Carmen Frei y su análisis sobre la DC: “A nosotros nos ha hecho mucho daño no ser creíbles y no ser consecuentes”

Desde 2005 que la otrora senadora Carmen Frei Ruiz-Tagle (DC) no se postulaba a un cargo de elección popular. Ahora, a sus 84 años, es candidata al Consejo Constitucional por uno de los cupos de la Región Metropolitana. Es consciente de que se trata de una elección difícil, no solo por el desinterés de la ciudadanía frente a este nuevo proceso constituyente, sino por cómo la enfrenta el partido falangista, que para la Convención Constitucional terminó con un solo representante. “De ahí hay que aprender, de las lecciones duras se aprende”, dice en conversación con The Clinic.

Los últimos años han sido complejos para la decé, no solo por la fuga de militantes -entre ellos personeros como Ximena Rincón, Matías Walker, Fuad Chahin y el gobernador Claudio Orrego-, sino que también por los resultados electorales. Para la primera vuelta presidencial, la DC impulsó la candidatura de la senadora Yasna Provoste, quien obtuvo el quinto lugar. 

La extimonel del partido falangista, ante ese escenario, admite que la colectividad dejó de ser cercano a la gente y que ha perdido cierta disciplina. Una evidencia de eso -dice- fue la crisis que se desató luego de que militantes –como el expresidente y su hermano, Eduardo Frei Ruiz-Tagle– se inclinaran por la opción Rechazo en el plebiscito de salida de 2022, pese a que institucionalmente la DC había definido respaldar al Apruebo.

Por lo mismo, Carmen Frei visualiza este nuevo proceso constitucional como una posibilidad para, además de redactar un texto fundamental que logre representatividad, recuperar la confianza en la ciudadanía. “Necesitamos una Constitución que nos una”, expresa la otrora parlamentaria.

Entre sus motivaciones para aceptar el desafío para esta nueva elección, además, hay un objetivo personal que responde al llamado que realizó durante la dictadura el expresidente y su padre, Eduardo Frei Montalva, a una asamblea constituyente para redactar una nueva Carta Fundamental. 

“Es una deuda inconclusa con mi país”, dice. Al mismo tiempo, plantea que el futuro proyecto constitucional debe ser un texto moderno -”porque los tiempos cambiaron”- y sencillo. “Que no sea un mamotreto que al final no lo lee nadie o no lo entiende nadie”, remarca Carmen Frei.

-¿A qué desafíos se ha enfrentado durante la campaña?

-Hay mucha desinformación. La gente todavía no sabe qué se vota, por quiénes o cuántos hay que votar.

–¿Esa desinformación sería una consecuencia del descontento de la gente respecto a este proceso constitucional? 

-Hay mucho de eso. Hace tiempo ya que las personas vienen desilusionándose no solo de la política, sino que de muchas instituciones que han desprestigiado sus mismas instituciones o sus mismos partidos políticos. La gente está aburrida de ver peleas a veces tan inútiles y por cosas chicas que no valen la pena, y sienten que este proceso no les va a cambiar demasiado la vida.

–¿Qué tiene para aportar la Democracia Cristiana en este nuevo proceso constitucional?

-Lo principal es que volvamos a ser creíbles, pero eso lo tenemos que ganar y tenemos que ser consecuentes, porque nuestros principios y nuestros valores están muy vigentes hoy. Creo que la Democracia Cristiana se perdió un poco en el camino y tenemos que volver a ser lo que somos. Uno está en política para ayudar y servir a la gente, no para servirse del poder.

–¿Hace cuánto dejó de ser creíble la DC?

-Yo creo que tantos años de ser gobierno… se van perdiendo un poco. La gente se va engolosinando con el poder, creen que porque tienen un pequeño poder ya puede pasar no solo por encima de los demás, sino que imponer sus ideas o desacreditar a los que piensen distinto. Eso le ha hecho mucho mal a los partidos políticos y a nosotros nos ha hecho mucho daño no ser creíbles y no ser consecuentes.

–¿Hay grupos al interior del partido que intenten imponer sus ideas?

-Hemos pasado crisis muy duras. El año pasado fue muy duro, pero tengo harta confianza, porque lo que veo en las regiones y en la base de nuestro partido es la misma generosidad y sacrificio de la gente. 

Veo que la gente de base de nuestro partido sigue trabajando en silencio, sigue manteniéndose en sus principios, y creo que desgraciadamente las personas que se retiran legítimamente tienen otros proyectos.

–Para la Convención Constitucional la Democracia Cristiana quedó con un solo representante. ¿Existe el temor de que ocurra lo mismo para estos comicios?

-Estamos corriendo todos los riesgos. Además, para mí fue realmente duro, porque mi papá inicia esto, se logra convocar a una nueva Constitución y nuestro partido tiene un solo representante. De ahí hay que aprender, de las lecciones duras se aprende.

–¿Y cómo calificaría la situación actual del partido? Considerando que se debe recuperar la confianza de la ciudadanía, pero los resultados electorales no los han acompañado. 

-Se están haciendo trabajos positivos. Creo que va a ayudar mucho el que hagamos un congreso ideológico y que nos pongamos de acuerdo en los tiempos, que no sigamos siendo un partido sin modernidad. La DC es un partido que se va quedando, que tiene malas comunicaciones, que no usa las redes sociales, que no sabe usar bien sus recursos. Es un partido que se desgasta, y cuando la gente se mueve por personalismo, obviamente que vamos al fracaso. Hay que hacer todos los esfuerzos para que eso cambie.

–Para el plebiscito de salida varios personeros del partido, pese a que se había adoptado una postura institucional por el Apruebo, se inclinaron por el Rechazo. ¿Cuál es la posición política donde se sitúan hoy?

-Siempre ha sido lo mismo: buscar el bien común, que todos seamos parte de este mundo que nos toca vivir y que tengamos las oportunidades. Lo que se perdió en nuestro partido es una cierta disciplina (…). Si uno milita en un partido tiene que ser disciplinado. Cómo va a ser posible un partido en que los diputados van unos para un lado y otros para otro lado. Con Alberto Undurraga eso se ha ordenado bastante y estamos caminando, creo yo, volviendo a retomar para lo que nacimos. Ahora, todo eso cuesta.

–¿Entonces les cuesta posicionarse políticamente?

-Va a costar. Además, lo que tenemos que lograr es que terminemos con estos grupos de tanta controversia, porque mata a los partidos políticos. Podemos tener distintas tendencias, imagínate lo que sería que todos pensáramos igual, pero al final te pones de acuerdo. (…) No puede ser aquí que cada uno hace lo que quiere.

–¿Qué cree que se debe hacer con esos grupos que no siguen la línea institucional? 

-Tienen que entender que el estar en un partido es mejor que, y eso pasa en todos los partidos, que no militen en ese partido, se vayan a donde más les convenga. Si un partido, y te hablo de todos los partidos, tienen una línea, lo lógico es que por último discrepemos dentro del partido, pero no salir por los diarios llamando a otras cosas o desprestigiando a camaradas.

Si un partido no tiene cierta disciplina no puede funcionar y produce desorientación en la gente.

–Entre quienes respaldaron públicamente el Rechazo estaba el expresidente Eduardo Frei. Bajo lo que está diciendo, ¿él debería haber renunciado a la DC?

-No sé, eso es una decisión de él. Entiendo que él, en su calidad de expresidente, sintió que tenía que expresarlo. Que yo no lo comparto, no lo comparto.

“La familia se mantiene”

–Durante su gestión en la presidencia de la DC cuatro trabajadores fueron desvinculados por “caso fortuito o de fuerza mayor”. Tres de ellos iniciaron procesos judiciales que le significaron un problema económico al partido. ¿Por qué no se pagó lo que se debía a los extrabajadores?

-Cuando llegué y vi que había mucho desorden administrativo pedí transparencia. Se formó una comisión en que había, de distintas tendencias, un grupo de gente muy calificada. Ellos fueron viendo todo, revisando todo lo que había que revisar. Incluso, esta comisión y el Servel, y aprobado por la junta, fue necesario hacer algunas denuncias y temas que están ahora en tribunales.

–¿Pero fue un error?

-Yo estoy súper tranquila y el tema está en tribunales, así que ellos sabrán. Es verdad que el partido estaba sin recurso y había un exceso de funcionarios. Se les ofreció acuerdo, indemnizaciones, varias veces, pero no quisieron ningún acuerdo y, bueno, se llegó a tribunales. Nosotros respetamos lo que digan los tribunales. Además, fue recomendación del Servel. Para que el partido siguiera teniendo los recursos que se le adjudican al partido nos exigieron hacer unas denuncias en tribunales.

–¿Se ha comunicado con sus hermanos a propósito de su actual candidatura?

-Bueno, la familia se mantiene. Podemos tener discrepancias y las hemos tenido, como es lógico en política, pero hemos pasado por momentos muy dolorosos, pero mis hermanos son mis hermanos. Si tenemos diferencias, eso lo veremos dentro de la familia, pero no me gusta andar hablando de temas que son familiares.

–En marzo se conoció la condena a su hermano Francisco Frei por varios delitos económicos, incluyendo estafa contra el expresidente Eduardo Frei. ¿Cómo impactó en la familia esta situación judicial? 

-No tengo nada que hablar sobre ellos. Además, no me gusta, no me corresponde.