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Entrevistas

28 de Diciembre de 2022

Claudio Alvarado (IES) y balance 2022 a la oposición: “El resultado del Plebiscito le significa un aliciente a Chile Vamos”

El director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad aborda la situación de la derecha en la actualidad política del país. En ese sentido, el investigador asegura que la actitud del sector ante el gobierno del Presidente Boric “no ha sido ni remotamente una oposición tan dura como la que tuvo Piñera”. Asimismo, traza una línea diferenciadora entre el bloque conformado por la UDI, RN y Evópoli frente al proyecto de José Antonio Kast. "Chile Vamos ya tomó una definición de ser una coalición de centro derecha, la gran pregunta es qué van a hacer los Republicanos", reflexiona en entrevista con The Clinic.

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El año 2021 para la derecha, principalmente para Chile Vamos, fue para el olvido. Primero fueron derrotados en la elección de convencionales, lo mismo en la de gobernadores regionales, obteniendo uno de dieciseis “Gores” y luego en las presidenciales, sin que ninguno de sus candidatos llegara a segunda vuelta, relegándose al espacio de la oposición.

En ese rol de estar en la vereda contraria al gobierno y sus fuerzas aliadas, y con el debate constitucional como telón de fondo, la derecha tuvo un indirecto repunte electoral en el Plebiscito de Salida del 04 de septiembre, con el triunfo de la opción Rechazo por un 62% de los votos.

Además, los dirigentes de Chile Vamos han mantenido un rol incidente en los días posteriores al Plebiscito, participando de un acuerdo para una nueva Constitución el pasado 12 de diciembre. En dichas tratativas,  la postura del bloque opositor de que un grupo de expertos designados pueda incidir en la redacción del borrador constitucional, se cumplió a cabalidad.

De todos modos, aún quedan tres años para seguir ejerciendo el rol de contradictor al oficialismo, por lo que The Clinic contactó al director del Instituto de Estudios de la Sociedad, Claudio Alvarado, abogado y magíster en derecho constitucional. 

-La oposición comenzó el año diciendo que serían duros, pero justos. ¿Han cumplido esa premisa?

-En principio estaría de acuerdo. Es evidente que ha habido momentos de cierta dureza, sin ir más lejos lo que pasó con el rechazo a la segunda candidata a Fiscal Nacional, pero no creo que eso haya sido la tónica. 

De hecho, si uno contrasta con el ejemplo de la oposición a Piñera, me parece que la oposición actual sale bastante bien parada en el sentido de que no ha sido ni remotamente una oposición tan dura como la que tuvo Piñera.

Hubo momentos en los que se pudo haber acusado constitucionalmente a más de algún ministro y no se hizo, lo que me parece bien, pero es inevitable preguntarse cómo hubiera actuado la oposición al gobierno anterior. En ciertos momentos relevantes, la mayoría de la oposición, al menos Chile Vamos, ha tenido una actitud constructiva. 

“En ciertos momentos relevantes, la mayoría de la oposición, al menos Chile Vamos, ha tenido una actitud constructiva”.

-¿Qué momentos?

-El ejemplo más cercano es que después del Plebiscito acudieron a dialogar en un momento complicado para el gobierno.

-¿Y qué costo tendría para Chile Vamos impulsar una Acusación Constitucional?

-Presentar acusaciones constitucionales que no sean exitosas va mostrando un estilo de hacer oposición que no calza con lo que ha prometido Chile Vamos, que es ser una oposición distinta. Yo diría que Chile Vamos así lo hizo con el acuerdo constitucional; parece ser consciente de que el país vive un momento particularmente delicado.

Entonces, hay cierta conciencia republicana de que una Acusación Constitucional es realmente una herramienta de última instancia.

-Uno puede observar que la oposición comenzó el año con la derrota electoral de las presidenciales, y lo terminó con el triunfo del Rechazo en el Plebiscito. ¿Podrá capitalizar la derecha ese 62% o esa votación no tiene dueño?

-Obviamente no tiene dueño exclusivo. Sería un error pretender que cualquier sector podría apropiarse de manera monopólica. Dicho eso, es evidente que Chile Vamos es una de las coaliciones que tuvo un rol importante en el Plebiscito, me parece que la centroderecha lo hizo muy bien en esa campaña. 

Por un lado logró generar los puentes con otros sectores que dotaron de transversalidad a la campaña. No tuvo un afán de protagonismo excesivo y, al mismo tiempo, tuvo los gestos necesarios como cuando se les pidió clarificar cuáles eran los compromisos a nivel de contenidos. 

Lo que se puede decir es que para Chile Vamos, el resultado del Plebiscito le significa un aliciente. Si uno contrasta cómo parte el año con cómo termina, es evidente que Chile Vamos está en una posición expectante, sobre todo porque habían muchos actores que asumían que no iban a cumplir su promesa. 

La firma del acuerdo constituyente ratificó que Chile Vamos cumple sus promesas.

-Con la estrategia de campaña para el Plebiscito, donde se replegaron de la primera línea, ¿se puede decir que Chile Vamos aprendió del pasado?

-Sí, es verdad. Si uno compara la campaña del Plebiscito con las anteriores es evidente que hay aciertos. La franja electoral fue claramente un éxito porque logró transmitir un mensaje coherente que le hacía sentido a la ciudadanía. 

Chile Vamos se tomó en serio lo que venía pasando en el país, que es una mezcla entre el anhelo de certeza, estabilidad y seguridad. Por lo tanto, se rechazó el proyecto de la Convención, pero eso no ha cambiado el ánimo de que haya cambios y mejoras sociales.

-Juguemos a las predicciones. ¿Cómo cree que va a quedar el Consejo Constitucional?

-Es muy difícil pronosticar, no sólo por la variación que ha tenido el electorado chileno, sino porque no sabemos muy bien cómo se van a conformar las listas. Pueden cambiar mucho las cosas si, por ejemplo, la izquierda va en una sola gran lista. Lo mismo aplica para la derecha. 

Hecha esta prevención, me parece que tanto por lo que fue el resultado del Plebiscito como por el sistema de la elección, uno debiera intuir lo que sugería Pepe Auth; tendremos un consejo bastante empatado. 

Ahora, ese empate en los grandes números se puede comportar distinto en el detalle. Va a depender de cuánta presencia tenga Chile Vamos respecto del Partido Republicano, qué lugar ocupa y con quiénes pactan las fuerzas de la centro izquierda por el Rechazo. 

Es razonable vislumbrar un empate en los grandes números, pero en el detalle todavía faltan muchos elementos para tener claridad

-Una encuesta Cadem proyectó una opinión favorable para Chile Vamos y el Partido Republicano en esa elección. ¿Confirma eso la existencia de un péndulo en materia constitucional?

-Es verdad que hemos tenido mucha variación electoral, pero también es cierto que si uno mira la trayectoria histórica de elecciones en Chile, la Convención fue una gran excepción. 

Lo que va a pasar es un modelo electoral más conocido, por lo que uno debería suponer que se va a comportar más o menos cómo viene ocurriendo. El margen de hacia dónde se carga el resultado va a estar dado por el momento político y la conformación de las listas. 

“El momento político le juega en contra al gobierno para la elección constituyente. La gran duda es si con una lista que agrupe a sus coaliciones va a lograr paliar esa situación”.

-¿Qué escenario proyecta con esas listas?

-Con las listas tenemos muchas dudas. Con el momento político me parece que hay más noticias, va a ser un momento muy difícil para el gobierno, momento económicamente muy complejo para el país donde la ciudadanía está con sus prioridades en aspectos que históricamente le han sido incómodos a las fuerzas que están en el gobierno, básicamente orden público y economía. 

El momento político le juega en contra al gobierno para la elección constituyente. La gran duda es si con una lista que agrupe a sus coaliciones va a lograr paliar esa situación.

-De hecho, .la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, dijo que estaban analizando esa opción. Primero, porque son muchos partidos y pocos cupos y, segundo, porque apuntan a electorados distintos…

-Ahí la duda que surge es si la presidenta del PPD dice eso únicamente por esos motivos o porque se da cuenta de que en el momento político actual, a las fuerzas del ala izquierda del oficialismo les conviene ir con el Socialismo Democrático, pero al Socialismo Democrático no le conviene formar una lista en conjunto con Apruebo Dignidad. 

El momento país dialoga bien con un mensaje en que pueden articular las fuerzas de centro derecha y las más moderadas de centro izquierda, mientras que no parecen dialogar bien con el mensaje histórico de Apruebo Dignidad.

-¿En qué lista visualiza a Amarillos y Demócratas, asumiendo que no alcanzarán a conformarse como partidos políticos? ¿Junto a Chile Vamos, por ejemplo?

-Me parece que no se puede descartar, considerando que es una elección de carácter singular porque es en vistas de redactar una Constitución. Una de las novedades que trajo el Plebiscito fue que a la hora de pensar las instituciones del país, las fuerzas de centro derecha y las de centro izquierda tienen más acuerdos que desacuerdos. 

Para Demócratas, el ideal sería conformar una lista con Socialismo Democrático porque es su raíz histórica. Por otro lado, para Amarillos y Demócratas hay una brecha insalvable con el Frente Amplio y el PC.

-En el constante gallito que hay entre el Partido Republicano y Chile Vamos, ¿hay un espacio para que RN y la UDI viren hacia el centro?

-Yo diría que eso ya está pasando, lo que observamos en el Plebiscito tuvo bastante que ver con eso; hubo acuerdos bien significativos entre Chile Vamos y la centroizquierda por el Rechazo. 

De hecho, para el Plebiscito el Partido Republicano también tuvo una actitud bastante más pragmática. No hay que olvidar que estuvieron dispuestos a estar en la franja, que era para rechazar por una mejor.

Además, el voto obligatorio y las consecuencias que trae consigo va a ayudar al país a centrarse; que los grupos políticos le hablen a las grandes mayorías y no sólo a los grupos más políticamente interesados. 

“Chile Vamos ya tomó una definición de ser una coalición de centro derecha, la gran pregunta es qué van a hacer los Republicanos”.

-¿Entonces?

-Chile Vamos ya tomó una definición de ser una coalición de centro derecha, la gran pregunta es qué van a hacer los Republicanos. Si uno mira el último año han tenido una actitud bastante ambigua. En sus declaraciones son muy vociferantes, pero a la hora de articular la campaña del Plebiscito fueron muy pragmáticos. 

La pregunta es cómo van a seguir, sobre todo considerando que las decisiones tienen consecuencias.

-¿Cuánto tiempo más puede el Partido Republicano estar en esa posición ambigua?

-Hay un primer hito a la vuelta de la esquina, que es la conformación de listas para consejeros constitucionales. Si ahí aplican el pragmatismo de nuevo, uno podría decir que es claro que tienen un doble juego. 

Pero si rompen con Chile Vamos, van por fuera y acompañan su discurso vociferante con acciones, creo que ya se perfilaron.

-En la línea de que Chile Vamos haya decidido moverse más al centro, ¿eso implica abandonar el conservadurismo?

-No, esa lectura sería errada. Si Chile Vamos tuviera esa intención, estaría abandonando parte importante de su electorado. Lo que tiene que hacer Chile Vamos es una combinación entre ser fiel a su identidad y electorado, con una agenda profundamente reformista en lo social y lo político. 

-¿Qué implica eso?

-No pueden leer su rumbo como una vieja pugna entre conservadores y liberales porque le entregaría en bandeja el electorado al Partido Republicano. Además, cometerían un error de pérdida de identidad política.

“No me parece casual que haya aparecido Pablo Longueira a defender a Macaya”

-En el espacio de la oposición también está el Partido de la Gente. ¿Cómo observa la irrupción de este partido? ¿Cuál es su rol en el mapa político de la derecha?

-El PDG es una noticia en desarrollo. Pero a mi me parece que lo que están cultivando es un cierto sentido común que pareciera predominar en las grandes mayorías. Eso está combinado con una manera de entender la política bastante demagógica. 

Son miembros del Congreso, pero le niegan legitimidad a la mediación política, consideran que la clave es la consulta permanente a las bases por vías digitales. 

Ellos están en una combinación que los hace, coyunturalmente, estar más cerca de Chile Vamos, pero que podría terminar en cualquier cosa, porque como no es un grupo que haya explicitado su doctrina, no se puede descartar que terminan cultivando un estilo como el de Pamela Jiles.

-¿Ve posible un pacto electoral entre Chile Vamos y el PDG?

-Es difícil. Entiendo la tentación de maximizar el rendimiento electoral, pero me da la impresión de que si el PDG sigue cultivando un tipo de política disruptiva y demagógica, Chile Vamos no va a poder trabajar con ellos. 

Chile Vamos hoy representa la política institucional de la derecha. Lo que podría ocurrir tras un pacto con el PDG, es que Chile Vamos termine siendo vagón de cola de grupos asistémicos.

-Me quiero detener en la figura del presidente de la UDI, Javier Macaya, clave en el acuerdo constitucional y en la dirección que ha tomado Chile Vamos. ¿Su giro al centro le puede traer un costo a él y al gremialismo?

-El caso Macaya no me parece tan exclusivo, me parece que es de las directivas de Chile Vamos. Pero el caso tiene que ver con la consciencia de lo delicado y frágil que es el momento que vive el país. 

Respecto de un eventual costo electoral, creo que está por verse porque los grupos políticos que han favorecido grandes acuerdos también han sido beneficiados. No me parece casual que haya aparecido Pablo Longueira a defender a Macaya.

-Hablemos de Evópoli. En un consejo general del partido, Ignacio Briones dijo que estaban pasando por un momento difícil. ¿Se va a consolidar alguna vez el proyecto de derecha liberal de ese partido?

-Quizás el gran problema que tuvo Evópolii estuvo en identificar que su contribución a Chile Vamos venía simplemente por el lado de ser una versión renovada del liberalismo. Lo que ocurre con la centro derecha es que es un mundo en el que coexisten distintas tradiciones y sensibilidades. Entonces, la renovación de la centro derecha no puede ir solamente por una agenda liberal. 

-Profundice.

-Evópoli logró ser una renovación desde el punto de vista generacional, ha aportado con cuadros técnicos relevantes, le dio soporte al gobierno de Sebastián Piñera en su peor momento. La pregunta que tiene que hacerse Evópoli es cómo se articula un proyecto que le da renovación a la centro derecha, sabiendo que en ese sector el liberalismo que existe dialoga con grupos conservadores. 

Si en cambio se saltan esa pregunta y se identifica que el aporte a la centro derecha es simplemente por el lado de una vertiente más progresista, se van a tensar las relaciones con las otras fuerzas. Además, siempre va a haber más progresismo a la izquierda.

-A lo mejor tienen que considerarse como una suerte de partido boutique, es decir, reconocer que van a ser el partido más chico de Chile Vamos y aportar en materias específicas.

-Bueno, la otra apuesta es que la renovación venga por el lado de un reformismo social mucho más profundo, y que el aporte que se hace al sector sea ser aquellos que desde Chile Vamos van a tener un sello distintivo por la agenda social. Esto puede tomarlo cualquiera de los otros partidos también.


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