
Tiempo Libre
19 de Febrero de 2025Mon Laferte se defiende por reclamos de artistas visuales: “Si esto se trata de meritocracia, entonces yo me lo merezco todo”
En un emotivo video de más de cuatro minutos publicado en Instagram, Mon Laferte se defendió de las críticas recibidas en los últimos días. La artista narra su vida desde sus inicios, marcado por abusos y dos intentos de suicidios, y asegura que “yo no ando queriendo ocupar el espacio de nadie”.
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Mon Laferte acudió este miércoles a su cuenta de Instagram para defenderse por la polémica en torno al creciente espacio que se le está dando en las galerías, el cual según denuncian centenares de artistas visuales es otorgado en desmedro de figuras del propio rubro.
Esta preferencia, acusan, se debe mayormente a la prominencia de la cantante como figura pública, debido a la cual centros culturales han preferido darle espacios protagónicos incumpliendo acuerdos previos con los artistas visuales de carrera.
“¿Cómo se gana una el derecho de llamarse artista? ¿Naces, te haces, lo compras?”, comienza cuestionando Mon Laferte en su publicación, un video en el que recita estas palabras mientras se alternan pinturas de su autoría. “Yo no fui a la universidad y no tengo título de artista ni de catedrática ni de nah, pero la necesidad te enseña a ser mas creativa, arreglártelas y a no pedir permiso. ¿Se imaginan hubiera pedido permiso? Yo estaría muerta”.
Así, procede a relatar su vida, contando que “fui violada a los 7 años, a los 11 empecé a tomar, fumar cigarro y consumir marihuana, probé la pasta base a los 13, estudié en la D-320, almorzaba en la escuela y solo llegué a octavo básico. Empecé a trabajar a los 13 años y desde esa edad hasta los 18 fui abusada por un tipo 20 años mayor que yo, quien me vendía como mi manager; él se quedaba con la mitad de la plata. Durante ese tiempo canté en la calle, en bares, en las micros, en circos”.
“A los 17 vivía sola con mi abuela, me tocó cuidarla después de un derrame cerebral que la dejó postrada, yo en las noches salía a cantar y con eso compraba pañales pa ella y a veces uno que otro vestido de la ropa usada pa cantar, aprendí a hacer maravillas cosiendo a mano”, abunda. “A los 18 encontré una oportunidad en la tele, eso para mí fue la salvación de mi vida, ganaba 30 lukas a la semana, después empecé a tener pitutos y con eso ayudaba a mi familia. Durante los 5 años que estuve en la tele fui acosada por un productor musical, me besaron a la fuerza varias veces y me trataron de puta sin talento, me la creí y aguanté por necesidad, pero finalmente tuve el valor y me fui”.
Tras ello, “con 23 años y 4 palos que había juntado me fui a México, sin pitutos, sola con ganas de salir adelante. Cuando llegué a México me tocaron los años más difíciles del crimen organizado, salí escapando un par de veces de algún antro en Veracruz, canté covers en bares durante 8 años. Ganaba 300 lukas al mes. Con eso a veces le podía mandar plata a mi familia en Chile”.
“Una intrusa”
Tras ello, abordó su carrera artística, exponiendo que “tengo 8 discos publicados, mas de mil obras como artista plástica, pero hasta el día de hoy me siento como una intrusa. Es verdad que hoy tengo un lugar privilegiado, me volví una burguesa, una nueva rica y sé que no pertenezco y nunca voy a pertenecer porque yo siempre voy a ser una flaite y ahora una flaite famosa“.
“Entonces pienso, yo jamás podría haberme formado en ese cola imaginaria porque antes de mí estaban los académicos, los que sí saben pintar ¿y saben? yo les encuentro razón de todo lo que dicen de mí, yo a veces dudo y dudo de todo lo que hago, a veces pienso que todo mi arte es una mierda, y no solo dudo como artista, dudo de mí también como mamá, dudo de todo porque siempre me dijeron que no valía y yo me la creí”, expresa la compositora. “Pero avanzo igual, porque lo único que sé hacer es trabajar y amar, amar el arte como lo único que me ha salvado la vida. Y ese miedo que me dice que no soy suficiente, ese casi siempre viene empujado por el ego, y ese a mí no me la va ganar”.
“Yo no tengo nada que perder, todo para mí ha sido ganancia porque yo le gané a la vida”, recalcó así Mon Laferte.
Asimismo, manifestó que “quiero que sepan que con humildad comparto mi arte, lo hago con el respeto que merece mi oficio. No soy mejor que nadie, el arte es subjetivo dicen, pero todo lo que yo hago me sale de los ovarios, de lo más primitivo. Yo soy un animal, una tora, una yegua como Lemebel. Siéntate en el piano, destruye la métrica, grita en vez de cantar, decía la Violeta”.
“Yo no ando queriendo ocupar el espacio de nadie, pero tampoco voy a andar disculpándome por ocupar el mío”, finaliza. “Aquí tienen mi historia y ¿saben qué? si esto se trata de meritocracia, entonces yo me lo merezco todo”.