Opinión
1 de Septiembre de 2024Perfil de Leonarda Villalobos: la Mata Hari de Factop
Como una de las espías más famosas de la historia dijo sentirse la hasta hace unos meses desconocida abogada Leonarda Villalobos, clave para destapar la investigación denominada Caso Hermosilla o Caso Audios. El columnista Kike Mujica repasa su historia paterna y aspectos clave de quien decidió apretar rec en su celular durante una reservada reunión.
Compartir
-¿Cómo estái?
-¡Mal! ¡Me Asaltaron! Me pegaron combos! ¡Me rajaron la oreja! Menos mal que no me robaron la cartera, porque la tenía abajo de la parka.
-¿Ahora?
-Hace una hora. Dos cabros chicos.
22 de junio de 2023. El audio registra la conversación entre la secretaria de Luis Hermosilla y la, hasta ese momento, desconocida abogada Leonarda Villalobos Matter. Son los segundos iniciales de una grabación de casi dos horas que tiene al poder de Chile -que se asusta poco- con el alma en vilo.
Todo empezó con un asalto, precuela de lo que vendría después.
Conflictos familiares
En uno de los audios transcritos desde su móvil requisado, Leonarda Villalobos dice sentirse como Mata Hari.
Al igual que la famosa espía, Villalobos ha vivido al borde de la cornisa, en medio de demandas, formalizaciones en su contra, despidos por conflictos y relaciones peligrosas.
Nació en 1971 en Valparaíso, hija de Osvaldo y Luz Matter. Decidió vivir con su padre cuando la pareja se distanció. La relación con su madre era mala y derivó, cuando su padre enfermó, en una demanda contra Luz Matter por una conflictiva herencia: un departamento paterno en Recreo Alto, Viña del Mar.
Leonarda la acusó de firmar el contrato cuando su padre estaba grave. Esto, para favorecer a su otra hija Nahima, quien se quedó finalmente con la propiedad.
Pese a ese pasado belicoso, la madre de Leonarda figura dentro de las personas que invirtieron en Factop. Y también dos de sus hijos, Isabella y Alessandro Bratti Villalobos. Todo en familia.
Una historia paterna
Clave en la vida de Villalobos es su padre. Fue funcionario del SII entre 1972 y el 2013. Gran parte de las redes de la abogada en dicho servicio provienen de ese vínculo.
Villalobos fue expulsado del SII en 2013: se le imputó el robo de un expediente tributario para intentar favorecer a un contribuyente e intentar cobrar por eso.
Villalobos actuó en dicha ocasión coludido con su mujer, que es contadora.
Luis Arancibia era un empresario que debía $240 millones al SII. En el servicio lo remitieron a hablar con Osvaldo Villalobos. Para sorpresa de Arancibia, el funcionario lo envió a hablar con su mujer, que no era funcionaria del SII. Ella sinceró el negocio: por $11 millones “arreglarían el problema”.
Arancibia denunció el hecho y la carrera de Villalobos llegó hasta ahí. En noviembre de 2013, lo destituyeron por “vulnerar gravemente el principio de probidad administrativa”. En 2015 murió.
Una sincronía sospechosa
También el padre tiene un rol en su relación, hoy tóxica, con la familia Sauer, Rodrigo Topelberg y Factop.
El jefe del clan, Alberto, la contactó en 2017, según Leonarda, para pedirle “ayuda en los procesos de representación ante el SII”, como comentó en una entrevista que le hizo el periodista Víctor Rivera, en abril de este año, en La Tercera.
Llama la atención el encargo, porque hasta ese momento el único titulo que ostentaba Villalobos era de “Relacionador Público Empresarial” del Instituto Profesional Alemán de Valparaíso. Ella decía que había estudiado Ingeniería Comercial en la Universidad Católica de Valparaíso, pero la propia casa de estudios lo desmintió: nunca pisó sus aulas. Y recién en 2021 se graduó de abogada en la Universidad Bolivariana.
De hecho, Villalobos reconoce en la entrevista de La Tercera que no sabe por qué los Sauer la contactaron.
Su primera obligación fue un proceso de regularización de la propiedad de un auto marca Jaguar. Le fue bien.
Cuenta La Tercera: “Sauer le indicó a Leonarda que le pediría referencias sobre ella a otra persona de apellido Villalobos.
“Le dije, ¿cómo?”.
-Sí, me dice.
-Y le digo, ¿cómo se llama su amigo?
–Osvaldo, me dice.
-“Pero si es mi papá, ¿no sabe que murió?”.
Una sincronía -dudosa para muchos- que terminó como terminó: en un affaire de proporciones.
“Mr. Wolf”
Villalobos parece que nació ayer: los que se cruzaron con la abogada, por diversos motivos, prefieren negarla o no acordarse. Una especie de “Mr. Wolf”, el limpiador de “Pulp Fiction”: haz el trabajo y si te he visto, no me acuerdo.
“Hay muchas y muchos Villalobos en Chile. Cultivan relaciones con burócratas, mandos medios y bajos, para solucionar problemas de sus amigos y clientes. Y se ufanan de eso: del pituto, del contacto”, me dice un abogado.
Hay un episodio muy clarificador que relata La Tercera: en 2021, Rodrigo Topelberg necesitaba renovar su pasaporte porque viajaba a Estados Unidos. Lo había olvidado, así que estaba contra el tiempo. “Topi, la Leo tiene una movida y te lo entregan rápido. ¿La llamas tú o yo?”, fue la recomendación de Daniel Sauer.
Villalobos es hija de la viveza, el estereotipo de personajes criollos que pululan buscando darle el palo al gato (léase poder y sobre todo dinero) y se ufanan de sus contactos. De hecho, tenía selfies con diversos personajes del poder.
Se cansó de vender seguros, de trabajar en multitiendas o en municipalidades. Quería más.
Y si para eso hay que entrar a la política, entra: militó en 2014 en el PPD. Si hay que cambiar de opinión, para entrar al Estado, cambia: fue funcionaria durante los gobiernos de Bachelet y Piñera. Si hay que falsificar firmas de los cheques -tiene varios de estos episodios-, lo hacemos. Si hay que parecer abogada sin serlo, vamos (representó en una demanda a Gladys González, la famosa “Cuca“, en 2019, dos años antes de graduarse).
“Los operadores -por llamarlos de algún modo- son generalmente hombres, relacionados con los partidos. Personajes satélites en torno de autoridades o ex autoridades. Por eso, Villalobos llama la atención: mujer y con poca vida partidaria”, sostiene un abogado.
En todo caso, su actual marido, Luis Angulo, también formalizado, sí navegaba por aguas políticas. Fue militante del PPD y pasó, entre otros y en distintos gobierno, por los ministerios de Educación, la Subsecretaría de Desarrollo Regional, la gobernación de Santiago y el Ministerio de Ciencias. El affaire del audio lo pilló en el ministerio de Bienes Nacionales. Fue despedido ipso facto.
Leonarda en las alturas
Pocos operadores alcanzan a llegar a las alturas. Villalobos unió sus redes en el sector público -especialmente en el SII- con la ligazón al dinero y ambición desenfrenada de los Sauer. Y en 2023 apareció en su vida Luis Hermosilla, actor de otro pelo que el resto de leguleyos.
Leonarda logra moverse en ligas mayores con la venia de Hermosilla. De ahí el diagnóstico, con mala vejez, del abogado: “Eres una psicópata bien orientada. Hay huevones psicópatas mal orientados que andan asaltando gente. Tú eres psicópata bien orientada que hace estas pegas”.
“Algunos” abogados dicen que “otros” abogados cayeron en las imposturas de Villalobos, quien por ejemplo, cuentan, se jactaba de ser jefa de gabinete del director de Impuestos Internos.
Cuesta creerlo.
“Los abogados que pululan en temas tributarios saben perfectamente quién es quién”, opina un abogado.
Stendhal pone en boca de Julien Sorel, en su grandiosa novela Rojo y Negro, una frase que califica para todos los que dicen que Villalobos los cuenteó: una cosa es que te engañen y otra es dejarse engañar.
Anatomía de un audio
22 de junio de 2023.
Luego de saludar a la secretaria de Luis Hermosilla y quejarse por el asalto que había sufrido, Leonarda Villalobos, con el rec apretado en su teléfono, entra a la reunión con el abogado y Daniel Sauer.
Después de casi dos horas de conversación, Villalobos sale de la reunión y llama a Rodrigo Topelberg. Le habla de las facturas falsas.
Este le dice que llame a su mujer y abogada, Yael Speisky. A ella le confiesa que tiene una grabación. De hecho, escuchan un extracto en un Starbucks.
Entonces, Speisky le pide que se lo envíe al WhatsApp.
Leonarda Villalobos dice que no.
Speisky insiste una y otra vez.
“Espérameeeee… te lo mandaré, pero tienes que quedarte (emoji de silencio y de súplica)”.
Leonarda Villalobos lo envía.
Speisky se lo muestra a Topelberg, que después de escucharlo 50 veces, decide enviarlo desde un teléfono prepago a la Fiscalía, a la Comisión de Mercado Financiero y a Ciper.
El archivo lleva el nombre “irónico” de “Hola soy Daniel Sauer y así hice el fraude Factop”.
Es el comienzo de la historia. O el final de otra.