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Opinión

16 de Septiembre de 2024

Preocupaciones de los chilenos y la política: líneas divergentes

Foto autor Gloria Hutt Por Gloria Hutt

Mientras los escándalos de corrupción acaparan la atención pública, las preocupaciones de los chilenos, según expone Gloria Hutt siguen concentrándose en el empleo y la estabilidad económica. Para la ex ministra de Transporte, estas preocupaciones siguen siendo ignoradas por el gobierno. "En los próximos meses se iniciará la discusión del presupuesto fiscal para 2025. Ese es el escenario propicio para comprometer medidas concretas que ayuden a disipar las ansiedades de las personas respecto a su futuro, fortaleciendo el empleo, ampliando incentivos a la inversión", señala.

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Mientras la opinión pública sigue sorprendiéndose con nuevos vínculos y mensajes registrados en el WhatsApp de Luis Hermosilla, los que han dejado al descubierto la operación de redes de intereses que sólo se expanden, la ciudadanía sigue pendiente de la solución a sus problemas más apremiantes. Entre ellos avanza con fuerza la preocupación por la economía y el empleo.

Cabe traer a la discusión un estudio realizado por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello a comienzos de este año, titulado Radiografía de la (des)confianza en Chile. Está demás comentar la medida brutal en que estos acontecimientos contribuyen a reducir la ya dañada y escasa confianza entre personas e instituciones.

El estudio incluye una secuencia de preguntas relacionadas con estados de ánimo, expectativas y preocupaciones de las personas. La primera se refiere al sueño que inspira a cada chileno encuestado, y en forma aplastante, la respuesta es “buen trabajo, estabilidad económica”, incluso por sobre la casa propia, viajes o la vejez digna.

Cuando se pregunta a los chilenos por la mayor preocupación actual, como es esperable domina la delincuencia, seguida de “quedar sin trabajo” y “la economía”. Nuevamente la sensación de riesgo asociado al empleo y el crecimiento es mencionada con claridad por los entrevistados, incluso por sobre “la salud”.

La encuesta avanza preguntando por la mayor preocupación en el futuro de los chilenos, y una vez más, la respuesta mayoritaria es “trabajo, estabilidad económica”. Las personas valoran la estabilidad como una forma de independencia, y consideran, correctamente, que teniendo trabajo un soporte financiero razonable, los demás problemas se pueden
esolver.

Y frente a la pregunta sobre el principal problema que afecta al encuestado y su familia, la economía vuelve a aparecer con 51% de las menciones, frente a 17% de trabajo/cesantía/sueldos, y 11% de delincuencia.

Por estos y otros antecedentes es tan difícil entender la escasa importancia que el gobierno hace para recuperar el desarrollo, el crecimiento y el empleo. La asociación de la inversión con malas prácticas supuestamente propias de la empresa privada, o el tratamiento del empleo como la proliferación de cargos públicos que sólo aumentan el peso del aparato público sin mejorar su eficiencia, son discursos recurrentes que no ayudan a avanzar en la dirección que el país y sus habitantes quieren y priorizan.

En los próximos meses se iniciará la discusión del presupuesto fiscal para 2025. Ese es el escenario propicio para comprometer medidas concretas que ayuden a disipar las ansiedades de los chilenos respecto a su futuro, fortaleciendo el empleo, ampliando incentivos a la inversión y creando las condiciones para fortalecer una meta de crecimiento ambiciosa, que mueva a Chile de las posiciones mediocres en que se encuentra después de haber liderado la capacidad de crecer en la región.

Es cierto que estas preocupaciones figuran en términos técnicos principalmente, en las secciones económicas de la prensa, y en consecuencia, su popularidad es escasa. Sin embargo, cuando se habla de reducir brechas, mejorar oportunidades y aumentar el bienestar de la población, el énfasis en su tranquilidad económica debiera estar entre las prioridades declaradas.

Junto con lo anterior, las expectativas de bienestar familiar, buen trato y una sociedad más empática, reflejan el ideal ciudadano que pareciera alejarse cada vez más, mientras más profundas son las grietas que generan casos como lo que estamos atravesando.

Como ya hemos visto en Chile, los ámbitos de insatisfacción encuentran sus canales, y maduran gradualmente. En este caso es evidente que la preocupación por la estabilidad económica está avanzando y creciendo, está muy claramente identificada por los ciudadanos y se asocia con menor bienestar.

Sería grave tener claridad sobre estos antecedentes y no actuar a tiempo. Por nuestra parte, será el foco con que daremos seguimiento a la discusión presupuestaria. No hacerlo podría comprometer el bienestar de muchos chilenos en el mediano plazo.

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