La historia real de los hermanos Menéndez: el brutal crimen que inspiró la exitosa nueva serie de Netflix

Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez ya se encuentra entre lo más visto de Netflix a pocos días de su lanzamiento en Chile. El drama está basado en un crimen real, en el que los hermanos fueron condenados por el brutal asesinato de sus padres en 1989, en Beverly Hills.

La serie de 9 capítulos está protagonizada por Javier Bardem y Chloë Sevigny en el rol de los padres. Los hermanos, en tanto, son interpretados por actores que representan a Lyle y Erik, de 21 y 18 años cuando ocurrieron los hechos.

Los creadores son Ian Brennan y Ryan Murphy. Este último es considerado uno de los nombres más poderosos de la televisión y ha sido el encargado de crear y producir programas como “Nip/Tuck“, “Glee“, “American Horror Story” y la primera entrega de “Monstruos“, la cual se centró en la historia de Jeffrey Dahmer.

A lo largo de 10 episodios, la serie aborda uno de los casos que generó gran impacto en Estados Unidos durante la década de los 90. Una de sus particularidades es que fue uno de los primeros juicios en ser transmitido por televisión.

Los hermanos Menéndez crecieron en Princeton, Nueva Jersey. Lyle, el mayor, ingresó a la Universidad de Princeton después de que la familia se mudara a California en 1987. Erik asistió a un instituto en Calabasas. Lyle terminaría abandonando la universidad tras ser acusado de plagio.

Los asesinatos ocurrieron el 20 de agosto de 1989, en la mansión familiar ubicada en el 722 de North Elm Drive en Beverly Hills. Lyle y Erik entraron portando escopetas Mossberg calibre 12. José recibió seis disparos, uno de ellos mortal en la nuca. Kitty recibió un total de diez disparos; antes del disparo mortal en la mejilla, se encontraba en el suelo, arrastrándose.

La investigación

Inmediatamente después de los asesinatos, los hermanos Menéndez permanecieron en la casa esperando la respuesta de la policía debido al ruido de los disparos. Cuando llegó la policía, les dijeron que los asesinatos habían ocurrido mientras estaban fuera de la casa.

En los meses posteriores a los asesinatos, los hermanos comenzaron a gastar abundantemente en artículos de lujo, negocios y viajes. En conjunto, gastaron aproximadamente 700.000 dólares antes de su detención. Más tarde, los miembros de la familia negaron que hubiera una relación entre sus gastos y el asesinato de sus padres.

Durante las primeras fases de la investigación, la policía intentó limitar su búsqueda a sospechosos que tuvieran motivos para matar a José y Kitty, y también investigó posibles vínculos con la mafia. A medida que avanzaba la investigación, empezaron a sospechar que los hermanos eran los autores más probables debido al evidente motivo financiero.

Durante el juicio, que comenzó oficialmente en 1993 y fue transmitido por el canal Court TV, Erik y Lyle confesaron ser los responsables de las muertes y argumentaron que lo habían hecho en defensa propia.

Según el relato de los hermanos, desde su infancia su padre los había sometido a abusos y los había amenazado con matarlos si hablaban.

El primer juicio terminó con dos jurados empatados. Como consecuencia, el fiscal del condado de Los Ángeles, Gil Garcetti, anunció inmediatamente que los hermanos serían juzgados de nuevo.

En el segundo juicio, ambos hermanos fueron finalmente condenados por dos cargos de asesinato en primer grado y conspiración para asesinar. En la fase de pena del juicio, fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.