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Opinión

5 de Mayo de 2024

Columna de Carolina Urrejola: La derecha octubrista

Créditos: Agencia Uno.

Luego de que el Presidente Gabriel Boric se refiriera a el perro matapacos recalcando que "jamás festiné ni me hizo ningún sentido esta imagen burda", Carolina Urrejola, columnista de The Clinic, escribe: "La obsesión que existe con el perro matapacos es incomprensible. El famoso perro no mató a nadie. De hecho, durante el estallido y los meses posteriores no murió ningún carabinero ni efectivo de las Fuerzas Armadas en la intensa ola de violencia que sobrevino tras las protestas masivas". Luego añade: "Si no estuviéramos en este loop eterno de recriminaciones, las reglas del uso de la fuerza, la ley antiterrorista y otras normas de seguridad ya estarían aprobadas y operando. Sin necesidad de sobrerreaccionar a partir de una tragedia", agrega.

Por Carolina Urrejola

En medio de los tristes funerales de los tres mártires de Carabineros, una figura lejana y borrosa reapareció en nuestro debate público. Ni más ni menos que el “perro matapacos”, un ícono de las protestas de octubre del 2019. Se le exigió al Presidente Boric hacer un mea culpa al respecto y lo siguieron en el acto de contrición una serie de figuras del oficialismo. ¿Será suficiente para la oposición esta purga octubrista para seguir adelante? ¿O el rencor aún acumulado impide que sus dirigentes se dediquen a lo que importa, llegar a acuerdos y darle gobernabilidad al país? 

Es relevante que el Presidente Boric haya reconocido que indultar al delincuente Luis Castillo fue un error. El manejo del tema indultos fue un desastre de principio a fin, dejó dudas que persisten hasta hoy y minó la poca autoridad que la Ministra del Interior estaba construyendo para negociar leyes de seguridad. Fue un disparo en los pies. Que el mandatario rinda cuentas por eso es lo mínimo

Pero la obsesión que existe con el perro matapacos es incomprensible. El famoso perro no mató a nadie. De hecho, durante el estallido y los meses posteriores no murió ningún carabinero ni efectivo de las Fuerzas Armadas en la intensa ola de violencia que sobrevino tras las protestas masivas. Sí hubo centenares de ellos que resultaron heridos, y centenares de manifestantes -violentos y no violentos- que sufrieron abusos, heridas y mutilaciones. Eso ocurrió y es parte de la historia reciente de nuestro país. 

¿Alguien de verdad piensa que ese símbolo -odioso, agresivo hacia la institución de Carabineros, pero símbolo al fin- tuvo algo que ver con la muerte de los efectivos policiales en Cañete? Frente a esa pregunta me han respondido que “sí, porque este grupo político que gobierna permitió que se debilitara su autoridad”. 

Si bien el FA y el PC fueron ambiguos con la violencia -lo que los hace merecer una legítima critica política- la  autoridad de la institución venía debilitada desde el llamado Pacogate, con casi 30 mil millones de pesos desfalcados al Estado y con escandalosos montajes como la Operación Huracán y el asesinato de Camilo Catrillanca. 

Es importante recordar cómo fueron los hechos. La derecha acusa a la izquierda de octubrista, pero ahora es la propia derecha la que permanece atada a ese pasado que no quiere dejar ir. Una derecha octubrista. 

¿Cuántos mea culpa más necesitamos para que las recriminaciones den paso al entendimiento frente a temas de la máxima gravedad

Volviendo a la zona de Arauco, lo cierto es que las fuerzas del orden han sido empoderadas en el último tiempo tras largos años de anomia de las autoridades, que posibilitaba brutalidades como que Carabineros patrullara zonas peligrosas en vehículos con fallas mecánicas, sin blindar y sin una adecuada estrategia de seguridad. Esa fue la trampa mortal del cabo Eugenio Naín. Y la del sargento Francisco Benavides, que al concurrir a despejar una barricada sin la suficiente cobertura fue emboscado y asesinado. 

Hace un par de años los alcaldes de la Macrozona Sur denunciaban que al menos 6 de ellos estaba amenazado de muerte por grupos violentistas. A la lista se suman varios fiscales y gendarmes. En su momento se habló de la necesidad de evitar la mexicanización de la zona, y no son pocos los que sostienen la tesis de que el extenso Golfo de Arauco es zona de contrabando marítimo de armas y drogas de carteles extranjeros que han encontrado en grupos criminales locales a grandes aliados. ¿Podemos preocuparnos de esto y dejar de hablar del perro matapacos

Si no estuviéramos en este loop eterno de recriminaciones, las reglas del uso de la fuerza, la ley antiterrorista y otras normas de seguridad ya estarían aprobadas y operando. Sin necesidad de sobrerreaccionar a partir de una tragedia.

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