio, lo que tiene Boric son los votos del Frente Amplio y un cheque en blanco. No sabemos si los likes van a transformarse en votos.

-¿Qué escenario podría abrir un eventual triunfo de Boric??

-Si gana Boric y participan 500 mil personas, no pasa nada. Solamente es comprar una entrada a participar, pero no es comprar la segunda vuelta. Pero si participa más de un millón y gana Boric, yo diría que está casi listo para la segunda vuelta. El dato aquí es que ninguno de los candidatos que ha sido Presidente ha sacado menos de un millón de votos en su primaria. Dicho de otra forma, la gente de primarias rascas no es Presidente.

LAVÍN VERSUS SICHEL

Hasta hace pocas semanas, Joaquín Lavín era “la carta” de la derecha y Daniel Jadue aparecía como el incontrarrestable de la izquierda. ¿Cuánto cambió esa posición para ambos?

-Es que es una percepción que está basada en la falta de información. No en la verdad. La derecha partió del supuesto de que la carta presidencial sería Lavín o Evelyn Matthei. No fue así. Yo siempre dije que cuando se bajara Matthei, el principal beneficiado no sería Lavín, sino que Sebastián Sichel.

-¿Por qué?

-Primero, porque la derecha está leyendo mal a la gente. Está súper perdida con su termómetro. Y, segundo, porque Lavín tiene una tradición de un público más moderado y mayor de 55 años. Evelyn tenía un público distinto, con más mujeres, bastante más suelto. Ese público se fue casi todo hacia Sichel. Entonces, Lavín iba como avión hasta que se bajó Evelyn Matthei. Ahí empezó a irrumpir Sichel.

-¿Qué dirías que recoge o encarna Sebastián Sichel?

-Sichel es el Boric del otro lado. Y lo digo en el sentido de que Sichel tiene mucha adhesión y poco votante. El domingo vamos a saber si logra convertir esa adhesión en movimiento electoral.

-¿Y Lavín aparece en movimiento o más bien congelado?

-Es una candidatura estacionada. Y acá el símil Jadue-Lavín es súper bueno porque los dos están estacionados hace meses. La diferencia, quizás, es que Sichel empezó a amenazar a Lavín mucho antes que Boric a Jadue. Pero Sichel tiene una gran debilidad: no tiene partido.

-¿Pero mostrarse como independiente tiene un plus en un país con baja adhesión a los partidos?

-Sí, pero lo que pasa es que la gente que no tiene partido parte entregando una ventaja muy grande porque no tiene musculatura territorial. Es casi una ley de la política. Hoy Sichel depende solamente de que la opinión pública se transforme en electorado. Y eso es bien complejo en una primaria tan partidista.

El dato aquí es que ninguno de los candidatos que ha sido Presidente ha sacado menos de un millón de votos en su primaria. Dicho de otra forma, la gente de primarias rascas no es Presidente.

-Si hay un Lavín estacionado y un Sichel creciendo, pero sin espalda política, ¿qué podría pasar?

-Está súper complicado. La elección de Chile Vamos se define en las tres comunas, tal como sucedió en el 2013. Hasta ahora, toda la información muestra que está súper peleado el voto. En Las Condes está un poquito más inclinado hacia Lavín, pero en Vitacura y Lo Barnechea está muy peleado.

-En ese sentido, la estrategia de Lavín de poner a Jadue como su gran contendor, ¿no ha sido equivocada? ¿Debió pelear más de frente con la amenaza de Sichel?

-Es que eso es de manual de campaña. El que va primero nunca mira hacia atrás. Por eso Lavín ha planteado el escenario con Jadue, que es el líder consolidado de extrema izquierda. Con eso dice: “Yo soy el que puede ensanchar la cancha”. En ese sentido, está jugando como viejo crack. Lleva 20 años en esto. Lavín no se despeina. Él no va a cometer los errores de Jadue, porque aunque estuviera amenazado, él no puede dar cuenta de esa amenaza. Sabe que la única forma de que Sichel exista, es que Lavín lo mire hacia atrás. 

-¿Pero cuál es el atributo de Sichel que lo hace competitivo?

-Sichel es mucho like. Y en política tú puedes tener muchos like y muy pocos votos. Falta ver si los va a transformar en electores. Porque lo que sí sabemos es que Lavín tiene mucho voto, aunque no crece.

¿Será clave ver hacia dónde se va a inclinar la derecha: hacia al mundo conservador o una derecha nueva?

-No sabemos qué edad tienen los que van a ir a votar en las tres comunas, que es donde se va a zanjar la elección de la derecha. Lo más probable es que Sichel tenga votos de algunas comunas grandes, urbanas, de clase media. Pero aquí hay gente que viene votando por Lavín desde el año 99 y los tiene repartidos en todas partes.

-¿Pero a quién le está cerrando el ojo Lavín?

-Más que sectores socioeconómicos, él le está hablando a las personas mayores de 45 años, que ya lo conocen y que apuestan por la confianza. Les está diciendo: “Soy el mismo de siempre, pero con mayor conciencia social”. Es decir, sigue teniendo un discurso clásico para problemas nuevos. Yo diría que Lavín es como un buen auto clásico: no te va a dejar en pana, pero no es la última chupada del mate. Y, además, es un gran voto anti Jadue porque, esencialmente, apunta a dar certidumbre.

-En los ojos de la derecha, ¿qué puede aporta Lavín y qué Sichel?

-Sichel es una buena apuesta para un grupo influyente de la derecha. Puede ser que pierda, pero va a quedar muy bien parado para poder atravesar el próximo período. O sea, es lo mismo que Boric. Hay un tema con el recambio. Comprar en Sichel es comprar en verde.

Acá el símil Jadue-Lavín es súper bueno porque los dos están estacionados hace meses. La diferencia, quizás, es que Sichel empezó a amenazar a Lavín mucho antes que Boric a Jadue. Pero Sichel tiene una gran debilidad: no tiene partido.

LAS OPCIONES DE YASNA

-Las emociones que gatillan las campañas, ¿pesan a la hora de votar?

-La emoción que más rinde en política es el miedo. Piñera ganó con el miedo en el 2017. Chilezuela fue la marca del miedo. El plebiscito, por ejemplo, fue pura esperanza. Y entre la esperanza y el miedo suele ganar el miedo. Otra emoción es la rabia. Diría que el electorado de Jadue tiene un componente importante de rabia y el de Boric es pura esperanza. 

-¿Y en la derecha?

-En el caso de Lavín, es gente que tiene esperanzas de seguir, pero esencialmente miedo. Por eso creo que el domingo va a votar mucha más gente de la que uno cree.

-¿Cuál es tu apuesta?

Creo que las primarias se moverán entre los 3 millones y 1 millón 200 mil o 500 mil. Y si tenemos esa cifra, es bastante difícil que el Presidente o la Presidenta salga de otra parte. Lo más probable es que vamos a tener a un candidato con un número cercano al millón de votos de entrada, y eso se llama lealtad temprana.

En tu diagnóstico, ¿la centro-izquierda liderada por Yasna Provoste o Paula Narváez  estarían perdida?

-Dependiendo de la gente que vote. Ahora, claro, si Jadue llegara al millón de votos, es probable que haya espacio para que crezca una alternativa de centro-izquierda. Es bastante difícil, pero existe. Además, Yasna es una muy buena candidata. Sabe hacer campaña.

-¿Cómo debiera bajar a la cancha al otro día de las primarias?

Lo que deberíamos ver en la próxima foto, es una Yasna Provoste disminuida. Así como a Alejandro Guillier se lo comió el invierno del 2017, no sabemos si a Yasna se la va a comer el invierno del 2021. Ella tiene que sortear julio porque evidentemente la agenda está tomada por las primarias. En la primera semana de agosto ella debiera aparecer más resuelta a ir a la papeleta. Pero eso implica que Paula Narváez ya no esté vigente.

-¿Quiere decir que Paula Narváez debiera bajarse?

-Voy a decirlo de esta forma: si gana Boric el domingo, a partir del lunes, Paula Narváez ya no tiene razón de ser.

Yo diría que Lavín es como un buen auto clásico: no te va a dejar en pana, pero no es la última chupada del mate. Y, además, es un gran voto anti Jadue porque, esencialmente, apunta a dar certidumbre.

-¿Y si gana Jadue?

Si gana Jadue y Lavín, todo happy para Yasna: súper bien. Pero si gana Boric, o Sichel se le achica el espacio de crecimiento. Es muy importante ver cómo se arma el cuadro después de las primarias. Pero independiente de eso, Provoste tiene que sobrevivir julio, y no sé cómo.

 EL TELON DEL ESTALLIDO

Esta será la primera presidencial después del estallido social. ¿Cuán importante es ese telón de fondo?

-Creo que todos los candidatos entienden que el próximo gobierno va a ser un gobierno de transición, anómalo. Y saben también que todas las ideas que están tirando, no las van a poder realizar. El próximo Presidente va a tener que “bandejear” a la Convención Constituyente. O sea, será un gobierno absolutamente práctico. Su misión será echar a andar el nuevo Chile, y esa pega lo va a consumir. Por eso es que Lavín tiene razón cuando dice que el próximo gobierno debe ser  de unidad nacional.

O sea, ¿el verdadero poder lo tendrá la Constituyente?
-Así es. En la medida que la Constituyente no se extinga en los próximos dos meses ni se transforme en un ente irrelevante, todos los candidatos tendrán que ponerse a disposición de lo que allí se resuelva. Eso no es menor. Piensa que este gobierno ni siquiera pudo poner internet en dos salas en la Convención Constitucional.

Pero ésa no es una medida.

-No, está bien. ¿Pero tú sabes lo que es descentralizar administrativa y financieramente este país? ¿Y crear otro régimen en términos de presupuesto, de modificación de plantas? Es una revolución administrativa, finalmente. 

-Considerando el clima que hay y que varios analistas dicen que Chile se movió a la izquierda, ¿cabe un gobierno de derecha hoy?

-Voy a decirlo de otra forma. Más que un gobierno de derecha, lo que no cabe es un Presidente que no entienda que tiene que hacer un gobierno absolutamente pragmático. Si es Lavín, Jadue, Boric o Sichel, lo primero que tienen que hacer es ponerse a disposición de lo que suceda en la Convención. Este año no se va a elegir un Presidente, sino que se va a elegir un productor, un instalador del nuevo país. 

Así como a Alejandro Guillier se lo comió el invierno del 2017, no sabemos si a Yasna se la va a comer el invierno del 2021. Ella tiene que sortear julio porque evidentemente la agenda está tomada por las primarias. En la primera semana de agosto ella debiera aparecer más resuelta a ir a la papeleta. Pero eso implica que Paula Narváez ya no esté vigente.

-Y el tema de gobernabilidad, ¿quién lo asegura?

-Es que la pregunta es quién va a ejecutar mejor lo que salga de la actual coyuntura. Imagino que a una persona de izquierda le será más natural echar a andar los derechos garantizados de la salud, vivienda y educación. A lo mejor a Lavín le saldría más fácil que a  Sichel, pero el que llegue va a tener que ejecutar una agenda de izquierda, un nuevo pacto social. Por eso es que Lavín dice que es un socialdemócrata, porque entiende que él no puede plantear hoy una agenda de restauración conservadora. 

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