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Reportajes

8 de Marzo de 2022

¿Qué es ser mujer hoy?: 16 invitadas nos entregan sus reflexiones desde sus territorios

Patricio Vera

¿Qué significa ser mujer? Más que eso: ¿qué significa serlo en 2022? Este 8 de marzo, The Clinic hizo esas preguntas a 16 mujeres de distintas edades y áreas de trabajo (historia, sociología, música, biología, activismo, entre otras). Aquí, sus respuestas.

Por

Esperanza y solidaridad

Antonia Orellana (32), periodista y próxima ministra de la Mujer y la Equidad de Género:

“En Chile ser mujer es contradictorio. Somos parte fundamental de la vida política, económica y social del país pero estar en igualdad de condiciones en Chile cuesta”.

“Esa lucha ha sido histórica por miles de mujeres que antes que nosotras se han organizado para exigir igualdad dentro de la diferencia. Ser mujer implica luchar por el reconocimiento, por una vida más digna y por mejores condiciones de vida. Ser mujer implica esperanza y solidaridad. También la posibilidad un mundo mejor con más y mejor democracia, e implica recordar que hemos llegado a este punto gracias a otras y que podemos seguir avanzando para que las niñas de hoy lleguen a más”.

Vivir el feminismo

María Francisca Valenzuela (32), fundadora del Observatorio Contra el Acoso Callejero:

“Desde hace años para mí ser mujer ha sido vivir el feminismo diariamente. Sé que no son sinónimos, pero lo que me define e identifica. Ha sido entender que una activista feminista en cada cosa que hace pone el corazón para cambiar alguna desigualdad“.

“Ser mujer pasa a ser un acto político en sí mismo. Pierdes el miedo a opinar cuando notas que te tratan diferente o ves alguna injusticia. Esas cosas no pasan sólo en una reunión o asamblea, sino en un almuerzo familiar; en la manera que te relacionas con tu pareja o lo que piensas y sientes al ver las noticias“.

“Ser mujer es mi forma de ser feminista, porque creo desde lo que somos diariamente, las mujeres también hacemos los cambios más profundos”.

Construir resistencias

Vanessa González (30), vocera de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes de Chile:

“Las mujeres migrantes nos encontramos expuestas a diferentes niveles de violencia, que transitan desde nuestra invisibilización hasta la negación de que somos sujetos de derecho, independientemente de nuestra situación migratoria o documentaria“.

“Experimentamos de manera cotidiana el reforzamiento de las desigualdades. Diversas características se han usado contra nosotras para levantar los muros de la discriminación: por nuestro origen; cultura; pertenencia a un pueblo afrodescendiente; por ser migrantes, refugiadas y/o desplazadas. Esto se expresa en situaciones adversas como: la xenofobia y el racismo; la criminalización; el acoso y abuso; hipersexualización; maltrato institucional; políticas migratorias represivas; denegación de derechos fundamentales; crímenes de odio; trata de personas; entre otros”.

“El ser mujer migrante significa construir diversas formas de resistencia para cuidarnos entre nosotras, llevando a cuestas nuestras raíces, historias y afectos entre fronteras, donde la casa se convierte en camino, y ese camino es muchas veces incierto. Dentro de esto, generamos estrategias para contrarrestar estas diversas situaciones”.

“Apuntamos a construir redes que nos sostengan, a fortalecer la vida comunitaria para recuperar la esperanza. Junto a ello, luchar por el derecho humano a migrar, porque las mujeres migrantes tenemos voz y existimos; y porque migramos para florecer, no para desaparecer”.

Autonomía

Macarena Ponce de León Atria (52), directora del Museo Histórico Nacional:

“Esta pregunta tiene tantas respuestas como mujeres. Desde la historia, las de hoy heredamos los límites de una sociedad que habló de derechos, de igualdad, libertad, creyendo que nosotras, por “el solo hecho de ser mujeres”, teníamos una naturaleza diferente a los hombres y, por tanto, otras capacidades. Así también, heredamos las luchas y las conquistas de quienes nos precedieron en el tiempo, y que han logrado derribar esa diferencia ‘natural’”.

“Muy temprano en el siglo XX, Gabriela Mistral apuntó a una conquista estructural de lo que hoy es ser mujer: su autonomía. En 1906 escribió desde Vicuña, La Instrucción de la mujer, en la que expone con su pluma asertiva que la educación era la llave para que ellas se valieran por sí mismas y vivieran ‘sin mendigar la protección’ de padres, hijos y esposos.

“Mistral escribe cuando la educación femenina está en sus primeros esfuerzos expansivos, y las primeras mujeres profesionales están actuando en el espacio público. Sin embargo, es sintomático que ya entonces la manera de ser mujer en una sociedad con aspiraciones democráticas, sea ejerciendo su libertad. Hoy es un tiempo de mujeres, no ‘fanáticas‘, como se pensaba que lo eran, sino ‘fantásticas‘”.

Inspirar con sus historias

Catalina Silva (21), activista, estudiante de Biología Ambiental y fundadora del proyecto “1000 acciones por un cambio”.

“Ser mujer implica conmoverse con la fragilidad de un glaciar, con las interconexiones en nuestra tierra y sentirse parte de ese gran todo. Implica perseguir un sueño en lo más alto e inspirar a otras con tu historia. Esto porque es muy probable que seas de las pocas que ha estado en el lugar correcto y momento adecuado; y encontrar esas oportunidades y herramientas para desenvolver tus capacidades y alcanzar esos anhelos”.

“Al mismo tiempo, si eres mujer, es probable que te cuestiones si esa oportunidad realmente te pertenece, al igual que el mérito ¿fui, soy o seguiré siendo esa persona que el mundo allá afuera observa?”.

Parte del cambio

Connie Achurra (44), chef:

“Ser mujer en el Chile de hoy es ser parte fundamental de un cambio de foco y de paradigmas. Creo profundamente que las mujeres vamos a cambiar el mundo para mejor, me siento super esperanzada de lo que viene”.

“La presencia de nuestra voz y nuestra mirada en la Convención Constitucional y en el nuevo gobierno me parecen claves para hacer cambios positivos para nuestra sociedad”.

Elisa Loncón dijo algo que me quedó resonando muy fuerte y tiene que ver con la ternura, con instalar una nueva manera de relacionarnos, mas amorosa y mas humana. Nos falta tanto amor y empatía a la hora de tomar decisiones, de ponernos en el lugar de otros y estoy segura que ahí es donde las mujeres tenemos la oportunidad para hacer un cambio profundo”.

Un liderazgo que suma al país

Gabriela Salvador (52), ingeniera comercial, presidenta de Red América Conecta y vicepresidenta de la fundación ChileConverge:

“No hay país que llegue mas alto que donde llegan sus mujeres”.

“Nosotras sostenemos la mitad del cielo. Ser mujer ahora requiere demostrar que, nuestras cualidades de liderazgo, diálogo, colaboración y aporte en cada sector del país, suman y generan mejores instituciones, empresas y sociedad; teniendo el gran desafío de no abusar de esto solo por el hecho de serlo (mujer). Debemos lograr el equilibrio entre lo mejor de cada uno de nosotros por la vía de la inclusión el respeto”.

Guerreras

Mónica Krassa (69), periodista, piloto civil y presidenta de la Agrupación de Mujeres Pilotos de Chile:

“La gran profesión de la mujer es ser mujer.  Atahualpa Yupanqui decía que lo primero es ser hombre; lo segundo, poeta. Aquí nosotras podemos decir que lo primero es ser mujer y segundo cualquier cosa. La mujer lo puede hacer todo. Además, nuestra gran capacidad conciliatoria ha demostrado que ayuda a resolver grandes conflictos en la vida diaria, en el trabajo y para la humanidad”. 

“La mujer es la gran responsable de humanizar la relación con el hombre. No persigue la intimidad de la pareja por lo inmediato, sino para gozar de una relación mucho más extendida donde incorpora sus necesidades de ser acogida como mujer en todos sus sentidos. Humanizar la relación a propósito de mi experiencia antártica, supuestamente en frío, es saber cómo una mujer ártica enciende la lámpara con aceite de foca y calienta el iglú al calor de su capacidad receptiva. Todos salimos del fuego o de la hoguera y en el calor de la pareja humana se cocina la vida”.

“Ser mujer en la actualidad, que son los últimos 100.000 años, significa tener pensamiento en red: hacer muchas cosas a la vez; desde recoger y preparar la comida para la familia, cuidar a los niños, resolver conflictos e incluso al dormir siempre se está con una oreja parada.  Por eso que este quehacer compartido es un gran alivio para la mujer”.  

“La mujer es la gran guerrera, tal como hemos visto en días pasados morir a la escritora ucraniana Iryna Tsvila defendiendo a Kyiv de la invasión rusa. Mi abuela nació en Shostka, Ucrania, pueblo por donde en el siglo V pasaron y arrasaron los hunos. La mujer guerrea desde siempre, todos los días, en la casa, en la intimidad, en su búsqueda de autoestima”.

“En estos días, el historiador israelí, Yuval Noah Harari, nos recuerda que tanto los norteamericanos en Irak como los soviéticos en Afganistán aprendieron que es mucho más fácil conquistar un país que mantenerlo. Lo mismo pasa con una mujer”. 

“Para los que están redactando la nueva Constitución, es importante tener presente que en el Código Civil, escrito por don Andrés Bello, se nombra a la pareja humana como cónyuges (con el yugo) en cientos de ocasiones, y solo tres veces a la mujer se la denomina consorte (con suerte)”.

Unión ante un sistema patriarcal

Constanza Valdés (31), licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, directora Comisión LBTIQ de ABOFEM :

“Ser mujer en Chile hoy es distinto que ser mujer en 1990, y así, que en distintas épocas y décadas. Lo mismo podemos decir en torno a factores geográficos. No es lo mismo ser una mujer que vive en entornos rurales que una mujer que habita en la ciudad“.

“No podemos dar una sola definición sobre lo que es ser mujer, puesto que distintos factores y elementos se entrelazan en este ámbito. La tesis respecto a que no se nace mujer, se llega a serlo, ha abierto no solamente elementos respecto la identidad de las mujeres y su respectiva construcción social, sino que también una crítica respecto a como los roles y estereotipos intentan moldear nuestra identidad“.

Aunque tengamos muchas definiciones sobre lo qué es ser mujer, podemos encontrar elementos en común. Somos víctimas, en mayor o menor medida, de un sistema político, económico, social y cultural diseñado principalmente por hombres y para hombres. Esto tiene un impacto directo en nuestras vidas, integridad y derechos”.

“Somos víctimas de femicidios; discriminaciones estructurales, directas, indirectas; de violencia de género; de exclusiones; y sobre todo, de presiones y mandatos respecto a cómo debiéramos ser, cómo debiéramos vernos, a quién debiéramos amar y cómo debemos comportarnos. Este sistema ha sido un eco en común que nos une a las mujeres de todas las edades,  épocas y de todos los lugares. Hoy en 2021, las mujeres luchamos contra este sistema”.

Formar redes

Paulina del Río (67), presidenta de la Fundación José Ignacio, que informa y sensibiliza acerca del suicidio:

“Ser mujer después de los 60 (en mi caso, siete más) es una dicotomía. Por un lado, la obligación de reinventarse ya sin hijos y, en numerosos casos, sin pareja; con una traicionera sensación de defunción de la vida útil”.

“Por otro lado, un deslumbramiento infantil frente a las puertas que se abren, la gente nueva que aparece, los proyectos que se pueden emprender. Por haber florecido tardíamente, el revivir mi ‘ser mujer’ en esta época es un ‘vale otro’ que tengo que aprovechar y en colaboración con mujeres”.

“El ser mujer después de los 60 es trabajar con las más jóvenes y aprender de ellas. A la vez, contarles nuestras historias, acogerlas y abrazarlas. Ser las abuelas activas de la tribu: el cómo nos conectamos con las emociones, los sentimientos, buscamos ayuda, formamos redes, nos protegemos ¿Sabían que en Chile nos suicidamos cinco veces menos que los hombres? Finalmente, es descansar, porque siempre nos duele algo nuevo”.

Un camino multifacético

Angie Díaz-Lorca, bióloga marina, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora principal del Instituto Milenio Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos (BASE):

“Ser mujer en Ciencia Antártica para mí es pasión, aventura, esfuerzo, trabajo y organización. Desde siempre quise ser bióloga marina, conocer la biodiversidad marina y poder entender cómo ha evolucionado me llevó a desarrollar una carrera científica“.

“Realizar buceo científico y poder tomar las muestras de las especies que me interesan, me llevaron a ser la primera mujer chilena en bucear en aguas antárticas en 2006, cuando comenzaba mis estudios de magíster. En ese entonces pocas mujeres participaban de las expediciones científicas antárticas que organiza el INACH (Instituto Antártico Chileno)”.

“Perseguir este camino significó mucho esfuerzo y dedicación, confianza en mis capacidades e incluso postergar la maternidad. Hoy en día, ya mamá, docente e investigadora creo que ser mujer es un camino multifacético, un programa de vida”.

Romper con paradigmas

Claudia Maturana (37), bióloga, magíster, doctora e investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB):

“Es mirar el mundo y querer transformarlo todo. Es ser revolucionaria, impetuosa y atrevida. Nunca me aburro, ya que siempre estoy buscando nuevos desafíos, abriendo otros caminos y formas de cómo estamos entendiendo nuestro entorno”.

“Ser mujer es romper con paradigmas, cuestionar lo establecido y ser pioneras en los más diversos campos del quehacer humano. Para mí, ha sido atreverme a dar mi opinión y mis metodologías en una base científica Antártica gobernada principalmente por hombres. Es esa inagotable fuente de arrojo que me inspira y llena de energía a diario. Estoy convencida de que somos únicas respecto a nuestra cosmovisión, pero entre todas nos vamos potenciando en nuestra determinación de ser libres”.

Lucha y deseo de ser libres

Aldea Pardo (38), diseñadora gráfica especializada en lettering, fotógrafa y escritora:

“Ya era adulta cuando me pregunté por primera vez qué me hacía una mujer. Simplemente nunca había sido necesario cuestionármelo, pero en esos años se había empezado a instalar la conversación (necesaria, por supuesto) sobre la transexualidad. De repente no era tan obvio que mi cuerpo bastara para saberme mujer.

“Me ha costado años encontrar otra respuesta que no tenga que ver con haber tenido a mis hijos en la guata, sangrar todos los meses o tener pechugas. Aún me declaro en búsqueda. Intuyo que para mí ser mujer siempre ha tenido que ver con lo que se esperaba de mí por serlo y el conflicto por no poder cumplirlo”.

“Cuando descubrí en el feminismo las palabras que le daban nombre a sensaciones y sospechas que había tenido desde siempre, sé que esa palabra que me nombraba a mí era ‘mujer’. Más que nada ahora pienso que ser mujer tiene que ver con la lucha y el deseo por ser libres. La respuesta a ‘qué significa ser mujer’ nunca podría ser una sola, una tan simple como la biológica. Cada persona que se identifica como una tiene la libertad de responderla como ella considere justo”.

Constructoras de democracia

Teresa Valdés (71), socióloga y coordinadora del Observatorio de Género y Equidad:

“Ser mujer es crear y sostener la vida, en lo personal privado y el lo colectivo, familiar, comunitario y social; es reconocer al/a otro/a como un/a igual”.

“Desde ahí que las mujeres somos grandes constructoras de la democracia, aunque solo desde 1949 tuvimos derecho a voto en elecciones presidenciales y parlamentarias. Hoy día somos la mitad de la Convención Constitucional. Estamos elaborando una nueva Constitución que reconozca nuestro aporte económico político, social y cultural, en igualdad y desde toda nuestra diversidad: pluricultural, territorial, generacional, socioeconómica e identitaria”.

Orgullo y valentía

MC Millaray (15), rapera mapuche:

“Ser rapera mapuche y mujer en Chile, a pesar de ser bonito también es difícil. En ocasiones fue frustrante en distintos ámbitos, como en la valoración hacia mi música o en cómo se juzgaba mi capacidad de pararme en un escenario siendo pequeña y mujer”.

“El entregar un mensaje de lucha en un país con una sociedad donde existen estereotipos; adultocentrismo; racismo y discriminación hacia el mapuche; donde existe acoso hacia las mujeres; y por sobre todo desigualdad en todos sus sentidos, me ha hecho comprender y aprender que está en nosotros el cambiar la sociedad; que la música es libertad, pero también una herramienta para hacernos escuchar. El rap me hizo una ñaña fuerte, valiente y orgullosa de ser mujer mapuche y rapera. Orgullosa de ser estudiante y ser mujer consciente”.

Resiliencia

Julieta Martínez (18), activista medioambiental y fundadora de la organización Tremendas:

“Para mí ser mujer es resiliencia, es saber abrazar tu historia. Es recordar siempre a las mujeres que nos antecedieron. Recordar a quienes nos abrieron las puertas para que nosotras ahora les estemos abriendo las puertas a las siguientes generaciones”.

“Es rebeldía, activismo y sororidad. Saber que una nunca está sola. Cada paso que doy, cada idea que sé que me apasiona y me motiva también es para todas aquellas niñas del futuro y del presente.

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