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Entrevistas

3 de Junio de 2023

Gastón Salgado habla del final de “Hijos del desierto” y de su futuro en pantalla: “Un actor no puede no hacer televisión si es que se lo ofrecen”

Este lunes termina la teleserie nocturna de Mega, la primera de Gastón Salgado. En entrevista con The Clinic, cuenta que "me abrió un montón de puertas" y sobre cómo fue acostumbrarse a grabar 13 escenas diarias, cuando él, haciendo series, solía hacer 4. Dice que aún no tiene cerrado hacer otra telenovela, mientras graba la segunda temporada de "La cacería" y alista el rodaje de tres películas. Sobre el desenlace de "Hijos del desierto", señala: "Es un súper buen final, que termina muy arriba".

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Gastón Salgado (38) es el actor del momento. Luego de ganarse el respeto de sus pares y de parte del público gracias a series de televisión y películas, firmó con Mega para hacer su primera teleserie y en el rol protagónico. Como Pedro Ramírez en Hijos del Desierto, consiguió convertirse en favorito de los televidentes interpretando a un joven que cuando pequeño perdió a sus padres y fue separado de su hermano durante la matanza de Santa María de Iquique, tras lo cual creció en las calles de Valparaíso.

Hoy Gastón Salgado es Pedro, pero antes fue Claudio de El Reemplazante, Martín Vargas en Martín, el hombre y la leyenda o Rodrigo en La cacería. Pero con Pedro ha estado durante largos meses en pantalla, de lunes a jueves, en un ciclo que termina el próximo lunes, cuando Mega emita el último capítulo de la producción escrita por Rodrigo Cuevas.

En entrevista con The Clinic, Gastón Salgado hace un balance de esta primera vez y de lo que viene para él, desde segunda temporada de La Cacería y tres películas que debe rodar.

Hijos del desierto fue su primera teleserie y, además, asumiendo el rol protagónico. ¿Eran las teleseries tal como las imaginaba o no?

-Fue.. ni en mis peores sueños imaginados. No, broma. Me pasaron varias cosas, porque no conocía el ritmo de las teleseries, que es muy distinto a grabar una serie o una película, que es lo que más he hecho. Entonces, encontrarme con ese ritmo, que es muy vertiginoso, donde se grababan 13, 14 escenas diarias -en general uno en una serie graba 4 ó 5, en una película tres escenas-, eso fue lo más difícil.

Además, había que estudiar mucho, no solo para preparar el personaje, sino que después, día a día, por el número de escenas. Entonces terminaba un día y al otro tenía 14 escenas más, y harto texto, mi persona tenía varios momentos muy complejos emocionalmente, eso fue muy heavy.

Pero después encontré una metodología que me permitió soltar un poquito, y estudiar o leer en las noches las escenas más difíciles y en las mañanas, mientras me maquillaban, aprenderme los textos y tratar de concentrar toda mi capacidad de memoria en esos minutos, para después hacer las escenas. Eso fue lo más complejo. Pero muy entretenido estar haciendo tu pasión, actuar en un súper buen proyecto, con súper buen elenco y guion. 

-Un ritmo realmente intenso…

-Igual venía predispuesto a que fuera intenso pero, claro, en la práctica es distinto, así que eso fue lo más complejo al principio. Pero eso pasa en cualquier trabajo, cuando uno llega, además que un equipo nuevo, estudio nuevo. Un desafío, absolutamente, pero siempre muy agradecido y también me tocó un súper buen equipo. Ahí todos nos apoyamos y sacamos adelante este buque.

-Estar en una teleserie de lunes a jueves da mucha exposición mediática. ¿Cómo lo ha manejado?

-Bien, lo llevo con tranquilidad. Igual había hecho otras cosas mediáticas, no al nivel de una teleserie, pero sí había estado en series, entonces ya tenía un camino recorrido en ese sentido, como dar entrevistas, estar atento a las cuñas.

De repente me saludaban en la calle o me reconocían por algún personaje, pero muy aislado. En cambio una teleserie es todos los días y la gente se siente parte de uno o a uno lo siente parte de su familia. Creo que parte del trabajo de actuar es también sacarse fotos, videos y estar un poco expuesto.

Pero yo me lo llevo bien, de repente hay días que me pillan como que no dormí bien o no tengo muchas ganas, pero nunca les digo que no, o me arranco después. De repente te pillan de mala, si todos tenemos esa dualidad, pero siempre muy respetuoso. Nunca le he dicho nada a nadie ni he sido déspota, porque me pongo también en el lugar de las personas.

-Si tuviera que definir su paso por Hijos del desierto, ¿cómo lo resumiría?

-Creo que fue un gran aprendizaje, una gran oportunidad, y me abrió un montón de puertas que quizás las tenía cerradas por el hecho de no estar en algo tan masivo y solamente en el nicho de las series. Fue como un plus a mi carrera el hecho de que la gente conociera mi trabajo, que supiera quién soy o la actuación que puedo entregar, mi capacidad actoral. Entonces, si tú me dices “en una palabra”, es que fue un desafío. Un gran desafío. 

Este lunes se emite el último episodio. ¿La gente va a quedar feliz o habrá algunos insatisfechos por cómo se resuelve el destino de su personaje?

-Creo que la gente va a quedar feliz, conforme con cómo se va desanudando esta historia y cerrándose todos estos conflictos. El final logra construir el arco dramático de todos los personajes. Tampoco uno puede dejar a todo el mundo contento, porque hay tantos puntos de vistas, miradas y opiniones, pero personalmente -y me pongo como espectador también- creo que es un súper buen final, que termina muy arriba, donde se logran cerrar todos los conflictos que se han ido mostrando. Y esta expectación también del encuentro y de todo lo que pueda pasar. Creo que la gente va a quedar contenta y con una buena sensación.

-¿Hay planes para otra teleserie en Mega?

-No lo sé todavía, porque no hay nada concreto. Como en Mega están haciendo constantemente teleseries, terminan una, hacen otra… entonces no lo sé. No quiero decir nada porque, hasta que uno no tenga el pan ahí ya listo en la mesa, se puede quemar en la puerta del horno. Igual yo sí, bienvenido, que vengan proyectos, porque en la época en la que estamos es parte del trabajo del actor. Un actor no puede no hacer televisión si es que se lo ofrecen.

-Es decir, cambió su percepción a cuando decía que no haría teleseries.

-En algún momento de mi carrera dije que no quería hacer teleseries, pero es que nunca me habían ofrecido un proyecto así de interesante. Pero creo que es parte del trabajo de uno, es como hacer cine, teatro. Cuando empecé hacía obras infantiles, me metía adentro de dinosaurios, corpóreos. Entonces creo que es parte de las etapas que uno tiene que pasar como actor.

-Ha tenido otros personajes importantes, como Claudio en El reemplazante, ahora Pedro en Hijos del desierto. ¿Cómo se comporta la gente con usted en la calle?

-Es muy lindo. Igual hay una mezcla, porque algunos me dicen “Claudio”, “Pedro”, “Carrasco” por la serie La cacería, o Martín Vargas. Claudio sigue estando ahí, todavía está ahí arriba, y ahora me dicen Don Pedro. Estaba en un hotel en Concepción y me dicen “¿cómo está, Don Pedro?” o Pedrito. Es que el hecho de estar acompañando durante todos estos meses, se va a cumplir un año ya… si yo partí grabando en mayo. Ahora es mucho más masivo, lo de las fotos. 

-Pero hasta el momento, ¿solo buenas experiencias?

-De repente la gente es medio barsa, grabas dos, tres videos, saludo para la mamá, la abuela, entonces ya es como.. Pero trato de bancarme eso, es parte de mi trabajo, aunque a veces no lo quiera hacer, no porque me desagrade, sino porque de repente estás cansado o tienes problemas personales y debes grabar un saludo y estar muerto de la risa. Pero aprendí del gran maestro, Pancho Melo, que se saca fotos con todos, que es lo que uno tiene que hacer, porque la gente siente un cariño especial sobre uno. Hay gente que se siente con el derecho como de “tú estás ahí por nosotros” y otra que es más sencilla y te pide una fotito.

Está grabando en el sur la segunda temporada de la serie La Cacería, junto a Francisco Melo, ¿qué particularidad trae el segundo ciclo?

-Tiene como particularidad que no pasa en el norte, porque la primera era el caso de Alto Hospicio. Ahora es un caso del sur, también de una desaparición, de un joven en un colegio de curas, entonces está metida la Iglesia. Es bien controversial. Ahí estamos de nuevo con el Pancho, pero ahora somos enemigos; en la primera trabajábamos juntos. En esta temporada, Pancho va solo a investigar al sur y a mí me mandan a investigarlo a él. Eso es un poco de lo que se trata, por eso se llama La cacería.

Nos reímos, hay muchas anécdotas comparando la primera temporada, que fue hace como hace seis años y también en la serie pasa un tiempo. Estamos más grandes, a mí me ascendieron, él no está dentro de la institución, entonces se invirtieron los roles. Mi personaje también toma otro rol, un rango mayor, es medio arribista, se cree mucho el cuento y es también el rostro de la institución. Pancho es todo lo contrario, lo expulsaron. Está bien entretenida y lo pasamos bien con Pancho, sobre todo en los rodajes.

En los Premios Caleuche ganó el premio por votación del público, además del de mejor actor protagónico. ¿Qué significó para usted?

-Imagínate lo emocionante, porque claro, en el de actor uno está nominado, nunca es nada seguro, pero era una posibilidad concreta. Pero lo otro, imagínate… del público. Porque eso es en vivo, las votaciones se hacen ahí, se cierra ahí, depende mucho de tu participación en el mismo programa, entonces muy contento. Finalmente la gente tiene razón cuando dice que uno es reconocido o “famoso” por el cariño de la gente, porque si a un actor no lo quieren, no lo siguen o no tiene aceptación, no tiene trabajo.

Siempre me he sentido parte de la gente, del pueblo, de esa gente común y corriente, independiente de que sea actor y uno pueda catalogarse como “artista”. Pero vengo de una familia muy sencilla, trabajadora. En mi historia familiar no hay ningún artista, sería el único, pero creo que me conecto mucho más con la gente común y corriente. Por eso también le dediqué el premio a esa gente, que finalmente son mis papás. Mi papá era electricista, mi mamá comerciante, han trabajado toda su vida, entonces me siento muy representado por eso más que por otra cosa o por otra clase social.

-¿Qué planes tiene para este segundo semestre? ¿Cine?

-Tengo que terminar una película, con el director Jorge Riquelme, que es la tercera parte de una trilogía, que partió con Camaleón, en 2019 hicimos Algunas bestias y ahora viene una tercera parte, que es Isla Negra. Es la historia de una familia de pescadores artesanales que los despojan de sus territorios y en el fondo ellos buscan la manera de recuperarlos y se enfrentan a los tipos. Es un proyecto que grabamos la mitad y ahora vamos a cerrar en agosto. Están Alfredo Castro, Paulina Urrutia, Marcela Salinas y Pepe Soza, un súper elenco.

Después parto una película de Camila Donoso, una directora joven, que se llama Antitropical, un proyecto bien interesante que cuenta la historia de unas niñas que trabajan en unos cafés con piernas. Camila ha hecho una investigación como de cinco años. Súper interesante, porque la mayoría, me parece, no son actrices: hay una colombiana, una venezolana, un mexicano y estoy yo. Bien multicultural el elenco. Después tengo una película con David Albala, que hizo Pacto de fuga, y eso también parto el segundo semestre. También tengo unos talleres en los que hago autocine en cámara (La Cámara Film) y estoy estudiando cine, primer año en Arcos. Así que estoy más colapsado…

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