Caso Monsalve: funcionarios de la PDI reconstruyen la operación que se ejecutó antes de que se presentara la denuncia
La Brigada de Contrainteligencia de la PDI estuvo a cargo de la operación que incluyó la revisión de imágenes de cámaras de seguridad y la entrega de un pedido falso de delivery en el domicilio de la funcionaria de la Subsecretaría del Interior que denunció a Monsalve por violación y abuso sexual. Esa operación se ejecutó antes de que ella estampara la denuncia en la fiscalía. The Clinic reconstruye ese episodio a partir de la revisión de nueve declaraciones que ya están en poder del Ministerio Público. Según los policías, ellos actuaron porque Monsalve los alertó de que podía haber sido víctima de un ataque.
Por Gabriela Pizarro y Nicolás SepúlvedaCompartir
La tarde del jueves 10 de octubre el subjefe de la unidad de Contrainteligencia de la Policía de Investigaciones (PDI) recibió el llamado que activó el inicio de la operación que, según declaró, buscaba esclarecer qué había hecho el entonces subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, durante la noche del 22 de septiembre.
“Aproximadamente a las 20:30 me llamó por teléfono la jefa nacional de inteligencia de la época, la señora Cristina Vilches, exprefecto inspector de la PDI, indicándome que debía preparar un equipo de trabajo para realizar una operación”.
Esa operación había sido definida minutos antes en La Moneda, donde Cristina Vilches se reunió con Monsalve. Según dijo ella en su declaración, el entonces subsecretario le dijo que estaba preocupado, que no se acordaba qué había ocurrido el domingo 22 de septiembre, porque tenía más de 12 horas borradas de su memoria. Allí se tomaron dos decisiones: revisar cámaras de seguridad para intentar reconstruir lo que hicieron Monsalve y su acompañante luego de salir del restaurante Ají Seco Místico, y periciar su celular.
La misma noche de ese 10 de octubre, el equipo de Contrainteligencia de la PDI se reunió en una plaza ubicada en la calle San Pablo, entre Amunategui y Teatinos, para definir los pasos a seguir.
The Clinic revisó y cruzó los antecedentes de nueve declaraciones que ya están en poder de la fiscalía, donde funcionarios de la PDI reconstruyen lo que hicieron luego de recibir la orden de Cristina Vilches. Todo comenzó la noche de ese 10 de octubre, siete días antes de que La Segunda diera a conocer la existencia de una denuncia penal en contra de Monsalve por violación y abuso sexual.
Entre los testimonios que The Clinic tuvo a la vista, no hay ninguno que profundice en las pericias que se le habrían hecho al celular de Monsalve. Hasta ahora se sabe que Cristina Vilches se llevó desde La Moneda el equipo telefónico que utilizaba Monsalve para estudiarlo. Pero no hay más detalles. La única que declaró algo al respecto fue Consuelo Peña, subdirectora de Inteligencia, Crimen Organizado y Seguridad Migratoria de la PDI.
Ella le contó a los fiscales que conversó con Cristina Vilches el 15 de octubre, cuando al interior de la policía se supo de la denuncia contra Monsalve por violación:
“En cuanto a si yo sabía el día 15 de octubre, cuando estuve con Cristina, que tenía ella en su poder el teléfono celular del imputado Monsalve, respondo que no, yo no lo sabía y no lo supe hasta varios días después”.
Anoche Manuel Monsalve fue formalizado por la denuncia en su contra por violación y abuso sexual, estampada por una funcionaria de la Subsecretaría del Interior que era su subordinada. El 7° Juzgado de Garantía decretó la medida cautelar de prisión preventiva y fijó un plazo de cuatro meses para la investigación.
The Clinic se reserva el nombre de los funcionarios operativos de inteligencia de la PDI que participaron de la operación definida la tarde del 10 de octubre, para no entorpecer posibles investigaciones en curso.
Operación planeada en La Moneda
Lo que se sabe es que Manuel Monsalve justificó la necesidad de estas diligencias por la posibilidad de haber sido drogado, lo que podría explicar la pérdida de memoria que dice haber tenido durante la noche de los hechos. Así lo explicó frente a su jefe de gabinete, Gabriel de la Fuente, y Gustavo Herrera, asesor y jefe directo de la denunciante, en una reunión que sostuvieron los tres en el despacho de Monsalve la tarde del jueves 10 de octubre. Sobre esa conversación, Gabriel de la Fuente declaró frente a los fiscales que llevan el caso:
“Nos dijo: es lo más probable que haya ocurrido algo de esta naturaleza (haber sido drogado). Le dije que tenía que denunciarlo a la PDI y propuse que sería bueno que viniera la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia) y Carabineros”.
Ante la recomendación de su jefe de gabinete, Monsalve concordó parcialmente: “Dice que sí, que es necesario que venga la PDI. Le volví a proponer a la ANI y me dijo que no, que tenía que ser la PDI y que iba a llamar a la prefecta inspectora Cristina Vilches”, recapitula De la Fuente.
Quien llamó a la ahora exprefecta Vilches fue el mismo jefe de gabinete: “Yo la llamé, porque él me lo pidió (…) Llamé a la Cristina y le digo que hay un tema urgente de extrema gravedad y que es necesario que venga a La Moneda por encargo del subsecretario”.
Según la misma declaración, Cristina Vilches habría llegado a La Moneda alrededor de las 21:00 horas de ese jueves. De la Fuente también estuvo presente en esa reunión entre Monsalve y la exfuncionaria de la PDI. Así lo resumió frente a los fiscales:
“Nuevamente le relató los hechos que nos había contado, hace énfasis en 3 cosas. La primera, que había perdido totalmente la memoria, segundo que temía haber sido objeto de un delito, y tercero le preocupaba saber de (la víctima), porque no habíamos tenido noticias de ella, porque había presentado licencia y que no le contestaba el teléfono a Manuel y que por lo tanto necesitaba saber su estado”.
Según la declaración de Gabriel de la Fuente, en ese momento Monsalve le entrega el número de teléfono de la víctima a Vilches, quien hace unas llamadas y averigua que el teléfono de la denunciante estaba activo y en el radio donde ella vivía, de acuerdo a la dirección que le entregó el exsubsecretario.
“Monsalve insiste en plantearle a la jefa de inteligencia que hay que tener más certeza de si está ahí y si está bien, como no respondía llamadas y estaba con licencia temía que estuviese siendo víctima de algún delito. La jefa de inteligencia le dice que ellos se van a encargar de averiguar de saber cómo estaba y dónde estaba”, declaró De la Fuente. “Cristina dijo vamos a indagar trayectos, vamos a ver qué pasó en el restaurant, en el trayecto y en hotel. Con esta misión se terminó la conversación y se fue”.
Según los testimonios de los funcionarios de la PDI, en ese momento activaron la operación. El subjefe de la unidad de Contrainteligencia de la PDI declaró que luego de recibir el llamado de Cristina Vilches, pidiéndole que armara un equipo, él seleccionó a los cinco efectivos que realizaron las diligencias, y que conversó con el jefe de la unidad de Contrainteligencia:
“Él toma contacto con Cristina Vilches, me llama de vuelta y me dice que nos reunamos en San Pablo, atrás del cuartel central de la PDI, entre Amunategui y Teatinos, donde hay una plazoleta (…) llegué al lugar y ya estaban todos ahí. Nos pusimos a conversar al interior del auto y es ahí cuando (el jefe de Contrainteligencia) nos explica la situación que afectaba al subsecretario Manuel Monsalve, de que unos días atrás estuvo en un restaurant de comida peruana comiendo, y no recordaba más hasta despertarse al día siguiente en el hotel”.
Sobre los motivos para realizar la operación, agrega el subjefe de Contrainteligencia de la PDI:
“Se sospechaba que el subsecretario, y tal vez su acompañante, podían haber sido abordados por sujetos. La información que se nos entrega era una posible pérdida de memoria, de que tal vez le podían haber echado algo en lo que tomó y fue drogado, o algo similar”.
Esa versión fue corroborada por el jefe de la unidad de Contrainteligencia, quien justificó las actividades que desplegaron desde la mañana del 11 de octubre:
“Entonces, cumpliendo las labores, verificamos dónde había estado el subsecretario, y tratamos de determinar si había sido abordado por alguna tercera persona. Esto daba sentido a que contrainteligencia tuviera que intervenir, ya que la autoridad pudiera haber sufrido algún tipo de atentado, y esto vulnerar de alguna manera la seguridad nacional”.
Recopilación de cámaras
El jefe de la unidad de Contrainteligencia le relató a los fiscales lo que ocurrió pocas horas después de la reunión que tuvieron en la plazoleta de calle San Pablo:
“El día siguiente, 11, el grupo operativo comenzó a trabajar (nombra a tres de los integrantes de su equipo) van a verificar en la mañana las cámaras del Ají Seco Místico en Mac Iver, porque se supone que este señor perdió la conciencia. Me dicen que les fue mal porque no estaba la persona que podía ayudarlos”.
En el restaurante no pudieron rescatar imágenes, porque los respaldos de las grabaciones de las cámaras de seguridad ya no existían. Los administradores del local indicaron al Ministerio Público que después de cierta cantidad de días esos respaldos se borran y las cintas se sobre escriben. Cuando llegaron allí los efectivos de la PDI, solo estaban disponibles las grabaciones a partir del 28 de septiembre.
Ese viernes 11 de octubre sí hallaron cámaras de seguridad callejera que les sirvieron para reconstruir, en parte, la ruta que siguieron Monsalve y la denunciante la noche del 22 de septiembre.
Para el levantamiento de esas imágenes, el equipo de Contrainteligencia le solicitó apoyo a personal de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE). El jefe de esa brigada declaró ante los fiscales. Allí dijo que ese día estaban investigando un secuestro ocurrido en el centro de Santiago, pero que dispusieron de dos miembros de su grupo para que colaborara con Contrainteligencia. Según él, nunca supieron lo que investigaban:
“El día lunes 14 de octubre le pregunté a (nombra a un funcionario de su brigada) qué hizo con (el jefe de Contrainteligencia). Le pregunté si sabía de qué se trataba, lo anterior dentro de la curiosidad. Nosotros pensábamos que podía ser una investigación interna (…) me dijo que habían ido al hotel y a intersecciones de calles específicas, pero no pudo dilucidar de qué se trataba. Eso me lo especificó súper claro, que levantó cámaras de seguridad y las entregó (…) que no hizo análisis de los registros”.
El viernes 11 de octubre, el detective de la BIPE que colaboró en la operación, según declaró, se encontraba investigando un secuestro ocurrido en el barrio Bellavista, caso que lo mantuvo ocupado hasta alrededor de las 19:00 horas. En ese momento, afirma, observó que el jefe de la Brigada de Contrainteligencia junto al subjefe de dicha unidad, ingresaron a la oficina de su jefe:
“Una vez terminada esa reunión y alrededor de las 19:15 hrs., el jefe de servicios (nombra a un subcomisario) me pide a mí ir a sala Prat de la Municipalidad de Santiago a buscar unos videos en el marco de la investigación por secuestro, y que estos tenían que ser de 3 intersecciones de calles del centro de Santiago, del día 22 de septiembre del año 2024”, declaró el detective involucrado. Sin embargo, el secuestro que investigaban en Bellavista había ocurrido ese mismo 11 de octubre, mucho después de la fecha que debían periciar:
“Me dice en todo caso que al parecer había algo que vinculaba los hechos, pero nada más (…) yo tampoco cuestiono la instrucción, ni pregunté más allá, a pesar de que entre las fechas del secuestro (11 de octubre) y las cámaras que se solicitaba recabar (22 de septiembre) habían más de 15 días, pues lo asumí como algo vinculado al área de contrainteligencia”, explicó ante los fiscales. “No supe sino solo hasta después de conocidos estos hechos, que estas diligencias estaban vinculadas a la investigación en contra de Manuel Monsalve”, reconoció.
El detective relató a los fiscales que la instrucción, en ese momento, fue recoger las imágenes registradas entre las 17 y las 21 horas, diligencia que se ejecutó esa misma noche. Sin embargo, al día siguiente, mientras se encontraba en su domicilio, recibió la orden de sumarse a un carro de la brigada de Contrainteligencia, ya que era “necesario ampliar las grabaciones recabadas el día anterior”. En ese segundo chequeo a las cámaras de la Municipalidad de Santiago se recabaron las imágenes entre las 21:00 horas del 22 de septiembre y las 3:00 am del día 23, en el mismo disco duro del día anterior. Según el detective, sus superiores jerárquicos “me agradecieron el apoyo, pues ellos por la naturaleza de sus funciones no tienen claro cómo proceder para levantar cámaras”.
Tras la parada en la Municipalidad de Santiago, el mismo detective, junto a otra integrante de la brigada de Contrainteligencia, fueron enviados al Hotel Panamericano a respaldar las imágenes que las cámaras captaron entre el mediodía del 22 de septiembre y la misma hora del día 23. La detective de Contrainteligencia explicó así lo que ocurrió:
“Al ingresar al hotel, nos identificamos como funcionarios de la PDI, exhibimos nuestras placas. Ahí se entrevistó (el detective) con el administrador del hotel. (…) le explicó si existía la posibilidad de poder respaldar las cámaras dentro del rango horario referido, debido a que se tenían unos blancos de interés”. Tanto ella como el policía que la acompañaba en la diligencia afirmaron no saber que el protagonista de los videos era el exsubsecretario Monsalve y que solo respaldaron las imágenes, sin mirarlas, en un disco duro que luego entregaron al jefe de Contrainteligencia.
Según la declaración ante los fiscales de Gabriel De La Fuente -exjefe de gabinete de Monsalve-, ese mismo viernes 11 Monsalve en La Moneda le habla de “un cabo que estaba suelto”, refiriéndose a su teléfono, ya que temía que este hubiera sido clonado. “Para poder verificar eso, llama nuevamente a la jefa de inteligencia, quien le dice que va a concurrir a La Moneda con un funcionario para ver el tema del teléfono, en ese intertanto nos quedamos hablando, le volví a reprochar el hecho de haberse juntado con una funcionaria y él nunca me dio una explicación o justificación por esto. Me sentía muy cansado y agobiado así que le dije que me iba a ir a mi casa, y cuando iba saliendo de la oficina venía llegando Cristina Vilches con un funcionario de la PDI y el subprefecto (lo nombra)”, relató De la Fuente ante los fiscales.
La entrega del sándwich
En paralelo, parte del equipo de Contrainteligencia intentaba verificar si la denunciante de Monsalve estaba en su departamento. Los policías declararon que el objetivo era verificar que ella se encontraba en buen estado. La dirección de la denunciante la entregó el jefe de gabinete de Monsalve a la entonces jefa de inteligencia de la PDI. El jefe de Contrainteligencia de la PDI lo contó así:
“Idearon una entrega de comida al departamento. En las diligencias averiguaron que en el edificio vivía una (nombra a la víctima), pero no era la que estaban buscando, por lo que tuvieron que hacer una segunda entrega”.
Eso fue así. La fiscalía logró corroborar que ese día un hombre llegó en dos ocasiones a un local de comida rápida “Donde Guido” a comprar sándwiches, los que pagó en efectivo. Esas compras quedaron registradas en las cámaras de seguridad del local. La primera compra se hizo entre las 13:34 y las 13:40 de ese viernes 11 de octubre. El segundo sándwich lo compraron entre las 15:02 y las 15:06 del mismo día.
El padre de la víctima declaró que estaba tomando un café junto a un amigo -a quien le contó lo que había ocurrido con Monsalve-, cuando su hija lo llamó alertándolo de que en su edificio había un pedido a su nombre, pero que ella no había solicitado comida. Entonces él volvió al edificio y recibió el sándwich de salmón con tomate y alcaparras que el equipo de Contrainteligencia de la PDI había dejado en la conserjería del edificio.
El reporte de Vilches
De acuerdo a la declaración del jefe de gabinete, durante la tarde del lunes 14 de octubre Monsalve recibió a Cristina Vilches, quien le dio cuenta de las acciones que habían concretado “respecto al encargo del día jueves. Estuve presente en esta reunión porque Monsalve me pidió estar presente. Ahí Cristina le dijo que no se preocupara, la principal preocupación era el estado de (la víctima) quien estaba bien, en su edificio”.
En esa reunión Vilches describió la operación que realizaron simulando una entrega de comida para chequear que la mujer estaba en su domicilio. “También dijo que habían realizado una ardua tarea para tratar de tener imágenes del restaurante, que no habían tenido acceso a ninguna de ellas porque estaban borradas, porque de manera automática se hacía así, no que hubiesen sido alteradas”, declara De la Fuente, quien sostiene que Vilches le mostró a Monsalve imágenes de la calle Teatinos y del hotel, respaldadas en su tablet, donde se ve a Monsalve “perfectamente normal. No se ve ebrio, tambaleándose, no, se ve normal”, sostuvo De la Fuente.
“Con estas imágenes empezamos a hacernos preguntas. ¿Cómo es que llegan en esa condición aparentemente normal? ¿Puede una persona drogada desplazarse así? Monsalve dice que hay drogas que actúan una cantidad de horas muy determinada y que el grave problema que tienen, cuestión que corrobora Cristina, es que no dejan huella o que la huella en la sangre se pierde muy rápido”, recordó De la Fuente ante los fiscales, quienes le preguntaron si Monsalve había hecho memoria al ver las cámaras.
“Lo que dice Monsalve es que no sabe si es un recuerdo o no, pero que durante todos estos días recuerda que él iba en un taxi pero él iba en el asiento de atrás, pero que no sabe si es un sueño o un recuerdo”.
Tras el reporte, la exprefecta Cristina Vilches “dice que van a seguir rastreando, buscando otras cámaras, porque es relevante saber cómo salieron del restaurante, cómo se subieron al taxi”.
Ese mismo lunes 14 de octubre, dos detectives de la brigada de Contrainteligencia fueron enviados al Hotel Panamericano a respaldar las imágenes de la cámara del hall de acceso captadas entre las 10:00 am del 21 de septiembre y las 19:00 horas del 24 del mismo mes.
Una de las detectives que participó en esas diligencias declaró ante los fiscales que recién el 17 de octubre supieron que Monsalve era el protagonista de los registros que habían estado recabando: “Yo me di cuenta al ver en la prensa, el día en que se dio a conocer. Ahí fui a conversar con el (jefe de Contrainteligencia) y él me dijo que tenía que quedarme tranquila, que todo lo que se había realizado se encontraba bajo el amparo de la Ley de Inteligencia, y que si hay que levantar el secreto la Jefatura era la encargada de realizar eso”.
La subdirectora de Inteligencia de la PDI, Consuelo Peña, declaró el 28 de octubre ante los fiscales y defendió el actuar de Cristina Vilches, argumentando que no fue algo irregular “pues debe investigarse cualquier atentado a la autoridad y eso fue lo que Monsalve dijo que ocurrió (…) la denuncia en su contra fue después”.
En la misma declaración, Peña afirmó que al menos hasta ese momento no se había generado una orden de sumario administrativo por estas diligencias, sino que solo existía uno respecto a la ausencia de los escoltas de Monsalve durante el día de los hechos. “Respecto de personal directo mío (…) no hay sumarios administrativos abiertos, pues no vemos motivos para abrirlos, hasta el momento”, sostuvo ante los fiscales.