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Fotos: Lautaro Ruminot / The Clinic

Entrevistas

15 de Septiembre de 2024

Desde el Ministerio a la casa en hora peak con el ministro Juan Carlos Muñoz: “Me frustra que el automóvil sume cada vez más viajes”

The Clinic acompañó al ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, en el trayecto desde su oficina en la comuna de Santiago hasta su casa en La Reina, para la que debe hacer combinación en el metro y subirse a una micro. "La evasión es lejos el principal problema", comenta, mientras pasajeros lo interrumpían para hacerle preguntas.

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Son casi las 19:00 del jueves 12 de septiembre y el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, está llegando a su casa en La Reina. Va en la micro 501, por Francisco Bilbao. Todos los pasajeros van sentados menos él. Antes se subió al metro en estación La Moneda y combinó en Tobalaba. Es la hora peak.

En la micro uno de los pasajeros lo aborda. No es el primero que lo hace en el trayecto, pero sí el más insistente.

“Ministro, buenas tardes. Una consulta”, le pregunta el hombre de unos 55 años sentado mirando hacia atrás en el asiento detrás del chofer. Muñoz se acerca algo incómodo.

“Yo soy de las personas que pagan siempre, todos los días”, le dice el hombre, buscando aprobación entre los demás pasajeros. Y agrega: “El Estado no nos condona nada. ¿Qué ganamos por nosotros pagar? Es una inquietud que nosotros tenemos. Las personas pasan sin pagar. Pasan, pasan y pasan y nosotros pagamos”.

El ministro Juan Carlos Muñoz intenta explicarle las medidas del gobierno para enfrentar la evasión tarifaria y los beneficios que tienen los pasajeros frecuentes. El hombre no se ve muy convencido.

“¿Qué harías tú?”, termina diciéndole Muñoz, ya sin saber cómo cerrar la conversación.

“Yo no soy ministro”, le responde el pasajero.

Juan Carlos Muñoz se arrepiente de inmediato de su interpelación: “Tienes razón, tienes razón”.

La conversación termina, pero los pasajeros quieren seguir hablando con el ministro.

“¿Cuál es su nombre?”, le pregunta una señora que tiene edad de jubilación, pero que por ignorancia recién se entera de los beneficios a los que puede acceder en el transporte público.

“Juan Carlos Muñoz”, le dice el secretario de Estado. Eso sí, quiere agregar algo más ante las dudas de los pasajeros por la presencia del camarógrafo de The Clinic.

Ando en transporte público todos los días, no hoy día nomás“, afirma el ministro, en un intento por justificarse ante los pasajeros.

El ministro en la 501 que sube por francisco Bilbao. Fotos: Lautaro Ruminot.

La condición al Presidente

Muñoz recuerda con precisión el día que el Presidente Gabriel Boric le ofreció ser ministro de Transportes y Telecomunicaciones. Fue el lunes 17 de enero de 2022 -tres días antes de que se anunciara el gabinete- cuando estaba de vacaciones en el sur de Chile.

Al principio, al ver su celular, pensó que era una broma de uno de sus amigos, porque nunca había incursionado en la primera línea de la política ni tampoco hablado con el actual Mandatario.

“Hola Juan Carlos, te escribe Gabriel Boric”, decía el mensaje que recibió. Horas después el exministro Giorgio Jackson –a quien conocía desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica– tuvo que interceder para que se diera cuenta de que era verdad.

Muñoz se dio un día para pensarlo, porque en sus planes había otro objetivo. Estaba haciendo campaña para ser decano de Ingeniería en la PUC, donde hizo carrera como académico desde que salió de la universidad.

Ahí recordó una conversación que tuvo con amigos años atrás en que le preguntaron por su sueño frustrado. “Dije: mi deseo frustrado es que nunca he sido considerado para ser Ministro o Subsecretario. Era algo que profundamente quería”, dice Muñoz.

Eso sí, afirma que le puso una condición al Presidente.

“Le dije que aceptaba ser ministro en la medida que pudiera elegir cotidianamente cómo me iba a mover. Quería ser un ministro que ocupara los modelos de transportes que promueve. Él estuvo encantado”, comenta el secretario de Estado.

Según dice el ministro, desde que asumió solo ha utilizado el auto institucional para ir a actividades fuera del Ministerio, o al Congreso de Valparaíso. En muy pocas ocasiones, asegura, ha pedido a su chofer que lo lleve a su casa.

“Siempre he utilizado el transporte público y la bicicleta. Antes de ser ministro era académico y mi interés y mi convicción es que las ciudades son mejores y más sustentables si es que la gente usa esos métodos de transporte. Me interesa ser protagonista del cambio que quiero ver”, dice el secretario de Estado.

—¿Le han advertido que no lo haga?

—A veces mis equipos me han dicho: “Está un poco enredado, ¿por qué no te vas con Mauri (el chofer)?Esos días trato de venirme en bicicleta.

“El Presidente anda más en metro de lo que se sabe”

Son pasadas las 18:00. Tras recibir a The Clinic en su oficina, el ministro de Transportes camina hacia la Alameda por Amunátegui. Pocos lo reconocen. De hecho, el único que lo saluda en la calle es el subsecretario de Obras Públicas, José Andrés Herrera, que camina con anonimato por el centro.

Muñoz debe lidiar con el poco conocimiento. Solo una vez ha superado la barrera del 40% (en agosto tuvo un 38%) en la encuesta Plaza Pública de Cadem. Fue en la entrega del 19 de mayo cuando se ubicó como el segundo mejor evaluado, con un 63%. El con mayor aprobación era el ministro del Deporte, Jaime Pizarro (77%).

—¿Lo reconocen en la calle?

—Más de lo que pareciera. El martes, en la micro de vuelta del partido de Chile, me pasó que me pidieron una foto. En general es gente que ve la complicidad y el valor de tener un ministro de Transportes que utiliza un servicio que es el que ellos ocupan. 

El ministro de Transportes Juan Carlos Muñoz baja las escaleras del metro Moneda. Un par de guardias lo acompañan con lumas. Antes de subir hacia Los Dominicos muestra cuántos viajes lleva en la aplicación RED, que le permite pagar con el código QR. Lleva casi $12.000 pesos. Es decir, en promedio un pasaje diario.

—¿Tiene mucha protección en el metro cuando se sube?

—Me muevo solo todo el rato, nadie tiene idea cuándo me subo o me bajo.

Es su asesora de comunicaciones quien explica que para poder grabar imágenes tuvo que pedir permiso en Metro y por ese motivo los guardias se alertaron. El ministro ya está arriba del tren.

—¿Toma notas cuando viaja? Los vendedores ambulantes parecen un problema de nunca acabar.

—Lo que hago es que tomo registro y se lo mando al gerente general de cosas que veo que hay que mejorar. Me tocó ir dos veces al cementerio el otro día, subirme en Zapadores y ver que la calidad estaba mala. Una escala mecánica en mal estado, ascensores con filas eternas. Hay que hacer un esfuerzo por despejar todo el metro del comercio ambulante y por eso es que tomo registro.

—¿El Presidente anda en metro?

—Ocasionalmente sí y me ha mandado fotos.

—¿El Presidente anda más de lo que se sabe en transporte público?

—Creo que sí, el Presidente anda más en metro de lo que se sabe. Por su juventud se siente muy cómodo en el transporte público. 

“Sé que mi experiencia de viaje no es representativa con la que vive el país”

El trayecto sigue. Arriba del metro el ministro Juan Carlos Muñoz se encuentra con un amigo suyo, Luis Flores, profesor de la Facultad de Educación de la UC. Detiene la entrevista para saludarlo.

—Es exalumno del colegio Craighouse, de la Universidad Católica y apoderado del Grange. ¿Su círculo le criticó mucho ser ministro de un gobierno ideológicamente de izquierda?

—Hay de todo. En mi familia hay diversidad política, personas que pensamos distinto, pero hubo harto apoyo. Lo conversé harto con mi hermano Gonzalo, con mis hijos, mi esposa. Para la parte más conservadora de mi familia es más difícil entender que participe en un gobierno de izquierda, pero también ven lo lindo que significa que lo que he preparado toda una vida finalmente ocurra. De que me pongan a la cabeza del tema del cual transpiro todo el día. Además, en la dictadura aprendimos a convivir en las diferencias y aprender que la familia está por encima de todo. Y que nos queremos mucho más que cualquier diferencia a la hora de votar.

—¿Y sus compañeros de colegio?

—En los chats de los amigos del colegio veo harta crítica en la cual prefiero no meterme, porque significaría entrar en conflicto frecuente. 

—¿Se considera de izquierda?

—Me considero una persona en el ala de la centroizquierda, ese es mi lugar.

—¿Políticamente opina en el gabinete?

—Trato. Hago un esfuerzo porque cumplo un rol, ya que ser ministro es mucho más que la pega. No son opiniones tan disonantes eso sí. 

—¿Qué opina del momento político en Chile?

—Es un país que viene saliendo de una crisis importante. Muy profunda. Hay ámbitos en los cuales nos ha costado volver a ponernos de pie, todavía me duele caminar por barrios que están totalmente grafitados, que es algo que no quisiera ver. Me gustaría ver paraderos con infraestructura de primera, y para eso estamos trabajando en recuperar todos los paraderos del transporte público. El país está en un proceso de reencontrarse, pero está bastante mejor que hace dos años.

—¿Qué es lo que más le incomoda como ministro de Transportes?

—Me duele ver la profunda inequidad territorial que hay en una ciudad como Santiago. En que tienes gente que vive lejos en la periferia y que no tiene oportunidades laborales razonables en la cercanía. Y eso exige que tienen que haber desplazamientos. Mira la diferencia entre los trenes, en la tarde el que va a San Pablo va mucho más lleno que el que va a Los Dominicos. El sistema de transporte público refleja parte de esas inequidades territoriales. En que aún cuando yo ocupe el transporte público mi experiencia de viaje no es representativa a la del país. 

Eso está en la semilla del estallido social, personas que por dónde viven y trabajan tienen que recorrer la ciudad completa en un contexto en que los transportes, vehículos, metros, en esa dirección, van extraordinariamente llenos. No se sienten queridos por la ciudad a pesar de que tenemos este increíble estándar de calidad. 

—La experiencia usuario para la gente que más necesita el transporte público no es buena. 

—Es que es la estructura de ciudad. La persona que vive en La Pintana no tiene una pega atractiva en su comuna sino que se tiene que mover al oriente, y es un viaje largo. El tren y bus van llenos y apretados.

“Me parece ridículo, absurdo, que tengamos estaciones donde el Metro no ha gatillado mayores oportunidades”

El ministro Juan Carlos Muñoz se baja en Tobalaba. La estación está llena. En eso pierde el hilo de la conversación y decide volver a reflexionar sobre el estallido social.

“A mí me partió el corazón ver el metro incendiado en el estallido social. Algo a lo que le hemos dedicado tanto cariño, tanto esfuerzo, que es un orgullo de la ciudad, verlo arder, es algo que resultó inexplicable y muy difícil de entender para mí”, dice. 

Ahí sí tenía diferencias con quienes lo justificaban.

–No le veo ningún sentido. Ni uno, ni uno, ni uno. Es un autogol enorme.

–¿El metro ya se recuperó del estallido?

–Sí, tenemos una excelente evaluación de los usuarios.

La escalera para bajar al andén de la Línea 4 está colapsada. Está lleno de personas, pero el ministro está tranquilo. Los guardias no. Nuevamente se acercan dos para acompañarlo a subir al tren.

“Es por la entrevista”, insiste.

Sobre el colapso en Tobalaba en la hora punta explica: “El andén de la Línea 4 quedó estrecho por el Canal San Carlos, pero se produce un avance. A mí no me parece tan terrible la verdad”.

También se detiene en otro punto. Al bajar la escalera, en la esquina, siempre hay vendedores ambulantes. Esta vez no los hay.

“Acá siempre hay vendedores ambulantes y puede ver que no hay”, afirma.

–Porque vino usted.

–Noo, está loco (ríe).

El ministro Juan Carlos Muñoz nuevamente se detiene y muestra el celular. Saca la conversación con el gerente general de Metro, Felipe Bravo, y exhibe todas las veces que pasa por ahí y lo felicita cuando está sin comercio informal.

“Cuando no hay es porque él (Felipe Bravo) me dice que los guardias funcionan bien hasta cierta hora y después de esa cierta hora ya los comerciantes se instalan. Hay un tema de ir equipando la infraestructura”, analiza.

Al subirse a la Línea 4 nuevamente lo reconocen. Una pasajera venezolana le pide una foto y agradece por su gestión. Mientras que un chileno, en notable estado de ebriedad, le pregunta a los demás: “¿Es alcalde? ¿Ministro de Obras Públicas?”.

—¿Está conforme con lo que ha hecho el gobierno en materia de transportes?

—Muy conforme. Hemos sido exitosos en volver a poner el tren como política pública importante. Se ha avanzado en electromovilidad y creo que vamos a terminar el gobierno con buses eléctricos en las distintas capitales regionales del país. Además, vamos a haber reducido de manera importante los muertos en accidentes viales.

—El choque de trenes en junio pareciera que hizo decaer este símbolo de gobierno. 

—Estamos a full impulsando el tema ferroviario. Seguimos trabajando con la misma convicción. Lo que sí nos pasó es que producto del choque en junio hubo que revisar estándares de seguridad que fue parte de los acuerdos con los gremios. Eso ha significado que en algunos servicios ha bajado momentáneamente el nivel de frecuencia.

—Sobre los accidentes viales. ¿Está muy pendiente?

—Todos los días me llega a primera hora este mensaje de la directora de Conaset con las muertes. Y estoy contento porque los números indican que vamos bien (vuelve a mostrar una conversación en su celular).

—¿El 18 se viene muy complejo con tantos días feriados?

—El 18 nos pilla preparados. Con fiscalizaciones importantes, reforzando servicios de transporte. Hay que celebrar pero también hay que preocuparnos de que al final estemos todos en la mesa. Todos los años pasa que perdemos vidas. 

Antes de bajarse en la estación Francisco Bilbao el ministro revisa la aplicación del Transantiago para ver si la micro 501 está por llegar.

“Hay que apurarse”, dice al bajar en la estación. El pasajero ebrio lo vuelve a interrumpir: “Eche al Boric, eche al Boric”, le comenta riendo.

“La evasión es, lejos, el principal problema en Santiago”

Juan Carlos Muñoz alcanza a subirse a la micro. Son casi las 19:00 y se encuentra con el pasajero que lo va a abordar sobre la evasión.

“La evasión tarifaria es un problema tan grande…”, dice el ministro algo inquieto.

Otro pasajero lo interrumpe: “Ministro, usted es uno de los pocos buenos ministros que hay en este gobierno. Junto con la ministra de Obras Públicas (Jéssica López)”.

“Yo encuentro buenos a mis colegas, pero está bien”, le responde el ingeniero.

La persona que lo abordó sobre la evasión da en un punto. ¿Cómo se le explica a la persona que paga todos los días que tenga que pagar ese valor mientras ve a tanta gente evadir?

—Con que estamos determinados en reducir esa cantidad de gente que evade y estamos tomando todo tipo de medidas para impedirlo. El tema de la evasión es efectivamente uno de los temas que el sistema tiene que abordar y no lo ha abordado cómo se debe. Tenemos que abordarlo de manera más efectiva.

—¿Se ha reducido?

—Se ha reducido. El año pasado fue de un 45% y este año es un 38% en los buses. Todavía me parece altísima y quiero seguir haciendo todos los esfuerzos posibles y pensando en todas las ideas que se me puedan ocurrir para reducir la evasión. 

Pero es el principal problema que usted ve. 

—¿En el transporte público de Santiago? Es lejos es el principal problema. 

—¿Sufre cuando tiene que subir el pasaje pensando en cómo va a reaccionar la gente, en el estallido?

—Como todas las cosas, todos los servicios que se comercializan en la economía van sufriendo un fenómeno que es la inflación. Y la inflación afecta insumos críticos para el transporte como el combustible, el dólar, entre otros. Es natural que el costo de tarifa tenga que ir subiendo y parte de las preocupaciones es cómo vamos buscando los momentos adecuados y que no afecten en demasía al bolsillo familiar. Estamos preocupados también que el transporte vaya mejorando en calidad y llegue a zonas donde hoy no llega. Las tarifas financian como un 35% del sistema. En promedio, al final, por cada peso que ponemos nosotros, el Estado pone dos. 

—¿Y no es muy caro?

—Hay personas para las que claro que es caro y personas para las cuales es muy alcanzable. Lo que me preocupa es que el servicio que reciben esas personas, para las que puede ser un poco difícil de pagar, sea bueno. Y sea el mismo estándar en toda la ciudad. 

Ministro, para quienes el viaje es de dos horas. ¿Va a mejorar en algo está gestión?

—Estamos trabajando en mejorar las condiciones del transporte, pero lo más importante es mejorar las condiciones de la ciudad. El desafío es cómo reorganizamos las actividades en la ciudad. Cómo podemos llevar más ciudad a lugares donde tenemos muchas viviendas y poca actividad. La regulación urbana está al debe y tenemos que buscar formas para poder ir diversificando las zonas que están bien conectadas.

Todas las estaciones de metro debiesen ser puntos donde haya muy buenas oportunidades alrededor. Me parece ridículo, absurdo, que tengamos estaciones donde el metro no ha gatillado ese desarrollo de mayor densidad y de mayores oportunidades que tenemos que ser capaces de generar. 

¿Y cuál ha sido su principal problema? ¿Qué lo frustra más?

—La evasión tarifaria, como le decía. La cantidad de personas que acceden al transporte público sin contribuir como corresponde al pago de la tarifa, y de esa manera ayudar a que mejore el sistema. Además, me frustra ver que a pesar de los esfuerzos que hacemos por mejorar el transporte público, el automóvil sume cada vez más viajes. Me gustaría ver un país que empiece a reducir sus viajes en automóvil y aumentar medios alternativos.

—¿Cómo se proyecta después del gobierno?

—Hoy estoy gozando el espacio que tengo. Ha sido un hermoso complemento a mi carrera profesional que era tradicionalmente investigar, enseñar y liderar equipos en la Universidad. En la política he sentido que he tenido una proyección muy potente hacia el servicio público. Entre las cosas que hemos hecho es agarrar proyección internacional, por ejemplo el organismo más importante, el ITF, que reúne a los partidos de la OCDE, tiene su presidencia en Chile. Eso también es algo que me interesaría explorar más adelante. Estoy muy concentrado eso sí en hacer bien mi pega hoy.

El ministro se baja de la micro y camina hacia su casa. Cruza por el paso de cebra gracias a la advertencia de su asesora.

Entra a la casa y hay dos autos en el portón.

—¿Tiene autos, ministro?

–En la familia somos siete y tenemos dos autos que compartimos. Yo casi no los uso. Uno es un Honda Pilot familiar y el otro es un Renault eléctrico de ciudad que no tiene mucha autonomía. Es de los primeros eléctricos que llegaron al país.

***

Son las 6:02 am del viernes y la entrevista terminó hace horas. El ministro Muñoz, de todas formas, manda un mensaje de WhatsApp y envía una foto.

El mensaje dice: “A la pauta de Estación Central. A esta hora el tren va con poquitos pasajeros. Se me acerca un caballero en la Línea 1 y me dice ‘qué gusto conocerlo Ministro. Verlo acá es importante’. Eso es lo que me pasa un par de veces por viaje”.

El ministro Juan Carlos Muñoz a las 6:02 am del viernes. Foto enviada por WhatsApp.

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