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Quiénes son los nuevos “camioneros” que demandan el retiro del 100% de las AFP y dejar de financiar a la ONU

La semana pasada, diversos grupos se tomaron las carreteras de Chile para presionar al gobierno. No obstante, no fueron los gremios de transportistas más poderosos, como la CNDC o CNTC. Al contrario, eran colectivos más pequeños y heterogéneos como "Chile se Manifiesta”, que asegura no tener “ideologías”, y que viralizó un petitorio con 19 demandas, entre ellas el retiro del 100% de las AFP y volver a la Ley de Extranjería de 1975 para controlar la inmigración. Aquí, hablamos con uno de sus voceros, y dos sociólogos que observan similitudes entre este movimiento y otros fenómenos sociales -más bien vinculados a la extrema derecha- alrededor del mundo.

Por
Agencia Uno
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El llamado a Paro Nacional de camioneros que difundieron una serie de organizaciones la semana pasada terminó con el bloqueo de carreteras por todo el territorio, registrándose cortes de tránsito literalmente desde Arica a Punta Arenas. Esto supuso episodios de alta tensión entre las autoridades y los manifestantes, incluyendo un ultimátum por parte de la ministra del Interior, Izkia Siches, y el ingreso de al menos nueve querellas por Ley de Seguridad del Estado contra quienes paralizaron las rutas.

Las carreteras de Chile son clave para el funcionamiento del país. Debido a una geografía larga y angosta, las vías que conectan el norte, centro y sur son indispensables no sólo para la movilización de personas: por su asfalto se transportan recursos energéticos y víveres que sostienen a la población de los grandes centros urbanos y también de pueblos perdidos en los parajes más recónditos. Por lo mismo, cualquier actividad disruptiva puede, en poquísimo tiempo, transformarse en un problema de marca mayor para el gobierno de turno.

A diferencia de otras movilizaciones de este tipo, los principales gremios de camioneros -como la Confederación Nacional del Transporte de Carga Terrestre (CNTC) y la Confederación Nacional Dueños de Camiones de Chile (CNDC), entre otros- decidieron restarse de la convocatoria, apostando más bien a entablar un “diálogo” con el Ejecutivo.

En el pasado, y en más de una ocasión, estos grupos han puesto en jaque a las autoridades, por su capacidad para cortar el tránsito en las autopistas. Una de las últimas demostraciones la comandó la CNTC en agosto de 2020, colocando al menos 2.186 camiones en 43 puntos de Chile. Para hacerse una idea de su influencia, la CNTC agrupa cerca de 25.000 conductores, según un reporte del INE de 2018.

Pero si los gremios de siempre no se involucraron en los hechos de la semana pasada, ¿Quiénes estuvieron detrás de la protesta? La respuesta no es fácil, en vistas de que el Paro se organizó a través de redes sociales, y contó con la adhesión de grupos diversos y no necesariamente vinculados. Por ejemplo, Pamela Saéz, dirigente de “Voceros de Conductores y Pequeños Dueños de Camiones de Chile”, que participó en los bloqueos de la Ruta 5 Sur a la altura de San Fernando, afirmó a Bío-Bío que no tenían mayor relación con los cortes que ocurrían en simultáneo en Paine. 

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No obstante, una de las organizaciones que lideró los emplazamientos a manifestarse captó la atención de analistas e internautas. Esto por su particular y viralizado petitorio de 19 puntos, que incluye demandas que tocan temas como el retiro del 100% de los fondos de las AFP, mayor seguridad “ante el terrorismo y la delincuencia”, que el Estado no renueve el financiamiento de organizaciones internacionales como la ONU, o que se dé “fin a la coacción ejercida para incentivar la inoculación con vacunas experimentales”, en referencia a las vacunas contra el Covid-19.

La génesis de “Chile se Manifiesta”

“CHILE SE MANIFIESTA es un movimiento ciudadano, transversal que dejó atrás toda ideología y color político”, abre el petitorio de siete páginas, fechado al 22 de abril y dirigido al Presidente Gabriel Boric. “En ese entendido, es formado por chilenos, trabajadores, agrupaciones de ciudadanos, camioneros, colectiveros, ciclistas, taxistas, locomoción colectiva en general, portuarios, pescadores, Uber, influencers, youtubers, tiktokers y un sin fin de organizaciones ciudadanas, unidas por el amor a Chile, el sentido común y el respeto a los derechos humanos”, prosigue el documento, que opera como una suerte de declaración de principios del colectivo.

En el mismo texto se asegura que la “Carta Petitoria” fue enviada al gobierno el 12 de marzo, pero que “al no recibir respuesta alguna”, se convocaba al “Paro Nacional Ciudadano” para el lunes 25 de abril.

Ramón Vargas Guerrero (60) es uno de los voceros de “Chile se Manifiesta”. De hecho, su nombre aparece como uno de los firmantes del petitorio. Vargas es, además, presidente de “Fuerza Pyme Magallanes”, una red que, según explica, agrupa a “dirigentes de empresas de menor tamaño de todo Chile”.

En conversación con The Clinic, Vargas reconoce que estuvo detrás de los cortes de ruta de la semana pasada en Punta Arenas. Asimismo, dice que otros afiliados de “Chile se Manifiesta” se tomaron las vías en Arica, y que, en Paine, “también estuvimos involucrados”.

Las organizaciones ciudadanas que componen “Chile se Manifiesta”, agrega Vargas, son múltiples, y de diversos sectores. Sólo por listar algunas, menciona “Chile Unido por la Verdad” -que en su cuenta de Facebook habla abiertamente de la “PLANdemia”-, “Arica Defiende a Arica” -centrada en los problemas de la delincuencia-, “Es mi Plata y Punto” y la “Corporación de Apoyo al Adulto Mayor AMA KUSI” de Tarapacá.

The Clinic solicitó a Vargas un listado con todos los grupos adheridos a “Chile se Manifiesta”, pero al cierre de esta nota, la información no había sido entregada. Tampoco fue posible verificar si el colectivo recibe financiamiento de otras organizaciones.

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Sobre la génesis del movimiento, Vargas comenta que hace unos seis meses comenzaron a conectarse, por medio de canales como Facebook, Youtube y Whatsapp, dirigentes de todo el país. “20 años atrás, nosotros jamás habríamos logrado esto en el tiempo que se logró”, señala el vocero, entregándole un rol fundamental a las redes sociales.

Ahí, intercambiando sus historias, “en un momento dijimos: ‘bueno, tenemos problemas que son transversales”, confirma Vargas. Paulatinamente fueron sumándose personas a las reuniones de Google Meets y los grupos de Whatsapp, hasta que el tema “se activó fuerte” hace “un mes y medio”, cuando empezó a “hervir la olla”. Que esa fecha haya calzado con la asunción del nuevo gobierno, dice Vargas, es pura coincidencia.

En cuanto al petitorio, sostiene que los 19 puntos se presentaron con el ánimo de “sentarse a conversar” con las autoridades, para instalar sus preocupaciones. “No estamos en la de confrontarnos. Estamos en la de aportar. Que se nos escuche. Porque definitivamente, también tenemos algo que decir”, añade. “Y los tipos nos cierran la puerta. Nos pegan un portazo”, remata Vargas, quien ha tenido un par de encontrones con Luz Bermúdez, delegada presidencial en Magallanes, según reportó el diario El Pingüino.

Vargas apunta a que, por eso, no le gustan las divisiones de izquierda y derecha, “porque cuando uno quiere aportar, los tipos dicen ‘ah, pero estos son de allá, y yo soy de acá’”. “A lo mejor cuesta de entender, porque la sociedad está tan ideologizada. Tan metida en que esto ideología y esto no, que en definitiva no lo entienden”.

¿Sin ideología?

A pesar de que Vargas asegura que no existen ideologías detrás del petitorio de “Chile se Manifiesta”, y que lo que prima son demandas que afectan de manera “transversal” a la población, lo cierto es que sí contiene elementos con una clara agenda política.

Es el caso, por ejemplo, del punto 1, que trata sobre “el retiro del 100% de los fondos de la AFP”. O el 4, que habla de “no renovar el financiamiento a organizaciones internacionales tales como: ONU, OMS, ACNUR, OIM, otros”. En tanto, el 9 pide “medidas de control ante la inmigración”, mientras exige “volver a la Ley de Extranjería de 1975 que regulaba de manera eficiente la inmigración ilegal”.

También se tocan temas de carácter más bien valórico, como en el punto 11, donde se solicita “la eliminación del Programa de Educación Sexual Integral que ha lanzado el Ministerio de Educación a nivel nacional, la ley de Garantías de la Niñez y Ley ESI, en todas sus formas”.

Asimismo, aparecen demandas de índole económica. El 13 y el 14 refieren, respectivamente, a “la eliminación del impuesto específico a los combustibles y harinas” y “la eliminación del IVA en la canasta básica”.

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Y las medidas sanitarias en el marco de la pandemia son tratadas en el 12, con el “fin del pase de movilidad y fin a la coacción ejercida para incentivar la inoculación con vacunas experimentales que generan efectos adversos serios como miocarditis, pericarditis, trombosis u otros. No a la discriminación arbitraria entre personas vacunadas o no vacunadas”. “El tema de los pases de movilidad, a los empresarios les ha hecho mucho daño”, comenta Ramón Vargas.

“No fue difícil consensuar”, concluye acerca del petitorio que se trabajó durante “varias noches”. Complementa con que las “preocupaciones” de cada grupo se fueron conversando. Y en el marco del “respeto y el afecto”, sumado al afán de “aportar”, casi todo lo presentado fue incluido en el documento.

“Estamos cansados de que nos digan que, porque pensamos así, eres rojo o eres amarillo, o eres azul. No, yo quiero seguir siendo chileno nomás”, cierra Vargas.

Los paralelos con el “Freedom Convoy” de Canadá

Entre enero y febrero de 2022, una masiva manifestación de camioneros y transportistas se hizo sentir en Canadá. Ocuparon carreteras y avenidas en los principales centros urbanos, paralizando casi por completo al país. En un comienzo, las demandas se centraban en terminar con las restricciones a la movilidad impuestas en el marco de la pandemia. Pero luego, estas se extendieron a un petitorio amplio, que giraba en torno al concepto de “libertad”.

Al principio, el gobierno de Justin Trudeau se decantó por una aproximación basada en el diálogo. Sin embargo, tras chocar con una postura intransigente, el político invocó por primera vez en la historia de Canadá la “Emergencies Act”, un estatuto que opera como una especie de estado de excepción, otorgándole facultades extraordinarias a las autoridades para desactivar el conflicto.

Por entonces, el sociólogo chileno Florencio Ceballos se encontraba radicado en Ottawa, una de las ciudades que se transformó en “zona cero” de las protestas.

Quiénes son los nuevos “camioneros” que demandan el retiro del 100% de las AFP y dejar de financiar a la ONU
El centro de Ottawa, el 12 de febrero de 2022. Crédito: fotografía tomada por Maksim Sokolov, con licencia de Creative Commons.

Y ahora, tras observar el modus operandi y petitorio de “Chile se Manifiesta”, Ceballos afirma que “las similitudes” le parecieron “bastante evidentes”. “Tienen una característica que resulta aterradora pero interesante. Es la capacidad de ‘parasitar’ otras demandas que pudieran ser más populares”, explica. En el fondo, “utilizar esos movimientos para movilizar sus propios contenidos, con una agenda muy amplia”, subiéndose “al apa de algo que era más popular que sus demandas específicas”.

En el caso de Canadá, el punto inicial fueron las restricciones pandémicas y los sistemas de incentivos para vacunarse, comenta Ceballos. En Chile, en cambio, “creo que ese vehículo, o ese vector, era la violencia en La Araucanía. La seguridad. Y que nuevamente, es mucho más amplio que una protesta para que se salga Chile de la ONU. O para que se anule la educación sexual en los colegios”, reflexiona el académico.

“Hay un vínculo con sentires populares, porque ellos escuchan y son capaces de ofrecer una alternativa, de ofrecer una respuesta a ciertas demandas populares que son legítimas, en el sentido de que son reales. De que efectivamente hay un sentimiento antiinmigración. O que, frente a una crisis migratoria tremenda, hay un sentimiento anti-élite”, agrega.

Yendo un poco más lejos, Ceballos identifica este tipo de petitorios como parte de la agenda de la extrema derecha, o la “alt-right” estadounidense. “Porque es una agenda anti-ciencia, anti inmigrantes, nacionalista en algunos casos, separatista, o libertaria, o anti gobierno, en otros. No es la misma en todos lados”, puntualiza.

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Incluso, ve ciertos visos de “Trumpismo”, en referencia al expresidente Donald Trump, quien sin presentar pruebas acusó fraude en los comicios generales de EE.UU. -donde fue derrotado por Joe Biden-, algo que se presume podría haber impulsado a sus seguidores a tomarse el Capitolio en Washington D.C. el 6 de enero de 2021.

Aquí, surge un paralelo interesante. En el documento de “Chile se Manifiesta”, el punto 15 habla del “voto con huella dactilar obligatoria”. Y dentro del mismo texto, se explicita que esto es para una “mayor seguridad y transparencia”, ya que, “en las últimas elecciones, pudimos ver a nivel nacional irregularidades en las votaciones”.

A Ramón Vargas no le gusta ser comparado con el movimiento canadiense, y resta importancia a las apreciaciones que puedan surgir desde quienes estudian estos fenómenos sociales. “Hoy existe una tremenda arrogancia académica”, agrega, destacando la distancia que existiría entre lo que realmente pasa en la calle, y lo que se teoriza en las universidades.

Asimismo, descarta ser parte de un movimiento de extrema derecha. “Nunca lo he visto así. Y aquí creo en esa frase repetida, de que los extremos son malos”, asegura. A él, lo que le hace sentido es la idea del “pragmatismo”.

Un fenómeno de carácter global

Para Sofía Donoso Knaudt, socióloga y académica de la Universidad de Chile experta en movimientos sociales, es parte “del discurso político de hoy en día el declararse apolítico. Es un fenómeno no sólo local, de desconfianza con todo lo que huele a política, y a establishment político. Es bastante global. Entonces, muchos discursos de estos grupos que se manifiestan tienen esa línea argumentativa: que no responden a ninguna ideología”.

Sin ir más lejos, réplicas del “Freedom Convoy” canadiense, pero a menor escala, se concretaron en países como Francia, Bélgica y Nueva Zelandia y Australia, de acuerdo con reportes de diversos medios de comunicación internacionales.

Otro de los factores comunes es el coordinarse mediante redes sociales, las cuales “posibilitan la acción colectiva”, sobre todo en materia de difusión. “(Las redes) son un facilitador, en estos contextos, para armar movilizaciones que quizás hace tres décadas necesitaban de organizaciones muchísimo más fuertes y consolidadas para lograr llevar a cabo ese tipo de movilizaciones de manera exitosa”, dice la socióloga.

Donoso, quien además es investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), también opina que en el caso de “Chile se Manifiesta”, las demandas “corresponden a un espectro amplio de ideologías”, que mezcla el querer “derechos sociales básicos” -como en el punto 2 del petitorio, que trata de incluir más enfermedades a la cobertura de la Ley Ricarte Soto-, con el salirse de la ONU.

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De todas formas, la experta apunta a que “son demandas que resuenan mucho más con la agenda que promovió José Antonio Kast en su campaña (…). Todo el tema anti-ONU se veía en las manifestaciones del ‘Rechazo’. Son demandas que hemos visto antes, y las hemos visto asociadas a grupos que se han manifestado desde esa vereda política”.

Esta amplia mixtura ideológica tendría un fin concreto: “Agarrar elementos que a la gente le hagan sentido, para tratar de enganchar (…). En los movimientos sociales, su labor primordial siempre es tratar de convencer. Persuadir. La fuerza de los movimientos sociales está muchas veces en sus números -la cantidad de gente que apoya o que participa- y en su poder disruptivo. Y en ese sentido, esta movilización fue un intento en esa dirección”, señala Donoso.

A pesar de esto último, la “capacidad disruptiva” puede ser un “arma de doble filo, porque es fácil que se les vuelque la opinión pública en contra”. En los bloqueos de la semana pasada, “vimos muchas imágenes en la TV de gente que necesitaba pasar y no lo lograba, o enfrentamientos con la prensa… Es fácil que en la opinión pública quede el movimiento como algo excesivamente agresivo”, advierte la académica.

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