Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Reportajes

Los 50 son los nuevos 40: por qué los de mediana edad se ven más jóvenes a como lucían sus padres

A sus casi cincuenta años, Ángela Gatica, kinesióloga, no siente el reflejo de esas cinco décadas en su apariencia. Y su mayor punto de comparación es su madre cuando tenía exactamente su misma edad. Según los expertos, la diferencia generacional en autocuidado, salud mental y estilo de vida es notable. Los cambios en la percepción social del envejecimiento, el acceso a tecnología avanzada en productos de belleza, y un mayor enfoque en la salud mental han permitido que esta generación de cincuentones se vea y se sienta más joven.

Por
Ilustración: Camila Cruz
Compartir

“Me acuerdo de mi mamá cuando ella tenía mi edad, y claramente éramos diferentes. Ella se veía mucho más adulta que yo”, afirma Ángela Gatica (49), kinesióloga. Mientras que su madre era dueña de casa a tiempo completo, Ángela trabaja en varios emprendimientos y mantiene una vida social activa. Y a pesar de estar entrando al umbral de los cincuenta, dice sentirse igual que cuando recién cumplía 40.

Así lo nota en el usual cumplido de sus pacientes y colegas: “‘Aparentas menos edad‘, me dicen, aunque sé que muchos me lo hacen por agradar”, comenta.

Desde que alcanzó la mediana edad, se ha preocupado de mantener una estricta rutina de autocuidado. Parte su día las seis y media de la mañana y va al gimnasio seis veces a la semana. Además, dice aplicar productos de skincare y consumir suplementos como magnesio y omega 3.

Ángela Gatica (derecha) y su madre (izquierda), ambas luciendo casi sus 50 años.

La kinesióloga también reconoce que la conciencia del autocuidado, que aplica actualmente, no era tan accesible en los tiempos cuando sus padres bordeaban su misma edad.

“La generación de los padres de quienes hoy tienen 50 años crecieron en un contexto social diferente. Los valores eran más tradicionales, existían menos oportunidades de autoexploración y cuidado personal”, explica la psicogerontóloga Agnieszka Bozanic.

Últimamente ha reflotado un archivo en Tiktok, grabado en el México de los años 80. En él, se entrevistan a adultos jóvenes y de mediana edad. Lo que ha llamado la atención es que los entrevistados lucían mayores en comparación a quienes actualmente rondan su misma edad. Según los expertos en envejecimiento y autocuidado, esta tendencia podría deberse a factores dermatológicos, sociales y psicológicos.

La importancia del skincare

“Me preocupo de hacer todos los skincare que son necesarios y que me recomiendan los médicos”, comenta Ángela. Aplicando cremas y filtros solares de última generación, que no eran de tan fácil acceso en los tiempos de sus padres. Esto lo ha notado la médico dermatóloga de la Clínica Estoril, Carolina González.

“El hábito del cuidado frente al sol ha cambiado mucho. Así como la conciencia respecto al daño que produce en la piel”, explica la dermatóloga. Entre estos daños provocados por los rayos UV, menciona que los de mayor repercusión estética son las arrugas y las manchas, que pueden provocar una apariencia más avejentada. Por lo tanto, apunta a que el cambio de concientización entre las nuevas generaciones se pudo ver directamente reflejado en la jovialidad de su piel.

Destaca, además, el auge que ha tenido el skincare estos últimos años en la población adulta. Productos como el ácido hialurónico, el retinol y otras moléculas con tecnologías más avanzadas, han colaborado a que esta generación de mediana edad luzca más joven. Además, aclara que de entre todos los productos disponibles, el más efectivo para cuidarse del envejecimiento de la piel es el protector solar. 

A partir de 1970, el bronceado fue una de las prácticas más populares de los estándares de belleza de la época. Un “concepto erróneo de look saludable”, que ha sido uno de los factores que provocaron un aumento de cánceres de la piel en el mundo, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica. Esto ha generado que desde fines de los años 90 la Sociedad Chilena de Dermatología promoviera una campaña anual sobre el uso de protección solar entre los ciudadanos

Ana María Gallardo, psicoterapeuta y directora del Centro Body Positive en Chile, señala que existe un auge del culto a la belleza y la juventud. “La llegada del skincare coreano, acceso a centros de belleza, operaciones cosméticas, hacen que las personas aplacen al máximo de tiempo la aparición de arrugas, canas y expresión de envejecimiento”, explica. Sin embargo, hace la apreciación de que este es un “polo no favorable” de la jovialidad entre personas de mediana edad.

“Si bien no tiene nada de malo que las personas ocupen su soberanía corporal, sí existe mayor presión y actitudes negativas hacia el cuerpo que envejece”, comenta.

El factor social

“Uno siente que todavía se pueden hacer muchas cosas. Como aún tenemos proyectos, metas que cumplir, eso nos hace mantenernos mucho más activos”, comenta Ángela Gatica. Ella, además de trabajar en una clínica, junto a una amiga decidieron emprender en la venta de productos cosméticos. En contraste con su padre, quien trabajó como mecánico automotriz durante toda su vida. 

Aunque se puede argumentar que su padre consiguió una vida más estable, Ángela declara que la productividad la “obliga” a mantenerse joven. Precisamente, un estudio realizado por la Universidad de Talca el año 2013, concluyó que mantenerse vigente y productivo son unas de las principales razones para que, a partir de los 40 años, los chilenos decidan hacer cambios respecto a su salud y modo de vida. Tales como dejar de fumar (18%) y reducir el consumo de azúcar y sal (19%). 

Cecilia Olivares (50) es emprendedora de un centro de estética, y ya está en el umbral de los 50. A pesar de haber tenido un empleo estable durante más de 30 años como nutricionista, fue tan solo a mediados del año pasado que decidió renunciar a su antiguo trabajo, y aventurarse en su nuevo emprendimiento. Explica que su edad no le significó un obstáculo para aquello.

Además, comenta que no tiene tapujos para vestirse con ropa dirigida a “gente joven”, etiqueta que ve con suspicacia. “Siento que tengo menos arrugas que la que tenía mi mamá a la misma edad. Pero la diferencia más importante es la vestimenta. Creo que uno se siente más joven cuando se viste con confianza”, comenta Cecilia.

La psicóloga Ana Gallardo le da una importancia central a la representación que existe en los medios sobre el envejecimiento. “Por ejemplo, antes había más restricciones respecto de cómo lucía una persona a determinada edad (como el uso de faldas, maquillaje, escote, etc.), y era socialmente sancionado si una persona tenía el valor de ir en contra de esa expectativa. Hoy en día se han desafiado estos cánones. Las personas tienen un abanico más amplio de posibilidades a la hora de buscar la forma de expresar su apariencia”, añade la psicóloga.

30% genética y 70% hábitos

“Aunque se ha establecido que la genética determina en alrededor de un 30% cómo envejecemos los humanos, hay variantes de genes que pueden actuar como factores de protección o factores de riesgo en el proceso de envejecimiento”, explica Christian González-Billault, doctor en biología celular e investigador principal del centro de investigación GERO.

El investigador señala que estos marcadores celulares del envejecimiento están vinculados con los sistemas de reparación del DNA, la inflamación y la gestión de nutrientes, entre otros. Estos genes pueden, por ejemplo, contribuir a controlar adecuadamente el daño inducido por radiación UV.

Sin embargo, el 70% restante de los factores de envejecimiento -explica el experto- se deben a los hábitos y acciones de las personas. “Es por esto que aquellas personas que presentan menores niveles de estrés, tienen mejores patrones de sueño, realizan actividad física de forma regular y son conscientes de su forma de alimentación pueden envejecer a un ritmo menor comparativamente con quienes no presentan estos hábitos”, añade el doctor González-Billault.

Cecilia comenta que trata de asistir todos los fines de semana al gimnasio, y que últimamente se ha preocupado de equilibrar su horario de sueño. Admite que ha podido permitirse eso gracias a que sus tres hijos ya son mayores y tienen un grado de independencia. “Mi papá, por ejemplo, obviamente no pudo cuidar estas cosas cuando era joven. Menos ir al gimnasio o comer bien. Piensa que es de origen humilde y empezó a trabajar desde los 13 años”, explica.

“Las nuevas generaciones de adultos han tenido acceso a una serie de prestaciones y servicios basados en evidencia científica, lo que ayuda a mitigar los daños que se producen simplemente por el hecho de estar vivos“, destaca el investigador de GERO. El desarrollo de fármacos que permiten tratar enfermedades anteriormente intratables, además de avances en la higiene, vacunación y seguridad alimentaria, han sido factores esenciales en el envejecimiento de los actuales cincuentones.

“La consciencia sobre lo que es beneficioso para un mejor envejecimiento nos permite acceder a productos y servicios diseñados para mantenernos mejor, ya sean cosméticos, farmacológicos o cambios de hábitos”, manifiesta el doctor González-Billault.

El impacto de la salud mental en la apariencia

Los padres de Ángela “no creían” en la salud mental. Para su padre era un concepto poco conocido, y prescindible mientras tuviese un trabajo estable. Su madre, abocada al cuidado de sus hijos, ni siquiera tenía tiempo para pensar en eso. En cambio su hija comenta que sí ha invertido en salud mental: “No estaba tan claro el tema del amor propio, del cuidarse a sí mismo. Las redes sociales han sido fundamentales para descubrir lo importante que es”.

“En términos psicológicos, una actitud positiva respecto al envejecimiento ayuda a reducir el estrés y mejora un bienestar psicológico y emocional. Hay estudios que hablan de que las personas que ven de forma positiva su envejecimiento viven hasta 7,5 años más en comparación con las personas que lo ven de forma negativa”, explica la psicogerontóloga Agnieszka Bozanic.

Ángela cuenta que mantiene una vida social activa. A sus casi 50 años, no desea perder la costumbre de salir a panoramas y juntarse con gente que está “en la misma onda” que ella. Lo mismo sucede con Cecilia, quien suele asistir a karaokes o tocatas con una banda que conformó junto a amigos de su edad.

“Tener una red de amistades proporciona un apoyo emocional y práctico. Estas redes mejoran la salud cognitiva. Y sentirse parte de una comunidad ayuda al bienestar general de las personas”, afirma la doctora Bozanic.

“Asimismo, dejarán de socializar, o buscar nuevas amistades bajo la lógica de asumir que las personas mayores deben aislarse. De este modo, la percepción negativa hacia el envejecimiento si afectará las actitudes de autocuidado. Y esto se traduce en calidad de vida y esperanza de vida”, añade la psicóloga Ana Gallardo.

“No creo que haya caído en mí el peso de lo que es cumplir 50 años. Más bien me siento tan joven que, de verdad, la edad se ha vuelto solo un número”, apunta Ángela.

Comentarios

Notas relacionadas