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28 de Diciembre de 2021

Calzón amarillo, lentejas y uvas: el origen de las principales cábalas de Año Nuevo

Calzón amarillo, lentejas y uvas: el origen de las principales cábalas de Año Nuevo Agencia Uno

Una parte importante de la Nochevieja en los hogares chilenos son las cábalas, esos ritos que buscan determinar la prosperidad y la felicidad de quienes los realizan justo a medianoche. Sin embargo, el origen de estas no es claro, por lo que en The Clinic decidimos buscar de dónde vienen algunas de estas tradiciones.

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Chile es un país de supersticiones varias y, cómo no, durante el Año Nuevo muchos realizan típicas cábalas para “asegurar” que la temporada que se inicia venga cargada de suerte. Sin embargo, pocas veces nos preguntamos cuál es el origen de los ritos de la Nochevieja.

El propio Año Nuevo puede considerarse como un rito adoptado en el mundo occidental desde antes de la instalación del calendario gregoriano en 1582. Anteriormente, el mundo occidental se regía por el calendario Juliano, instaurado por Julio César en el 46 a.C. Con dicha fórmula, calzaba el mes de inicio del año con el mes en que asumían los cónsules de la antigua Roma: las calendas de enero.

De esta manera, los romanos establecieron el 1 de enero como el día de conmemoración del dios Jano, regente de “las entradas y los comienzos”. Por eso, se representaba por un hombre de dos caras: una mirando al pasado, vieja y barbuda, y otra al futuro, de tez joven y lozana.

Por lo mismo, enero recibe su nombre en inglés (“January”) y el Año Nuevo se transformó en una fiesta pagana. En ella, los romanos se reunían entre amistades para intercambiar comidas, como dátiles y miel, y celebrar la entrada a la nueva vuelta al sol.

Más allá del rito de celebrar el Año Nuevo, como seres humanos hemos creado más cábalas para augurar suerte y fortuna para el año que inicia. De acuerdo con la investigación de The Clinic, estos son algunos ritos que, según Marca Chile, se realizan en el país para recibir el 1 de enero:

El calzón amarillo, las lentejas y las uvas: El origen de las principales cábalas de Año Nuevo que celebramos en nuestro país

Comer 12 uvas a medianoche

Según la tradición, la idea de esta cábala es consumir una por cada mes al compás de las campanadas de medianoche, pidiendo un deseo al momento de comerse cada una.

Este rito arribó a América Latina desde España, con el fin de tener suerte y prosperidad para el año que inicia. De acuerdo con lo expuesto por el libro “España” de Jeff Koehler, habría dos teorías para esta antigua costumbre. La primera sería de la década de 1880, donde la clase burguesa española habría imitado a su par francesa, celebrando la Nochevieja comiendo uvas y tomando espumante.

Con el tiempo, el pueblo habría comenzado a imitar a la clase alta, comiendo uvas con ironía o como burla.

La otra teoría que plantea Koehler pone el origen en 1909 en Alicante (sureste de España), donde los productores tuvieron una cosecha con excedentes de uvas blancas de la variedad Aledo. Como una oportunidad de negocio, los productores las vendieron a bajo precio como “las uvas de la buena suerte”.

De hecho, en estas fechas uno puede encontrar esta variedad de uvas envasadas en paquetitos de 12 granos. Así que la próxima vez que comas uvas para Año Nuevo, hazlo gritando un olé después de cada una. En una de esas, te trae más suerte…

El calzón amarillo, las lentejas y las uvas: El origen de las principales cábalas de Año Nuevo que celebramos en nuestro país

Comer una cucharada de lentejas

Según la tradición, comer lentejas a medianoche ayuda a la prosperidad y la abundancia. El origen de esta cábala de Año Nuevo se remonta a la época de Roma, donde el rito era regalar un puñado de estas legumbres dentro de un bolso de cuero.

Su forma redonda y aplastada se relacionaba con la forma de las monedas, por lo que los romanos incluso guardaban este regalo como amuleto.

El rito fue decantando en comer lentejas durante la Nochevieja para atraer prosperidad y riquezas durante la Edad Media en Italia. Con el tiempo, hemos llegado a la cábala de comer una cucharada justo a medianoche para que sea lo último consumido en el año viejo y lo primero en el año nuevo. Si no sirven para la fortuna, al menos son súper sanas.

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Llenar los saleros de la casa

Aunque no es tan típica, sí se realiza en algunas casas para que la abundancia nunca falte. Esta proviene, según algunas teorías, de la idea de los “salarios”. En Roma (y en algunas culturas amerindias) a los funcionarios públicos se les pagaba con sal, retribución que tenía el nombre de salarium. Este bien, escaso y precioso en aquella época, no solo era útil para la preservación de los alimentos y para evitar la deshidratación, sino que también servía para frenar las hemorragias y dar sazón a las comidas.

De esta instancia surge la superstición de que, para que nunca falte prosperidad en una casa o en un negocio, siempre debe haber sal. Es decir, dinero antiguo. En varias culturas, existe la creencia de que “mientras haya sal, la plata no escasea”.

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Colocar hojas de laurel en la billetera

Una tradición de las abuelitas para que no falte el dinero durante el año es poner tres hojitas de laurel en la billetera. El origen de esta cábala de Año Nuevo vendría también de la cultura antigua. En los tiempos de griegos y romanos, esta planta se asociaba con la inmortalidad, la protección y la prosperidad.

En Roma, de hecho, coronaban a su César con hojas de laurel para augurarle fortuna en su mandato, además de sabiduría y triunfo. Además, se laureaba o coronaba de laureles a poetas, deportistas y guerreros cuando se les recompensaba o premiaba con honores. También se usaba esta planta para dar el don de la clarividencia a las sacerdotisas de Apolo.

Si puedes, pon unas hojitas de laurel en la billetera o el monedero. No aseguramos que no pases apreturas en 2022, pero al menos siempre olerá rico.

El calzón amarillo, las lentejas y las uvas: El origen de las principales cábalas de Año Nuevo que celebramos en nuestro país

Utilizar ropa interior amarilla o de otros colores

Un clásico de esta época es ver cómo los puestos de vendedores ambulantes se llenan de ropa interior amarilla para la noche de Año Nuevo, con el fin de atraer la buena suerte. De hecho, el rito dice que, si se usa el calzón o calzoncillo al revés, la suerte y prosperidad será doble.

Para aquellos que buscan el amor, el color de la ropa interior debe ser roja según dicen, mientras que otros colores entregan otras características: el blanco atrae paz y armonía; el negro hace lo propio con el lujo y el azul, se supone, brindará racionalidad y equilibrio.

El origen de una de las cábalas más seguidas de Año Nuevo no es completamente claro, aunque puede estar ligado a la tradición europea de utilizar ropa interior roja durante la Nochevieja. Esta habría surgido con la Edad Media y el veto de este color por estar ligado al ocultismo, lo que habría llevado al imaginario popular a relacionarlo con la pasión y la alegría. Así, quienes rompían las normas para usarlo optaban por llevarlo escondido en su ropa interior, con la esperanza de que les trajera buena suerte.

Asimismo, se supone que este rito podría estar relacionada con la creencia asiática de que la ropa interior, al estar pegada al cuerpo, puede transmitir buenas energías y augurios.

Sea como sea, dependiendo de lo que quieras que ocurra este 2022, ponerse ropa interior del color que represente lo que deseas para esta nueva vuelta al sol no está demás. Y recuerda: ponerla al revés trae mayores resultados (o eso dicen).

El calzón amarillo, las lentejas y las uvas: El origen de las principales cábalas de Año Nuevo que celebramos en nuestro país

Quemar un muñeco en las calles

Si bien para los santiaguinos y sureños este rito puede parecer descabellado, en el norte es toda una institución. La tradición implica quemar un muñeco que represente al año viejo, con alguna imagen alusiva a algún evento ocurrido en el período que nos deja, para que toda su negatividad quede atrás.

El origen de una de las cábalas más populares de Año Nuevo proviene de Ecuador. Se cree que habría surgido en la ciudad de Guayaquil en 1895 y que coloca a esta como una de los ritos más oscuros.

“Datos históricos señalan que, en aquella época, la población de Guayaquil se vio amenazada por un brote de fiebre amarilla por lo que, como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido”, explica en su sitio web el Ministerio de Turismo de Ecuador. Y agrega: “Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se quemaban”.

Cábalas de Año Nuevo de origen incierto

Si quieres viajar, la cábala típica para conseguir un año con nuevos destinos es dar una vuelta a la manzana con una maleta. También hay variantes, como subirse a una silla con la maleta justo a medianoche. Sin embargo, se desconoce el origen de este rito para atraer la prosperidad en nuevas travesías.

Otra cábala sin origen claro es colocar un anillo en la copa de champaña con la cual se realiza el brindis. La finalidad es distinta dependiendo de quién lo realice: si se es soltero, es para que se concrete un matrimonio. Si se es casado, sirve para mantener la estabilidad en la pareja.

El colocar un billete en el zapato (mientras más alto el monto, mejor, dicen) se supone que permitirá tener abundancia en temas económicos durante el año que inicia. No está claro de dónde viene este rito, pero está bastante extendido y hay quienes lo llevan todo el 1 de enero para asegurar un buen futuro.

Para quienes buscan el amor siempre está la cábala de que el primer abrazo de año nuevo sea con alguien del sexo opuesto, lo que atraería a Cupido. ¿Su origen? La tradición popular, aunque sin claridad de dónde pudo surgir.

Si bien se sabe que proviene de Rusia, no hay claridad de cómo surgió el rito de escribir en un papel todos los deseos para el año que inicia y luego quemarlos pasada la medianoche. Y no, no hace falta encender un “globo de los deseos”, porque pueden generar incendios…

En un país donde la oralidad y la tradición nos han llenado de supersticiones, queda en cada uno el creer o no en estas cábalas de cara al año que inicia. Sin embargo, en The Clinic preferimos decir: “En brujos no creo, Garay, pero de que los hay, los hay”. Por ahora, lo mejor es solo pensar que celebrar que el 2021 —por fin— se va.


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