Ministra bajo presión: los dilemas de Antonia Orellana tras el Caso Monsalve en La Moneda
Durante la crisis del Caso Monsalve, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, tuvo que asumir costos políticos por una situación que no se originó en su cartera ni en cuyo diseño participó. Sin embargo, su gestión generó críticas de igual manera. Cuando La Moneda denunció la supuesta difusión indebida de imágenes íntimas del Presidente Gabriel Boric, Orellana permaneció en silencio hasta el viernes, pero, aun así, tuvo que enfrentar costos políticos. Las críticas a su rol como ministra han sido transversales y podrían intensificarse. No obstante, desde su círculo aseguran que la agenda sigue activa.
Por Rodrigo Córdova 30 de Noviembre de 2024Compartir
Esta vez la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (Frente Amplio), sí estaba enterada.
El lunes, a diferencia de lo que ocurrió en el Caso Monsalve, sí conocía la denuncia en contra del Presidente Gabriel Boric por difusión de registros de imágenes privadas y una falta de acoso sexual. La noticia la difundió el propio equipo del Mandatario -en una estrategia visada por la secretaria de Estado- y generó mucho ruido en La Moneda y en todo el espectro político, que con el correr de las horas se fue apaciguando.
La ministra Orellana guardó silencio hasta el viernes -habló después que todo el comité político-, lo que le valió críticas y cuestionamientos de todos los sectores.
El hecho de no referirse al tema ha generó que la ministra fuera nuevamente el foco de una de las controversias que rodean a La Moneda.
Y es que Antonia Orellana ya había quedado en una posición compleja por el Caso Monsalve luego de que -bajo el argumento de que estaba en Suiza- no fuera incluida en el diseño de crisis y enterarse por la prensa.
Después de que estalló el escándalo la ministra incluso manifestó estar dispuesta a evaluar una eventual salida del gabinete si es que era necesario, ya que estaba frente a un dilema complejo: por un lado no fue parte de la toma de decisiones, por lo que pagar culpas podría ser injusto, y en segundo lugar, que la crisis dejó entrever su falta de incidencia justamente en una decisión en la que debió haber participado.
La conclusión que le transmitió a sus cercanos durante esos días es que el despliegue de La Moneda la dejaba demasiado expuesta. Quienes la interpelaban lo hacían bajo la premisa de que que si el Presidente había anunciado con bombos y platillos la incorporación de la ministra de la Mujer al comité político y que tendría una oficina en el palacio presidencial al inicio de su gestión, ¿por qué no participó en la discusión de cómo enfrentar una denuncia por violación a una de las principales autoridades del Estado?
Además, Antonia Orellana junto a sus pares del Frente Amplio han sido muy críticas con el despliegue y las decisiones de La Moneda en las que también participó la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD). Han transmitido que evidentemente Monsalve debió salir antes. Un tema que ha conversado en las últimas semanas con la ministra de Desarrollo Social, Javiera Toro; la subsecretaria de Desarrollo Regional, Francisca Perales; y también la presidenta del Frente Amplio, Constanza Martínez.
Luego de que estallara el escándalo, la secretaria de Estado le planteó internamente al Presidente que había que tomarle el peso al asunto con responsabilidad y tomar decisiones. Boric, ante sus ministros, la respaldó y la alentó a mantenerse en el cargo. También en los últimos días el Mandatario ha hecho la autocrítica que debió haberle contado a Orellana y también a la vocera, Camila Vallejo (PC).
“Tomaron la decisión entre hombres e intentaron culpar a las ministras Tohá y Orellana”, escribió una autoridad de la primera línea del gobierno en un chat inmediatamente después de que The Clinic diera a conocer que el jefe de asesores, Miguel Crispi (FA), y el jefe de gabinete, Carlos Durán (FA), se habían enterado antes que Antonia Orellana de la denuncia. Es más, la noticia gatilló críticas internas dentro del partido por no haberle transmitido la información.
Este fin de semana hay comité central del Frente Amplio y militantes esperan plantear la crítica a las decisiones que tomaron los asesores de Boric.
La relación con Tohá
El 10 de octubre la Cámara de Diputados rechazó la acusación constitucional en contra de la ministra del Interior, Carolina Tohá. Tras ello, en medio de las celebraciones oficialistas, la jefa de gabinete tomó la palabra frente a su equipo y le agradeció en privado el apoyo en la defensa de la AC a la ministra Orellana y a la subsecretaria Perales.
El gestó llamó la atención entre los presentes, porque no había ocurrido antes. Incluso, cuando la ministra Antonia Orellana asistió, a contrapelo de lo que ella creía, a la Cámara para la votación de la Ley Naín Retamal -muy resistida por el Frente Amplio y el PC-, Tohá no le dedicó un agradecimiento como este.
Eso sí, tras el acercamiento de octubre, cuando parecía que la ministra volvía a respirar y la relación entre ambas a consolidarse, vino el Caso Monsalve y con ello el vínculo se volvió a enfriar. El motivo era evidente: Tohá participó en el diseño y Orellana no.
Desde ahí, las pocas veces que la ministra de la Mujer acude a La Moneda almuerza con la subsecretaria Perales. Y en el comité político ampliado con los partidos no ha participado con regularidad.
Además, luego de las críticas por sus primeras apariciones públicas en el Caso Monsalve, en La Moneda ordenaron que fueran Tohá, Vallejo y el subsecretario del Interior, Luis Cordero, quienes se refirieran públicamente al tema.
Por ello, ha establecido un diálogo más coordinado y constante con la ministra Vallejo. Desde sus equipos confirman que establecen reuniones o llamados telefónicos para discutir los temas contingentes y los posibles abordajes.
Fuera de los diseños
El complejo momento que vive hoy Orellana tuvo que ver con una tensión inicial al no haber sido informada del Caso Monsalve de forma oportuna.
Según declaró la ministra, se enteró del caso al aterrizar de su viaje a Ginebra, Suiza, tras rendir un examen del CEDAW (Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer).
Fue en ese momento cuando recibió una “comunicación informal”, dijo la ministra, proporcionada por distintos servicios gubernamentales de atención a víctimas. Inmediatamente, Orellana se dirigió a La Moneda para confirmar formalmente la denuncia.
Mientras esto ocurría, la ministra Tohá se encontraba en el ex Congreso Nacional presentando, junto a Monsalve, el proyecto de ley de Presupuestos. Fue durante esa sesión cuando el diario La Segunda hizo público el caso.
El hecho de haberse enterado casi al mismo tiempo que la prensa y, además, no haber sido contemplada en el diseño de la crisis, que se relacionaba directamente con su cartera, generó molestia en la ministra, quien transparentó su descontento al Segundo Piso.
Sus descargos se hicieron públicos, aunque fueron más moderados ante las cámaras. “Evidentemente me habría gustado enterarme antes”, declaró en una entrevista con Mega.
Cuando apareció el Caso Monsalve la ministra Orellana apareció a horas de haberse enterado de la noticia a dar una vocería. En esa oportunidad dijo que “el apoyo al combate contra la violencia sexual como un pilar fundamental de nuestro trabajado”.
Renglón seguido la ministra enlistó los logros del Gobierno en dicha materias de protección a la mujer, como la incorporación de las agresiones sexuales al sistema de salud GES y la Ley Antonia, que amplió el plazo de prescripción de los delitos sexuales en contra de mayores de edad y que estableció una batería de garantías procesales para las víctimas.
La crítica, tanto en el oficialismo y en la oposición, fue inmediata. Parlamentarios acusaron que Orellana, en esa vocería, se centró en las políticas impulsadas por el Ejecutivo y se evitó enfocar el problema directamente en Monsalve. Para los congresistas faltó una condena explícita por parte de la ministra a los hechos imputados al otrora subsecretario.
La otra polémica que protagonizó fue en una entrevista con el programa Mucho Gusto al referirse a la denuncia del exsubsecretario. “Yo creo que ahí hay tres elementos que son relevantes. Uno, que no estamos hablando de un portero de un servicio público”, comenzó exponiendo la ministra.
En ese momento, el conductor del programa la interrumpe: “¿O sea, se le cree más a la víctima cuando el atacante es un portero que cuando es un ministro?”.
La ministra retrucó: “Perdón, pero eso no es algo que yo he dicho. Se está poniendo algo que yo no dije en mi boca. Está bien. podemos discrepar. Pero otra cosa es malinterpretar”.
Finalmente lo que circuló con más fuerza en los medios, y en las redes, fue su primera intervención y tuvo que salir a explicarse.
“Evidentemente, mi analogía no fue la mejor el otro día”, dijo y explicó nuevamente lo que había dicho: “Es más grave que sea el acusado quien ocupaba el cargo de subsecretario del Interior, ¿Por qué es más grave? Porque no solamente el presidente le había entregado la confianza de la seguridad en el país. Y la seguridad también es la seguridad de intramuros, también es la indemnidad sexual”.
Con esas declaraciones a cuestas, la ministra Antonia Orellana fue citada a una sesión especial de la Cámara de Diputados junto a la ministra Tohá para explicar el Caso Monsalve, realizada el 29 de octubre. Más que explicar, la ministra logró tensar el ambiente en plena discusión de Ley de Presupuestos.
“Se nos acusa de doble estándar, cuando los hechos de la gestión del ministerio muestran todo lo contrario. Sí podríamos hablar del estándar de quienes, teniendo a un compañero de trabajo imputado por abuso sexual infantil reiterado (Francisco Pulgar, independiente y exmiembro de la bancada del PDG), no han dicho una palabra… No se dijo nada, tampoco en esta sala, que me acusa de tener doble estándar, cuando un diputado (Enrique Lee, independiente de la bancada social cristiana), vulnerando el secreto de sumario, se defendió de una acusación de acoso sexual también entregando la identidad de la denunciante”.
Esos dichos generaron reacciones transversales tanto en el oficialismo y en la oposición. De hecho, en la reunión de comité de la Cámara del lunes, se acordó enviar una carta al Gobierno para solicitar las disculpas públicas de la ministra y, según advierten desde la corporación, la mesa directiva ha estado trabajando para aminorar el tono de la misiva, pues los dichos de Orellana generaron molestia.
Miembros oficialistas de la Cámara advierten que Orellana fue errática en esa oportunidad, pero también creen que ha sido conflictiva, que no ayuda a apaciguar los ánimos y genera conflictos con la oposición.
Sin embargo, hay otros que ven un aprovechamiento político por parte de la derecha y terminan enfocando el problema en una mujer donde el responsable es sólo un individuo y, además, es hombre.
Pero las críticas se volvieron a intensificar tras la denuncia contra el Presidente.
En silencio hasta el viernes
El silencio de Orellana en cuanto a la denuncia en contra del Presidente Gabriel Boric le ha traído nuevos costos políticos. De hecho, la oposición hoy en día baraja la posibilidad de invitar a la ministra a la Comisión de Mujer y Equidad de Género para que declare sobre estos casos e, incluso, hay quienes hablan de una posible interpelación.
Tras la denuncia en contra del Presidente, mantuvo el silencio hasta el viernes. Desde La Moneda afirman que esa vocería no le correspondía, pues la ha llevado adelante el abogado particular del Presidente. La misma idea la repitió una vez le consultaron sobre las recomendaciones que le habría hecho al Presidente una vez enterada del caso.
La ministra asistió el viernes a una actividad en el gimnasio municipal de Pudahuel junto a otros ministros para anunciar el Aguinaldo de Navidad 2024 para pensionados y pensionadas. Ahí, la ministra tuvo que responder las preguntas de los periodistas.
En primer lugar se le consultó sobre cómo estas denuncias opacaban el sello feminista que el Gobierno pretende instalar. Orellana dijo que este sello se plasma a través de políticas públicas, como por ejemplo en la reforma de pensiones que considera pensiones para mujeres cuidadoras.
También se plasma cuando el Ejecutivo busca “mejorar la vida de las mujeres y eso también se ve en que por ejemplo, en esta navidad, más de 100 mil familias lideradas en un 97% por mujeres, van a tener mejores condiciones porque obtuvieron pagos por pensiones de alimentos que en algunos casos llevaban hasta 30 años impagos, gracias a nuestra ley de pago efectivo”.
Respecto al caso en particular de la denuncia, sin embargo, se mantuvo al margen. “Creo que la ministra Jara (que habló antes) ha sido clara, también se ha referido la ministra Vallejo, el subsecretario Cordero”, dijo sin entregar detalles. “El gobierno es uno”, indicó.
La prensa insistió y le preguntó si acaso también creía, como otros ministros del comité político, que la denuncia en contra del Presidente era infundada. Antes de responder, dijo en dos oportunidades “habló la vocera de Gobierno”.
Sin embargo, cuando se le dice que, entonces, no hay respaldo para la denunciante, Orellana responde: “Como en cada caso, siempre, nuestra tarea está en chequear que se hayan ofrecido las tareas de asistencia. En este caso, por parte de la unidad de atención a víctimas del Ministerio Público. Eso lo hicimos”.
Respecto las denuncias de Monsalve y el Jefe de Estado, dijo que “no son casos iguales. No podemos comparar una denuncia por uno de los delitos más graves del código penal como lo es la violación a un acoso sistemático contra el Presidente que hoy tiene un nuevo episodio después de 10 años”.
Luego, cerró advirtiendo nuevamente quién tiene la vocería del caso: “Quien responde las preguntas es el abogado del Presidente y creo que ha sido bastante larga su respuesta”.
“Las conversaciones con el Presidente son privadas, aquí las decisiones, tal como ha mencionado la ministra vocera de gobierno, se han hecho tomando en cuanta la asesoría jurídica de la cual ha dado una extensa cuenta el abogado Jonatan Valenzuela”, dijo.
Voces al interior de La Moneda y cercanas a la ministra, afirman que si bien estuvo en segunda línea mediática, justo esta semana hubo hitos importantes en su cartera, como por ejemplo la instalación de la política de Chile Cuida.
Además, comentan que semanas antes estuvo muy cerca de las elecciones municipales y respaldando el apuntalamiento de la hoy alcaldesa electa de Valparaíso, Camila Nieto.
“Ha estado ausente” y “pérdida de confianza”: Las críticas de los parlamentarios
Desde el circulo cercano de la ministra entregan otros factores que también explican su retiro de la primera línea.
Por un lado mencionan que, tras el despliegue del Caso Monsalve, dirigentes de diferentes organizaciones feministas le recomendaron no tomar la vocería, pues le sugieren no exponerse tanto.
Por otro, y desde las decisiones menos calculadas, aseguran que el fallecimiento de la diputada Mercedes Bulnes, días antes de que se diera a conocer la denuncia contra el Jefe de Estado, afectó profundamente a la ministra, lo que también hizo que tomara más reserva.
Con todo, parlamentarios oficialistas comentan que el silencio de Antonia Orellana sí les ha complicado. Por ejemplo, luego de que el senador socialista José Miguel Insulza declaró a Radio Infinita que “el tema del acoso está de moda”, se esperaba una condena a esos dichos por parte de Orellana, cosa que no llegó.
El tema escaló y en la Comisión de Mujer de la Cámara las parlamentarias oficialistas admitieron haber tenido que defender con fuerza el silencio de Orellana luego de que la oposición propusiera levantar un oficio para exigirle que se refiriera a los dichos del senador.
Desde el oficialismo entienden que la estrategia de la oposición busca enfrentar a las dos izquierdas: el Socialismo Democrático contra el Frente Amplio. Pero, de todas maneras, acusan las complejidades de mantener ese silencio que también ha generado tensiones internas en el bloque gobernante.
“Ha traído costos no hablar sobre el tema”, señaló una parlamentaria de la bancada del Frente Amplio.
Por su parte, el diputado independiente de la bancada del PPD, Jaime Araya, calificó como “contradictorio” el rol de la ministra tanto en el caso Monsalve, como en la reciente denuncia contra el Presidente. Según Araya, Antonia Orellana “estaba muy ofuscada por su escaso protagonismo en el caso Monsalve, pero ahora, frente a la denuncia contra el Presidente, está completamente desaparecida”.
En relación con su silencio actual, agregó: “Sería muy importante que aparezca y recupere la voz. Es una situación muy compleja, y el Primer Mandatario está muy expuesto”.
El diputado socialista Leonardo Soto también expresó su evaluación crítica: “La ministra de la Mujer era el símbolo de un gobierno que se declaraba el primer gobierno feminista, que promovió la contratación y formación de encargadas de género en todo el Estado, y que impulsó un proyecto contra la violencia de género. Sin embargo, ha estado ausente en los dos casos de violencia hacia la mujer con mayor visibilidad pública en décadas”.
Soto ilustró su crítica con una analogía futbolística: “Es como un jugador que se prepara toda su vida para jugar por la selección chilena en un Mundial y, cuando llega el momento de debutar, se queda en la banca sin entrar a la cancha”. El socialista concluyó: “Inexplicable”.
Ese bajo perfil, añadió Soto, “le causa daño al gobierno y, sobre todo, a la causa feminista”. Según su perspectiva, “las vacilaciones iniciales en el caso Monsalve y la falta de directrices claras frente a la denuncia contra el Presidente evidencian inconsistencias que la derecha ha utilizado hábilmente para argumentar que el gobierno tendría una política feminista con doble estándar, que no se aplica cuando la violencia de género proviene de autoridades de nuestro sector político”.
Desde la oposición también apuntan a que su silencio ha generado más gravedad en las crisis de La Moneda. La diputada opositora e independiente Paula Labra cree que “la gran consecuencia política de las crisis que enfrenta La Moneda es la pérdida de confianza en la figura de la ministra de la Mujer que, sin duda, ha dañado la credibilidad del ministerio como institución”.
Además, ha visto que su “débil manejo” ha dejado en evidencia que se ha visto deslegitimado su “peso político y discurso feminista inclusive dentro del sector oficialista”, afirma la parlamentaria. Otra señal clara de la disminución de su peso, advierte, es que el Presidente Boric “no la ha convocado a tomar un rol activo en el manejo de esta crisis”.
La diputada republicana Chiara Barchiesi esgrime la tesis de que el Gobierno urdió “un pacto de silencio” para revelar la denuncia en contra el Jefe de Estado luego de las elecciones. En ese contexto, acusa que “la ministra, al ser la ministra de la Mujer, es la que tiene el deber de transparentar este tipo de casos y la verdad es que, como vimos en la denuncia contra el Presidente Boric, ella también ha guardado silencio”.
Ahora bien, personeros cercanos a la ministra, explican desde La Moneda, que el rol del Ministerio de la Mujer ante las denuncias tiene un protocolo establecido que siempre está mediado por fiscalía. Aseguran que el ministerio hizo todas las gestiones correspondientes, sin embargo, estas no se hacen de manera pública.
La relación con el Frente Amplio
Orellana además a debido lidiar con críticas al interior del Frente Amplio por las últimas decisiones de La Moneda. Por ejemplo, luego de que el Presidente removiera a las subsecretarias Noela Salas (Culturas) y Carolina Gainza (Ciencias), en los chats de las altas esferas del Frente Amplio comenzaron a llegar los alegatos de distintos actores.
Uno de ellos, y de los más molestos, fue el exconvencional y actual director de la División de Organizaciones Sociales (DOS), de la Segegob, Ignacio Achurra.
Orellana cada vez que la agenda lo permite, se junta a almorzar una vez a la semana con la presidenta de su partido, Constanza Martínez, o con el secretario general, Andrés Couble, para dialogar sobre la agenda del Frente Amplio.
Hace un ejercicio similar con la diputada Lorena Fríes, jefa de la bancada del partido, para ordenar a los parlamentarios y alinearlos respecto a ciertas materias. Una dinámica que ha tenido buenos resultados, dicen fuentes cercanas a la ministra.
“La ministra ha cumplido un rol relevante con foco en lo importante, el funcionamiento del Ministerio y la activación de todos los dispositivos de protección y acompañamiento a las denunciantes“, dice Couble.
Según el secretario general del Frente Amplio “si hoy hemos avanzado hacia una sociedad donde más mujeres se atreven a denunciar y confían en la institucionalidad es en gran parte por el empuje del movimiento feminista y también por los avances culturales e institucionales que se han logrado“.
En esa agenda, Couble destaca que Antonia Orellana ha sido “fundamental”, pues a través de sus vocerías “con un foco pedagógico, informan sobre cómo la institucionalidad acompaña a las mujeres que son víctimas de violencia sexual”.
Entre todo eso, la ministra ha tenido, también, que frenar críticas internas y cuestionamientos desde organizaciones feministas que le critican al gobierno, por ejemplo, no haber avanzado en el indulto a Katty Hurtado, condenada por parricidio en una situación de violencia de género.