Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

21 de Julio de 2021

Ivar Villarroel Achá y el plurinacionalismo en Bolivia: “Cada uno de los pueblos originarios tiene sus propias formas de elección de sus autoridades”

En 2010 comenzó a funcionar en Bolivia la unidad de Lucha Contra el Racismo y Todas las formas de Discriminación. Como parte del Ministerio de las Culturas de Descolonización y Despatriarcado, su propósito es diseñar políticas públicas para su ciudadanía y re-educar en base a los derechos humanos, considerando la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. El fin es transitar hacia un nuevo concepto de ciudadanía y democracia. Su director, Ivar Villarroel Achá, habla aquí con The Clinic.

Por

Evo Morales Ayma triunfó con el 53,74% de las preferencias en 2006 y se convirtió en presidente de Bolivia. Un año después, convocó a una Asamblea Constituyente para revertir, en palabras en ese entonces vicepresidente y académico Álvaro García Linera, “el apartheid institucionalizado” que segregaba “a las mayorías indígenas de los poderes del Estado republicano desde su fundación”.

Para comprender ese punto de llegada, debemos retroceder al año 2000, cuando las movilizaciones sociales develaron “la crisis de Estado de una larga duración”. ¿Qué quiere decir?: la construcción un Estado en que una alta población de origen indígena fue excluida de las tomas de decisiones e inferiorizada a través de la economía. García Linera lo observó como una tradición en la construcción política del país, la que acumuló diferencias étnicas por “siglos de un Estado monocultural y centralista”. Esta línea coincidió con las sucesivas crisis económicas, motivadas por el monopolio y las privatizaciones.

En la década de los 90, el neoliberalismo en Bolivia comenzó a ser resistido a través de permanentes movilizaciones. Surgieron liderazgos de distinta índole -uno de ellos fue Evo Morales Ayma-, los que se nutrieron de los análisis teóricos surgidos desde los Talleres de Historial Oral Andina. Esta corriente académica reflexionó, a partir del ejercicio en los Ayllu (comunidades), sobre la temporalidad histórica usando las memorias del mundo indígena para formar una epistemología indígena. Esas movilizaciones se complementaron con hechos históricos: la Revolución de 1952, la respuesta neoliberal de los 70 y la crisis de Estado en las siguientes décadas, hasta que a principios del nuevo milenio los movimientos indígenas y sociales irrumpen en el escenario con una propuesta: el Estado Plurinacional que aspira a construir un Republicanismo Comunitario.

Ivar Villarroel Achá recuerda perfecto ese momento histórico.

El expresidente Evo Morales. Crédito: Ministerio de la Presidencia de Bolivia.

Contra el racismo y la discriminación

Ivar Villarroel Achá es hoy director de la Lucha contra el Racismo y Todas las formas de Discriminación, unidad encargada de la elaboración de políticas educacionales para revertir la discriminación hacia los pueblos originarios y la violencia de género. Es parte del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcado, que nace con la formación de la República Plurinacional e intenta encausar una de las aspiraciones de los movimientos feministas e indígenas.

Los antepasados de Villarroel son q’chua de un municipio rural de Cochabamba. “Mis padres, mis abuelos, son de origen q’chua. Y desde esa perspectiva, mi vinculación con el movimiento indígena se da justamente a raíz de aquello, de dónde vengo, de dónde nazco”, dice. Y subraya: “Cargamos nuestra historia, todas nuestras reivindicaciones, de nuestros ancestros, de nuestros abuelos, de nuestros padres. Y estamos vinculados directamente con el movimiento indígena”.

Bolivia es un país mayoritariamente indígena. Antes del triunfo del Movimiento Acción al Socialismo, de Evo Morales, las prácticas racistas y discriminatorias sobre la población eran mucho mas habituales que las que siguen existiendo hoy en Bolivia. Villarroel Achá lo asocia a la visión “monocultural del Estado, donde se ocultaba justamente la visión de las naciones y pueblos originarios”, al grado que no se les permitía hablar sus idiomas. “Por ejemplo, mi lengua es la q’chua y no se podía hablar en las escuelas ni en las universidades: estaba prohibido hacer aquello”.

Con la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que tuvo como base una representación plural a nivel nacional, se establecieron los principios para un nuevo modelo de Estado. Villarroel Achá recuerda los primeros artículos de la Constitución: un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, “por el rol precolonial de las naciones y pueblos indígenas”. En la misma Carta Magna es posible leer: “la libre determinación consiste en el derecho a la Autonomía, Autogobierno y reconocimiento de sus instituciones y consolidación de sus identidades territoriales”.

¿Cómo crear una población Plurinacional y que pueda desarrollar las concepciones autonomistas? Villarroel Achá dice que fue uno de los grandes avances en Bolivia: incorporar el concepto de Pluralidad hacia el año 2010 y luego crear las instituciones democráticas para llevarlo a efecto, lo que desemboca en una tercera perspectiva: dotar a esas instituciones de un nuevo tipo de educación. Así surgió la unidad que actualmente él encabeza.

La misión de este ministerio es “descolonizar y despatriarcalizar a la ciudadanía”, explica. Se hace a través del acceso a fuentes informativas, que permiten un proceso educativo en dualidad. Con ese propósito es posible revertir la hegemonía de una cosmovisión unívoca que subordina una a la otra. Al hacer este ejercicio se acepta la diversidad y se combate el racismo. Según Villarroel Achá, todo ello se representa de manera muy concreta en la bandera Wiphala, que describe como “el símbolo de esa diversidad”. La misma que fue quemada con la reacción conservadora que se dio en Bolivia a partir de noviembre de 2019, en lo que que el director denomina “el régimen de facto de Jeanine Áñez”.

Ivar Villarroel Achá es hoy director de la Lucha contra el Racismo y Todas las formas de Discriminación, unidad encargada de la elaboración de políticas educacionales para revertir la discriminación hacia los pueblos originarios y la violencia de género. Es parte del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcado, que nace con la formación de la República Plurinacional e intenta encausar una de las aspiraciones de los movimientos feministas e indígenas.

A lo largo de estos años, la institución “va a desarrollar una serie de políticas, en la que incorpora la visión plural de los pueblos, de las naciones en las diversas políticas, en las políticas sectoriales a efecto de demostrar justamente que Bolivia está compuesta por una pluralidad. Que es una sociedad plural de naciones y pueblos indígenas diversos, pero también de comunidad interculturales”.

Nuevas ciudadanías

En Bolivia se aprobó una política nacional de lucha contra el racismo en 2010. La primera etapa fue crear un Comité Nacional de Lucha Contra el Racismo como paso de prevención, luego se establecieron políticas integrales para ir eliminándose “el racismo y discriminación”. Ese conjunto de acciones implicó modificar las mallas curriculares, con módulos específicos de la formación, tanto de los estudiantes como de los profesores, para formar un nuevo tipo de ciudadanía. Como complemento, se incluyó la policía y Fuerzas Armadas, a las que Villarroel Achá describe como instituciones “todavía muy conservadoras, muy colonizadas y nos cuesta todavía cambiar las conductas”. Según él, todo podría ser posible de cambiar si se insertan los derechos indígenas en el mismo sistema educativo, “también en las universidades y los institutos nacionales de educación”.

El propósito de los nuevos tipos de ciudadanía, a la que se aspiran los pueblos originarios, se sustenta en la Pluralidad. Lo enunció también la presidenta de la Convención Constitucional en Chile, Elisa Loncon, en su discurso inagural: “Transformar a Chile en un Chile plurinacional, en un Chile intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, los derechos de las cuidadoras, en un Chile que cuide a la Madre Tierra, en un Chile que limpie las aguas, en un Chile libre de toda dominación”.

Durante los años que se ha gobernado en Bolivia en torno a la Plurinacionalidad como concepto, desde el Ministerio de Descolonización y Despatriarcado se ha incentivado la transición cultural con la incorporación de la visión plural de los pueblos y naciones en las diversas políticas para afirmar la composición plural de una sociedad en que cohabitan múltiples naciones y pueblos a través de la interculturalidad como concepto teórico.

Lo señalado por Villarroel Achá se vincula al Convenio 169 de la OIT de 1989. Un instrumento jurídico vinculante a las normativas de las repúblicas que lo ratifican y que permite que los pueblos indígenas puedan administrar su propia justicia y que no deriven, necesariamente, al ámbito penal. “La justicia indígena es ágil, oportuna y gratuita. En Bolivia estamos evaluando si incorporamos esta perspectiva”, explica.

Es difícil probar que una persona sufre racismo o discriminación. Los y las escritoras afroamericanas han planteado que existen dos tipos de racismo: abiertos y encubiertos. El primero es el manifestado de manera verbal y física. Aunque en ocasiones, también son sutiles. El segundo, son políticas públicas que no permiten el empoderamiento de los pueblos originarios en lo económico y que tiene repercusiones sociales.

Como es difícil probar, Villarroel Achá plantea que las instituciones deben darse “una nueva política de lucha contra el racismo enfocado en la prevención y educación. No podemos avanzar si tenemos y seguimos teniendo una sociedad intolerante, si seguimos teniendo una sociedad racista, discriminadora, entonces vamos a enfocar nuestra política a la construcción, a la modificación de las mallas curriculares del sistema educativo en todos los niveles. A la incorporación de políticas en la formación en las escuelas, en las familias, en las comunidades”.

Se trata, continúa, de modificar las mallas curriculares con la “incorporación de módulos específicos de la formación, tanto de los estudiantes, como de los propios formadores”. Esto también se plantea en alusión a quienes son trabajadores públicos y prestan sus servicios en la población indígena.

Luis Arce al posesionar a Sabina Orellana Cruz, como ministra del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, a fines de 2020. Crédito: Gobierno de Bolivia.

No está más de recordar aquí que una de las variables que explican la ausencia de sufragio por Escaños Reservados en la última elección constituyente chilena fue porque no se les señaló a los votantes mapuche que podían ejercerlo; se endosó la responsabilidad en el mismo elector que debía solicitar la papeleta verde. Según Villarroel Achá, hay que hacer notar que prestan un servicio a la comunidad con conductas adecuadas, que deben ir acompañadas por estrategias de comunicación, opinión pública y trabajar en promover la tolerancia en base a talleres de sensibilización y concientización. “Creemos que así vamos a contribuir, a vivir, a tener una sociedad libre de violencia y libre de discriminación en los próximos años”.

La quema de la Wiphala

El año que gobernó Jeanine Áñez fue parte de una ofensiva conservadora que determinó el exilio de Evo Morales para evitar una guerra civil. Una de las imágenes que perduraron fue la quema de la Wiphala a manos de manifestantes del gobierno. Se clausuró, entre otras instituciones, el Ministerio de las Culturas; y se puso en cuestionamiento los avances de la Unidad Contra el Racismo y Todas las formas de Discriminación.

El discurso que intentó fundamentar la suspensión del Ministerio, del cual depende la unidad de Villarroel Achá, fue que eran “gastos insulsos o gastos absurdos. Es decir, para el Gobierno de facto trabajar en el tema de las culturas, de la descolonización, la despatriarcalización no tenía sentido político o un sentido de política pública”.

En Bolivia se aprobó una política nacional de lucha contra el racismo en 2010. La primera etapa fue crear un Comité Nacional de Lucha Contra el Racismo como paso de prevención, luego se establecieron políticas integrales para ir eliminándose “el racismo y discriminación”. Ese conjunto de acciones implicó modificar las mallas curriculares, con módulos específicos de la formación, tanto de los estudiantes como de los profesores, para formar un nuevo tipo de ciudadanía.

Áñez puso a la Biblia como un símbolo de su gobierno, que en la óptica de Villarroel Achá lo hizo para subrayar que no “no es importante la pluralidad. No es importante las culturas y que sólo es importante un tipo de Dios. Quinientos años después nuevamente es utilizado el símbolo de la Biblia como en los tiempos de la colonia, se volvía nuevamente a dominar, ocultando, subsumiendo justamente la pluralidad social”.  

A raíz de esta situación, dice que el actual Presidente Luis Arce ha señalado como eje rector de su gobierno la necesidad de “continuar esta profundización de la pluralidad una vez electo su gobierno. Lamentablemente, no hay un informe de la Defensoría del Pueblo a nivel nacional que pueda ser citada a la fecha para dar cuenta de la restricción a los derechos de los pueblos indígenas, a los derechos de las mujeres, de las mujeres indígenas de Bolivia”.

Crédito: Gobierno de Bolivia.

Dice que la ofensiva conservadora sobre Bolivia tiene una dimensión simbólica donde se quema la pluralidad que representa la Wiphala y la reivindicación de la lucha histórica que portan las naciones indígenas. “Esa pluralidad que tenemos en Bolivia ha sido atacada”, señala. Fue arrancada de las oficinas públicas, prohibida en los actos públicos y varios uniformados de las fuerzas del orden se la quitaron de sus chaquetas militares. “La han cortado, quemaron ese símbolo para ocultar a esa otra Bolivia”.

En su opinión, ese acto generó una respuesta popular contra el mismo gobierno de facto de Áñez, que activó espontáneas movilizaciones para defender “esa pluralidad y la democracia que existía antes en Bolivia y que había sido restringida por el gobierno que llegó de manera inconstitucional”.

Sobre la Autonomía

En Bolivia, la Autonomía como concepto polisémico tiene particularidades propias. Por un lado, se encuentra la tradición regional que ha permitido el desarrollo de un país más bien federado, que permitió que regiones económicamente más ricas por sus recursos naturales pudieran tener un mejor bienestar. En específico destaca Santa Cruz de la Sierra, la cual hizo uso de las banderas de la Autonomía para “conservar justamente, en este proceso de construcción, ciertos privilegios, puesto de que ya no controlaban ni el Estado nacional, ni los ministerios, ni las empresas, se atrincheraron en su región y usaron la bandera autonómica para reivindicar justamente ciertos privilegios”.

A través de la Autonomía, los sectores más bien conservadores de Bolivia intentaron controlar los recursos naturales, las aguas y temas forestales. “Usaron las autonomías departamentales para justamente no perder ciertos privilegios que habían tenido y que habían sido atrincherados en las regiones”, explica.

Con el ejercicio de la Autodeterminación en Bolivia, lo positivo para los pueblos indígenas es que ha derivado hoy en prácticas de autogobierno, “controlan sus territorio, hacen gestión y ocupación territorial de sus grandes territorios”. Aquello dice que se conecta con la tradición autonómica de los mismos pueblos originarios, los cuales pudieron continuar practicando su Autodeterminación en torno a la justicia, educación y salud que compone a la sociedad independiente del Estado. Esto último, debido a la exclusión que los mismos indígenas han sufrido por los mismos gobiernos.

“La reivindicación de autonomías indígenas, de gobiernos de los propios pueblos indígenas, regulados bajo sus propias normativas, es lo que fomentamos. No queremos que las estructuras y burocracias occidentales tomen el control de la organización de los pueblos, sino más bien al contrario: que sea la lógica, la cosmovisión y las normas y procedimientos que tienen los pueblos las que controlen”, dice Villarroel Achá.

En Bolivia se ha logrado que se articulen ambas, según su misma Constitución se afirma: “dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley”.

Crédito: Gobierno de Bolivia

Este proceso fue resultado de la tradición autonómica de los departamentos de Bolivia. Cada uno de esos departamentos elige cada cinco años a un Gobernador y una Asamblea Departamental que toman las decisiones en el marco de las competencias que le asigna la Constitución. “Pero también se ha incorporado un desafío altamente plural: no hay elecciones como las conocemos generalmente, cada uno de los pueblos originarios tiene sus propias formas de elección de sus autoridades. Nosotros las llamamos Democracia Comunitaria. Las lógicas de las comunidades de los pueblos indígenas está en sus formas horizontales de decisión. El poder no está en una persona, el poder no está en un grupo de personas; el poder y la decisión de políticas, de gestión territorial, de cualquier política dentro de los pueblos indígenas está en sus reuniones comunales, sus asambleas, es decir, en su población de base”.

Lo último ha radicado en la creación que los mismos líderes indígenas denominan Gobierno Mayor y Gobierno Menor. El primero son asambleas comunitarias que desarrollan el ejercicio de la Democracia Comunitaria en la toma de decisiones; y las que operan son el Gobierno Menor. Estas últimas las escogen y designan las autoridades que los representa y “ejecutan esas decisiones”. Villarroel dice:  “Entonces es la nueva lógica que tienen los gobiernos indígenas y así va funcionando Bolivia”.

Su proyección es que en los próximos años las Autonomías indígenas podrán irse consolidando en su ámbito económico, político y educacional. Todo en base al ejercicio propio que cada pueblo originario decida basado en su cosmovisión; así instalará sus propias formas de vivienda, educación y atención de salud. “Ellos van a construir cómo quieren resolver sus problemas y el Estado lo que va a dar son los recursos e institucionalidad para que funcione. Esa forma es la del régimen autonómico de Bolivia”. En ese ámbito inserta el concepto interculturalidad que permitirá crear leyes que reconozca la pluralidad, aplicando “la cosmovisión a la gestión pública de los pueblos originarios. Esos son los desafíos que estamos todavía teniendo”.

“La reivindicación de autonomías indígenas, de gobiernos de los propios pueblos indígenas, regulados bajo sus propias normativas, es lo que fomentamos. No queremos que las estructuras y burocracias occidentales tomen el control de la organización de los pueblos, sino más bien al contrario: que sea la lógica, la cosmovisión y las normas y procedimientos que tienen los pueblos las que controlen”, dice Villarroel Achá.

El consejo de Villarroel Achá para el pueblo mapuche es que miren la propuesta de Autonomía de Bolivia. Desde su punto de vista: “eso les va a permitir no vivir en reservas ni clandestinamente fuera de la configuración estatal. Sino volver justamente toda la cosmovisión, las normas y procedimientos de las costumbres de los mapuche y volcarlas hacia el Estado, y con ello demostrar la pluralidad. Al hacerlo se podrá crear un margen amplio de libertad para la toma decisiones; es decir, que les permitan tomar decisiones sobre varios temas para su propia administración en sus territorios”.

*Fernando Pairican es Doctor en Historia, posdoctorante del Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR) y Académico de la Universidad de Santiago.

Notas relacionadas

Deja tu comentario