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Opinión

30 de Agosto de 2022

Una Constitución para el siglo XXI

No hay tiempo para cambios paulatinos o propuestas a medias tintas, y es por eso que la propuesta de Nueva Constitución ꟷque será sometida a plebiscito el próximo domingo 4 de septiembreꟷ ha atraído los ojos de todo el mundo hacia nuestro territorio nacional.

Valentina Muñoz Rabanal
Valentina Muñoz Rabanal
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Dentro de mi rol como Defensora de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), la mayor
parte del tiempo estoy hablando del futuro: de la Agenda 2030, de la Cuarta Revolución Industrial,
de las habilidades para el siglo XXI, de lo que se viene… Pero siempre es importante mantener un
pie en el presente, en la realidad que vivimos y en la situación actual que debemos afrontar antes
de pasar hacia “el futuro”. Y por supuesto, no puede faltar la memoria, de ese pasado que ha sido y
que no puede deshacerse, que muchas veces duele pero que si olvidamos no nos permitirá avanzar.

En medio del histórico proceso que Chile está viviendo, no puedo quedarme sin entregar
una reflexión entorno a lo que esta propuesta de Nueva Constitución significa dentro del contexto
de crisis mundial que estamos viviendo a tan sólo 8 años de alcanzar nuestra fecha límite para
cumplir con la Agenda 2030.

Es imposible ignorar, que hoy la población global enfrenta una triple crisis mundial que se
presenta casi de manera inédita en su historia, como si de alguna manera las probabilidades se
hubiesen puesto de acuerdo para estallar al mismo tiempo. Con la pandemia por COVID-19 cercana
a cumplir su tercer año de existencia, las guerras activas (no sólo en Ucrania sino también en
Afganistán, Irán, Palestina, Etiopía, Haití, entre otros) y la creciente crisis climática, lograr los
Objetivos de Desarrollo Sostenible parece, sinceramente, una utopía.

Para Liu Zhenmin, jefe de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA, por sus siglas en
inglés), así como estas grandes problemáticas tambalean los ODS, existen soluciones colectivas que
pueden reforzarlos y marcar la diferencia. En este sentido, el Informe de Objetivos de Desarrollo
Sostenible 2022 de la ONU representa un llamado a las naciones de no titubear en sus acciones para
alcanzar los ODS, e incluir el financiamiento en infraestructura para los sistemas de protección
social, mejorar los servicios públicos e invertir en energía limpia. Ya que como lo apunta la ONU, es
momento de decidir cumplir con los compromisos de ayudar a los Estados más vulnerables y
rescatar los ODS para lograr un progreso significativo en 2030.

Es imposible ignorar, que hoy la población global enfrenta una triple crisis mundial que se presenta casi de manera inédita en su historia, como si de alguna manera las probabilidades se hubiesen puesto de acuerdo para estallar al mismo tiempo.

No hay tiempo para cambios paulatinos o propuestas a medias tintas, y es por eso que la
propuesta de Nueva Constitución ꟷque será sometida a plebiscito el próximo domingo 4 de
septiembreꟷ ha atraído los ojos de todo el mundo hacia nuestro territorio nacional.

Debo partir esta reflexión destacando el contexto en el que ha sido redactada esta
propuesta, pues es simplemente histórico: la primera constitución en el mundo redactada con
paridad de género, lo que marca un precedente importante hacia la perspectiva de género en su
contenido y hacia la representación femenina en este proceso.

Como divulgadora científica y creadora de contenido STEM (@chica.rosadita en Instagram),
destaco que esta propuesta es pionera en considerar el derecho a los conocimientos en su
contenido, consagrando el “derecho a participar libremente de la creación, desarrollo, la
conservación y la innovación de diversos sistemas de conocimientos y a la transferencia de sus
aplicaciones, así como a gozar de sus beneficios” (Art. 96). Son de increíble valor e innovación
política también los artículos relacionados a derechos digitales, materia en la que me desenvuelvo
mayoritariamente y que tiene directa relación con los ODS 4 (Educación de calidad), 8 (Trabajo
decente y crecimiento económico), 9 (Industria, innovación e infraestructura) y 10 (Reducción de
las desigualdades). Esta propuesta incorpora: el derecho al acceso universal a la conectividad digital
(Art. 85), derecho a un espacio digital libre de violencia (Art. 88) y, mi favorito personal, “Toda
persona tiene derecho a la educación digital, al desarrollo del conocimiento, pensamiento y lenguaje
tecnológico, así como a gozar de sus beneficios. El Estado asegura que toda persona pueda ejercer
sus derechos en los espacios digitales” (Art. 90), entre otros.

Debo partir esta reflexión destacando el contexto en el que ha sido redactada esta propuesta, pues es simplemente histórico: la primera constitución en el mundo redactada con paridad de género

Finalmente, tenemos artículos innovadores y con rumbo a adaptarse al nuevo contexto
mundial por la crisis climática (que sin duda será protagonista en el desarrollo de políticas públicas
este siglo XXI), como:

  • “La naturaleza es titular de los derechos reconocidos en esta Constitución que le sean
    aplicables” (Art. 18), para los ODS 13 (Acción por el clima), 14 (Vida submarina) y 15
    (Vida de ecosistemas terrestres).
  • “El Estado debe promover el diálogo, la cooperación y la solidaridad internacional para
    adaptarse, mitigar y afrontar la crisis climática y ecológica y proteger la naturaleza” (Art.
    129), para los ODS 7 (Energía asequible y no contaminante), 11 (Cuidades y
    comunidades sostenibles), 12 (Producción y consumo responsables), 13 y 17 (Alianzas
    para lograr objetivos).

En medio de un planeta en crisis, tomar iniciativas concretas y ambiciosas en una medida
fundamental por parte de los Estados para avanzar en la Agenda 2030, por lo que esta propuesta
de carta magna se posiciona magníficamente ante los desafíos del presente y el futuro, con una
mirada de primera prioridad a los derechos humanos y a nuestra interacción sostenible con el
ecosistema que nos permite desarrollar la vida.

No podemos frenar la Cuarta Revolución Industrial ni el tremendo despliegue tecnológico y
energético que eso conlleva, ni ignorar los estragos que ha dejado la pandemia en nuestras
sociedades, pero podemos exigir y promover que este proceso de desarrollo sea sustentable: es
más, es nuestra responsabilidad hacerlo. Las decisiones que tomemos ahora cambiarán nuestras
vidas y el ecosistema de la Tierra para siempre, y necesitaremos una constitución a la altura de los
desafíos que nos depara el futuro.

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