Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Fotos: Francisco Vicencio

Entrevistas

6 de Agosto de 2024

Diego Ibáñez: “La izquierda tiene el desafío de superar la política adicta al aplauso fácil y al ego”

Presidente saliente del Frente Amplio, el diputado Diego Ibáñez asegura que "si la izquierda no es capaz de ofrecer una perspectiva de futuro y una salida a la crisis actual de legitimidad de las instituciones, vamos a fracasar como generación política".

Por
Compartir

Pese a que algunas actividades administrativas ya las está realizando la presidenta electa del Frente Amplio, Constanza Martínez, el cambio de mando como tal no se ha efectuado aún en la recién unificada tienda política. Es ahí donde el presidente saliente, el diputado Diego Ibáñez, debe pasarle la posta a la exdelegada presidencial de la Región Metropolitana, que iba a ocurrir el pasado fin de semana, pero se postergó.

“Hay que pasar la banda presidencial aún”, bromea Ibáñez, y dice que está en sus semanas “más tranquilas” en un año y medio, tiempo en el que fue el líder de Convergencia Social (CS) y, además, timonel provisorio del Frente Amplio.

Sobre el colectivo, asegura que “fracasarían” como generación política si es que no logran revertir la “crisis actual de legitimidad de las instituciones”. Por otro lado, asegura que el gobierno del Presidente Gabriel Boric ha tenido una “evolución en ascenso”, que se sostiene en sus resultados.

—¿Cuál es el valor que ve en el Frente Amplio, de pasar de ser una coalición política a un partido único?

—Es una reflexión muy profunda, porque construir un proyecto colectivo en una modernidad en extremo líquida es un desafío cultural. Pese a todo, hoy construimos uno de los partidos más grandes de la izquierda en Chile, ordenamos institucionalmente al partido, entregamos cuentas claras, transparentes, terminamos por aumentar la participación interna. Logramos la unificación en base a debates abiertos en todas las regiones de Chile. Logramos una nueva carta de principios, una nueva orgánica y, además, entregamos una hermosa sede nacional a la nueva directiva electa. Eso habla de una fuerza que tiene más vida que nunca.

—En el último encuentro nacional de Convergencia Social usted habló de las críticas que emitían analistas, quienes hablaban de una “anécdota” del expartido. 

—Muchos opinólogos hablan de que somos una anécdota y una excepcionalidad histórica que se va a diluir. Al contrario de lo señalan, ha sido una decisión política certera y que va a trascender. Esa lectura tiene un correlato en los hechos cuando llegó el Presidente más joven de la historia de Chile, cuando unificamos en un solo partido a 12 movimientos que partieron el año 2017 y que hoy hemos sido quienes hemos triunfado en estas primarias municipales, que pasamos de tener 10 municipios a disputar más de 25. Habla de una fuerza de trascendencia, pese a que algunos quieren que dejemos de existir.  

—Entre los objetivos del Frente Amplio ¿está trascender de una forma como lo hizo la Concertación?

—Es difícil generar una comparación cuando los contextos sociales y culturales son muy distintos. Hoy estamos viviendo las consecuencias de una cultura neoliberal que impacta en los afectos, en las emociones, en la salud mental y en la asociatividad en los lugares de trabajo y las poblaciones. Estamos en una sociedad que parece que no tiene pegamento de uno con otros. Y construir un proyecto político de izquierda y progresista, con la nueva crisis climática y la revolución tecnológica, es un desafío que no está cerrado. Sólo queda crear esas respuestas. Sería muy injusto y arrogante de nuestra parte desechar cualquier aprendizaje histórico que hayan tenido nuestros antepasados, sean del PC, del PS, de la DC o del mundo progresista en general. Lo que nos queda es aprender y utilizar el aprendizaje para las victorias del mañana.

—Sobre su liderazgo en el Frente Amplio: ha captado la atención respecto al estilo de confrontación que ha tenido, por ejemplo, con Demócratas en la discusión de la reforma previsional en la Cámara. ¿Realiza algún mea culpa en el tono que utilizó en esas discusiones?

—Hay veces en que no estamos para medias tintas. Hay veces en las cuales hay que estar muy claro y consecuente. Pese a la confrontación que es natural en política, que etimológicamente es parte esencial de una democracia, hemos podido construir una lista única para las municipales. Hemos articulado una lista única para el segundo proceso constituyente. Hemos ganado el último plebiscito constitucional y hemos construido mayorías en el Congreso, donde tenemos minoría, para llevar adelante reformas que son importantes. 

—Usted menciona la alianza política que se alcanzó en las municipales, pero no se replicó con el mismo éxito en la lista de gobernadores. ¿Por qué ocurrió esa diferencia?

—Ahí hubo un cálculo pequeño por parte de algunas autoridades y un perjuicio de que hoy los principales partidos de la alianza de gobierno se han articulado como nunca antes en la historia. Tenemos una alianza donde los dos partidos ejes del Socialismo Democrático están articulados con el Frente Amplio y con el Partido Comunista y con la Acción Humanista. Eso creo que es un valor. Hay que mantener ese corazón de alianza unido y hacer que el acuerdo avance con un protagonismo de la unidad como factor en común.

—El Gobierno lleva poco más de la mitad de su mandato, que comenzó siendo criticado por sus acciones, calificadas de “amateur”. ¿Cree que el Frente Amplio se ha podido desprender de ser motejados como “amateur”?

—Cuando uno no ve el despliegue completo y solo se preocupa de ciertos eventos que le son útiles en un relato para deslegitimar a quien piensa distinto a ti, creo que uno se equivoca. Si uno quiere analizar la política del Frente Amplio, tiene que evaluar las políticas de crecimiento organizacional en Valdivia, en la alcaldía de Quilpué, en la alcaldía de Maipú, en la aprobación de proyectos que van en beneficio de las zonas más rezagadas como Petorca y Cabildo, en la gobernación de Valparaíso. Uno debe analizar el panorama completo. Hoy tenemos una ley de royalty que va a permitir financiar sueldos a cuidadoras en la comuna de Catemu. Esa es la política del Frente Amplio.

Si quieren centrarse en una cuña que fue explotada por un determinado medio de comunicación para construir pugnas que permitan aumentar los clickeos, y que eso se derive en mayor publicidad en esos medios de comunicación, eso es caer en la trampa de la mediatización de la política, que hace muy mal a la construcción de acuerdos. Yo haría un llamado allí a ver, por cierto, con las legítimas diferencias, el panorama completo de cómo la política del Frente Amplio hoy se despliega en Chile. 

—La consultaba apuntaba al mandato del actual Gobierno, que, por ejemplo, fue calificado de “amateur” cuando Izkia Siches, como ministra del Interior, viajó a Temucuicui a días de haber llegado a La Moneda. 

—El Gobierno ha tenido una evolución en ascenso que se evalúa por su resultado. El control de la inflación, la tendencia a la baja de los homicidios, tenemos la migración irregular más baja de los últimos tres años, un aumento de la expectativa económica y de la recuperación de empleo y, naturalmente, hay una Comisión por la Paz y Entendimiento en La Araucanía que ha permitido ir estableciendo líneas comunes entre Estado, comunidad indígena y privados para resolver un problema de 500 años. Hemos evolucionado y eso se está notando y se notará en los próximos dos años. 

La “batalla ideológica” del Frente Amplio

—¿Dónde ve la mayor diferencia con sus pares provenientes de la Concertación?

—Son trayectorias diversas que han ido sintetizándose. Eso ha permitido hacer avanzar el programa de Gobierno. Hemos tenido matices, como existen entre distintas generaciones que emergen desde contextos distintos, desde la resistencia a la dictadura o desde la nueva era de los movimiento sociales, fisonomía que vienen aparejadas con sociedades que han evolucionado de forma diversa. El problema es más profundo de cuán bien o cuán mal me cae alguien que venga de un partido tradicional.

—¿El Gobierno debiese liderar una “batalla ideológica” o apuntar a acuerdos por más que pierda su posición original con el resto de actores?

—Cuando el Gobierno está impulsando la solidaridad en materia de pensiones, está dando una batalla contra el individualismo. Cuando el Gobierno empuja la ley “Papito Corazón”, está dando una batalla contra una vida patriarcal de la economía familiar. Cuando el Gobierno está haciendo avanzar el royalty a la gran minería, está dando una batalla patriótica por los recursos naturales. Siempre ha estado presente el principio que nos hace existir en política en cada votación que hay en el Congreso Nacional. Eso es parte intrínseca de la democracia. Sin ideas, la gestión se diluye en una mera administración, pero ya existente. Y el gobierno llegó para transformar, y eso es lo que está haciendo. 

—El Frente Amplio tiene en su génesis el tema de la educación, y hay una promesa de Gobierno que es el Crédito con Aval del Estado (CAE), que ya ha encontrado posiciones entre los integrantes del oficialismo. En septiembre, el Gobierno presentaría este proyecto. ¿Hacia dónde debería apuntar? 

—Parece ser que cuando hablamos de ideología lo estamos oponiendo a lo material, lo concreto, y eso es una diferencia ficticia. Cuando hablamos del CAE, el CAE no es una batalla ideológica en sí misma. El CAE es una batalla por evitar el endeudamiento del Fisco a costa de la renta de los bancos y de evitar la desigualdad de acceso en materia educativa y el abuso que hay sobre casi un millón de estudiantes, en los más pobres de Chile.

Esa es una batalla material y concreta que tiene una expresión en una idea, pero se equivocan los analistas cuando oponen ideología a materia. De hecho, no hay ideología sin materia y lo que estamos empujando tanto las reformas del Gobierno, como el copago cero, o la condonación al CAE o la solidaridad en materia de pensiones, son batallas materiales que mejoran la vida de la gente, el poder adquisitivo y engloban el bienestar en la economía familiar justa y distributiva. Eso no es una batalla ideológica abstracta como quien lea un cuento y sueña con un mundo imaginario. Eso es materialidad concreta que mejora el bolsillo de la gente y que por tanto les permite vivir mejor, menos endeudados y más felices. 

—Pero se habla de batalla ideológica cuando un sector del Gobierno no está de acuerdo con una condonación universal del CAE, cuando el Frente Amplio sí defiende esa idea. ¿Qué tanto engranaje debería combinarse para que la solución guste tanto al Socialismo Democrático como a ustedes?

—Eso es política basada en la evidencia. Hoy día cualquier propuesta que no tenga una evidencia para que la gente viva mejor y, al mismo tiempo, a largo plazo sea rentable socialmente, es una idea fracasada. Por eso las ideas privatizadoras y ultra capitalistas son ideas sin evidencia ni perspectiva de futuro, porque están consumidas por el consumo inminente y absoluto. 

Lo que estamos proponiendo es que las ideas de solidaridad son sostenibles en el tiempo, permiten vivir mejor y hacer a la gente más felices. Y hay evidencia al plantear aquello. Me gustaría que el debate se dé en esa dimensión y no en supuestos imaginarios de mundos paralelos que no existen, pero que a algunos les conviene mantener en esa esfera, para ganar sus posiciones conservadoras. 

“Ser timonel del partido del Presidente es de una complejidad de donde aprendí mucho”

—Como presidente provisorio del Frente Amplio y de Convergencia Social, ¿qué reparos hace de su gestión?

—Naturalmente siempre hay que ser autocríticos. Siempre se puede ser mejor. Ser timonel del partido del Presidente es de una complejidad de donde aprendí mucho en el último año y medio. Y ser parlamentario, representar a tu distrito, al mismo tiempo que hay que abrir espacios de discusión de bases y acudir a donde la militancia hace patria, es complejo y siempre se pueden abrir espacios de participación muchos más amplios. Diría que el Frente Amplio tiene un gran desafío que es seguir ampliando su participación de base. Para ello, la nueva directiva ya está preparando el primer congreso del Frente Amplio para el primer semestre del próximo año.

¿Faltó escuchar a las bases durante su gestión?

—Hubo momentos donde teníamos comités centrales cada una semana, pero el desafío es que la estructura se abra hacia las regiones y las comunales. Eso, todavía, está en construcción en el Frente Amplio.

—El diputado Gonzalo Winter fue quien consiguió más votos en la elección del comité central del Frente Amplio. Como timonel provisorio y expresidente de CS, ¿qué liderazgo ve en él?

—Así como él, hay muchos liderazgos que son prometedores y que hacen que el Frente Amplio sea una fuerza más viva que nunca. No solamente tenemos que dedicarnos a analizar aquellos rostros más mediáticos, sino que hoy es fundamental que el Frente Amplio ponga ahínco e incentivos en los dirigentes sociales. Tenemos mujeres que son presidentas de juntas de vecinos, líderes sindicales, dirigentes de el agua potable rural. Tenemos mujeres feministas, activistas, que participan desde sectores populares. Tenemos dirigentes cuidadoras. El gran desafío es articular esa red de liderazgos y hacer que puedan avanzar los cambios que la ciudadanía necesita. 

—Usted podría disputar una tercera postulación a la Cámara en su distrito. ¿Se ve en su horizonte político ese escenario?

—Estaré cómodo donde pueda aportar de mejor manera. Creo que es un error político adelantarse a la elección del próximo año, cuando tenemos que dejar el pellejo en las municipales de octubre. Y todo lo que venga en un futuro dependerá de la confianza y trabajo concreto que le demos a la región, cuestión que evaluará nuestra próxima directiva nacional llegada a su punto. 

—No está ni descartada una tercera nominación a su distrito, como tampoco que salga de él.

—Mi trabajo es desde El Belloto para hacer el mejor trabajo para la región de Valparaíso posible.

—¿Qué reflexión hace de su la salida de la directiva del Frente Amplio?

—Esta es mi primera semana desde que estoy más relajado de la contingencia nacional. Y me convenzo cada día más de que la izquierda tiene el desafío de superar la política adicta al aplauso fácil y al ego. Lo digo no de buena crianza, sino porque allá afuera los códigos que conectan con la ciudadanía son mucho más humildes de lo que uno pretende hacer en los pasillos del Congreso o en los matinales de televisión. Siento que estamos en un momento delicado de la representación política y que si no lo sabemos abordar, esto puede estallar hacia cualquier lado, emergiendo las demagogias autoritarias que amenazan con clausurar la institución por su caída de legitimidad.

Esa dopamina que se genera con la red social, con la cuña fácil, hay que superarla. Porque la gente allá afuera lo que menos sienten es excitación por ese tipo de debates. Creo que quieren resultados y representación, y a veces romper su propio círculo de soledad como personas en las poblaciones haciendo que las autoridades los escuchen y los acojan. La gente sabe que los resultados van a ser a largo plazo, pero quiere que se den respuestas de forma urgente y que las trayectorias sean claras.

El desafío que tenemos como izquierda es romper la ausencia de sentido futuro que tiene el actual sistema social, económico y cultural en Chile. Todos están preocupados de lo urgente, de lo inmediato, de qué va a pasar conmigo mañana, pero no qué va a pasar conmigo en diez años más. Si la izquierda no es capaz de ofrecer una perspectiva de futuro y una salida a la crisis actual de legitimidad de las instituciones, vamos a fracasar como generación política. Y creo que eso es fundamental y ese es el desafío de Frente Amplio. 

Comentarios

Notas relacionadas