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21 de Abril de 2025

La bochornosa visita a Chile del papa Francisco: escándalo por abusos, una amenaza de bomba y una disculpa tardía

El foco de la controversia fue la defensa inicial del papa Francisco al obispo Juan Barros, acusado de encubrir abusos cometidos por Fernando Karadima. El hecho manchó la visita del Pontífice a Chile, en enero del 2018, y derivó posteriormente en una investigación canónica en nuestro país.

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El papa Francisco falleció la mañana de este lunes, a los 88 años, tras doce años como la máxima autoridad de la Iglesia Católica. El argentino fue elegido por el cónclave el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el primer pontífice latinoamericano de la historia, luego de la renuncia de Benedicto XVI.

El papa Francisco estuvo en Chile entre el 15 y 18 de enero de 2018, siendo esta la primera visita de un pontífice en treinta años -desde la cita de Juan Pablo II en 1987-, y fue en esas fechas que ocurrió un polémico hecho que marcó la estadía de Jorge Mario Bergoglio en nuestro país.

El Pontífice estuvo en Santiago, Iquique y La Araucanía, donde realizó misas y participó en numerosas actividades que congregaron a miles de fieles de todo el país. En la ocasión, también se reunió con la entonces Presidenta Michelle Bachelet, quien lo recibió en el Palacio de La Moneda, donde tuvo encuentros con autoridades y miembros de la sociedad civil.

Su recorrido, no obstante, sigue siendo recordado por las tensiones y polémicas derivadas de los diversos casos de abuso sexual que se habían producido al interior de la Iglesia Católica chilena, como aquellos relacionados con el caso Karadima y la acusaciones de encubrimiento del entonces obispo de Osorno, Juan Barros.

El foco de la controversia fue la defensa inicial del papa al obispo Juan Barros. “Es calumnia. El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar“, declaró Francisco a la prensa en una de sus intervenciones más criticadas, que provocó indignación entre las víctimas y organizaciones de derechos humanos.

Sus palabras fueron vistas como una negación del sufrimiento de quienes han denunciado abusos por años y generaron una ola de repudio tanto en Chile como a nivel internacional.

Ante la presión mediática y social, el Pontífice rectificó días después y envió a emisarios a investigar las denuncias. Luego, en mayo de 2018, en un hecho sin precedentes, todos los obispos chilenos presentaron su renuncia tras una reunión con Francisco en el Vaticano. Posteriormente, la autoridad eclesiástica aceptó la dimisión de varios de ellos, incluido Barros.

Durante este viaje, el papa además se encontró con un país muy distinto al que recibió a Juan Pablo II más de treinta años antes. Las imágenes mostraban amplios espacios vacíos durante las misas y ceremonias realizadas por Francisco, especialmente en Temuco, Maipú e Iquique.

Es más, en esta última locación algunos esperaban hasta 1 millón de asistentes, sin embargo, a la plata Lobito llegaron finalmente menos de 100.000 personas, y en el camino desde el aeropuerto, escasos fieles saludaron a la máxima autoridad de la Iglesia Católica.

Medios internacionales también difundieron en esas fechas que el papa Francisco fue recibido en Chile de una manera muy distinta a la que estaba habituado, con sucesivas manifestaciones, ataques a iglesias, amenazas explícitas al sacerdote y escasa presencia de público. Algunos llegaron a calificarla como la peor gira de su pontificado.

Una amenaza de bomba

Tan solo días antes de su llegada al país, el ambiente en Chile era de alta tensión. Al menos tres iglesias fueron atacadas en los días previos, incluso con ataques incendiarios.

En uno de esos atentados, desconocidos dejaron panfletos con mensajes de odio hacia el papa Francisco. En uno de ellos, se leía: “papa Francisco, las próximas bombas serán en tu sotana”.

Esta amenaza fue dejada en la parroquia Santa Isabel de Hungría, en Estación Central, tras un ataque que dejó daños en puertas y ventanales.

Por esos mismos días, otro ataque incendiario afectó a una iglesia de Recoleta, donde un artefacto explosivo dañó instalaciones de la parroquia Cristo Vencedor.

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