The Clinic Lab
Cómo controlar el gasto si vas a un casino
Controlar tus hábitos de gasto, conocer el funcionamiento de los juegos y poner un límite a tus gastos pueden hacer más segura la forma de jugar.
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Jugar juegos de casino es divertido y emocionante. ¿A quién no le gusta vivir la oportunidad de recibir una enorme cantidad de plata? Pero al mismo tiempo es un riesgo para la salud si no se hace bien, ya que el juego desmedido puede llevar a una adicción.
Además, ya no es como antes que tenías que manejar hasta las instalaciones de un casino para jugar. Ahora, con internet, puedes jugar en el casino online ingresando dinero con tu cuenta RUT, una tarjeta o una billetera electrónica. En otras palabras, el juego es más accesible que nunca y, por ello, conviene que todo el mundo sepa cómo jugar de forma segura.
Si se tienen claros algunos consejos de seguridad, caer en una adicción es poco probable. Vamos a verlos:
Juega solo como entretenimiento
Primero, es hora de convertirte en un detective de tus propios hábitos. No, no necesitas una lupa y un sombrero, aunque si los tienes a mano, ¿por qué no? Póntelos y agrega un poco de misterio a la mezcla. Identifica las situaciones o emociones que te llevan a querer apostar. ¿Es el estrés? ¿El aburrimiento? ¿La soledad? ¿O incluso los problemas financieros?
Una vez que las tengas identificadas, puedes crear estrategias para manejarlas de forma saludable. Si es el estrés, puedes probar con técnicas de relajación, como la meditación o el yoga. Si es el aburrimiento, ok, puedes jugar al casino, pero no debe ser tu única opción. Si es la soledad, trata de conectar con viejos amigos o únete a un grupo de interés. Y si son los problemas financieros, aquí va una verdad incómoda envuelta en un chiste: ¿Sabes cuál es la mejor manera de duplicar tu dinero? ¡Doblarlo y ponerlo de nuevo en tu bolsillo! Los casinos pueden parecer la solución rápida a tus problemas, pero en realidad son como un agujero negro para tus finanzas, siempre están listos para tragar tu dinero y rara vez te lo devuelven.
Sé consciente de cómo funcionan los juegos
Ahora, ¡hagamos un poco de matemáticas! Sí, sé que puede sonar aburrido, pero te prometo que no lo será.
Cada vez que te sientas tentado a apostar, piensa en las probabilidades. Las probabilidades siempre favorecen a la casa, es decir, al casino o al sitio de apuestas online. Si en lugar de apostar, ahorras ese dinero, al final del año tendrás una suma considerable. ¡Es como ganar la lotería, pero con un 100% de posibilidades de éxito!
La forma correcta de jugar es pensar en el dinero jugado como dinero que se va en ocio. Como cuando vas al cine que siempre vuelves con menos plata. En el casino pagas por la ilusión de que te toque. Eso está bien. Pero nunca pienses en ello como fuente de ingresos. Una cosa es tentar al humo de la suerte y otra apoyarte en él.
Pon un límite a tu gasto
Ahora, preparémonos para un emocionante viaje a las tierras de la responsabilidad financiera. Piensa en tu presupuesto como un castillo y tú eres el rey o la reina. Tienes que proteger tu reino de los invasores, y en este caso, los invasores son las tentaciones de gastar más de lo que puedes permitirte en el juego.
Así que, al igual que un monarca sabio, debes establecer los límites de tu reino. Decide cuánto dinero estás dispuesto a gastar en el juego y asegúrate de no sobrepasar ese límite. Puedes pensar en ese dinero como en los caballeros que envías a una batalla: si los pierdes, no vas a enviar más tropas de las que puedes reponer. Tendrás que esperar a que otros escuderos se conviertan en caballeros, lo que quiere decir que si te has puesto un límite de plata para este mes, hasta que no pasemos al mes siguiente no puedes enviar a nadie a la batalla.
¿Tienes un problema? ¡No estás solo!
Finalmente, recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Hay muchas organizaciones y grupos de apoyo que pueden ofrecerte la ayuda que necesitas para superar la adicción al juego. Puedes buscarlos en tu ciudad o en internet. Y si te sientes cómodo, puedes compartir tu experiencia con otros. A veces, escuchar las historias de otras personas puede ser una gran motivación para seguir adelante.