Cuentos de calor: una selección en 100 palabras

Como todos los domingos, The Clinic presenta una selección de cuentos de Santiago en 100 Palabras. Hoy, dedicado al calor. Además, destaca que “Las abuelas” es un adelanto de próximo libro.

Este domingo 26 de noviembre, desde las 12.00 horas, en Factoría Franklin, será el lanzamiento oficial de la XXIII versión de Santiago en 100 Palabras.

Las abuelas

En una tarde, con el sol arriba y la gota de sudor cayendo por mi mejilla, yo me sentaba en mi asiento mientras miraba la cazuela que mi abuela había preparado. En ese tiempo yo era una niña pequeña con mucha imaginación y creía que todas las noches, todas las abuelas del mundo se juntaban a predecir los días de mucho calor y las lluvias, que tenían un calendario para saber qué días hacer porotos, cuándo hacer lentejas y qué días era mejor una cazuela.

Autor: Sofía Huaiquifil Zúniga, 12 años, La Granja.
Versión: S100P – XXIII – 2023

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Soledad sobre dos ruedas

Mi bicicleta y yo nos vamos de paseo al cerro Tupahue. Lo subimos, primero lento, luego rápido. El calor de diciembre y la luca que llevo en la tricota me guían hacia la meta: un mote con huesillos en la cumbre. Bajo a gran velocidad, el viento refresca mi piel y los árboles me despiden porque no nos veremos en un largo tiempo. Avanzo por Pío Nono y me sumo a una cicletada. Entre miles, voy solo. A veinticinco kilómetros por hora, lloro porque la adultez es implacable y pedalea más rápido que nosotros. «Es hora de irnos, fiel compañera.»

Autor: Álvaro Guerrero Soto
Versión: S100P – XIX – 2020

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Nunca tanto calor

Henry Daveau no entendía muy bien por qué los transeúntes de la Plaza de Armas le compraban tantos Chocopandas y Creminos durante el verano; mal que mal, los frecuentes 33 grados a la sombra eran bien parecidos a los del otoño en su querido, pero todavía lejano, Haití.

Autor: Patricio Rossel Hiriart, 49 años, Ñuñoa
Versión: S100p – XI – 2016

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Un helado de bocado y frutilla

La última vez que lo vi con vida fue una tarde de verano, a esa hora en que el calor dibuja altas virutas sobre el pavimento. Caminé hasta la heladería de don Pablo en Recoleta. Regresé deprisa con el barquillo doble. Abrí la puerta del cuarto donde él trabajaba. Luego de la sorpresa que suavizó su gesto, se detuvo a mirar mi rostro abochornado. Recibió el helado, hizo un beso con los labios y los hundió en la crema. Antes de salir, me volví a mirarlo: parecía un niño.

Autor: Georgina Agurto, 81 años, La Reina
Versión: S100p – VIII – 2013