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Entrevistas

5 de Mayo de 2024

Óscar Landerretche: “Hay una mejoría en el ánimo empresarial, que se debe al fracaso de la agenda constitucional y tributaria del Gobierno”

Fotos: Felipe Figueroa

El expresidente de Codelco es crítico de la forma en que el Gobierno ha buscado cumplir sus promesas de campaña. Tanto en el pacto fiscal como en la reforma previsional, sostiene que apuntaron a abarcar muchos flancos, y que hoy tienen un estrecho margen para ser aprobadas. "El haber apostado por una reforma tributaria pura, sin asociarla a la mejora de pensiones, de salud, de educación, fue un error estratégico", apunta sobre el pacto fiscal, y sostiene "hay muy poco espacio para aprobar esas dos reformas, y se ve muy complicado que se haga". El economista también aborda la tensa relación entre La Moneda y el empresariado, y el estancamiento económico, ante lo que afirma que "uno puede acusar a este Gobierno de no hacer las cosas para revertir la situación (...), pero, francamente, el fenómeno es mucho más estructural que eso".

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Tras dejar la presidencia del directorio de Codelco en 2018, Óscar Landerretche Moreno (51) se ha posicionado como uno de los referentes de la centroizquierda a la hora de abordar contingencia económica. Desde su oficina en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, casa estudiantil donde hace años es docente, comenta las positivas cifras que dejó el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de marzo, publicado a mediados de la semana por el Banco Central.

“Siempre aconsejo no sobre reaccionar a cifras puntuales mensuales. El Imacec es muy sensible a fenómenos de corto plazo, por lo tanto no sobre reaccionaría frente a uno, así como no había que reaccionar frente a la cifra muy buena anterior”, advierte.

Si bien existe consenso de que el crecimiento anual estará en torno a 2%, Óscar Landerretche señala que la cifra se posicionaría entre un 2,5 y 3%. Aunque asegura que “no es una cifra buena. Especialmente si uno considera que el crecimiento de la población, dependiendo de los fenómenos de inmigración y otros, está en cualquier parte entre el rango 0,7 a 1. En el fondo está creciendo 1% per cápita”.

En conversación con The Clinic, el economista aborda la relación entre La Moneda y el empresariado, y al manejo de la agenda económica del Ejecutivo.

–El Imacec de marzo constató un crecimiento de 0,8% de la actividad económica. ¿Qué lectura hace de estas cifras? 

–Lo que está generando esta pequeña mejoría son básicamente dos cosas. Uno, hay una mejoría en los mercados internacionales que afecta a Chile. Hay ciertas perspectivas buenas, por ejemplo, en el mercado del cobre. Eso no tiene nada que ver con lo que pasa en Chile, tiene que ver con la demanda internacional, con distintos fenómenos globales. Hay ciertas señales de que el ciclo inflacionario en Estados Unidos está terminando y eso es una buena noticia porque eso va a permitir que la Reserva Federal baje las tasas de interés a nivel global y eso le va a dar espacio al Banco Central para bajar las tasas de interés local. Eso va a abaratar el crédito en Chile y eso es bueno. Así que hay señales internacionales buenas.

Pero la otra razón, para que seamos completamente sinceros, es que hay una cierta mejoría en el estado de ánimo empresarial en Chile que se debe completamente al fracaso de la agenda constitucional y tributaria del Gobierno. Independientemente de si uno está a favor o no de lo que están tratando de hacer, habría que ser ciego para no reconocer eso. El empresariado cree que va a haber un gobierno de otro signo en dos años más, cree que es poco probable que haya reformas grandes y eso le ha dado cierta tranquilidad. Hay una mejoría, digamos, pero esa mejoría tiene poco que ver con básicamente lo que está pasando en el Gobierno, para ser muy sincero.

–Hace algunas semanas referentes del mundo empresarial lanzaron críticas por las bajas tasas de crecimiento de los últimos 10 años. ¿Cómo ve estas críticas?

–Hay un fenómeno estructural de estancamiento secular de la economía chilena, que atraviesa a esta altura tres gobiernos de izquierda y dos de derecha, que se han ido alternando. Tengo la impresión de que es muy reciente el despertar del mundo empresarial a esta realidad. Cuando uno decía esto en la época del gobierno de Piñera, era como que uno lo decía por ser odioso. Ojalá que el empresariado se esté dando cuenta de que esto es un fenómeno más estructural que no tiene tanto que ver con este Gobierno, para ser muy sincero (…). Uno puede acusar a este Gobierno de no hacer las cosas para revertir la situación, o de al principio haber generado cierta incertidumbre, pero francamente el fenómeno es mucho más estructural que eso, es mucho más profundo.

Celebro que los empresarios se estén dando cuenta de eso, pero los llamaría a tener un cierto nivel de autocrítica. Porque, francamente, las razones por las cuales el país ha estado pasando por ese proceso tienen que ver con la política, pero no solamente con la política. Nuestro proceso de crecimiento también depende del talento del sector privado. Entonces la pregunta es, ¿cuál es la viga en el ojo propio? ¿Qué es lo que ha ocurrido tanto en el sector privado, en la cultura empresarial chilena, que quizá tampoco está colaborando al crecimiento?

–Se ha dicho mucho, por parte de la oposición y también del mundo empresarial, que la reforma tributaria de Bachelet II tuvo que ver también con el retroceso económico. ¿Incide realmente? 

–Puede ser que no haya sido una buena reforma, la encuentro una reforma tributaria bien enredada. Pero es raro que haya una respuesta mágica, que haya una bala de plata, es raro que sea solo un fenómeno. 

Vamos en una mala dirección si es que el empresariado chileno se obsesiona con que el único problema fue la reforma tributaria de Michelle Bachelet. A todos nos tranquiliza cuando alguien te dice, “sí, todo lo que tú crees tienes razón, todos tus prejuicios son correctos”, pero a veces esa manera de pensar evita que veamos el problema de fondo.

“Una persona puede ir a Enade y decir un par de cosas, pero acarrea la mochila de 15 años de declaraciones públicas de otro tipo”

–En Enade, el presidente Boric realizó un discurso que dejó buenas sensaciones después de semanas de tensión entre el gobierno y el empresariado. Sin embargo, esta semana vuelve a reactivarse la polémica. ¿Cómo ha visto la relación entre La Moneda y el mundo empresarial?

–La coreografía que hacen las distintas partes en torno a Enade no tiene ningún significado, francamente. Le sirve a los organizadores para que haya mucha atención periodística. Y también le sirve al Gobierno para marcar sus puntos, pero en el fondo no pasa nada (…). Las coreografías ahí son por parte y parte. El presidente necesita satisfacer a su flanco izquierdista y atacar a los empresarios, portarse bien ahí, pero no tanto. Y también le pasa a los dirigentes empresariales, porque los dirigentes empresariales son dirigentes políticos, tienen que ganar elecciones dentro de sus gremios y tienen que mostrarse como fuertes frente al Gobierno. En el fondo todas las personas que están hablando ahí no se están hablando entre ellos, le están hablando a sus bases. 

–Y la relación, ¿cómo la ha visto? 

–Hay, obviamente, una mala relación entre la coalición gobernante y el empresariado, pero eso es por definición. Los proyectos políticos de los dos sectores son ortogonales. Una persona puede ir a Enade y decir un par de cosas, pero acarrea la mochila de 15 años de declaraciones públicas de otro tipo. Entonces, ¿a quién le va a creer uno, a 15 años de declaraciones o a 15 días de declaraciones? 

La buena noticia para el Gobierno es que los empresarios, las empresas, son entidades bien pragmáticas. Un empresario no va a dejar de hacer un buen negocio por hacer un punto político (…). Los empresarios pueden ser de derecha, pero tratan de hacer buenos negocios. Entonces, para que desmitifiquemos un poco las cosas. A veces la gente que vive demasiado dentro de la política está viendo complot en todas partes, y la verdad es que el mundo de los negocios y el mundo de la economía es bastante más concreto a veces. 

–El presidente junto a parte de su gabinete han tenido un cambio de postura en muchas materias. ¿Es creíble el cambio de postura que ha tenido el Gobierno, cuando hoy en día pone en énfasis en el crecimiento económico? 

–Es relevante para la discusión política. No es relevante para las decisiones empresariales que van a ocurrir durante los próximos dos años. Porque en realidad lo que le importa a las empresas, a los inversionistas internacionales, a la banca, al mundo de la construcción, de la minería, de la agricultura, es lo que el Gobierno hace. En el estricto sentido, da lo mismo si es que hace algo que, por ejemplo, podría ser bueno para la inversión y lo hace sin creer en ello. Por ejemplo, un caso de estos fue la aprobación del TPP-11. Mi impresión es que la aprobación del TPP-11 lo hizo el Gobierno básicamente obligado. No creía en el TPP-11. 

Óscar Landerretche: “El haber apostado por una reforma tributaria pura, sin asociarla a la mejora de pensiones, de salud, de educación, fue un error estratégico”

–La reforma de pensiones y el pacto fiscal son pilares fundamentales de este Gobierno. Hoy ambas están pausadas y no hay certezas de qué va a pasar con ellas. ¿En qué ha fallado el Ejecutivo para la tramitación de estos proyectos?

–En el caso de la reforma tributaria, se apostó, creo, equivocadamente a una reforma que no estaba unida a cosas concretas. Era una reforma tributaria súper abstracta (…). El haber apostado por una reforma tributaria pura, sin asociarla a la mejora de pensiones, mejora de salud, mejora de educación, fue un error estratégico. Tengo una gran admiración por Mario Marcel y lo respeto muchísimo, pero creo que eso fue un error. Fue un error que costó caro, y ahora tienen muy poco espacio para aprobar una reforma tributaria casi de cualquier tipo. Porque este año es un año electoral, estamos a pocos meses de que se desaten las carreras municipales de gobernación, y la política, como hemos visto, es muy cortoplacista, y domina el último objeto brilloso. 

Hay muy poco espacio para aprobar esas dos reformas, y se ve muy complicado que se haga. Mi recomendación sería retroceder hacia reformas más acotadas, minimalistas, no toda una reforma tributaria gigante, sino algunas cosas. Obviamente en los temas de elusión y evasión, quizá alguno que otro impuesto relevante que uno quisiera introducir. Pero muy, muy poquito. Y en el caso de la reforma previsional, la pretensión de cambiar la estructura organizacional de todo el mercado, de las AFP, está bien difícil de hacer ahora. Me centraría en una reforma acotada, que junte cierta cantidad de recursos para mejorar las pensiones de los jubilados más pobres. 

–Otra de las grandes promesas fue la condonación del CAE.

–La condonación del CAE me parece una pésima idea. En principio no tengo demasiados problemas, así como en absoluto, con que un Estado decida condonar una deuda como el CAE. Pero tiene dos problemas. Uno, es que eso gasta plata, que no sale de ninguna parte. Hay plata que se pierde y esa plata no se usa en otras cosas, como por ejemplo, en subsidios a los trabajadores de menos ingreso, en la educación. Pero otro problema es que sería muy injusto que le condone la deuda a la persona que no pagó, y la persona que lo pagó religiosamente durante toda su vida laboral, a pesar de que quizás su vida no fue tan maravillosa, ni fue tan fácil, esa persona “que se joda”, usando el lenguaje de los republicanos. 

Es hora de que se sincere que eso no se puede pagar en este momento, y probablemente nunca. O si no, seguimos mintiéndole a la gente. Ya está bueno de políticos que prometen cosas que saben que no pueden cumplir. Cualquier persona que sepa sumar sabe que no se puede condonar el CAE, así como no se puede tener transporte público gratuito para todos. Por favor, dejen de mentirle a la gente. Digan la verdad.

–La reforma a la permisología ha tomado mucho vuelo en los últimos meses. ¿Qué expectativas se tiene de esta?

–Eso es bueno, y es una agenda que ha tomado el ministro de Economía que me parece correcta. Pero también reconozcamos que tiene ciertos límites, porque el problema que tiene la mejora que está buscando hacer tiene que ver estrictamente con los pasos administrativos. Ahora, ahí hay buena parte del problema, pero cuando uno analiza el tema de los permisos se va a dar cuenta de que en los tiempos, una parte son los pasos administrativos, pero otra parte son los procesos judiciales.

Y no me parece que en la agenda del ministro haya realmente una reforma, que además sería una reforma súper profunda, incluso me parece que tendría elementos constitucionales, en la cual estemos lidiando con la judicialización de los permisos. Y ahí, en algún tipo de proyectos de inversión, hasta dos tercios del tiempo es más bien judicialización que permisología administrativa. 

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