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21 de Julio de 2024

¿Estoy loco? La psicología explica por qué es legítimo considerar a nuestras mascotas casi como hijos

Desde la psicología explicaron por qué hay que dejar de considerar como "locas" a las personas que tratan a sus mascotas como hijos.

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El psicólogo y máster en Etología Clínica, Juan Manuel Liquindoli, profundizó en el amor que algunas personas tienen por los animales (mascotas), a tal punto de considerarlos casi como hijos.

El especialista que escribió el prólogo del libro “No te metas con los perrhijos” de Marcos Díaz Videla, aseguró que gracias a ese escrito pude darle un marco teórico a sus sentimientos y fuerte vinculación con sus animales.

En dicho prólogo, Liquindoli sostuvo que “durante muchos años me perdí el brindis de Nochebuena con mis familiares por acompañar a mis perros en el momento más álgido de la pirotecnia. En realidad, no me perdí nada. Siempre lo hice con mucha satisfacción y felicidad. Y no porque quisiera escapar de mi familia humana, sino porque tenía una rottweiler y una mestiza de caniche que para mí también eran familia, y me necesitaban. La primera tenía fobia a los estruendos y a la otra simplemente no le agradaban”.

Añadió que “así que cerca de las 23:45 horas, cuando empezaban a sonar con intermitencia los primeros cohetes, me iba con ellas a la cocina, al ambiente de la casa más aislado de los ruidos. Mientras me alejaba, de refilón escuchaba las mismas críticas todos los años de algunos familiares: que era un exagerado, que eran pocos minutos, que no les iba a pasar nada”.

A renglón seguido, sostuvo que “ya en la cocina, les hacía algunos ejercicios de adiestramiento que servían para disminuir los miedos, o simplemente me recostaba con ellas, las acariciaba y les hablaba. Ellas se relajaban con mi apoyo y compañía, y yo era la persona más feliz del mundo sintiendo que mi presencia las ayudaba. Una felicidad incomparable al brindis con champagne o a cualquier regalo que me pudiera traer Santa Claus”.

Liberarse de las críticas por ver a mascotas casi como hijos

“Debo admitir que, si bien me hacía el despreocupado ante aquellos comentarios criticones y los ignoraba, en algún lugar me hacían dudar de mi accionar. ¿Será que estaré un poco loco por el amor que siento por mis mascotas y por el trato que les doy?”.

Al igual que muchas personas, el psicólogo se hace una serie de preguntas como “¿Está mal que en ocasiones haya sentido más amor por mi perro que por otros seres humanos? ¿O que haya preferido el bienestar (o la vida) de mi gato al bienestar (o la vida) de personas desconocidas? ¿Es legítimo tener estos sentimientos o será que estoy loco?”.

https://www.theclinic.cl/2024/06/06/fotografo-perruno-que-retrata-sus-personalidades-unicas/

Pues bien, en conversación con La Tercerat, el profesional niega aquello y dice que “la ciencia nos ha permitido confirmar que ese vínculo estrecho entre persona y animal se ubica más en el lado de la normalidad que en el de la locura”.

El psicólogo relató que muchos pacientes de su consulta hablaban de los animales miembros de sus familias.

“Empecé a pensar que quizás debía integrarlos de alguna manera dentro de la terapia. Y hubo una primera paciente que llegó un día con su perro porque estaba desahuciado y no lo quería dejar solo, porque no sabía si lo iba a estresar”, recordó.

Agregó que “la verdad es que, aunque en un principio me sorprendió, no hubo ningún problema con que estuviera en la sesión, incluso pudimos trabajar algo del vínculo y la despedida de ese perro”.

Incorporando a mascotas a terapias

Fue allí cuando, afirma, “empecé a convocarlos cuando los pacientes consideraban a sus animales como parte de la familia pues, si el abordaje era familiar, tenía sentido que vinieran con sus animales a la consulta. Comencé a abrir la posibilidad de mirarlos como otro miembro que también influye en la dinámica familiar; a veces es parte de los problemas y también puede ser parte de las soluciones”.

“Sucede que existe desde hace tiempo una propensión a trivializar o denigrar el vínculo humano-animal, y por consiguiente la práctica humana de tener mascotas. Se ha propuesto que éstas son simplemente sustitutos humanos, que son innecesarias y antieconómicas, o que su tenencia se explica como una condición patológica por desviación de respuestas parentales a animales de aspecto joven y dependiente. Estas ideas parten de considerar que la tenencia de mascotas no reporta utilidad práctica”, sostiene.

Pero Marcos propone una visión alternativa: “Lejos de ser pervertidos, extravagantes o víctimas de instintos paternales mal dirigidos, la mayoría de los dueños de las mascotas son personas normales y racionales que hacen uso de los animales para aumentar sus relaciones sociales existentes y así mejorar su bienestar físico y psicológico”. De hecho –agrega– existen familias de las más diversas configuraciones que desarrollan diversos tipos de vínculos con animales: hay personas solas que tienen un perro, pero también hay parejas que tienen hijos y además un perro”.

Relación personas-mascotas: un vínculo sano

El profesional apunta a que “los animales pueden cumplir muchas funciones dentro de la familia; pueden ejercer un rol similar al de hijos en algún momento, pero también ejercen un rol similar al de compañeros, de amigos, o de hermanos. Lo que pasa es que muchas veces cuando se habla de la satisfacción sustitutiva que pueden traer las mascotas, nos olvidamos de que los vínculos humanos también tienen solapamientos”.

A renglón seguido, estima que “el vínculo con mi perro tiene muchos solapamientos con un vínculo parental, pero el vínculo con mi hermano menor también tiene solapamiento con mi vínculo parental y no por eso considero a mi hermano pequeño como un hijo, ni satisfago con él mi rol de padre. Es que todos los vínculos tienen puntos en común y tienen otros aspectos que son singulares a ese tipo de vínculos. Eso también pasa con los animales”.

Sobre el libro ‘No te metas con los perrhijos’ explicó que “es una proclamación de legitimidad sobre estos vínculos basada en investigación científica. Para que como sociedad, de una vez por todas, comencemos a ver la relación persona-animal como un vínculo sano”.

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