Perfil de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara: la responsable del legado comunista. Por Kike Mujica

El Presidente le entregó al Partido Comunista (PC) —y a Jeannette Jara— el ministerio que consideran suyo por historia —Recabarren— y por estrategia: sumen a la CUT —otro nicho partidario— y cierran el círculo de la izquierda “laboral”.

Dato para relevar el gesto de Boric, que además incluyó a Jara en el comité político: desde septiembre de 1973 que un comunista no llegaba a la cartera. De 1990 hasta el 2022 hubo 16 ministros del Trabajo. Bachelet 2.0, cuando el PC volvió a La Moneda, no les dio ese cargo.

Era el momentum del PC. Y el turno de Jara. En sus manos concretar el programa de Apruebo Dignidad que, en el capítulo pensiones, era tajante: “Nuevo sistema de pensiones y NO+AFP”.

¿Problema o solución?

Jeannette Alejandra Jara Román nació en 1974, en El Cortijo de Conchalí, una población que nació de una toma, en agosto de 1970, en los albores del gobierno de Allende.

Estudió en el Liceo Isaura Dinator De Guzmán y administración pública en la Universidad de Santiago —fue presidenta de la Federación— y luego derecho en la Universidad Central.

Partió como fiscalizadora del Servicio de Impuestos Internos (SII). Fue jefa de gabinete, durante Bachelet 2.0, de la subsecretaria de Previsión Social, Julia Urquieta; y de Marcos Barraza, ministro de Desarrollo Social.

En 2016, Bachelet la nombró subsecretaria de Previsión Social. Cuando Gabriel Boric la llamó a su gabinete era administradora municipal de la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC).

A los 15 años ingresó a las Juventudes Comunistas (JJ.CC.). En 1999 entró a militar en el partido. Escaló al comité central. En 2021 postuló a la alcaldía de Conchalí: llegó segunda, tras el cantante René de la Vega.

Por currículo era carta puesta en el gabinete si el Mandatario optaba por darle al PC lo que quería y pedía. Así fue: el partido la propuso. Las alertas de la oposición se prendieron por las devociones hacia el No+AFP. Por eso, la apuesta de Boric aún es criticada por la oposición y por ciertos sectores del Socialismo Democrático.

“Ella más que ayudar a llegar acuerdos, entrampa, porque estoy seguro de que su obsesión principal no es la reforma: es terminar con el sistema de pensiones privado”, dice un senador de la oposición.

“Es muy ortodoxa. Recordemos que la primera propuesta de reforma, la de las cuentas nocionales, fue un desastre. Por eso, la vuelta ha sido tan larga”, opina una diputada de derecha.

“Estoy seguro de que con una persona como Osvaldo Andrade ya hubieramos llegado a acuerdo”, concluye otro senador de Chile Vamos.

En el oficialismo retrucan que las concesiones que han hecho para sacar adelante el proyecto demuestran que ellos no son precisamente los intransigentes. “Las opiniones de Jara en el pasado no hacen más que reafirmar que quiere sacar adelante el proyecto, aunque no sea 100% de su gusto”, dice una diputada oficialista.

“Es una de las mejores ministras del gabinete”, opina una fuente del oficialismo. “No le gusta el asambleísmo. Es práctica. Tiene muy buena relación con el PC, pero asume muy bien su rol de ministra, sabe separar las cosas. Se lleva muy bien con el Presidente”, agrega.

“Es viva e inteligente y, al revés de la mayoría de los comunistas, tiene sentido de realidad. Diría que es la ministra PC mas cercana al PS, por un tema generacional”, opina un histórico socialista.

Si la ministra es parte del problema o parte de la solución está por verse. En la derecha la acusan de funcionar como siameses con la CUT. “Es demasiada cercana a la CUT, que al final de cuentas ejerce lobby como todo grupo de interés. Debería mantener distancia”.

“Esto es como si en un Gobierno de derecha el ministro de la cartera fuera un miembro de la CPC o de la Sofofa”, critica un senador de oposición. “Con las 40 horas no quería flexibilidad. Es la primera que propone el feriado irrenunciable. Promovió la idea de que el comercio cierre a las 19.00 horas. Más que ministra parece dirigenta de la CUT”, agrega.

Mucho ruido en el mundo empresarial provocó su interpelación a Bernardo Larraín Matte cuando en un seminario le dijo: “si quieren que haya inclusión, paguen mejor. Ese es también el rol de los empresarios”.

Aplausos hubo desde la izquierda: “Se lo dijo en la cara”.

“¿Vas a ser candidata?”

“¿Vas a ser candidata?”, le pregunta en un punto de prensa —medio en serio, medio en broma— la ministra Camila Vallejo (PC) a Jara. Ella esbozó una sonrisa.

Desde que la vocera ha dejado entrever que postular a La Moneda no es su opción y con el exalcalde de Recoleta Daniel Jadue contaminado judicialmente, el nombre de la ministra del trabajo suena como presidenciable.

En la última Cadem de julio aparece en el cuarto lugar de los ministros mejor evaluados con 54% de imagen positiva, tras, en ese orden, Jaime Pizarro, Mario Marcel y Carolina Arredondo. Tiene, eso sí, bajo nivel de conocimiento: 40% (partió con 25%).

“Es muy mediática. Comunica bien y tiene muy buena biografía. Y políticamente es muy astuta. Pierde poco la compostura”, dicen desde la oposición. Por eso sorprendió el exocet que le envió a su par Carlos Montes quien criticó el apoyo del PC a Maduro. “Cuando uno es ministro de Estado muchas veces es mejor guardar silencio”, dijo.

Parlamentarios de oposición acusan que su urgencia por la reforma tiene mucho que ver precisamente con futuras candidaturas: necesita el check list.